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𝗘𝗣𝗜𝗟𝗢𝗚𝗨𝗘

No hay nada que se interponga entre nosotros, nena. Llevamos mucho tiempo esperando este momento.
Lips on you - Maroon 5
•••

Un año y varios meses después. 

Tenía todo lo que una persona con sus posibilidades desearía en la vida. Reconocimiento, admiración, respeto, lujos y muchos ceros en el banco. Lo tenía todo, el mundo entero a sus pies y está vez si tenía a su lado con quién compartirlo.

Se encontraba a nada de ganar un nuevo título mundial, el público en el MGM Arena en Las Vegas eufóricos por la pelea que se daba encima del enorme ring, ocho asaltos llenos de adrenalina que aún parecían ni tener final. Una combinación magistral del cuerpo al rostro hizo tambalear al rival americano de Jungkook, este vio la oportunidad y con un gancho de su mano derecha lo derribo a la lona.

Respiraba con dificultad, se movía por el cuadrilátero, el referí contando y Smith intentando levantarse. Ocho, nueve, diez. La pelea dio por finalizada y el título mundial de peso pesado tenía un nuevo dueño, el coreano: Jeon JungKook.

Sintió la felicidad recorrer su cuerpo, dejó que uno de su equipo lo elevará, él con el puño en alto escuchaba y disfrutaba del coreo enérgico de los aficionados. Sus ojos buscaron a alguien en particular en las primeras filas, pidió que lo bajarán y sus brazos se abrieron recibiendo a su prometida en ellos.

—Lo hicimos otra vez, cariño. Lo hicimos.

—Felicidades mi amor.

Apenas se separaron compartieron un beso fugaz. Youjin lo dejó ir aliviada de verlo entero aunque con algunos golpes repartidos. La felicidad no era solo de ellos sino de todo el equipo que acompañaba a su prometido. Tanto que había trabajado y el tiempo que ella había puesto en su familia le habían dado a él lo suficiente para escalar un poco más en su carrera. Eran un equipo, la victoria de uno era de ambos, buenos de los tres.

Recibió las felicitaciones de algunos conocidos, amigos de la pareja también los acompañaba. JungKook arriba del ring se tomaba fotos y expresaba algunas palabras de agradecimiento. Sus miradas se encontraron y conectaron. Podía ver claramente los nervios en ella y no la culparía, llegar a retar el título mundial de peso pesado le había costado. El hombro herido en un pasado, aunque curado correctamente, le restaba agilidad a los golpes en su izquierda, por lo que debió aprender a buscar otros métodos para no perder agilidad ni potencia.

Ya no debían preocuparse más. Al menos por un largo tiempo.


Termino de colocarse los pendientes, el único ruido sordo y apaciguado en la habitación era la de la ducha. Se levantó de la cama, entró al mediano guardarropas y revisó su atuendo frente al espejo. Vestido de tirantes con escote cuadrado, ceñido y largo hasta las rodillas. Le gustaba como se veía su silueta. Caderas anchas, cintura estrecha y sus pechos acentuados no se veían para nada vulgar pero le daban un toque sensual. Había dejado su cabello como había peinado al principio, con algunas ondas en las puntas y retocó su suave maquillaje.

—Te ves hermosa, cerecita.

Sonrió algo avergonzada, alisó con sus manos la pulcra falda a la altura de su cintura. JungKook salía del baño con su cabello húmedo y una toalla rodeando su cintura. Apenas tenía un pequeño corte en la ceja derecha y al otro día se notarían los moretones. Se acercó situando sus manos sobre la cintura de su prometida. Repartió castos besos a la piel de su hombro luego de remover su cabello a un lado.

—¿Estás seguro de querer asistir a la fiesta?

Se detuvo, rodeando la cintura con ambos brazos y aferrándose a ella. Cerró sus ojos enterrando la nariz en la piel del cuello y aspiró todo su dulce aroma.

—Ya me comprometí con TaeHyung —suspiró— sino asistimos luego lo tendré reprochándome. SunMi también, se supone que es más publicitario que otra cosa.

Youjin giró, colocando ambas manos sobre los anchos hombros y los deslizó despacio por su torso provocándole. Se estiró besando sus labios de forma húmeda y dejándole con las ganas se alejó contoneando las caderas. Sensual. Duró segundos, el teléfono de Youjin sobre la cama sonó y ella al mirar la pantalla atendiendo la llamada su actitud de femme fatale cambió a una risueña y alegre.

—¡Cariño! ¡Cariño! Ven.

Sonrió divertido, se colocó rápidamente una camiseta mientras tanto y fue a sentarse a su lado. Del otro lado de la pantalla Heeji los saludaba y mostraba al pequeño JungSu en sus brazos. Este al escuchar las voces miró a la pantalla. Su vocecita llamándoles causó ternura y sonrisas en los mayores.

—¿Cómo está mi pequeño melocotón? Omma te ama mucho, ¿lo sabes?

JungSu tenía los ojos puestos en su papá. Sus manitos abriendo y cerrándose pedían por él. JungKook le habló, cautivado por esas mejillas redondas sonrojadas y su sonrisa de dos pequeños dientes inferiores. Todavía se cuestionaba su paternidad, si lo hacía bien o si en el futuro sería suficiente para su hijo. Temía todo el tiempo de hacerle daño pero saber que estaba creciendo feliz en un sano entorno familiar le traía alivio. Y sobre todo, tranquilidad.

Prefería mil veces estar en la comodidad y calidez de su hogar jugando con su hijo que estar rodeado de fiesta a miles de kilómetros al otro lado del mundo. Al menos veía a Youjin más tranquila, bailando junto a Jennie más alejadas. La vio acercarse, sonrió para sus adentros entendiendo perfectamente lo que ella haría, sacarlo a bailar. Se dejó llevar hacia la pista dejándose guiar por los movimientos de su prometida, disfrutando el momento.

—¿Cariño?

—¿Mmh?

Youjin se acercó lo suficiente para susurrarle al oído.

—Casémonos —eso le tomó por sorpresa. Sus ojos bien abiertos la miraron— ¿No es lo que querías? Casarte conmigo.

Estaba en shock. Le acunó el rostro entre sus manos teniendo más proximidad.

—Es lo que más quiero, Youjin, pero…

—Entonces hagámoslo.

—¿Aquí? —ella asintió, divertida por la reacción de él— ¿en Las Vegas? ¿ahora? —volvió asentir, se veía tierno— ¿No crees que es muy precipitado?

—No, quiero regresar a Corea siendo tu esposa.

—Sabes que nos meteremos en problemas cuando la familia lo sepa.

—Siempre hicimos todo al revés y a nuestra manera —picoteó sus labios, la palma de su mano sobre su pecho sintiendo los latidos—  sino lo hiciéramos no seríamos la Golden Couple —rieron— además, dentro de un par de meses nos casaremos al estilo coreano como se supone deberíamos, ¿Qué dices?

—Contigo hasta el fin del mundo y con cualquier locura, Kim Youjin.

Ni siquiera se despidieron, se fueron furtivamente y en la entrada pidieron el auto que los llevaba a todos lados. Ambos sabían hablar perfectamente el inglés por lo que no tenían problemas con la comunicación. Habían bebido lo suficiente para cometer esa dichosa locura pero no tanto como para encontrarse ebrios e inconscientes. Le comentaron al chófer la idea que tenían y este divertido les indicó un lugar en específico donde podrían ir.

La única cuestión era que para hacerla oficial y legal debían seguir algunos pasos necesarios. Un formulario online para tramitar una licencia de matrimonio, elegir una capilla y dos testigos. Querían algo sencillo y rápido, la emoción podía acabarse si lo pensaban a conciencia. Llamaron a TaeHyung y Jennie quienes aceptaron de inmediato ser parte de esto y en menos de dos horas Youjin se encontraba caminando por el corto pasillo con un hermoso, corto y ceñido vestido blanco. No podía evitar sonreír viendo a JungKook esperarla en el altar.

A decir verdad no era nada de lo que había soñado, el lugar parecía montado como en aquellas películas románticas americanas, la música era grabada y un ministro al estilo Elvis Presley oficiaría la boda. Sin embargo, la aventura que estaban viviendo valía mucho más. El sentimiento y la emoción de estar juntos y poder realizarla sería un grato recuerdo del cual jamás podrían olvidar.

—Jeon JungKook —este asintió, comunicándole al hombre que después de tres intentos fallidos al fin había podido pronunciar correctamente su nombre— ¿acepta a Kim Youjin —con ella fue más fácil— como su legítima esposa, amarla y respetarla, de hoy en adelante, en lo próspero, en lo adverso, en la riqueza, en la pobreza, en la enfermedad y en la salud, hasta que la muerte los separe?

El destino los había juntado en el momento correcto. Con sus espíritus rotos y perdidos. Reacios a creer que podrían encontrar en un desconocido un lugar seguro.

—Sí, acepto.

—Kim Youjin, ¿acepta a Jeon JungKook como su legítimo esposo, amarlo, respetarlo, de hoy en adelante, en lo próspero, en lo adverso, en la riqueza, en la pobreza, en la enfermedad y en la salud, hasta que la muerte los separe?

Ella creyó jamás enamorarse. El miedo de un pasado oscuro y nebuloso le impedía poder hacerlo y consideraba que al estar manchada nadie voltearía a quererla. Él apareció con el corazón destrozado, desilusionado y sin esperar nada de nadie. Sin quererlo ambos se entregaron a la protección del otro, se dejaron llevar y ante cualquier dolencias ambos se buscarían.

—Sí, acepto.

Se enamoraron irremediablemente y se entregaron a una eternidad conjunta.

—Por el poder que me otorga el estado de Nevada Country, los declaro marido y mujer.

Youjin no pudo evitar soltar algunas lágrimas, JungKook risueño las secó con su pulgar y tomándola por la cintura la aferró a su cuerpo y a su boca. Un beso intenso y tan dulce a la vez que los caracterizaba a los dos. Aplausos, felicitaciones y como esposos de la mano salieron de aquella capilla.


Se saltaron la disque recepción que el padrino quiso celebrarles. Solo compartieron un par de tragos y algunos shot de tequila. La pareja se encontraba algo apurada por llegar a la habitación, está vez el alcohol los tenía demasiado alegres. JungKook se encargó de ingresar con su esposa en brazos, la típica tradición, Youjin pataleando y riendo solo quería dar vueltas. Lo dijo y él complaciente lo hizo. Cayeron sobre la cama matrimonial y como imanes sus labios se unieron, primero en cortos y tontos besos y luego, en uno más largo.

Ella fue quien tomó el control subiéndose a horcajadas. La necesidad en ambos se veía con demasiada claridad. En las manos masculinas levantando desprolijo la falda para apretarle la carne del trasero. Las respiraciones desordenadas y algunos jadeos golpeando las paredes. JungKook se quejó un poco. Youjin se detuvo.

—¿Estás bien, cariño? —él asintió— ¿te lastime? Lo siento.

—No es nada, los golpes —resto importancia.

Se miraron, Youjin mordiéndose los labios con una idea en mente.

—¿Qué tal si ponemos el jacuzzi y nos relajamos?

Se sonrieron, JungKook besó los labios de su esposa acariciando suavemente su cuerpo. Accedió, prefirió ser él quien preparara la bañera con el agua aclimatada y algunas burbujas por algunas esencias en aceite relajante. Youjin llegó acomodando el champagne dentro de una hielera y dos copas cerca, le pidió a su esposo le ayudara a bajar el cierre del vestido y con lentitud él lo hizo. Sereno la observó desvestirse por completo, su cuerpo reaccionando y sus ojos conectando.

Fue su turno y con una leve sonrisa en sus labios permitió ser desvestido lentamente. Sus manos cosquilleaban por tocarla y solo se contuvo porque ella no se lo permitió hasta que entraron dentro del agua templada. Un suspiró lascivo salió de Youjin ante el contacto. Era una clara invitación a su desnuda tentación y bastante se había contenido.

La vio voltear a propósito para servir el líquido burbujeante en las copas dejándole admirar su redondo trasero. Se acerca, besa toda la extensión de su espalda para luego apoyar su enorme erección contra las nalgas. La siente erizarse, aprovecha y se frota besando su cuello, ambos sosteniéndose del borde del jacuzzi. Ella también contribuye empuñando el cabello de su esposo y tomando una de las manos para conducirlas a uno de sus senos.

Ladea su rostro, reclamando su boca y sus lenguas se entremezclan. Los gemidos se pierden cuando los largos dedos de JungKook se deslizan con facilidad por su sexo. Húmeda y lista. El hilo de sus pensamientos se pierden en una nebulosa ante las embestidas de dos dedos y la punta del miembro rozar de forma atrevida su orificio anal. No era la primera vez que tenían ese tipo de sexo, eran lo suficientemente abiertos a probar nuevos métodos para mantener la chispa.

—¿Estás segura? —jadeó, Youjin asintió apretándose un poco más hacia la prominente y dura erección.

JungKook con cuidado y estimulantes caricias prepara la zona. No tenían algún gel intimo o aceite especial, pero los fluidos vaginales ayudaron un poco, el presemen también. Entró de a poco, sus manos y boca desviando la atención del dolor. Pasando los minutos con la seguridad y consentimiento sus caderas iban empujando de a poco hasta entrar por completo, y en cuidadosas embestidas ambos se perdieron en el súbito y caliente placer.

Sigue no se detiene aún cuando los gemidos de Youjin están escalando en gritos agudos. Era un sonido sensual y alentador para su elevado líbido. Se deleitaba con verla temblar y escucharla desmoronarse, conocía cada punto erógeno del cuerpo de su ahora esposa. Cada acción o movimiento que la volvía loca sabía sacarle provecho. Y viceversa. Estaba a punto, temblando también, conteniéndose de dejarse llevar y ser más salvaje, no quería lastimarla. Sus manos se sujetan del borde y se impulsa, en rápidas y cortas embestidas que los lleva ambos a la cúspide del orgasmo a la vez.

Exhaustos, jadeantes y sudorosos. No sé despegan, procuran buscar el aire que se robaron el uno al otro y se toman su tiempo. JungKook con caricias suaves a la cintura y cuello de Youjin sale de su interior, gime bajito por la sensación de alivio y libertad en su miembro. No la suelta, parece bastante cansada aún cuando voltea y sujetándole del rostro lo besa acoplando su cuerpo al suyo. El deseo de continuar seguía ahí y lo saben.


—¿Estás bien? —exhaló, sus labios en roces suaves.

Ella asintió, peinando entre sus dedos las hebras de cabello húmedo de su esposo. En su cabeza el título sonaba importante e imponente. Y el momento solo ayudaba a crear más placer en ella, de nuevo. Lo empujó causando que ambos se sumergieran dentro del agua aún templada. Temblorosa y un poco tambaleante se colocó entre medio de las fuertes piernas masculinas, repartió algunos besos al cuello, mandíbula y pecho.

Se bañaron mutuamente, en suaves caricias quitaban el exceso de sudor, esfuerzo y sexo. Conformes y más frescos salieron, pero no dispuestos a descansar, sino a adorarse, a demostrarse que se necesitaban y deseaban todavía mas.

Un sensual baile para el deleite de JungKook primero.

Luego Youjin regocijando a sus manos tocando cada rincón del cuerpo desnudo de su esposo debajo de ella.

Ella besó cada golpe en su rostro y se movió sintiendo llenarla. Él la sostuvo de la cintura colocando de su parte al besar su cuello y senos. La habitación en penumbras solo se iluminaba gracias a las luces de aquella ciudad del pecado y ni siquiera el amanecer surgiendo en el horizonte los detuvo de seguir haciendo el amor.

Hay una sola expresión para este capítulo:

¡OMO! 🤭


Lola esperando a leer sus comentarios (cof, cof, cochinas):

No podía despedirme sin poner a la Golden Couple como suelen ser. Bien intensos y apasionados los niños. 🔥😆

Gracias a las personitas que me recomendaron canciones para escribir el capítulo... Lo hice en menos de media hora y creo que salió bien (con sus errores) pero aceptable.

Espero les haya gustado. Todavía faltan los extras así que no quiten la historia de sus bibliotecas y esperen.

Les amo, gracias, gracias, gracias y espero tengan un hermoso inicio de semana. 💕

💟💟💟

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