𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟮𝟮
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, JungKook salió en compañía de SungHoon. Estaba preocupado por lo que había ocurrido con Youjin y YuGyeom. Afortunadamente, la herida no fue grave, pero debía mantenerse en observación algunos días en el hospital hasta que le dieran el alta, lo cual conllevaba a que la Idol estuviera sin tanta protección.
—¿Usted es consciente de lo grave que es esto?
Ingresaron a la sala de reuniones, allí se encontraban los padres de Youjin, su manager y parte de los ejecutivos. El CEO se sorprendió de ver al pelinegro allí, se suponía que él estaría lejos por unos días hasta que toda la controversia de su presencia ante los medios se esfumara. Sin embargo, las palabras del señor Kim le dieron el contexto necesario para entender.
—Quiero que vuelvan a colocar a JungKook como guardaespaldas de mi hija —sentenció.
Todos los ojos se encontraron en el susodicho, haciéndole sentir inquieto ante tanta atención.
—El señor Jeon fue destituido de sus actividades.
—No me importa —e indicó con la mano hacia una dirección cualquiera— Ese chico está en el hospital porque salvó a mi hija de ser apuñalada por un hombre que desconocemos.
Habían logrado atrapar al agresor y estaba bajo custodia policial, averiguando antecedentes y tomando declaraciones. No fue ninguna sorpresa que aquel incidente se haya filtrado a la prensa y ahora muchos especulaban sobre lo que había sucedido, colocando a los fanáticos enloquecidos por alguna respuesta por parte de la artista o la propia empresa que se había llamado a silencio hasta nuevo aviso.
—Cálmese, señor Kim —Sihyuk intentaba mantener la calma— haremos todo lo posible para proteger a Youjin —eso no convencía— la seguridad de nuestros artistas es lo más importante.
—Entonces hagan lo que mi esposo les pide, confío en JungKook —secundó Heeji.
—Si el señor Jeon está de acuerdo, no tenemos problema en hablar su entrada —opinó uno de los ejecutivos.
—Estoy al servicio de la agencia y de la señorita Kim —respondió JungKook.
—Bien, entonces sigamos adelante.
Luego de debatir y que al fin tomarán en cuenta la opinión de los padres de la Idol, quedó en escrito que JungKook quedaría como guardaespaldas principal de Bloom Cherry junto a SungHoon y un hombre más de respaldo. Los pasillos parecían cuchichear lo acontecido, para nadie parecía una sorpresa un ataque hacia la cantante. JungKook intentó hacer oídos sordos mientras buscaba a Youjin, necesitaba verla, saber que se encontraba bien.
—Kira, ¿dónde está Youjin?
Lo observó, percibiendo la preocupación en su voz y en su postura. Ella también estuvo a punto de sufrir un ataque de nervios por toda la situación, sin embargo, se mantuvo fuerte por la chica acompañándola hasta que regresaron a la agencia.
—En la sala de descanso —dijo en un suspiro.
—Gracias.
Apenas hizo unos cuantos metros, entró en silencio, intentando hacer el menor ruido posible, vió a la chica acostada a lo largo del sillón cubierta con una manta hasta la cintura. Se acercó a ella despacio acuclillándose para tener mejor vista de su rostro. A pesar de tener los ojos cerrados se notaban algo hinchados con señales de maquillaje corrido, sus mejillas se notaban pegajosas seguramente por las lágrimas. Chasqueó la lengua, molesto por la situación, preocupado que algo así de grave haya ocurrido.
Con sus dedos peinó delicadamente el flequillo, acarició suave la piel de su mejilla, inclinándose después sobre ella para besar sus labios. Youjin lentamente abrió los ojos encontrando la sonrisa ladeada, por las pastillas calmantes que le habían suministrado era un tanto difícil que pudiera hacer movimientos bruscos o reaccionar exageradamente, lo cual no impidió que sintiera alivio de verlo a su lado, de ver a la única persona con la cual se sentía segura. Cómo en casa.
JungKook siseó al verla con sus ojos cristalinos a punto de llorar.
—Él me salvó, se atravesó para salvarme —susurró apenas.
—YuGyeom está bien, está fuera de peligro y en unos días le darán el alta, no hay de que preocuparse.
Youjin enterró su rostro en la almohada soltándose a llorar. Se arrastró con las poquitas fuerzas que su cuerpo le permitía fuera del sillón para terminar en brazos del JungKook, este la abrazó fuertemente, conteniéndola como si de una bebé se tratase, acariciando su espalda y besando su rostro mientras secaba sus lágrimas. La levantó en sus brazos con facilidad para tomar asiento en el sillón donde antes ella estaba reposando, asegurándose de mantenerla segura entre su cuerpo.
—Te tengo una buena noticia —susurró, sujetando la barbilla de Youjin para que lo mire— volveré a ser tu guardaespaldas.
Los ojos de Youjin volvieron a despedir lágrimas, sollozó, escondiendo el rostro en el cuello del pelinegro recibiendo de este caricias a su espalda.
—No lo dije para que te pusieras así, pensé que te alegraría.
—L-lo hago, solo me da miedo que te hagan daño.
—Nadie lo hará —la abrazó más fuerte— todo estará más que bien, lo prometo, cariño.
—No prometas —elevó su rostro, mirando de forma seria al chico— no me gusta cuando hacen eso, al final terminan por no cumplir.
JungKook suspiró, asintiendo para darle a entender que entendió su punto.
—Todo estará bien, Youjin-ah, no te preocupes —acarició su mejilla con el dorso de sus dedos y se inclinó para besar sus labios siendo correspondido.
Se sentía bien besarla, era extraño la maraña de sensaciones que revoloteaba en su estómago o algunos pensamientos intrusivos recordándole que apenas empezaba una relación con alguien más. Él siempre pensó que Sakura sería LA mujer, por lo que jamás tuvo la necesidad de voltear a ver a otras, pero con Youjin, era diferente, ella lo hacía sentir cómodo, para dejarse llevar por sus impulsos como en ese momento en que el beso pasó a ser más demandante.
Solo que el buen oído de la cantante los obligó a separarse al escuchar voces y pasos acercarse, cosa que a JungKook le pareció extraño hasta que vio entrar a Kira y la señora Kim por la puerta, entonces tomaron la suficiente distancia como para no crear malos entendidos. Youjin recibió a su madre, fundiéndose en un abrazo más que maternal y seguro, mientras JungKook a un lado se quedaba en silencio junto a Kira, debía acostumbrarse a esto de esconderse si quería estar con la cantante. Debía acostumbrarse a muchas cosas que no le gustaban.
—¿Cómo te sientes, cielo? —preguntó, acariciando el rostro de su hija— nos asustaste.
—Estoy bien omma —miró al guardaespaldas un poco más alejado— ahora estoy mejor.
La puerta volvió abrirse, está vez Bang Sihyuk en compañía de HoSeok entraron.
—Youjin, ¿cómo te sientes? —la chica asintió con una sonrisa sosa— hemos decidido que te tomes el resto del día para que descanses, mañana puedes reintegrarte a tus actividades si deseas.
—No, prefiero seguir lo que tenía para hoy en la agenda —aquello dejó sorprendido a su madre y el guardaespaldas.
—¿Estas segura? —preguntó la mujer, apretando la mano de su hija y está con una leve sonrisa le contestó.
—Si, no te preocupes.
—Bien, entonces tomate el tiempo para arreglarte.
—Gracias sunbae.
—Ah, recuerda hoy tienes sesión con tu terapeuta —comentó HoSeok, recibiendo una mirada de hastío por parte de la cantante— es bueno que asistas después de esto.
—Bien, gracias.
Salieron en silencio uno por uno, Youjin quedando con su madre.
—¿Realmente estás segura de quedarte?
—Si, omma, no te preocupes, estaré bien —se abrazaron y ella con duda le preguntó— ¿appa?
—Terminando de hablar con tu hermano, Jin se enteró a través de las grabaciones lo que pasó, la prensa no para de decir tonterías.
—Ustedes sabían que esto era parte de mi carrera.
—Lo sé, aún es difícil acostumbrarse.
—Ya, no te preocupes, estoy bien ahora.
—No dudó que con JungKook a tu lado lo estarás —Youjin miró a su madre, está sonrió pícara guiñándole un ojo, causando en su hija un ligero sonrojo.
Se había cambiado a un atuendo más urbano, tuvo que maquillarse un poco más para disimular sus ojeras e hinchazón. Fingió una sonrisa cuando debió grabar el challenge de su canción con algunos idols de la compañía, se le complicaba cuando alguno de estos le preguntaban por su estado y ella, de la mejor manera posible, les contestaba con un “Bien, todo está bien ahora” sin saber que por dentro su ansiedad subía de nivel a cada minuto. Quería que el día terminara de una vez, para por lo menos tener la excusa de dormir.
La agencia había sacado un comunicado comentando sobre lo acontecido, sobre las acciones que realizó la policía en cuanto al atentado de la cantante y que se habían tomado acciones necesarias para la protección del artista y de todos los artistas de la agencia. Pidiendo también el apoyo y la amabilidad de los fans.
Se mantuvo en silencio cuando subió a la camioneta, con una gorra cubriendo su cabeza y un cubrebocas, miraba distraída por la ventana viajando hacia el edificio donde tendría su terapia. Sus energías eran tan bajas que sus ojos se cerraban sin problemas. Sintió la calidez de una mano envolver la suya, las caricias a sus nudillos y supo que estaría a salvó mientras estuviera a lado de JungKook, quien se mantenía bastante pendiente sin importarle la mirada curiosa de Kira sobre ellos.
Youjin tampoco tenía energías para negarse a ser acompañada por tres personas, solo quería acelerar el trámite, así que solo se sentó en el diván con sus manos hechas puño sobre sus muslos mirando hacia el suelo de parqué disfrutando del silencio, solo se podían escuchar las respiraciones de ambas. Sus ojos ardieron llenándose de lagrimas, tuvo que morder sus labios para no soltar el sollozo atravesado en su garganta.
—Tomate tu tiempo, Youjin.
Jadeó, sus mejillas empapándose de lágrimas que incluso llegaron hasta su cuello. Tragó y carraspeó intentando hablar un poco.
—Lo tuve frente a mí —sorbió su nariz— me paralice cuando sacó el cuchillo —la mujer se inclinó sobre la Idol ofreciéndole un pañuelo de papel— se supone que estaba entrenando para poder enfrentarlo si ocurría un encuentro, siento que JungKook estaría decepcionado de mí —se abrazó a si misma— YuGyeom está en el hospital porque me defendió, se interpuso. Si JungKook hubiera estado ahí, esto sería diferente, nadie hubiera salido lastimado y yo no estaría en una crisis de nervios.
—¿JungKook se ha vuelto indispensable al parecer?
—Es mi guardaespaldas —dijo con simpleza.
—Quiero decir, has hablado mucho de él últimamente —ante eso, Youjin elevó su rostro— ¿ha pasado algo más desde la última vez?
En un ataque de sinceridad, Youjin le había contado así terapeuta lo que aquel pelinegro significaba en su vida sin percatarse que realmente había admitido sus sentimientos. Jugó con sus dedos, nerviosa, aguantándose las ganas de contarle que habían pasado de nivel. ¡y que nivel!
—Solo siento que no quiero depender de nadie, sigo teniendo miedo al no recordar que pasó hace un año atrás —el nudo en su garganta se volvió más pesado— tampoco quiero depender del miedo constante de que algo pueda pasarme, quiero vivir en paz, quiero poder subirme al escenario preocupada por mi voz y no por los mensajes de un acosador, no quiero poner en peligro a nadie más.
—Lamentablemente no es algo que puedas controlar —ella lo sabía— estás aquí para poder sanar, para poder mantenerte fuerte y saber que no estás sola, no es malo depender de la gente que amas mientras sepas que puedes salir adelante sola, es bueno estar acompañada y es bueno que sepas pedir ayuda.
Youjin lo sabía perfectamente, solo que no quería arrimar más gente a su oscuro pasado, no quería que nadie saliera dañado por su culpa.
Tocó la puerta suavemente, entró despacio encontrando a YuGyeom en la cama, una enfermera parecía hacer una revisación a la herida. El azabache sonrió al ver a su compañero. JungKook lo veía mejor de semblante, tomó asiento en la silla cerca de la camilla una vez la enfermera los dejó solos.
—¿Cómo te sientes?
—He estado mejor —respondió, encogiéndose de hombros— ¿cómo está Youjin?
JungKook suspiró, mirando hacia su mano izquierda donde los dedos de la derecha jugaban con el anillo de su pulgar.
—Esta mejor —contestó— la dejamos en su casa descansando, estuvo muy asustada y aún así terminó con las actividades de su agenda.
Escuchó suspirar a YuGyeom en la cama, este tenía la mirada perdida en el techo, juró ver cristalinos aquellos ojos.
—¿Ya te tomaron declaración? —el otro asintió— ¿Qué fue lo que pasó? ¿me puedes contar?
—Salimos de las grabaciones, tomamos el ascensor al estacionamiento, HoSeok y Kira ya se encontraban esperando a Youjin en la camioneta porque ya sabes cómo es ella, se queda charlando con cualquiera —a JungKook no le sorprendía lo sociable que la cantante era— sentí la presencia de alguien o como algo extraño en el estómago, no sé —negó, perdido en pensamientos— de repente un tipo vestido de negro apareció frente a ella y todo fue muy rápido, la arrastre hacia la camioneta más cercana y la lance dentro, ahí sentí el dolor en mi estómago, intente detener la hemorragia, Youjin me ayudó como podía porque estaba peor que yo, lo único que recuerdo es que se desmayo y yo le seguí yo.
—Al menos estás bien —palmeó su brazo con cuidadi, y añadió sonriendo— y pronto te darán el alta.
—Eso espero —se removió en la cama— aunque no puedo quejarme, me dieron un buen baño de esponja.
Rieron ante la ocurrencia. El celular de JungKook vibró en el bolsillo de su pantalón negro, extrajo el aparato encontrando un mensaje de Youjin que decía:
Youjin🍒♥️
“Puedes venir a casa? Te necesito, Kook, por favor”
—¿Ocurrió algo?
—No, nada —sonrió fingidamente, guardando el teléfono— debo marcharme.
—¿Tan rápido? Apenas llegaste hace minutos.
—Ya es tarde. Debo descansar, recuerda que dentro de dos días nos iremos de gira por América.
JungKook se levantó, acomodando la silla bajo la atenta mirada de YuGyeom quien sonreía con algo de picardía.
—¿Dónde estuviste la otra noche?
—¿Qué?
—No llegaste a casa —bromeó, percibiendo el nerviosismo en su compañero aunque quisiera esconderlo— ¿dónde estuviste, Jeon JungKook?
—¿Acaso eres mi novia, mi esposa para preguntarme eso?
YuGyeom sonrió divertido, acomodándose en la cama de costado haciendo una leve mueca de dolor, colocó su puño sobre su rostro y en tono coqueto le contestó.
—Vivimos juntos, dijiste que irías al gimnasio a descargar, te espere con la cena preparada y ni siquiera me respondiste los mensajes —JungKook sonrió— hasta ahora en qué me vienes a visitar al hospital —puchereó, fingiendo inocencia, haciendo reír al otro, luego elevando sus cejas de forma sugestiva— ¿Quién es? Dime, acaso es ¿Dahyun? ¿Yuri la de recursos humanos? Ella está loquita por ti también.
—Deja de decir idioteces —suspiró, queriendo salir de allí. Youjin lo necesitaba— no estoy con nadie, me encontré con un amigo y fuimos a beber unas copas.
YuGyeom rumió, incrédulo y entrecerrando los ojos.
—¿Lo conozco? —interrogó rápidamente— ¿Quién es? ¿cómo se llama? Sabes que no diré nada —JungKook rodó los ojos— amigo, entre tú y yo, sabemos que no eres del otro bando, que te encantan las mujeres y eso de pasar toda la noche con un hombre no te lo creo, así que dime quién es la señorita.
—Que descanses, YuGyeom, mañana vendré a verte si puedo antes del viaje.
—¡Yah! Debes decirme, por nuestra amistad —y gritó antes que el pelinegro saliera de la habitación— estoy convaleciente, apiádate de esta pobre alma y cuenta el chisme.
—Un hombre no tiene memoria.
Esperó paciente luego de tocar el timbre, estaba cubierto de pies a cabeza de modo que nadie pudiera reconocerlo. Su sorpresa fue grande cuando del otro lado la sonrisa de una mujer mayor lo recibió.
—Pasa por favor.
Se reverencio rápidamente saludando antes de ingresar. Se quitó los zapatos, la gorra y el cubrebocas encontrando todo en orden.
—¿Quieres comer o beber algo?
—Ahm, no, gracias ajhumma.
—Ya estoy lista.
Ambos voltearon a ver a la pelirroja, vestía ropa cómoda y holgada. A JungKook se le hizo extraño todo eso.
—¿Quieres que les prepare un snack para llevar?
—No, omma, estaremos bien.
No entendía nada. Youjin se le acercó, sus pecas la hacían ver muy tierna, además de las dos trenzas colgando por sus hombros. Sino fuera porque la señora Kim estaba presente, lo más seguro es que la besaría.
—Ahm, ¿qué ocurre?
—Saldremos.
—¿Quiénes?
—Tú y yo —ella rodó los ojos, se cruzó de brazos dejando el peso de todo su cuerpo en una pierna y mirando con hastío al chico— eres mi guardaespaldas, debes protegerme, estoy aburrida aquí encerrada, así que saldremos y no puedes decirme que no.
—¿Sino qué? —desafió, cruzándose brazos también e imponiéndose.
—Te echaré —JungKook, sonrió ladino— habrá graves consecuencias para usted, señor Jeon —ironizó.
—JungKook, relájate hijo —habló Heeji sentada en el sillón del living bebiendo té frente al televisor encendido— les doy permiso para que salgan, estaré pendiente, acompaña a Youn-ie a dar un paseo —se levantó, dejando la taza sobre la mesita y se dirigió al lado de los jóvenes— acompaña a mi niña por favor, confió en que la mantendrás a salvo.
Aunque lo quisiera negar, sentía presión, un compromiso hacia los señores Kim por cuidar de su hija, lo único que lo convencía de obedecer es que para él Youjin era importante en su vida, comenzaba a serlo y sin peticiones ajenas la cuidaría, se había hecho una promesa silenciosa a si mismo.
—Bien, debemos irnos ahora, no serán más de dos horas, ajhumma, regresaremos pronto.
Asintió, acompañándolos hasta la puerta. Ambos jóvenes se cubrieron el rostro y la cabeza, Youjin propuso llevarse el auto para comodidad.
Tomó asiento sobre el césped, sus manos se encontraban llenas de comida, al parecer Youjin tenía bastante apetito. Sonrió, admirando la forma de comer aquel yangkkochi —brochetas con carne de cordero—, aún faltaba el hattogu con aderezos y los mochis de fresa para el postre, según, ella. Era la primera vez que veía a una chica comer de forma abundante, sobre todo porque en la agencia la tenían a dieta estricta y a veces olvidaba comer ya que ponía a priori sus actividades.
—¿No comerás?
Las mejillas de Youjin se veían redonditas queriendo mordérselas, las comisuras de sus labios tenían un poco de migajas a lo que JungKook muy delicadamente limpió con una servilleta de papel causando una sonrisita boba en ella y acto seguido, le invitará de su comida. Sabía que las brochetas de cordero eran su favorito, así que disfrutó el verlo comer con su ceño frunciéndose por encontrar el bocado muy delicioso. Detalle que Youjin comenzó a percibir como algo asiduo en él cuando comía.
Le gustaba poder conocer un poquito más con tan solo observarlo. Le encantaba que él sea lo único bonito en su visión aún se convirtiera en una tonta enamorada.
Comieron en silencio, admirando a lo lejos las luces de la ciudad desde lo mas alto de una colina, apartados de la atención de cualquier transeúnte que pudiera poner en riesgo su cita-no cita. Al menos salir a caminar había despejado la mente de la cantante, se encontraba más tranquila aunque no menos preocupada por la situación de ataque y sobre todo por YuGyeom con quién había hablado a través de mensajes sabiendo que el chico se encontraba mejor.
Cuando revisó la hora en su celular eran pasada las dos de la madrugada. El tiempo se había ido entre la comida, el silencio y las conversaciones. Tenían que volver para descansar, pronto empezaría la gira de la Idol teniendo que organizar los últimos detalles. Cuando bajó la mirada, sonrió tontamente viendo su mano entrelazada con el de su guardaespaldas caminando a su lado. Habían dejado el auto algo alejado para poder pasear. Otra vez la sensación de vergüenza se apolillo en sus mejillas al recordar los acontecimientos de las últimas horas. Todo fue tan rápido e… intenso, muy intenso.
—Oye, ¿estás bien?
—¿Ah? —cerró automáticamente sus párpados cuando sintió la suave caricia de la mano masculina sobre su mejilla.
—¿Te sientes bien? Estás rojita.
—Si, claro.
Acomodó su gorra intentando cubrir su rostro, las brillantes luces de los alambrados a los costados del camino de tierra iluminaban la noche. Su mente intentando pensar en la reunión sobre el vestuario de sus conciertos para aquietar los candentes recuerdos. Llegando a la calle, se colocaron los cubrebocas, debían cruzar una avenida para llegar al auto estacionado a unos metros más alejado. Youjin captó la presencia de unas chicas a un costado, estás cuchicheaban entre risitas mirando a alguien en particular.
A JungKook.
Parecían embelesadas aún cuando el chico estaba cubierto, pendiente a que el semáforo del otro lado de la calle cambiara, a ella no podían verla porque el enorme cuerpo masculino la tapaba. Su mente se volvió un lío de preguntas y escenarios ficticios de que hubiera pasado si él aceptaba ser Idol o actor o simplemente darse a conocer ante los demás. No le gustó nada e hizo lo que no debía hacer. Cruzaron la calle, JungKook acelerando el paso porque Youjin parecía apurada jalando de su mano, iba a preguntarle que le ocurría, pero la acción de ella le hizo olvidar todo rápidamente cuando empuñó parte de su hoodie acercándolo, bajándole el cubrebocas y besarlo apasionadamente.
—¿Q-qué haces? —preguntó, aturdido por los arrebatos de la cantante. Debía acostumbrarse a esas repentinas acciones.
—Recuerde que soy mayor que usted por dos meses señor Jeon, y soy su jefa, así que si le ordenó que me bese lo tiene que hacer.
Sonrió, divertido, le gustaba que ella tomara la iniciativa.
Claro, hasta que él decidiera iniciar.
—Me siento acosado, señorita Kim —ronroneó— está sobrepasándose conmigo y no creo que eso sea lo correcto cuando soy un simple empleado.
—Cállate, bien que te dejaste en mi cama la otra noche.
—Usted no me dejó alternativa —dijo juguetón— es bastante persuasiva y me encanta.
Beso su rostro, sus pecas y ella se dejó hacer sintiendo el cariño y la delicadeza en ese simple gesto.
—Estoy empezando a quererte.
—También yo —respondió con voz cabizbaja— ¿aún dudas de lo que sientes?
—Es nuevo para mí, Youjin, toda mi vida o gran parte de ella estuvo Sakura presente —la mención de aquel nombre le hizo sentir un tirón raro en el estómago a la cantante— no voy a negarte que todo es extraño, no me gusta mentir ni esconderme, tener que fingir que solamente somos compañeros de trabajo, pero si quiero estar contigo está es la única salida.
—Ay cosita, que cursi eres —se burló— si supieras que te hice brujería y por eso caíste rendido a mis pies.
JungKook sonrió, devolviéndole la broma.
—O tal vez fui yo el que te hechizo con lo que tengo entre las piernas.
Youjin fingió escandalizarse, jadeando al cubrir su boca con la palma de su mano.
—Usted es un atrevido, señor Jeon.
—Aun recuerdo que me llamó saco de músculos con atractivo sexual.
—Me haces quedar mal.
—No, no cuando mi chica lo dijo.
Casi se le detuvo el corazón, su chica. Fingió que aquello no le afectó, manteniendo una sonrisa lasciva y desviando la mirada hacia otro lado.
—¿Por qué te sonrojas? —preguntó con burla. La risita solo causó que se sintiera peor de avergonzada y le dijo.
—Porque recordé lo duro que me diste en la ducha —se carcajeo viendo el sonrojo en él, sus ojos de cervatillo abriéndose a tope— ¿por qué te sonrojas tú?
—Deberíamos volver, tu madre estará preocupada esperándonos —se adelantó.
—¿Sabías que tienes un bonito trasero?
—Kim Youjin.
—¿Qué? es bueno alabar las virtudes de las personas —dijo como si no fuera gran cosa, viendo las mejillas sonrojadas el chico ponerse peor cuando dijo— y tú tienes muchas.
Él suspiró, totalmente avergonzado de escuchar aquellos halagos hacia su persona, era la primera vez que los recibía de aquella manera tan directa. Giró su rostro para mirarla, sus ojos con pensamientos sucios seguramente por estar observándole por completo junto con una sonrisita ladina.
—¡Yah! Deja de mirarme así.
Aceleró un poco el paso, sintiendo segundos después el peso de la cantante en su espalda. La sostuvo firmemente contra él, sintiendo la risita cerca de su oído y luego lo melosa que se ponía cuando se acomodó muy cerca de su cuello.
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