
𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟭𝟲
Faltaban unos largos minutos para que aquel fansmeeting finalizara, sin embargo, Cherry había transcurrido casi una hora interactuando con sus fans, autografiando sus álbumes, recibiendo regalos y haciendo juegos con ellos que no se daba cuenta lo bien que la estaba pasando. A pesar de algunos comentarios o críticas, su comeback fue el más esperado y con más éxito. Su canción debut había llegado a la lista 100 de Billboard e incluso tenían fechas para algunos conciertos en los Estados Unidos, así que todo iba marchando más que bien y ella no podía estar más que contenta.
De camino a la empresa, no pudo evitar sacar fotos a los proyectos de los Bloomys por su cumpleaños. Sí, estaba a pocas horas de cumplir sus veintisiete y aunque en el mundo de idols era una sentencia de jubilación, para ella no era más que una oportunidad de seguir creciendo en la música y en su imagen. Expandirse más allá del sueño asiático alcanzando hasta los pequeños rincones del mundo. Su entusiasmo por ver gigantografías de si misma en los edificios más emblemáticos o su cara junto a su nombre en un bus que iba pasando al lado la hacía reír contagiando a sus acompañantes en el vehículo. Era como una niña, sorprendiéndose porque otro año más los proyectos que se les ocurría a sus fans eran bastante originales.
Cuando llegó se encaminó al estudio donde solía hacer sus lives, estaba pensando en realizar uno para pasar los primeros minutos del día siguiente junto a sus fans, pero la empresa parecía no querer acceder a su petición ya que tenía otros pendientes que debía terminar antes. O los preparativos de una fiesta dos en uno que se llevaría a cabo en el mismo edificio de MOTS7, el éxito de su álbum y su cumpleaños. Así que en partes se encontraba algo estresada por eso, no quería que ese día se convirtiera en uno mas de trabajo, quería poder disfrutar un cumpleaños diferente en compañía de sus amigos y familia.
Suspiró, caminando a paso tranquilo cuando salió de la sala de juntas con la excusa de ir un momento al baño. Iría a buscar algunos snacks dulces para comerlos a escondidas. Tal vez refugiarse en alguna sala vacía de ensayo y pasar las doce de la noche sola sería una gran idea. Ya estaba acostumbrada en momentos así —los lives que hizo años anteriores no contaban porque toda esa gente estaba del otro lado y no personalmente con ella— por lo que no se le hacía extraño. Era la parte oscura del oficio. Sin embargo, este año, no sabía porqué se sentía diferente.
Sintió el duro golpe con otro cuerpo cuando dobló la esquina con algunos dulces cayendo al suelo. Sobó su frente encontrándose con las manos de su guardaespaldas sosteniendo sus brazos.
—¿Estas bien? —preguntó JungKook con una sonrisita ladina. A lo que Youjin asintió un tanto aturdida.
—Acaso estás hecho de cemento —bromeó en voz baja, logrando que JungKook lo escuché y riera un poco.
—¿Sabes que estás infringiendo un par de reglas? —dijo ayudando a la cantante a levantar una barra de chocolate junto a una bolsa de frituras de sabor camarón, que para casualidades eran sus favoritas— ¿HoSeok sabe que te estás desviando de tu dieta?
Youjin rodó los ojos, resoplando con fastidio. JungKook sabía todo porque ella se lo contaba, así que no era extraño que supiera sobre sus actividades o dietas e inclusive los futuros proyectos en los que estaba trabajando. Pasaría por su costado, siguiendo con su cometido de esconderse y esperar a que las doce pasará para felicitarse a si misma en medio de la soledad. Sin embargo, JungKook la detuvo sujetándole del brazo, viendo la melancolía dibujada en su bonito rostro maquillado.
—¿A dónde irás?
Suspiró largo y tendido desviando la mirada.
—Iré a la sala dorada a comer algo, quiero estar sola un momento.
—¿No tenías una reunión?
—Si, pero ellos saben que me escape y que no volveré, al menos por ahora —dijo con la cabeza gacha— que tengas buenas noches.
Siguió su camino hasta aquel salón que solía usar para ensayar y hacer sus dance practice, todo estaba en silencio, tomó asiento en el piso de madera plastificada cruzando sus piernas a pesar de la falda que tenía puesta. Dejó los snacks a un lado y agarró su celular para colocarlo en silencio, faltaban unos cuantos minutos para la medianoche. Abrió la bolsa de frituras comenzando a comer lento, bebió de su kombucha sabor limón mientras dejaba que su mente se fuera hacia cualquier lado, sobrepensando, dándole lugar a su ansiedad y miedo por la soledad. Aquella que nos atormenta algunas veces.
—¿Youjin?
Salió rápidamente de su burbuja, observando a JungKook con medio cuerpo dentro de la sala y una media sonrisa que no supo descifrar pero causó su curiosidad.
—Dime.
—Cierra lo ojos.
Aunque la petición se le hizo sumamente extraño, obedeció, cerró los ojos colocando atención a cada ruido, a los pasos de su guardaespaldas acercándose. El silencio hacia que fuera mucho más fácil. Lo sintió cerca, no sabía si sentado o acuclillado frente a ella, pero su perfume varonil acaparó todo su ser. Jurando que estaba sonriendo.
—Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz —no es cierto— que los cumplas Kim Youjin, que los cumplas feliz.
Sí, no se había equivocado, JungKook estaba de cuclillas frente a ella, sosteniendo un cupcake decorado con crema de colores pasteles, una cereza en el centro y una pequeña vela púrpura al costado. Sonreía, alegre, haciendo que varias partes de su rostro se arrugaran haciéndole ver tierno, expectante por la tardanza en ella ante una respuesta.
—Pide tres deseos —susurró. Youjin contuvo las lágrimas, tragó mirando la vela encendida y sin cerrar los ojos, mirándole pidió desde lo mas profundo de su corazón.
Que todo lo malo en su vida desapareciera.
—Felicidades.
—Gracias —su voz sonó débil al recibir el pequeño cupcake. Eso dio lugar a qué Youjin se fijara en lo que había al lado de su guardaespaldas y tomó al siguiente, un ramo de flores y una bolsa pequeña color madera. Lo primero fue aquel ramo que extendió con entusiasmo hacia la chica.
—Mi tío dice que las margaritas simbolizan la inocencia, la pureza y la felicidad —inició, mirando dicho ramo entre sus manos— regalar margaritas puede representar el amor verdadero y la fidelidad en el contexto del amor, mientras que en la amistad puede simbolizar la gratitud y la lealtad —explicó, entusiasmado— en general, es un gesto positivo y afectuoso para expresar los sentimientos hacia otra persona —añadió con algo de timidez— no es un regalo costoso ni de marca, pero es un bonito gesto que quise darte, ah y también compré castañas asadas, tus favoritas.
Recibió ambos, admirándolos, era la primera vez que recibía ese tipo de regalos. Unos simples, pero que contenían mucho significado, era la primera vez desde que recordaba que alguien que no fuera su familia tenía un gesto bonito y desinteresado por ella. Y como él dijo, no eran costosos aunque para ella eran demasiado valiosos.
—G-gracias.
—Oye, no era para que llores —sonrió, ambos riendo.
—E-estoy feliz, en serio.
Esnifó, colocándose de pie con ayuda del chico. Estaba algo avergonzada y sensible, demasiado confundida consigo misma. Enamorada. Enojada. Ansiosa.
—Youjin, ¿qué pasa? —se preocupó— no parece que estuvieras feliz, ¿por qué lloras, ah?
Y no supo responder más que abrazarse a él, enterrar su nariz en la cuenca del cuello masculino, olfateando su perfume, fundiéndose en el calor de su fornido cuerpo mientras su mano abierta se apoyaba justo donde el corazón de este latía. Tranquilo y constante. JungKook la rodeó con sus brazos, aferrándola a su torso, repartiendo suaves caricias a su espalda y pulgar a la piel de su mejilla, pensando en que la emoción la había rebasado, sin saber en realidad que ella, en su interior, pedía que le diera tranquilidad a cambio, que si no podía obtener un pedacito de ese corazón al menos se quedará a su lado haciéndole feliz.
Cuando llegó a su casa pasada las dos de la madrugada, tenía una pequeña jaqueca y cientos de mensajes en su teléfono, las redes sociales explotaban de felicitaciones al igual que las casillas de mensajes, de su familia y algunos amigos que recordaron saludarla. Sin embargo, aún estaba con la cabeza en JungKook y en aquel ramo de hermosas margaritas que colocó en algunos jarrones con agua desperdigándolos por la casa. Colocó uno —un vaso alargado— sobre la mesa de luz, admirando los pétalos blancos, sonriendo y tirándose para atrás en el colchón.
Comenzando a chillar sonriente, atreviéndose a pararse en la cama para saltar de la emoción ya que su guardaespaldas la despidió con un abrazo bastante amistoso cuando la acompañó hasta su casa. Estaba feliz, idiota enamorada de Jeon JungKook y no le importaba si era o no correspondida porque le había regalado flores y castañas asadas, cantandole el feliz cumpleaños con un cupcake. Ni siquiera le importó que su mascota Eoduun le estuviera juzgando con la mirada sentado en la entrada, nadie, absolutamente nadie le quitaría la dicha que sentía en ese momento.
El día del evento se dió un sábado. Mientras los invitados iban llegando la festejada terminaba de arreglarse en uno de los camerinos por los estilistas. Había escogido un bonito vestido negro estilo victoriano que llegaba hasta la mitad de sus muslos, su cabello rojo en un semirecogido dejaba su rostro bien maquillado expuesto y sus sandalias de tiras tenia la suficiente plataforma para estilizar sus piernas sin exagerar en altura. Había mucha comida, tragos muy ricos y muy buena música a cargo del mejor dj de todo el país. Todo estaba muy bien calculado para ser una noche espectacular.
A lo lejos pudo ver a sus padres hablando animadamente con el PDnim y un par más. Había idols de otras agencias e incluso actores y modelos, pues Youjin era súper amistosa, amable dentro de la industria que no era nada extraño que tratara con cualquier artista. Vislumbró a Mingyu en una de las mesas junto a otros invitados, este levantó su mano llamándola, en medio de eso vio a sus guardaespaldas hablando y sonriendo con su hermano SeokJin en una de las esquinas. Tanto a él como a YuGyeom los catálogo como invitados aparte de trabajar esa noche. Quería que todo su equipo de trabajo también se divirtiera y olvidarán por un momento las obligaciones.
Se dejó abrazar por cada uno, Mingyu sosteniéndola entre sus brazos dio un par de vueltas, emocionado porque su amiga estuviera de cumpleaños, festejando su éxito. Había recibido tanto cariño de cada uno que estaba agradecida con la vida. Lo tedioso era no poder compartir más tiempo con, pues al ser la anfitriona debía pasar por cada mesa a saludar, conversar, quitarse selcas o degustar algunos tragos o bailar algunas piezas. Así que no sería la ocasión en que tuviera que medirse y menos cuando tenía a Mingyu a su lado, la mala influencia que sacaba lo fiestera en ella.
Estaba feliz, en su punto elevado y apenas estaban a mitad de la celebración. De un momento a otro, quiso poder ver a su guardaespaldas, poder preguntarle que tal la estaba pasando y fue a él, que por casualidades se encontraba acompañado de su hermano y sus padres. JungKook parecía haberlos encandilado. No era extraño, ella lo estaba igual y no sabía si era por el alcohol que había ingerido o por las luces, pero JungKook se veía hermoso e increíble vestido completamente de negro y si seguía sonriéndole con esa mueca de lado, está vez no le importaría que estuviera alrededor de mucha gente, lo besaría sin condiciones.
—¿Qué tal la estás pasando?
—Muy bien, ¿y tú?
—Bien, es una fiesta muy linda, hay mucha gente que te quiere.
—Mientras los más importantes estén es lo único que me importa.
Antes de que él pudiera responderle, HoSeok se acercó sujetándola del brazo, pues al parecer los raperos independientes RM y Agust D habían llegado y querían saludarla personalmente. Se disculpó, yendo a ellos, saludándolos y compartiendo un momento junto a los artistas, sacándose fotos en lo que salían futuros proyectos de colaboración. Cuando lo creyó suficiente quiso volver, en ese momento, le importaba poco si se veía mal la cercanía con uno de sus trabajadores. Sin embargo, la presencia de una castaña merodeando la hizo detenerse en medio de salón rodeado de gente. Los celos invadiendo las paredes de su estómago, su leve raciocinio gracias al alcohol causando que sea más notorio su mal humor.
—¿Youjin?
Volteó, encontrando a Min Yoongi con una sonrisa de labios cerrados y una copa de champagne en su mano izquierda mientras la derecha se escondía en el bolsillo de sus jeans holgados. No era sorpresa que sintiera cierta atracción por el pálido, pero esa noche se veía tremendamente atractivo con su largo cabello negro peinado hacia atrás.
—Yoon —se abrazó a él, sorprendiéndole y luego correspondiendo el gesto con efusividad para terminar con sus manos entrelazadas. Por la música debían acercarse para hablar— me alegró que estés aquí, realmente lo hago.
—Sabes que siempre estoy para ti.
Youjin jaló la mano masculina, caminando entre el tumulto de gente divirtiéndose. Ambos sentándose en uno de los escalones que funcionaban como gradas también, comenzando a conversar de nimiedades, bailando al ritmo de la música movida que en ese momento te invitaba a mover el cuerpo. Ella disfrutaba de pasar tiempo con Yoongi, se conocían de hace tiempo, no solo era su productor sino que era amigo de su hermano, por lo tanto, podía decirse que era parte de su familia. Por eso se quedó estupefacta cuando él se acercó robándole un beso de sus labios.
Shock.
Ambos mirándose fijamente.
Yoongi impaciente y con el corazón latiendo a mil.
Youjin igual, solo que con un sentimiento amargo que la disparó lejos.
—¡Youjin espera!
Su cabeza se sentía fuera de lugar en lo que esquivaba a paso rápido a los invitados, buscando salir a tomar aire hacia la terraza. ¿Qué había sido eso? Estaba descolocada, mareada y ebria cuando la brisa de la madrugada golpeó su rostro, sin percatarse que unos metros más adelante un cuerpo más grande que el de ella la impactó de lleno.
—Kook.
—Debes dejar de chocar conmigo —sonrió— y debes dejar de beber.
La mejillas de la cantante se encontraban coloradas haciéndola ver tierna, sus ojos con un brillo especial lo miraban fijamente.
—Me siento mareada —dijo, tambaleándose, entre perdida y confundida por lo anterior y por el sentimiento de culpa al estar frente al hombre que le gustaba.
JungKook quiso ayudarla a tomar asiento, sin embargo, Youjin no se lo permitió, anclándose de sus brazos, sollozando bajito con su frente apoyada en el pecho masculino.
—¿Qué tienes eh? —acarició su mejilla, confundiéndola mas— oye, dime, puedes decirme lo que sea.
Y envalentonada y más que segura se lo dijo.
Apoyando sus labios contra los de él. Sorprendiéndole. Dejándolo helado, tenso y con sus manos sosteniéndole la cintura. Youjin se alejó unos centímetros, admirando la reacción neutra en el rostro de su guardaespaldas, insatisfecha volviendo a observar esos finos labios entreabiertos y sin más volvió a besarlo, pero está vez se sostuvo de los hombros avanzando de modo que sus labios abarcó por completo los del chico, moviéndolos lentamente, ocasionando que aquellas enormes manos la apretujaran y sintió fuego en su interior cuando los labios de JungKook tomaron el control, imponiéndose sobre ella, encantándole la forma en que sus respiraciones igual de agitadas se mezclaban y compartían demasiadas emociones indescriptibles.
Él fue quien jadeó, abriendo los ojos en demasía, dándose cuenta de la situación y apartándose de inmediato. Estaba anonadado, asustado también por su estomago revuelto y el arrepentimiento surcando su columna como un terrible escalofrío, mirando a Youjin tan desamparada y hermosa que una batalla en su interior surgió confundiéndolo aún más. Se llamó cobarde a si mismo cuando solo acató la orden que su cerebro le asignó en ese momento.
—Debo volver al interior, lo siento señorita Kim.
Y se fue, dejándola sola, bajo la intensa mirada penetrante de un tercero escondido entre las sombras de la oscuridad.
Youjin reaccionó, jadeando impresionada, llevando una mano a su boca no creyendo lo que acababa de hacer. Había besado a su guardaespaldas y está vez lo había hecho conciente… y como lo había percibido, la rechazó. Contuvo el llanto, el nudo en medio de su garganta quemando al igual que sus ojos cristalinos, debía ir tras él, explicarle que fue un error. ¿realmente había sido un error? Claro que no, ella quiso besarle, lo anhelaba, solo que no contaba con hacerlo de esa manera, no debió de ser así.
Aspiró una gran cantidad de aire, procurando calmarse y volteó, soltando un gritó de espanto cuando encontró la presencia tan tranquila y quieta de Dahyun.
—¡Me asustaste!
—Lo siento, Kira me pidió buscarte y me dijeron que aquí podía encontrarte —escudriñó a la cantante de pies a cabeza, lentamente, hasta toparse con sus ojos, le sonrió y Youjin lo sintió extraño, más hizo caso omiso— ¿vamos?
—Vamos.
La noche, la fiesta y cualquier cosa siguiente, habían terminado para la cantante. Solo quería desaparecer.
Colocó el código de seguridad en el panel de entrada dándole acceso al departamento, ingresó encontrando las luces apagadas, le había avisado a su compañero de piso a través de un mensaje que se adelantaría en llegar a casa por sentirse algo indispuesto. Se descalzo con tranquilidad dejando luego su chaqueta en el perchero, se dirigió a su habitación aún con lo anterior en su mente y los cientos de pensamientos confusos aún con la viva sensación de aquellos labios carmesí sobre los suyos. Caminó lentamente, a ciegas topándose con la orilla de la cama, se dejó caer sentado sobre el colchón mirando hacia la nada misma. Aún su cabeza fuera un enorme caos del cual era imposible escapar o siquiera detener. Su corazón gritaba con demasiada claridad a dónde quería dirigirse, hacia quien.
Youjin lo había besado.
Y fue cuando JungKook comenzó a darse cuenta que todo se iría a la mierda sino detenía aquello flotando en su interior.
JungKook pensando pensadoramente en el beso 💋 🤭
Quiero leer sus pensamientos, sus opiniones, sus quejas y peticiones, no sean timidxs, comenten que no muerdo eh. ➡️
💜💜💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro