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𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟭𝟯

A pesar de todo lo que había descargado, su pecho se sentía pesado, tal vez por la carga de sentimientos o por todo lo que había llorado delante de la profesional. No obstante, sentía liviandad, solo un poco, porque el dilema de sus sentimientos se encontraban tan frescos que seguían rondando a su alrededor atormentándola, y más aún, imaginando aquella cita entre su guardaespaldas y la asistente de vestuario. No debía ponerse así, no tenía derecho sobre él, no había nada que los atara más allá de lo laboral, pero ella había desarrollado algo más aparte de sentir atracción y eso era el principal problema.

Sintió sus ojos llenarse de lágrimas otra vez. Se colocó los anteojos negros, bajando un poco más la visera de su gorra cubriendo su rostro. Nadie debía saber que ella acudió a una sesión con una terapeuta, aunque HoSeok siempre se aseguraba de pedir el horario más temprano o más tarde cuando casi no había otros pacientes. Tomó asiento en un banco afuera del edificio donde se encontraba el consultorio de su psicóloga, era bastante temprano aunque había un poco de personas alrededor dirigiéndose a sus trabajos. Sorbió por la nariz, aguantándose el llanto y sintiendo dolor en la garganta a causa del nudo apretando su esófago.

—Disculpa, ¿te encuentras bien?

Levantó la cabeza, encontrando la mirada de unos enormes ojos. La chica tenía una expresión neutra en su rostro, pero podía notarse su curiosidad mezclada con la preocupación por ver a la pelirroja tan solitaria y temblando en el medio del patio central que no escatimó en acercarse. Youjin asintió, desviando su cabeza hacia el suelo. Aunque estuviera bien cubierta, podría haber ciertos fans que la reconocerían fácilmente. La chica de cabello castaño y chaqueta de cuero se sentó a su lado. Ambas quedando un rato en silencio, admirando la fuente de agua frente a ellas.

—No es fácil recibir ayuda, tampoco lo es pedirla —habló despacio, con los ojos en la grama verde perfectamente cortada— a veces pensamos que podremos con todo solos, callándonos. Sin darnos cuenta que nos hacemos más daño. Incluso a las personas a nuestro lado que nos intentan ayudar.

—Lo sé —no le gustó que su voz saliera tan frágil.

—No se lo que te haya ocurrido, pero eres fuerte —Youjin distaba de eso— aún sigues viva, aferrada a mejorar y llorar de vez en cuando no está mal.

—Es lo que dijo la doctora Choi. Pero es difícil cuando una sola persona te confunde tanto que no sabes realmente que hacer.

Y aunque fueran temas totalmente diferentes, no sabía si lo decía por aquel sasaeng que la intimidaba y volvía loca o por el pelinegro causante de las fuertes palpitaciones en su corazón y estómago.

—Pase lo que pase, eres más fuerte que eso que quiere hacerte daño. Nadie lo es y nadie puede decirte lo contrario, sigue aferrada a que todo se solucionará y todo será para mejor —asintió. Ambas quedando en un cómodo silencio otra vez, hasta que la desconocida volvió hablar— debo irme, tengo sesión y aunque me niegue debo hacerlo —se levantó, colocando un mechón de cabello tras su oreja— no olvides que pase lo que pase, todo estará bien. Eres valiente y saldrás adelante.

—Gracias.

La castaña elevó la mano en forma de despedida, Youjin parpadeó deteniéndola.

—Perdón que pregunte esto, pero… ¿sueles venir muy seguido?

—Así es.

—Espero volverte a ver sino es molestia...

—Hyelin.

—Hyelin —sonrió ante el bonito nombre— espero volver a verte, soy... YouJung.

—Cuídate por favor, YouJung.

Ambas se despidieron y eso fue todo para que Youjin se marchara a la empresa con un peso menos.

Llegó a la empresa, sin siquiera hacer el intento de desayunar, no tenía suficiente apetito. Ese día tenía varias horas en la sala de ensayo y un par de reuniones para tratar sobre los futuros vestuarios que usaría en conciertos, presentaciones delante de fans o programas. Lo que antes amaba hacer, se estaba volviendo algo tedioso y monótono, sobre todo porque debía mantener la sonrisa como si nada estuviera pasando, como si por dentro no se estuviera rompiendo de a poco. Y fue difícil aceptar que esa cita se dio cuando Dahyun les avisó el otro día que saldría a almorzar. Ella tan solo se encerró en el cubículo de un baño a llorar sintiéndose demasiado tonta y celosa.

Así que haber empezado el día asistiendo a su terapeuta le había ayudado un poco después de pensarlo tantos días. Se detuvo frente a la sala de juntas dónde solían reunirse su equipo. Vio a lo lejos a HoSeok hablando con YuGyeom y SungHoon, le restó importancia viendo a Kira llegar junto a ella. Su mente se mantenía tan dispersa que entró sin escuchar a la mujer que le estaba hablando.

—¿Ah?

—¿Qué te pasa? Te preguntaba porqué traes lemtes de sol.

—Ah, es que no dormí bien y tengo mucha ojera —mintió, y Kira, claramente no le creyó. Solo se sentó a su lado sin decir más nada, esperando a que no se diera cuenta de una particular ausencia.

Imposible cuando se dirigió hacia la cafetería a por algo dulce de comer al finalizar la bendita reunión que les llevó más de cuatro horas y solo vio a YuGyeom merodeando junto a uno de sus compañeros que reconoció como otro guardaespaldas de los grupos de la agencia. Se acercó a él, saludando escuetamente a ambos hombres y escuchando perfectamente el nombre del pelinegro. El tercero marchándose y dejándoles solos tiempo después.

—¿YuGyeom? —lo detuvo— ¿ocurrió algo con JungKook?

—No —negó. Youjin sabía que el azabache mentía. Se cruzó de brazos mirándole fijamente— Señorita Kim.

—Ya te dije a ti también que me llames Youjin, no me gusta cuando se refieren a mí con formalidades cuando están conmigo veinticuatro siete.

Ya no le sorprendía al guardaespaldas el carácter fuerte de la cantante. YuGyeom tragó, colocando su mano izquierda en la cintura y la derecha sobando su nuca en acción nerviosa.

—Se supone que no debería decir nada —murmuró. Entrelazó las manos en su espalda, apretando los labios en una fina línea— ahm, JungKook no vendrá.

—¿Qué? ¿por qué?

—Ahm, bueno, ayer estuvo un poco enfermo —dudó, pero prosiguió sabiendo que de todos modos ella se enteraría tarde o temprano— tuvo un ataque de asma por la tarde y en la noche no podía respirar, el médico le dijo que debía tomarse algunos días así que se fue a su ciudad.

—¿Se fue a Busan? —él asintió, extrañado de que ella supiera ese dato. Youjin balbuceó— ¿la empresa lo sabrá?

—Lamentablemente si —ella lo miró, alarmada— como todo trabajador, si uno tiene alguna afección, debe comentarlo.

—En su hoja de vida está.

—Si, le dieron tan solo unos días, por suerte SungHoon sunbae está disponible ya que no hay actividades de otras agrupaciones, por lo que estaremos contigo —sonrió.

—Ok, gracias —ella también le sonrió con la intención de marcharse, pero antes giró para decirle— YuGyeom, te pido de favor, no le cuentes a nadie que lo sé, por si te preguntan.

Al chico se le hizo extraño aquella petición, pero encantado aceptó al no verle nada de malo.

Youjin se dirigió al ascensor, adentro con la máquina descendiendo revisó su celular, la agenda que tenía para el día. Lo más importante era una prueba de vestuario, tal vez aplazar un poco los horarios podría servirle. Cuando llegó al tercer piso dónde se encontraban las oficinas administrativas, ingresó hacia un determinado cubículo.

—¡Jihoon! —saludó al chico, sorprendiendo a este. Los artistas no solían, casi nunca, ir a las oficinas, pero en este caso, Youjin necesitaba de un dato muy importante.

—Cherry —sonrió— ¿ahora que necesitas?

—Oye, ¿una no puede pasar a saludar?

El tal Jihoon la miró entrecerrando los ojos, sospechando, la conocía bastante bien. Youjin bufó, rodando los ojos. No podía perder tiempo.

—Bien —se acercó todo lo que pudo sin invadir el espacio personal del otro y susurró— necesito que me averigües algo muy importante.

—¿Qué me das a cambio?

—Ash, una semana de almuerzo pagado del restaurante que quieras.

—Hecho.

Ella sabía que estaba mal lo que hacía, pero era por una buena causa, bueno, en realidad, estaba demasiado preocupada que se sintió culpable por un momento. Así que no dudó ni un minuto en subirse a su auto y manejar hacia la autopista en dirección a la ciudad costera de Busan. Si, iría a verlo, a asegurarse que JungKook estuviera bien para que pronto pudiera regresar a su puesto antes que los de la empresa decidieran quitarle su trabajo por el simple hecho de ser un ser humano que se enferma. ¿Podría tener problemas? Muchos, claro que sí, como en ese momento en que su tablero emitía una llamada entrante de su asistente y la cual atendió.

¿Dónde estás metida?

—En un asunto importante —contestó, pensando en que compraría algo de fruta y algunos medicamentos en el camino que sabía podían hacerle bien al chico.

Youjin, lo único importante es que tenemos un ensayo de vestuario y no estás aquí, ¿dónde estás?

—Ya te lo dije, en algo importante .

¡Youjin! —advirtió, autoritaria— espero que no estés haciendo lo que creo que harás.

—¿Y qué es eso?

Youjin, vuelve por favor, ¿qué le diré a HoSeok si pregunta por ti? O a los demás.

—Inventa algo —no quería desconcentrarse del camino y a pesar de la desesperada negación del otro lado— luego te llamó, adiós.

Cortó.

Aparcó frente a la casa en el que el GPS de su celular marcaba la dirección que Jihoon le había dado. A simple vista, era una casa baja, con un pequeño jardín florido en la parte delantera. Pensó que estarían muy cerca del mar, pero no, debió conducir un poco más allá de la ciudad, dónde las residencias se encontraban lejos del ruido. Descendió del auto, asegurándose que la gorra cubriera no solo su rostro sino todo su cabello rojo atado en un chonguito bajo, también los enormes lentes oscuros sobre su nariz. Se había puesto unas prendas que comúnmente pasarían por una persona normal y no la de alguien llamativo.

Tomó su pequeña mochila colocándosela al hombro y la bolsa con el logo de una tienda con algunos comestibles dentro y medicinas. Estaba nerviosa, sin saber qué demonios hacia allí cuando JungKook solo era su guardaespaldas, podría excusarse con alguna clase de amistad, pero ni ella entendía la extraña relación que tenía con él o siquiera si había alguna. Hizo el amague de voltear y volver a Seúl para seguir con su vida, pero algo mucho más fuerte la obligaba a ir y tocar el timbre de la entrada esperando respuesta.

Fue cuando surgieron las preguntas, ¿cómo se explicaría si alguien más la atendía? ¿y que le diría a JungKook sin sonar tan desesperada como en realidad lo estaba?

—¿Si? ¿puedo ayudarla?

La chica de dulce rostro fue quien salió, Youjin la reconoció, sin embargo, a Chaewon le costó.

—¿Está Jeon JungKook? ¿aquí vive?

—Si, ¿para que lo necesita?

Y Youjin no supo como explicarse, comenzó a balbucear viendo a Chaewon acercarse para abrirle el portón, fue cuando está se dio cuenta de la identidad de la visita. Jadeó, soltando un grito de euforia que asustó a la cantante y la hizo saltar en su lugar. Repentinamente, se vio jalada hacia el interior de la casa, le parecía súper gracioso que la chica estuviera tan feliz por su sola presencia.

—Bienvenida, unnie. Siento mucho si mi casa no es la gran cosa —se reverencio y Youjin la detuvo sujetando sus brazos.

—No hagas eso, no tienes que hacerlo cuando se trate de mí. Recuerda que puedes tratarme como si fuéramos amigas.

Chaewon no cabía de la felicidad, aún no podía creer que su Idol favorita estuviera personalmente en su casa. La hizo pasar para que se pusiera más cómoda, ofreciéndole algo de beber o comer. Cuando Youjin iba a contestarle, ambas vieron llegar a un JungKook de entrecasa y con semblante cansado. La pelirroja se preocupó al verle el rostro algo hinchado, sintiéndose un poco culpable al pensar que el contacto con su mascota fue una de las causas de su enfermedad.

—¡Oppa, mira quién llegó!

—¿Youjin? ¿qué haces aquí? —estaba extrañado y sorprendido de verla ahí.

—Me enteré que tuviste una crisis de asma fuerte —acortó la distancia, atreviéndose a acunar las mejillas del pelinegro sin importarle que Chaewon estuviera mirándoles— ¿estás bien?

—Lo estoy —contestó, sintiéndose raro al sentir las delicadas manos femeninas acariciar sus abultadas mejillas— no debías molestarte en venir hasta aquí, tienes muchas ocupaciones.

—No exageres, oppa —habló Chaewon, interrumpiendo— necesitamos ayuda, yo me iré a estudiar y tú te quedarás solo, si unnie puede quedarse mientras no estamos mejor.

—Chae —advirtió. Pero Youjin se adelantó.

—Me quedó —sentenció, logrando que la menor más atrás sonriera y se marchara unos momentos— una vez acordamos decirnos si nos sentíamos mal, no lo cumpliste —JungKook, suspiró. Claro que lo recordaba, solo que aquello no abarcaba a él, sino a ella y su seguridad— Kira sabe que vine, así que no te preocupes, tengo permiso y me quedaré a cuidarte.

—No es necesario, estoy bien. Youjin —reprochó, pero sabía que sería en vano ya que ella no lo escucharía, suspiró— por si no lo sabías soy adulto y puedo cuidarme solo.

—¿Si? —él asintió, cruzándose de brazos— ¿y mira cómo te fue? —sonrió, por las ocurrencias de la cantante— tienes que descansar, traje algunas medicinas y prepararé sopa —él elevó una ceja, incrédulo— ¿Qué? Puedo hacerlo, pediré ayuda.

—Chaewon estará encantada de ser tu fiel ayudante.

Pasó a su lado yendo hacia la cocina. No iba negar que su corazón estaba bombeando tan fuerte dentro de su pecho que en cualquier momento se saldría. Se veía bien, sin embargo, para ella no pasó desapercibido la hinchazón en el redondo rostro del pelinegro y las ojeras bajo sus ojos, así que haría su mejor esfuerzo por cuidarlo y hacerlo sentir mejor.

—Y recuerde que no debe agitarse o tomar frío. Él sabe cuándo medicarse, y si llegase a tener algún episodio pequeño tiene su inhalador y si es mayor no dude en llevarlo al hospital, estaré en mis prácticas allá —Youjin estaba atenta a cada palabra de la menor— ya le dejé los números de mi padre, hermano y el mío. Me alegro que haya venido, unnie, realmente no quería dejarlo solo.

—Ve, no te preocupes, yo estaré al tanto y cualquier cosa los llamaré.

Cuando la puerta se cerró, volteó colocando su espalda en la madera. Se podía sentir el silencio en aquella acogedora casa llena de familiaridad. Caminó hasta el living, había una repisa junto a otro mueble donde reposaba la televisión que llamó su atención. Había varios portarretratos, fotos en las que reconoció a una Chaewon más pequeña junto a otros dos hombres parecidos —supuso que aquellos eran su padre y hermano— había otros de más pequeños, uno donde los dos estaban en brazos de su madre, pero el que más acaparó su atención fue uno en particular dónde un JungKook adolescente se encontraba sonriente, abrazando a una mujer de rasgos muy bonitos. Su mente se llenó de incertidumbre, de preguntas por querer saber quién era ese pelinegro que había llegado a su vida a desordenarla por completo.

Dejó el portarretratos y se dirigió hacia el pasillo que llevaban hacia las habitaciones, dio leves golpecitos a la puerta entreabierta ingresando a la habitación del pelinegro. Este se encontraba recostado en la cama, con el ceño fruncido por la concentración que le ponía a su celular. Youjin observó rápidamente el espacio. Tan agradable y con un ligero toque juvenil, aparte del aroma masculino impregnado en cada minúsculo rincón.

—¿Terminaste de merodear por mi casa?

—¿Qué?

A JungKook le dio ternura las mejillas sonrojadas de Youjin. Otra vez en esa postura de sumisión parada en medio de la habitación cuando la realidad es que esa pelirroja podía arrasar con todo en tal solo minutos.

—No te quedes ahí parada, puedes sentarte donde quieras —lo dudó, pero lo siguiente dijo con toda la intención y una sonrisa deslumbrante— jefa.

Youjin rodó los ojos, mordiéndose el labio.

—Te estás ganando un golpe y de los buenos.

Se movió en dirección hacia la cama, lo que a JungKook le sorprendió cuando ella, con un gesto escueto de su mano, lo mandó a moverse para que pudiera recostarse del respaldo y compartir sábanas. Aunque para ninguno resultase incómodo a decir verdad.

—No me he olvidado que nos toca entrenamiento.

—¿Más?

—Apenas te he enseñado un par de cosas.

—¿Ya tomaste tu medicamento?

—Youjin, no me cambies el tema.

—Hablo en serio —refunfuñó, formando un puchero en sus abultados labios— Chaewon-ie dijo que estuviera al tanto —mintió, y al no obtener respuestas, se abalanzo hacia él para espiar las medicinas sobre la mesa de luz del otro lado sin percatarse que su acción hizo que JungKook usará sus manos en su cintura para devolverla a su lugar.

Tanto así, que el calor que esas manos emanaron traspasó la tela de su suéter enviando fuertes corrientes de electricidad por todo su cuerpo. Su corazón no ayudaba al entender que estaba a solo centímetros de su amor unilateral, tanto que volvería a moverse con tal que él la tocase.

—Ya las tome —suspiró, removiéndose para colocar la cabeza sobre la almohada— de hecho, una de las pastillas me da demasiado sueño, así que si me duermo estarás sola por un rato.

—Entonces seré la que te quite fotos para luego chantajearte.

—Ja, Youjin —reprochó, logrando un fuerte escalofrío en ella al usar una voz grave y ronca— No fue culpa de Eoduun esto que me pasó, así que no te sientas mal.

—Por un momento lo pensé. Ahora entiendo porque no tienes animales.

—Cuando niño quería con devoción una mascota —murmuró, sus ojos ya se habían cerrado colocándose de lado. Youjin acomodándose igual para mirarlo mejor— pero mis alergias lo impedían, lloraba mucho cuando le rogaba a mi madre adoptar un perrito o gatito y ella intentaba explicarme porqué no podíamos —suspiró, no siendo consiente de las suaves caricias que la cantante repartía a su cabello— al crecer, ese sentimiento de querer tener uno se esfumó y ahora me da igual.

Su respiración era acompasada. Youjin sintiendo una mezcla de tristeza y pena por aquella historia, dónde se imaginó a un JungKook pequeño llorando a mares mientras le rogaba a su madre un animalito de mascota. Ella había corrido con la suerte de crecer alrededor de animales cada que visitaba la granja de sus abuelos o cuando aún vivía con sus padres el de tener a un perro de raza maltés de nombre Jjanggu o los petauros de azúcar de su hermano Jin, Eomuk y Edong.  Así que entendía mínimamente lo que JungKook sentía.

—Pues Eoduun Bam ya te aceptó —dijo sin dejar de peinar suavemente los cabellos del chico— y está encantado contigo.

JungKook solo suspiró, gimiendo despacio en medio de su ensoñación. Youjin se acomodó mejor, colocando la cabeza sobre la almohada y sin detener el movimiento de sus dedos en las hebras del cabello. Excepto cuando descendió a la frente despejándole del flequillo, o cuando su índice recorrió suavemente aquella nariz regordeta y siguió hasta que la yema hizo contacto con los finos labios rosados ligeramente entreabiertos y su mirada se vio concentrada en aquel lunar debajo de estos. Se veía bonito, era como un pequeño descubrimiento que no era fácil de admirar a menos que lo tuvieras de cerca como ella lo tenía y sin más sucedió. O dejo que sucedería.

Junto sus labios con los de él, una leve presión compartiendo no solo el calor de su piel, sino la de su respiración y sus ojos se abrieron desorbitados cuando se dio cuenta de su repentina y desacertada acción. Lo había besado, había besado a su guardaespaldas, Jeon JungKook.

👁️👄👁️

Ehm, si... Youjin te pasas 🤭

Gracias a BlueWriterYL por dejarme usar a su personaje de Hyelin como cameo... Ambas coincidimos que Hyelin y Cherry serían muy buenas amigas por compartir ciertas dolencias.... Y cierto hombre 😏
🤣🤣🤣

¡STREAM A LOVE ME AGAIN!

Se les ailovea.

💜💜💜

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