YeonJun conducía con lentitud hacia el complejo de departamentos donde vivía su novia. Seguía sin parecerle una buena idea ir a esa reunión, pero ya había aceptado y, para retractarse, ya era muy tarde. Choi bufaba por lo bajo mientras miraba su celular, que marcaba una llamada entrante.

— Voy conduciendo, ¿quién habla? —preguntó, tratando de mantener la concentración en la carretera.

— Junnie, soy GaEul —respondió la chica al otro lado de la línea— Estoy fuera del edificio. Espero que llegues rápido porque hace frío.

— Voy en camino, quizás en diez minutos si el semáforo no se pone en rojo —respondió, soltando un leve suspiro de resignación.

— Ya sé que no quieres ir, prometo que estaremos ahí máximo media hora —dijo GaEul con una risa suave.

— Cuando dices eso, significa que estaremos ahí dos días —se quejó, haciendo que la chica volviera a reír.— ¿Por qué te ríes? Es cierto, que tú digas media hora significa el doble —replicó, sintiéndose algo frustrado.

— Ya no te quejes. Si te aburres mucho, diremos que tenemos algo que hacer —sugirió ella, aún divertida.

— Vas a decir que te olvidaste que teníamos planes, ¿o vas a fingir que es mi culpa? —frunció levemente el ceño, aunque no pudo evitar sonreír un poco.

— Diré que es mi culpa. Ahora conduce rápido, que hace frío —concluyó GaEul, antes de finalizar la llamada.

YeonJun rodó los ojos, intentando acelerar un poco su marcha. Como había pronosticado, en diez minutos llegó a recoger a GaEul. La chica rió levemente al ver el gesto de frustración que tenía el mayor, molestándolo por unos minutos hasta que él cambió su expresión.

Ambos llegaron al restaurante un poco antes de la hora acordada, así que se dirigieron a una mesa libre. GaEul se dedicó a enviar un mensaje a Rei, su amiga, informándole del lugar donde estarían esperando.

— Sigo sin recordar quién es ella —soltó YeonJun, mientras intentaba revivir las imágenes de las amigas que su novia le había enseñado.

— Es la japonesa. En las fotos tenía el cabello rosa —respondió GaEul, riendo levemente.

— Sí... en esas fotos había varias chicas japonesas y tres de cabello rosa. No sé si las tres eran japonesas, pero entiendes mi punto —contestó, frunciendo el ceño mientras reflexionaba.

— Ya la recordarás cuando la veas, Jun —aseguró GaEul, tratando de tranquilizarlo.

YeonJun se sintió un poco más aliviado, aunque la ansiedad seguía presente. "Solo será media hora," pensó para sí mismo. "Y si todo sale bien, al menos tendré buena comida."