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𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟭.

Dejó el bolso en la entrada junto a su calzado deportivo. Se podía escuchar el ruido de la televisión a un volumen moderado proveniente de la sala y el aroma de la carne sazonándose en la sartén había invadido casi toda la casa. Namjoon se asomó encontrando a su padre preparando la cena, se dirigió sin omitir palabra alguna hacia el frutero en el centro de la mesa redonda robando una manzana y luego tomando asiento.

—¿Dónde está?

—Llegamos y se encerró —contestó el mayor.

Namjoon suspiró resignado, se estaba haciendo costumbre que JungKook llegase antes del gimnasio y se encerrará en su habitación tan solo saliendo para ir al baño, a trabajar y algunas veces comer ya que la mayoría de las ocasiones llevaba su plato de comida consigo mismo y su soledad entre esas cuatro paredes que había convertido en refugio. 

Había transcurrido un mes desde aquel infortunado acontecimiento de infidelidad por parte de su ex prometida. Por lo cual, JungKook se había refugiado en el gimnasio impartiendo algunas clases de boxeo y defensa personal; en la soledad de su habitación mirando películas, escuchando música o escribiendo, y sobre todo, en el apoyo de su única familia. Su tío Minjoon y los hijos de este, Namjoon y Chaewon.

—La bandeja está intacta.

Ambos hombres voltearon a ver a una triste Chaewon ingresando a la cocina con la bandeja de comida intacta, más en especifico, le había preparado a su primo un tazón de cereales con yogurt y frutas. Sin embargo, el apetito del pelinegro no era el mismo de antes y eso les preocupaba bastante, en tan solo dos semanas JungKook había adelgazado mucho.

—Ya déjenlo, está haciendo su luto —volteó, apagando la hornalla— ustedes deberían entenderlo, pasar por un desamor no es fácil y menos cuando se supone ibas a compartir tu vida junto a una persona.

Los hermanos Kim compartieron una mirada contradictoria. No les convencía para nada aquella apagada y derrotista actitud que se cargaba el pelinegro, por eso intentaban siempre invitarlo a salir y no dejarlo solo tanto tiempo.

—La cena está lista.

—¿Qué hay de cenar, appa?

—Comida de Dios, hija, comida de Dios.

—Hizo jajangmyeon —contestó su hermano colocando los palillos en sus respectivos lugares sobre la mesa.

—A oppa le va gustar, voy a avisarle.

El teléfono sonando a un costado interrumpe su salida, por lo que decide tomarlo para contestar.

—Casa de los Kim —su sonrisa se borró al escuchar la voz del otro lado— ¿Qué demonios quieres?

Ya sabes, hablar con tu primo, podrías ser tan amable de pasármelo.

—Fíjate que no se me da la gana —su hermano y padre la miraron extrañados por la actitud grosera, la chica articuló el nombre de la ex del pelinegro haciéndoles entender.

Chae, no estoy para tus niñerías, pásamelo por favor.

—A mí no me vengas a exigir nada, mamotreto con patas.

Sakura armándose de valor, suspiró. Sino mantenía la paciencia, sería lo mismo que las otras veces anteriores en que había llamado, tan solo rechazo por parte de la familia y de su ex, que para su sorpresa, había cambiado su número de celular no pudiéndose comunicarse directamente con él.

Solo necesito comentarle un tema del departamento que compartíamos.

—Oh eso, espera un momento por favor, arbolito desabrido —ni siquiera se molestó en bajar el aparato— ¡Oppa! ¡oppa! —canturreó— no, no quiere y dice que te vayas bien a la...

—Esta bien —Namjoon le quitó el teléfono queriendo hacerse cargo de la situación antes que su hermana iniciará una guerra— yo hablo. Sakura, JungKook te ha dejado en claro que no quiere saber de ti, qué más quieres.

—¡Arrastrada!

—Kim Chaewon —regañó su padre.

Siento tanto que esto se haya ido a la mierda, cometí un grave error y no pienso excusarme por ello, no tengo perdón. Se suponía que esa noche le diría a JungKook que quería romper con él, no contaba con que vendría temprano y descubriría esto de una manera tan cruel.

—Pues agradezco haberlo visto —su voz ronca y mengua, alertó a todos al tener el otro aparato en su oreja— al menos sé que todo lo que me has dicho alguna vez fue mentira y no sentías amor por mí realmente.

JungKook, por favor yo...

—No te preocupes, dentro de unas horas o mañana a más tardar mi abogado se contactarán contigo para repartir los gastos, que estés bien.

Colocó el teléfono a un costado, en silencio fue acercándose a la mesa con la cena servida y ante el escrutinio perplejo de su familia. Tenía remarcadas ojeras debajo de los ojos que en ese momento pasaban desapercibidos por los lentes cuadrados de lectura que tenía puestos, su cabello negro había crecido tanto que no se molestaba en querer cortarlo, es más, le gustaba tenerlo así. Libre y salvaje, atándose con alguna liga las ocasiones en que le molestaba la vista.

Y cada que se ponía a cavilar, era a causa de la manipulación de Sakura que él mantenía su cabello siempre corto y prolijo ya que a ella le gustaba así. O que tuviera que usar determinada ropa incómoda que al combinar como la pareja que eran los hacia ver mucho mejor, cuando a él le gustaba el oversize, deportivo y de colores monocromáticos. Sus ojos descendieron hacia su brazo derecho descubierto por tener las mangas de su camiseta arremangadas hasta los codos dejando a la vista sus tatuajes.

Era lo único que Sakura no le podía cambiar de su autonomía, así que cada que llegaba con un dibujo nuevo en su piel el reproche de su novia por arruinarse era pan de cada día y JungKook soportaba la reprimenda porque sabía que al final del día le terminaría gustando inventándose la fantasía de tener un novio rudo cuando él era toda una masita dulce.

Tal vez por eso lo había engañado, por ser demasiado suave, dejado o despreocupado. Por no tener grandes ambiciones como llegar a ser el CEO de una multinacional o buscar un trabajo desgastante donde gane cientos de dólares al mes. Tampoco veía nada de malo trabajar en un gimnasio que era de su familia, ganaba bien, incluso obtenía jugosos extras entrenando a varios atletas del boxeo y el MMA que habían sido campeones de la liga en el país o el continente.

JungKook podía darse una generosa vida sin tanto lujo como Sakura, al parecer, pretendía. Era feliz, o al menos lo era hasta hace un mes atrás en que toda su vida se derrumbó teniendo que poner en venta el departamento de ochenta metros cuadrados en uno de los más exclusivos edificios en Haeundae con vista al mar, terminando así, viviendo en casa de su tío. ¿Qué más podría pasarle para seguir hundiendo su vida? Sinceramente, se estaba cansando de su actitud pesimista y que los demás lo tratasen como si tuviera una enfermedad terminal.

—Deja de mirarme así, Chae.

—¿Así cómo?

—Como si tuviera un animal en la cara.

La pelinegra desvió sus ojos hacia su plato a medio terminar. A veces la forma en como JungKook miraba a la gente intimidaba un poco.

—Lo tendrás si no te afeitas bien —dijo su tío queriendo bromear— parecerás un mono.

—Pero si oppa apenas tiene tres pelos locos —opinó Chae con una vocecita aterciopelada— al menos no te parecerás a Nam oppa que tiene que depilarse todos los días por sus pelos en la barbilla.

El susodicho levantó la mirada con los fideos en su boca a medio sorber, fulminó con la mirada a la menor recibiendo de esta un beso al aire. Chaewon a veces era demasiado ocurrente.

—Tal vez me vaya a Seúl.

El silencio se hizo cortando el minúsculo momento de broma convirtiéndolo en uno de sorpresa.

—¿Qué? ¿por qué?

Ante la pregunta de NamJoon, JungKook se mantuvo en silencio comiendo otro poco de fideos sin saber exactamente qué decir o porqué había dicho eso en voz alta si tan solo era un volátil pensamiento de esos que uno tiene cuando no está procesando del todo.

—¿Y que harás allá, muchacho? —se encogió de hombros ante la pregunta de su tío.

—No sé —revolvió entre los palillos una cantidad considerable de fideos— solo quiero respirar otro aire.

—Aire mortal con las emisiones de CO2...

—Dióxido de carbono.

—... más contaminantes de los ciento ochenta y cuatro países en el ranking y Corea lo lidera, ¿lo sabías, oppa? Tu asma empeorará, no quiero que enfermes —peinó los cabellos de su primo hacia atrás, haciendo un puchero que a JungKook le pareció tierno.

—Estaré bien, Chaewon-ie, no hay de que preocuparse —sujetó la pequeña mano de la chica dándole suaves golpecitos al dorso.

—Tengo algo que proponerte en ese caso.

Minjoon se levantó, perdiéndose unos minutos hasta su habitación, al volver depositó un papel frente a su sobrino con un número de teléfono, Chaewon quien se encontraba más cerca de este se inclinó espiando también.

—Es el número de un amigo que vive en Seúl, su nombre es Choo SungHoon, estuvimos hablando y me comentó que necesitaba de un hombre para que trabaje con él—ante el rostro confuso del pelinegro, el mayor prosiguió— ser guardaespaldas de una chica.

—¿Hija de un chaebol o algo así?

—Creo —dijo levantando los platos vacíos con ayuda de su hija— su nombre es algo así como, Kim algo, Kim Youjin o algo así.

El chirriante gritó femenino hizo que los tres saltarán en su lugar. La miraron extrañados y con reproche, esperando alguna respuesta a su exagerada reacción y su sonrisa más que emocionada.

—¡No puedo creerlo! ¿cómo no van a saber quién es Kim Youjin? ¿están locos?

—¿Quién es?

—Cherry, la Idol Bloom Cherry —sujetó la camiseta de JungKook a la altura del pecho levantando la cabeza para mirarle— ¡oppa, serás guardaespaldas de la cantante más famosa de toda Corea!

No le sonaba para nada ese nombre, pues a pesar de vivir en el máximo apogeo de la ola hallyu coreana. Él no consumía casi nada de música Kpop y sus derivados. Así que le era irrelevante la persona a la que prestaría servicios de seguridad si llegaban a darle el puesto. Podría ser una nueva oportunidad para comenzar de cero, tal vez estar lejos lo ayudaría a cambiar, olvidar, dejar ir. No tenía idea de lo que era ser un guardaespaldas o cómo se movían en aquel entorno de gente famosa, pero con sus conocimientos esperaba poder hacer un gran trabajo.

La cuestión radicaba en que para Youjin se estaba convirtiendo un calvario al negarse a tener una niñera veinticuatro siete. No había manera de convencerla y sacarla de su capricho momentáneo. El jefe de guardaespaldas de la empresa MOTS7 Entertainment, donde ella trabajaba había buscado los mejores hombres teniendo los perfiles de tres favoritos que debían ser elegidos por los directivos y el CEO.

Luego de aquel ataque sorpresivo del sasaeng dónde la cantante había sufrido un ataque de pánico junto a un colapso nervioso y por el cual debió ser hospitalizada, la empresa publicó un comunicado en las redes en el cual avisaban que Bloom Cherry se tomaría un descanso de su apretada agenda por temas de salud sin dar más explicaciones. Sus padres exigieron más seguridad para su hija, que se tomará severas cartas en el asunto sobre aquella persona desconocida que no paraba de acosarla, estaban demasiado preocupados en que se vuelva a repetir lo de hace un año atrás y que está vez, esa persona, logré lo que no había logrado esa vez.

Sin embargo, a Youjin le causaba cierta angustia toda esa situación aunando su mal humor ante nuevas actualizaciones. No es que estuviera en contra de tener más gente cuidándola sino que no quería armar todo un revuelo como en ese momento, incluso pidiendo los antecedentes penales de los reclutados. Curioso porque siempre era un requisito frecuente, solo que está vez querían asegurarse que el elegido sea el indicado.

Nadie se había sorprendido en la última reunión de junta cuando la Idol escogió una carpeta al azar sin siquiera leer el contenido del que sería su próximo guardaespaldas a tiempo completo. Solo quería largarse de allí, quería estar un rato en el estudio escribiendo y creando música, pensando en el concepto de su próximo comeback. Ya que las fechas de sus conciertos internacionales se cancelaron sin opción y para ella fue demasiado decepcionante leer los tristes y negativos comentarios de sus bloomys u de algunos netizens que decían seguir su trabajo.

Así que solo esperaría al día en qué llegara su gorila personal.

Estaba emocionado, con alguna clase de impaciente entusiasmo por vivir en la gran ciudad. Las pocas veces que había viajado a Seúl fueron para saciar las compulsivas compras y caprichos costosos de su ex. No podía negar que esas veces se la había pasado muy bien, habiendo recorrido gran parte de los sitios turísticos, pero era distinto la emoción de saber que podría recorrer la ciudad cuando quiera e incluso salir del país. Daba gracias tener el pasaporte en regla, pues a dos días de haberse comunicado con el amigo de su tío y enviarle su currículum.

El hombre inmediatamente le había informado que debía presentarse muy temprano frente al edificio de entretenimientos más famosa de toda Corea del Sur. No lo pensó, armó sus valijas con ayuda de Chaewon, escuchando sus indicaciones para que se cuide, coma y beba suficiente líquido. Junto a NamJoon lo llevaron a la estación de tren donde tomaría el servicio veloz para llegar más rápido, se suponía que estaba citado para las nueve de la mañana y había llegado con todo sus bolsos a las ocho y media. Bastante temprano.

Pasó por un estricto protocolo de presentación en la recepción, le otorgaron una credencial de acceso preferencial y esperó al amigo de su tío. Minutos después, este apareció recibiéndolo amablemente, recordaba al hombre de las veces que iba a visitar a su tío a Busan y porque alguna vez había entrenado en el gimnasio. Así que relacionarse con él se le hizo demasiado fácil. En el transcurso en que se dirigían a la sala de juntas SungHoon le iba indicando algunas cosas del oficio que comenzaría, a más tardar, esa misma tarde.

JungKook estaba sorprendido mirando a su alrededor, la magnificencia del edificio y sus instalaciones, la tecnología usada, la gente moviéndose a paso rápido sin detenerse un segundo, podía sentir la ansiedad en el aire, el arduo trabajo de toda esa gente. Se preguntó a si mismo si estaría de esa manera detrás de esa cantante, y fue cuando se cuestionó hondamente con que tipo de persona se encontraría. Si con una dulce chica viviendo sus sueños de ser cantante o una ególatra egoísta como Sakura. Aquel pensamiento no le gustó, los últimos días no podía sacarla de su mente haciendo mención de su persona en cada situación que se le presentará delante.

Debía dejarla ir, debía dejar de traerla a colación con cada circunstancia que aparecía a su vida.

—Permiso.

Ambos hombres pasaron al interior de la enorme sala de juntas, JungKook vio a varias personas sentadas alrededor de una mesa alargada de fina madera, por instinto buscó a la supuesta Idol para la cual prestaría servicios, pero su sorpresa era grande al ver que la mayoría parecían sacados de una revista de modas por no decir de una pasarela. Tan bien vestidos, maquillados y presentados, a excepción de una persona que mantenía la cabeza gacha y con la capucha del hoodie lila puesta.

—Los presento, él es Jeon JungKook, el nuevo guardaespaldas de la señorita Kim.

—Bienvenido muchacho, soy el CEO Bang Sihyuk, siéntate por favor.

JungKook se inclinó levemente antes de tomar asiento frente a la persona que había llamado su atención. Demasiado ausente como para importarle algo tan importante como esa junta donde le comentaban lo referente a todo el trabajo que debía hacer como guardaespaldas, algo que no llevó más de unos minutos. Hasta que las presentaciones correspondientes se hicieron. Fue cuando una Youjin malhumorada se quitó la capucha y retiró el cubrebocas blanco dejando al descubierto su rostro limpio lleno de pecas.

Le pareció sumamente encantador la forma en que los irices en los ojos de la chica adquirían un color verde oscuro a grisáceo a causa de la luz blanca del espacio cuando enlazaron miradas; y que sus voluminosos labios de un color rosado natural parecían formar un puchero, pero en realidad era por lo abultados que eran. Era bonita, muy bonita, salvo por su pésima actitud negativa. Algo que lo estaba incomodando y hasta haciéndole cuestionar si había sido correcto desempeñar ese trabajo.

—Un gusto —se inclinó siendo correspondido por la morocha.

—El mío igual —hasta su voz tenía un deje aniñado que a JungKook se le hizo lindo.

—Ahora que se conocen, SungHoon puede mostrarte las instalaciones de la empresa con más tranquilidad —habló HoSeok, el manager de Cherry— luego me buscas y te daré la agenda completa para que sepas los horarios de tu trabajo —asintió— estaremos juntos mucho tiempo, así que espero nos llevemos bien —sonrió.

—No habrá problema.

Luego de despedirse de todos ahí dentro, salió junto al SungHoon, saciando sus dudas sobre algunas cosas que no le habían quedado del todo claro. Era demasiado por asimilar, porque básicamente, él debía vigilarla veinticuatro siete a excepción de cuando la Idol iba a su hogar a descansar. Así que mentalmente comenzó a prepararse. Recordó olvidar su credencial sobre la mesa, por lo que se disculpó y volvió rápidamente hacia aquella sala con la intención de tocar y entrar, deteniéndose al escuchar unas amargas palabras.

—Tú lo elegiste, Youjin, no podemos cambiarlo porque mañana comienzas con tus actividades.

—No digo que lo cambiemos, solo estoy diciendo que podríamos mantenerlo en prueba un tiempo.

—¿No te ha caído bien?

Youjin rodó los ojos. ¿Qué si le caía bien?

Si supieran que cuando ese hombre entró acaparando las miradas de los presentes ella debió esconderse llena de vergüenza por no llevar maquillaje y el cabello despeinado. La sola presencia del pelinegro hizo latir su corazón como loco sin saber porqué. Y eso no le había gustado en absoluto. Temía por sus emociones y en partes, porque le había parecido el chico más atractivo que había visto en su corta vida. No sabía si estar agradecida al escoger despreocupadamente a su propio guardaespaldas o golpearse a si misma por, ahora, tener a tremendo espécimen con ella.

—Si, solo espero haga bien su trabajo.

La enorme puerta de vidrio fue golpeada, ante el aviso positivo del CEO, JungKook pasó al interior con seriedad extrema en su rostro. Youjin quiso golpearse, sintiendo sus mejillas sonrojarse de la vergüenza por qué intuía que él había escuchado la forma tan despectiva en que habló de él.

—Lo siento, olvide mi gafete.

Agarró la credencial sin hacer contacto visual más que con HoSeok y Sihyuk, ante una leve inclinación de su cabeza se despidió nuevamente y tan solo una milésima de segundo sus ojos miraron a Youjin sin emoción.

Kira a su lado la codeó, si había algo que Bloom Cherry hacia bien aparte de cantar y bailar, entre otras, era la actuación. Sabía disimular bastante bien y ese instante no era la excepción. Haciéndose la idiota cuando por dentro se estaba muriendo de la vergüenza, se suponía que aquel comentario fue su último exhalo de malhumor y no era a propósito ni quería que aquel chico que se había esfumado como relámpago en el cielo se creará malas impresiones de ella.

Ambos coincidiendo con el mismo pensamiento: "No sería nada fácil el comienzo"

Primer capítulo porque no me aguante. 🤭

Vieron la nueva portada, el banner y separador???? Están mortales!!! 😍 Gracias a la genia de JkkMrs

Los hermanitos Kim... 🥰

De a poco iré presentando más personajes.

Se les quiere.

💜💜💜

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