𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 - 𝗨𝗻 𝗱í𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝗰𝗼𝘀
El fuerte estruendo de un trueno lo despertó. Había escuchado en las noticias que llovería pero eso desatándose afuera era una tormenta. Se levantó para cerrar el ventanal y evitar que el agua entrara si el curso del viento cambiaba. Recordó que la del patio tal vez pudo quedar abierta y fue a ver. Estaba cerrada, aprovechó y se dirigió a la cocina a por un vaso de agua antes de dormir.
Al volver se detuvo frente a la habitación de JungSu, la puerta solía quedar entreabierta. Entró, podía escuchar de forma nítida un suave llanto proveniente del bulto cubierto por sábanas, se movía temblando y con cuidado se acercó pronunciando el nombre de su hijo. Otro trueno y un chillido de miedo. Se apuró en destaparlo, JungSu con sus empapadas mejillas rojas saltó en los brazos de su papá.
—¿Qué sucede?
—Me da miedo la tormenta.
Lo acomodó en su regazo, JungSu con sus piernas a los lados de la cadera de su papá enterró la cabeza contra el pecho de este, su oído escuchando los latidos del corazón le traían calma. JungKook siseó, dando golpecitos a su espalda y besando la coronilla de su cabeza oliendo el perfume de su cabello. Lo llevó con él a la habitación principal, Youjin dormía plácidamente ajena al alboroto, tenía tapones para el oído y abrazaba una almohada multifunción.
Rondaba las treinta y ocho semanas de embarazo, tendría a su segundo hijo varón, JiHu.
Los ubicó a un costado de la enorme cama, JungSu dio un respingo ante otro trueno y se acurrucó contra el pecho de su papá.
—Tengo miedo.
—No tienes porque bebé, appa está contigo.
Los brazos de JungKook lo rodearon atrayendo su cuerpito y con caricias lo calmó. Se le quedó observando. Aún, a veces, seguía creyendo ser el peor padre, luego miraba a su hijo sanito y feliz, automáticamente todo lo malo se esfumaba. Su corazón se calmaba y podía estar tranquilo pues JungSu les demostraba fácilmente sus emociones.
Con su índice delineó de forma suave y despacio las facciones de su hijo. JungSu había sacado la pecas de Youjin y sus redondas mejillas. Era perfecto, hermoso, su mejor y más grande creación. Sentía orgullo y amor, un inmenso amor que jamás creyó tener, compartir, ni merecer.
Pero ahí se encontraba, acostado y protegido entre medio de sus dos amores, bueno, tres contando a JiHu dentro del vientre. ¿Qué más podía pedir a la vida si todo estaba más que bien?
Sus ojitos se abrieron entrecerrados procurando aceptar la luz diurna que entraba por la ventana de la habitación, giró sobre la cama matrimonial buscando su pequeño oso de peluche. Se sentó sobre el colchón con las sábanas enredadas entre sus piernas y bostezó recordando que su papá lo había llevado a dormir con ellos en la madrugada. Sobre la mesa de luz vio el despertador, las doce del medio día.
Se levantó despacio pasando al baño primero para lavarse la cara y cepillar sus dientes. Tenía un banquito para subir y mirarse al espejo, de paso arregló su cabello despeinado. Era sábado, al menos no debía levantarse temprano para ir a la escuela aunque a él le gustaba asistir. Era donde se encontraba con sus amigos y se divertía en clases de arte, música y literatura.
Bajó las escaleras despacio, ante la noticia que tendría un hermanito sus padres decidieron mudarse a una casa más grande y apartada en un complejo privado. Tenía su propia habitación y sala de juegos. La cocina era el espacio de su madre y es ahí donde la encontró.
—Buenos días mi amor hermoso —lo aferró a sus brazos y lo levantó aun con su enorme panza en medio, le besó el cuello y las mejillas haciéndole cosquillas. Lo bajó devuelta y JungSu pudo captar la presencia de un tercero sentado en el jardín. Se acercó despacio, Youjin detrás le propinó un suave golpe a su trasero— ve a saludar, mi pequeño melocotón.
Salió al jardín, a pesar de la tormenta en la madrugada el cielo parcialmente nublado tenía un cálido sol calentando el día. Rascó su cabeza y llegando a la mesa tomó asiento frente a la nueva visita.
—Hola, tío Hee, ¿cómo estás?
—Bien, ¿tú?
Ni siquiera quitó la vista de su libreta. JungHee disponía de salidas transitorias desde hacia un tiempo y el único lugar al que iba era a casa de su familia.
—Recién despierto —curioso se inclinó sobre la mesa— ¿qué haces?
—Dibujando.
—Oh —miró con más atención— ¿ese es Golden? Appa y yo leemos el cómic todo el tiempo, me los sé de memoria, todos. Me gusta mucho Berry, ella se parece mucho a omma porque canta y es la chica bonita que Golden ama. —JungHee observó fijamente al infante— pero me gusta mucho Purple Shadow, creo que lo subestiman y me gusta mucho su sentido del humor.
—Para tener cinco años entiendes bastante bien.
—Appa me obligó a leer desde que tenía tres y omma es bastante habladora, así que —se encogió de hombros— Tampoco me dejan tener tablet o teléfono, dicen que es mejor un libro —tomó un lápiz de un azul vibrante y bonito— no me quejo. Me gusta leer tu cómic, tío Hee.
—¿Quieres ayudarme? Son bosquejos pero me vendría bien que alguien los pinte mientras avanzo con esto, ¿puedes?
—¡Claro que si! Omma me metió a clases de pintura y dibujo desde los tres.
El ceño de JungHee se frunció del fastidio.
—Tus padres son muy molestos.
JungSu no puede evitar reírse ante el comentario, ese gesto embobó al mayor por unos segundos. Youjin llegaba sosteniendo un plato lleno de fruta cortada, lo situó sobre la mesa de vidrio tomando asiento en la silla contigua a su hijo.
—¿Qué hacen?
—Estoy ayudando a tío Hee a pintar.
—Que bueno, mi melocotón —acarició su espalda y luego miró lo taciturno que JungHee se encontraba— ¿Estás bien? Kook me dijo que has tenido problemas para dormir.
—Sí, ya sabes, la editorial me presiona para que les envié nuevo material.
—Sabes que debes tomarte tu tiempo —sobó su vientre, JiHu dentro parecía tener una fiesta de tanto moverse— Hyolin está haciendo un gran trabajo representándote.
—Sí, es bonita —acto fallido— quiero decir, funcionable, hace su trabajo muy bien.
A Youjin le dio ternura.
—JungHee tienes derecho a una vida normal y cotidiana, a enamorarte y tener metas —le dio gracia la mirada fulminante— no está mal que alguien te guste y al parecer comparten gustos similares.
—Excepto porque ella es una persona normal con vida normal que se topó con un psicópata trastornado en pausa.
No estaba de acuerdo.
—Y ella aún así decide estar a tu lado acompañándote y apoyándote, eso no hace una persona que solo ayuda a otra.
—¿Sugieres que está enamorada de mí?
—Tal vez, te mira de manera distinta.
—El loco soy yo, no tú, noona.
Negó. Aún le costaba aceptar ciertas realidades.
—Ya le contaste a tu hermano lo del proyecto de Hasbro.
—No, aún no. Tampoco se cómo lidiar con eso —sus hombros se tensaron de repente— ya sabes a lo que me refiero.
—Bebé —peinó sus cabellitos, se veía demasiado concentrado en no salirse de las líneas— puedes ir adentro y pedirle a papá que te cambie y te sirva el desayuno.
—Sí, omma. Ahora vengo, tío Hee, no te vayas.
Lo vieron correr, JungKook lo encontró en la puerta y levantó en brazos. Ambos se perdieron en el interior de la casa.
—¿Has sentido ansiedad o algo distinto? ¿Hablaste con tu psiquiatra?
Asintió, dejando el lápiz a un lado.
—Me dicen lo de siempre, que este nuevo contexto causará cambios tanto buenos como malos, que la presión y trabajo en exceso me llevarán al estrés, lo que puede hacerme sentir sofocado, y por eso debo mantener las sesiones y medicación al día todo estará bien.
Se inclinó hacia adelante para tocar su mano.
—Kook estaría feliz cuando sepa sobre este nuevo proyecto.
Se encogió de hombros.
—Lo sé, a mí me entusiasma también, gracias por no decirle nada —sonrió.
Había llegado el día en que JungHee presentaría una versión inédita de su comic Golden en la gran librería Starfield en Suwon. Desde uno de los pisos superiores miraba la concurrencia, mucha gente y la expectativa muy alta. Era la primera vez que se presentaría en público, no habría rueda de prensa o firma de autógrafos, pero si un sketch donde contaría como surgió este gran proyecto que lo catapultó al éxito bajo el seudónimo JH. Sintió nervios, quería marcharse, la ansiedad iba atacarlo.
Se dijo a si mismo que nada malo pasaría. Lo último y más drástico que podía pasar era escuchar las voces, algo improbable puesto que hace tres años no pasaba. Sintió algo pequeño y cálido tomar su mano, al bajar la mirada se encontró con JungSu.
—Tío Hee, ¿por qué tiembla?
—M-miedo —se relamió los labios— nervios. No quiero salir.
JungSu asomó la cabeza y vio todo el tumulto. A cualquiera le daría nervios ver tanta gente junta. Él estaba acostumbrado, a muy temprana edad asistió a varios conciertos de su madre y una o dos peleas de su padre. A su corta edad podía entender que toda esa exposición podía inquietar a cualquiera.
—Ven, no tengas miedo —lo arrastró detrás, JungHee sin entender lo siguió confiando— siéntate ahí. Omma tuvo clases de yoga en casa, le daba pereza salir. Estuve con ella y nos enseñaron a como respirar si sentía dolor.
—Yo no tengo un humano dentro del estómago, JungSu.
—Pero respirar ayuda a calmarte, ¿no? —asintió, tenía un punto. Las manos más pequeñas sujetaron las más grandes y le indicó como empezar— sígueme, piensa en cosas bonitas. Piensa en Purple shadow rompiendo traseros.
JungHee no pudo evitar reír. Si sus padres escucharán que dijo una mala palabra lo regañarían. Lo intentó, en serio que trató pero su atención se vio en JungSu, en como cerraba sus ojitos y respiraba hondamente, sonrió, se veía demasiado tierno y la sensación de firmeza con que las manos más pequeñas lo sostenían le dieron fuerza y alivio.
—¿Mejor, tío Hee? ¿Pudiste respirar?
No hizo nada tan solo se quedó observando a su sobrino. Extrañamente toda su presencia y su forma de ser le transmitió una paz que no había conocido antes. También algo de confianza.
—Sí, estoy mucho mejor.
—¿Quieres un abrazo? Omma dice que los abrazos provocan hormonas de la felicidad.
El único abrazo que había recibido en toda su vida fue de JungKook, un par de veces, y aún se estremecía con el recuerdo de lo bien que se sentía ser reconfortado.
—¿Quieres abrazarme?
—Claro, ¿por qué no? Yo te quiero tío Hee.
Su corazón palpito fuerte, mucho. Tuvo que tomar una bocanada de aire para poder asimilarlo. De nuevo, solo su hermano le dijo abiertamente lo mucho que lo quería. Y Youjin, claro, pero esto era diferente. Se sintió conmovido, con emociones que no podía ponerles nombres porque no sabía cómo se llamaban. Aun seguía aprendiendo sobre ello.
JungSu sabía lo que le ocurría a su tío, sus padres le hablaron abiertamente de ello con conceptos que pudiera entender y comprender para su edad. Su conclusión llegó a ser que su tío Hee solo necesitaba mucho amor y él podría dárselo. Sin esperar tuvo la iniciativa, lo abrazó rodeando sus hombros. No era tan grande y musculoso como su appa por lo cual se le hizo un poco más fácil.
Había algo que atacó a JungHee y eso fue la emoción de querer llorar. Rodeó despacio el pequeño cuerpo de su sobrino y lo apretó contra él. Cálido. Sonrió, su nariz y ojos ardiendo. Levantó la mirada, Youjin los observaba desde la distancia, ella obviamente ya estaba llorando. La influencia de JungSu solo llenaba sus vidas de amor y felicidad.
Su expresión cambió a una de dolor segundos después, se dobló hacia adelante sosteniendo su vientre y profirió un bajo chillido. Tanto JungHee como JungSu se dieron cuenta y fueron a socorrerla. El menor más veloz insistió a su madre sentarse mientras iba por su papá. No tardaron mucho, JungHee confundido y sin saber que hacer solo le extendió la mano mientras la veía respirar de forma extraña.
Se olvidaron de la presentación y fueron al hospital. Los nervios lo único que hicieron es que JungHee se aferrara a JungSu y JungKook hiciera los ejercicios de respiración con Youjin. Llegaron a los minutos recibiendo atención inmediata, JungSu el encargado de avisar a través del teléfono de su papá a sus abuelos y al grupo familiar con sus tíos que su hermanito ya estaba por nacer. Suspiró, aún en brazos de su tío y le pidió al mayor tomar asiento.
—¿Tu madre estará bien?
No quitaba la vista de la puerta de vidrio automática ni del cartel en la parte superior de la pared indicando en hangul, quirófano. JungSu siguió el camino de la mirada y solo reaccionó a tocar la mano de su tío para calmarlo.
—Appa está preocupado que suceda lo mismo que sucedió cuando yo nací. Omma me contó que lo pasaron muy mal y casi no la contamos —JungHee giró su rostro. Lo relataba como si no fuera algo grave— pero según la doctora que la atendió y todo lo que omma dijo, JiHu es muy tranquilo y no tuvo complicaciones durante el embarazo —se señaló a si mismo— yo estuve con ella en todo momento y lo puedo confirmar.
Una vez más ese niño le demostraba la fuerza interior que tenía, en su lugar estaría teniendo una crisis de ansiedad volviéndose solo una carga.
—Oh, ¡tía Chae! —se levantó, corriendo el poco trayecto para abrazarse a la chica. Chaewon se había convertido en Jefa del servicio de Cardiología del hospital de Seúl. Le besó los cachetes lleno de pecas al infante y reparó en JungHee con sus puños sobre sus muslos.
—¿Te encuentras bien? —el mayor asintió— ¿Cómo estás mi melocotón preferido? —frotaron sus narices en un beso esquimal.
—Bien.
—Tu madre ya entró, ¿verdad? —el pequeño asintió sonriente— les invitó a comer algo, lo de unnie llevará tiempo y mientras tanto podemos entretener la cabeza lejos de los nervios y el estómago contento llenando de comida.
—Eso si me gusta —se levantó JungHee, suspiró, sus dedos moviéndose por los nervios— aunque tengo otra cosa en mente y es que me fui sin avisar, Hyolin y la gente de la editorial me matarán.
—Tranquilo, oppa. Llámala, ellos deben entender que tuviste un percance.
—¿Y si no?
—Deberán de hacerlo, eres un humano no un robot.
Chaewon se había ganado la entera confianza de JungHee, también su cariño. La consideraba como su hermana y era a la única que permitía tocarlo si se trataba de un asunto médico. También ella sabía cómo hablarle para calmarlo o incluso, como Youjin, ponerle limites.
Los llevó a la cafetería, pidió un almuerzo ligero y los observó comer mientras ella asumía ser la intermediaria con Hyolin que al explicarle la situación, esta le expresó que se encargaría de todo para que JungHee estuviera tranquilo disfrutando del gran acontecimiento familiar. YongIl llegó minutos después acoplandose a ellos.
—Llegué en cuanto pude.
—Toma asiento, ¿quieres algo de comer o beber?
—No, gracias, Chae-ssi —colocó su bolso sobre el respaldo del asiento. JungHee con mejillas llenas observó la interacción— yo puedo hacerlo, de hecho, si gustas algo puedo traerte.
—No te preocupes —le sonrió, había comido antes.
—¿Por qué se sonríen tanto? ¿algo que quieran decirme?
Ambos miraron a JungHee. Sino lo conocieran la mirada penetrante que les daba daría escalofríos. Chaewon bufó, YongIl sonrió divertido y se alejó para buscar algo de beber.
—Ahora se supone que debo ser desagradable con la gente.
—No, pero reconozco cuando pasa algo, así se miran noona y hyung —Chaewon rodó los ojos— y eso que ellos son asquerosamente insoportables con su amor de telenovela barata —JungSu masticó de su sandwich y con los palillos tomó un rollo de huevo, rápidamente obligó al mayor abrir su boca y metió el pedazo entero callandole.
—Come y calla, hasta JungSu sabe que dices tonterías.
Rieron, JungHee era celoso y posesivo con los suyos sin ir a los extremos.
Dos horas después, fueron los primeros en ver a través de un ventanal a un pequeño y rosadito JiHu.
—Wua, tu padre solo sabe crear varones.
—JungHee —reprochó Chaewon por lo bajo y en tono divertido.
—Una vez les pregunté appa y omma de dónde vienen los bebés —se miró con su tío, iba en sus brazos.
—¿Qué te dijeron? —preguntó, podía notarse un ligero entusiasmo— si sabes sobre la biología y todo eso. El hombre y la mujer, la reproducción —gesticuló.
—¡JungHee, yah!
Este rodó los ojos ante el golpe que le dio y el menor se rio.
—Omma se puso pálida, appa me dijo que algún día me iba explicar que soy pequeño aún para entender, luego omma dijo que nadie hablaría de eso hasta mis veintiuno y appa la llamó ingenua riéndose —JungHee no pudo contener la risa— entonces omma se enojó y le dijo que dormiría en el living por eso.
—Luego qué sucedió, hyung si durmió fuera.
—Hicimos una pijamada de hombres y omma se coló en la madrugada porque no quería que la dejáramos sola.
Esas pequeñas interacciones ayudaban mucho a la salud mental de JungHee. Excepto cuando, de casualidad, se encontraba con los padres de Youjin. Sentía nervios, culpa, un exceso de ansiedad porque después de años tenía dimensión del daño que había causado en el pasado y aunque los mayores no le dijeran nada podía sentir que lo juzgaban con la mirada. Luego Heeji se le acercaba y con el mismo cariño con que trataba a su gemelo lo hacía con él, sabía que debía seguir tratándose para algún día poder sentirse en paz, al menos consigo mismo.
—Felicidades, hyung.
JungKook era todo sonrisas, fue parte del parto normal y de cortar el cordón umbilical que unía a su segundo hijo con su mamá. De sostenerlo unos segundos en brazos y de compartir esa inmensa felicidad junto a su fuerte y valiente esposa. Suspiró, recibiendo las felicitaciones de los poquitos que habían venido, alzó en brazos a su primogénito para atacarlo a besos y abrazarse con su gemelo.
—Me alegro que estés aquí —lo miró.
—Tuve que cuidar de tu engendro.
—No mientas, tío Hee, yo te cuide a ti.
Rieron, JungSu podía distinguirlos perfectamente aún cuando había distintivos inmensos que para otros eran lo mismo.
—Felicitaciones JungKook —se acercó YongIl— les deseo toda la dicha al nuevo bebé y a Youjin.
—Gracias, en serio, gracias por siempre haber estado en todo momento, tener paciencia extrema y haber cuidado muy bien de JungHee.
—Oigan, estoy aquí —los fulminó— sino fuera porque tenemos un niño enfrente los insulto.
JungKook volvió abrazarlo. JungHee se dejó solo por la ocasión.
—¿Quieren pasar a conocer a JiHu? Tu madre está preguntando mucho por ti —murmuró, acariciando con el dorso de su mano la mejilla del menor.
En ambos Jeon se notó el entusiasmo, diferente intensidad obviamente. Se los llevó, JungHee comenzando a sentir una leve ansiedad por diversas emociones que no sabía nombrar. Se dijo a si mismo que nada malo pasaría y cuando ingresó a la habitación donde Youjin y JiHu descansaban se sujetó de la mano de JungSu. El silencio los recibió, Youjin recostada sobre la camilla se veía cansada, ojerosa pero risueña. Abrió sus brazos al ver a su hijo mayor y este pidiendo ayuda fue a ellos.
—F-felicitaciones noona.
—Gracias —su voz se escuchaba ronca— ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?
Bufó, ella fue la que casi se partió a la mitad para traer a un humano al mundo y le preguntaba que cómo estaba.
—Cuide de tu engendro, me debes mucho.
—Gracias JungHee —apretujó a su hijo— no se que haríamos sin ti.
—Oye, gemelo malvado, ven a conocer a tu sobrino.
Levantó la cabeza, JungKook sostenía un bulto entre sus brazos y lo único a la vista eran unas diminutas manitos moverse. JungHee pensó que la situación era una completa locura —como su estado mental— y se acercó a pasos lentos, con miedo, incertidumbre, duda y mucho más. Inspiró y exhaló teniendo la imagen de un pequeñito JiHu moviéndose.
Para conocer a JungSu tomó tiempo, casi cuando cumplió el año y el director del centro —y varios permisos— lo vio correcto pudo hacerlo.
—¿Quieres sostenerlo?
—¡No!
—Kook, despacio. No lo presiones.
—Yo si quiero sostener a mi hermanito, por fa.
Se acercó, Youjin le explicó cómo posicionar sus bracitos y JungKook colocó al mas pequeño sobre su hermano mayor. Los ojos de JungSu se abrieron, asombrados de ver a su hermanito y compañero de aventuras. Se atrevió a inclinar su cabeza y besarle la frente con pequeñas costritas.
JungHee observó a la distancia la escena, feliz con su corazón en paz, agradeciendo que nada malo les había pasado y pudo entender que la vida, Dios o quien sabe que fuerza superior le había dado una segunda oportunidad al estar allí compartiendo un grato momento con su familia. Eso era todo lo que debía ser.
Me gusta que el personaje de JungHee haya dado un giro de 180 grados en esta temporada. Ameritaba un capítulo donde apareciera y tuviera su final feliz. Al parecer, así como Youjin y JungKook son el lugar seguro del otro, su sobrino es el suyo.
Hice que solo tuvieran un bebé mas y no gemelos o mellizos porque sería muy obvio 🤭 aunque me imaginé varios eventos y hubiera sido divertido. Se las debo.
Faltan unos extras más así que no se vayan.
Les quiero y tengan un hermoso inicio de semana. 🥰💕✨
💟💟💟
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