𝗘𝗡𝗗
Había comido mucho, se encontraba lleno, bien satisfecho y haciendo reír a NamJoon y SeokJin al levantar su ropa para observar que sus marcados abdominales siguieran en su lugar. Youjin solía decirle –burlarse– que sería mucho más sexy que tuviera una pequeña pancita sobresaliente, él discrepaba enormemente. Estaban hablando tonterías dentro del ascensor mientras bajaban la basura al rincón de residuos en el subsuelo del edificio. A él solo le permitieron llevar la bolsa que contenía papelería, nada pesado mientras ellos dos lo más pesado.
—No soy un niño.
—Eres el mas pequeño de los tres —alegó Nam. Jin saliendo primero cuando las puertas metálicas se abrieron le dio la razón.
JungKook bufó, permitiendo que ellos se adelantarán. Youjin tampoco le había permitido levantar nada pesado y eso que ella aún seguía recuperándose de la cesárea. Acomodaron cada cosa en el respectivo contenedor tomándose el tiempo. JungKook se tardó un poco más al tener que separar el papel del plástico normal y el de vinilo. Podía escuchar a su primo y cuñado alejándose entre bromas. Esos dos se llevaban muy bien.
Cerró la tapa y volteó percibiendo la presencia de un cuarto. En principio lo ignoró dándole la espalda, al llevar una capucha cubriendo la cabeza le fue imposible identificarlo, luego su sorpresa fue grande cuando se dio cuenta quien era.
—¿JiMin?
No pudo agregar nada más, se vio obligado a levantar las manos al ser apuntado por una Glock 9mm. Su corazón retumbó enloquecido.
—¿Qué...
—Es tu culpa —abrupto se quitó lo que lo cubría, JungKook juró verle las pupilas dilatadas a pesar de la escasa luz del lugar.
—Jimin escucha.
—¡Cállate!
También temblaba, respiraba acelerado y podía ver vacilación en cada uno de sus movimientos. Estaba muy seguro que se encontraba bajo la influencia de algún narcótico. Tragó manteniendo las manos en alto, mostrándose tranquilo sin apartar la vista del rostro o el arma oscilando en sus manos. SeokJin y Namjoon se encontraban alejados mirando la escena habiendo alertado ya a seguridad.
JiMin se jaló el cabello, su cuerpo trepidaba con tanto en su interior y su caótica mente lo turbaba aún más.
—No sabes lo mucho que te detesto —siseó— te odio, tu estúpida presencia me da repulsión. ¿Por qué no te quedaste en tu maldita ciudad?
Era imposible dar un paso, ambos se miraban fijamente. JungKook solo temía por Youjin y JungSu, le creía capaz de todo a ese tipo.
—Jimin, por favor —relamió sus labios. Su garganta se vio seca repentinamente— déjame ayudarte, esto no nos llevará a ningún lado. Ambos cometimos errores, la vida se trata de aprender y...
—Deja de decir mierda barata moralista —el llanto atascado le impedía hablar con firmeza— Nada de esto pasaría si no te hubieras aparecido otra vez en nuestras vidas.
—Piensa en Youjin.
JiMin quiso reír. En ella pensaba precisamente. En lo estúpida que fue al confiar en alguien que decía amarla y luego la dejo. Se lo dijo.
—Lloraba recordándote, lo hizo un par de veces cuando bebía de más —su pecho subía y bajaba, hiperventilando— envidiaba la manera tan afectuosa que hablaba sobre ti. Aún cuando había pasado mucho tiempo ella seguía amándote. Me di cuenta la noche que te encontramos borracho en ese bar de Busan, la extrema preocupación por tu estado después de perder a tu maldito padre, ella no hizo más que cuidarte, quedarse a tu lado y cerciorarse de que estuvieras bien. —a JungKook le dolió escuchar aquello— Se quedó en tu apartamento aún cuando le pedí quedarse a mi lado. Me dejó por ti —gruesas lágrimas cayeron por sus mejillas comenzando a reír, JungKook vio la ínfima oportunidad de acercarse, la de querer quitarle el arma antes que cometiera un grave error— ese bebé no merece tener un padre como tú. Mejor si estuvieras muerto.
—¡JiMin no!
Se escuchó el primer disparo, corridas y algunos gritos. Namjoon logró reducirlo entre medio de un forcejeó y un segundo disparo. Algunos guardias llegaron por ayuda segundos después. Jin corrió hacia JungKook quien se había quedado estático en su puesto y luego cayó irremediablemente al suelo sosteniendo su hombro. Le había dado y sangraba bastante.
—¡Una ambulancia! Llamen una ambulancia.
Hizo todo lo posible por mantenerse despierto, el lado superior izquierdo de su cuerpo se entumeció y segundos después se perdió la consciencia.
Sorbió la nariz y bufó. Su caminata de un lado a otro ponía nervioso a cualquiera.
—Youjin debes calmarte, siéntate.
—¡No me pidas que me calme, YuGyeom! —tembló— ¡casi matan a JungKook!
Estaban esperando a que terminarán de tomar la declaraciones correspondientes. Por suerte la bala no había comprometido ningún nervio o tendón y requirió de una pequeña intervención para quitarla. Tenía el hombro vendado y mientras tanto debía usar un cabestrillo. Cuando Youjin supo lo ocurrido sufrió una leve crisis de ansiedad y nervios. No estaba dispuesta a dejar a JungSu tampoco a sacarlo de la casa.
Jin y Namjoon hicieron lo posible por tranquilizarla pero fue en vano.
Dos agentes salieron junto al abogado. Youjin no esperó por permiso y entró. Lo vio recostado sobre la camilla, llevaba el torso desnudo y el hombro completamente vendado. Aún tenía rastros de sangre seca en su piel e imaginó lo peor. Se acercó despacio, conteniendo las lágrimas y tomando asiento en la orilla. Le era imposible hablar, lloraría.
—Estoy bien —le sorprendía que pudiera sonreírle como si no hubiera pasado nada, ella negó. Él le tomó la mano más cercana y la llevó a sus labios para besarle— cerecita.
—¿Cómo estás? ¿cómo te sientes? ¿te duele? ¿necesitas algo?
—Sí, que estés tranquila. Yo estoy bien.
—No —sollozó— no lo estás, tuve miedo de perderte otra vez.
JungKook suspira, jalando de su mano para atraerla a su pecho y rodearla con el único brazo bueno.
—Lo siento, cariño.
—No digas eso —se separa— JiMin no volverá acercarse a ninguno de nosotros.
—Escuche que tuvo una crisis.
Ella negó, la decepción que sentía era enorme.
—No me importa. No hay razón que valga.
—Fue importante para ti, Youjin.
—Tú lo eres más, y nuestro hijo. No puedo defender a alguien que me quiere arrebatar mi felicidad y menos quien traicionó mi confianza.
Lloró un largo rato, le dolía saber que la persona en quién confío y colocó como lugar seguro en un momento difícil de su vida haya querido lastimarla. Jamás pensó que JiMin era esa clase de persona que podía llegar a obsesionarse. JungHee vino a su mente y todo ese pasado que creyó dejar atrás. JungKook también recordó aquello y ambos tuvieron el amargo sabor de la despedida.
Excepto que está vez era muy diferente. Ya no habían dudas, ni secretos, ni la oportunidad de una separación. Tenían bien claro que camino tomar juntos, y lo más importante, JungSu llenaba sus vidas.
—No tienes que preocuparte, mi amor. Mi nieto está muy bien.
Se quedó embelesada mirando a su bebé dormir a través de la videollamada. Debía hacerle un altar a su madre por dividirse en mil pedazos y no solo ayudarla a ella sino también a Kira, algunas veces.
—Aun no le dieron el alta a Kook, los médicos están demasiado ocupados —suspiró, le dolía la cabeza de tanto estrés y llanto— muchas cirugías y al parecer hubo un accidente en masa.
—Tómense el tiempo debido, tu padre y yo nos quedaremos aquí hasta que regresen.
—Dale dos besos a mi bebe de nuestra parte.
Cortó, guardando el teléfono en el bolsillo interno de su chaqueta. Namjoon se quedaría con ellos toda la noche junto a un guardaespaldas.
Tronó sus dedos ante la curiosidad por saber cómo se encontraba JiMin. En concreto, había entrado en crisis con tanto que había consumido, sus emociones lo llevaron a cometer esa locura y en medio de su temblor disparo sin quererlo. Al percatarse de su acción entró en pánico y terminó en un brote psicótico.
—Iré por café, ¿quieres uno?
Volteó a mirar a JungKook durmiendo.
—No, iré yo, necesito caminar y respirar un poco sino te molesta.
Namjoon negó y le sonrió, asegurándole que cualquier cosa sucediera le avisaría.
—¿Usted quiere un café, ajhussi?
Ofreció al guardaespaldas.
—No, señorita Kim, se lo agradezco.
Este le abrió la puerta y echando una última mirada a su prometido caminó por los desolados pasillos del hospital. Se sintió incómoda, observada, guardó las manos en los bolsillos de su chaqueta agazapada en si misma. Llegó a la expendedora examinando todos los tipos de café, había uno con su rostro y no sabía si reír o llorar. Lo llevaría para bromear y aligerar el ambiente. Pidió otros dos y con las botellas en mano giró. Se le cayeron haciendo un estruendo cuando la tomaron fuertemente del cuello y terminó estampada contra la máquina.
—Quietita, vas a hacer todo lo que diga sino quieres que te pase algo, ¿entendiste?
Asintió, sollozando bajito, un escalpelo se posicionó contra su yugular. JiMin quitó su mano y la empujó llevándola hacia el descanso de las escaleras de emergencia más próxima. La iluminación era escasa y daba un ambiente tétrico y solitario. Volvió a estamparla contra la pared.
—¿Por qué me miras así, Youjin? ¿por qué, ah? —ni siquiera se atrevía mirarle— ¿tanto asco te doy? ¿miedo? No lo tenías cuando nos enredábamos —una gran calumnia que no podía refutar ante el pánico— ¿Qué tiene él que no tenga yo?
—¿Qué quieres?
Logró articular, a JiMin le fascinaba lo sumisa que Youjin podía llegar a ser.
—Verlos sufrir —sonrió con malicia— me arruinaron la vida, JungKook no debía aliarse con Wonho, no debía robarse a la mujer que quería y menos embarazarla. —lo miró, sus ojos cristalinos carecían de cordura. Y susurró a escasos centímetros de sus labios— Si no eres mía no eres de nadie. —amenazó, elevando el instrumento cerca de su rostro— harás lo que te diga, sino tu mocoso lo va pagar.
Fue el botón para encenderla.
Lo empujó lejos, lo fulminó con la mirada y todo atisbo de temor se vio opacado. A JiMin le dio gracia la actitud.
—No te atrevas a tocarlo. No vas acercarte a él.
Blandió el escalpelo frente a sus ojos advirtiéndole.
—Eso lo veremos. Dame tu teléfono.
—¿Para qué?
—Youjin, sino quieres a tus dos hombres muertos hazme caso.
Su cizaña combinada con sarcasmo era asquerosa. A regañadientes se lo entregó. Observó a detalle lo que hacía, una llamada a JungKook y el altavoz.
—Cariño, ¿por qué tardas tanto? Hyung dijo que irías por café, ¿te perdiste?
JiMin sonrió divertido mirando a Youjin.
—¿Siempre eres tan estúpidamente cursi, Jeon? —todo buen humor se esfumó, y rápidamente añadió— cuidado con lo que digas, la vida de tu preciosa mujer está en peligro.
—¿Dónde estás?
—Quiero que me hagas un favor. Quiero que llames a la policía y quites cualquier denuncia o restricción —miró a Youjin— también que despaches al gorila del guardaespaldas que tienes y a tu primo.
—¿Para qué?
—Acá el que pone las reglas seré yo. —elevó su mano para acariciar a Youjin y ella lo rechazó— Les voy a dar algunos detalles, puesto que estoy metido en problemas legales por drogas ya que Wonho decidió ser noble y tú le contribuiste debo salir del país, ahora esto —fulminó de arriba abajo a Youjin, temblaba del miedo— admito que me deje llevar y cometí una estupidez al dispararte. Ahora bien, ustedes son mi pase a la libertad y si algo sale mal el que va terminar pagando será el pequeñito precioso que ahora debe estar descansando en su costosa cunita.
JungKook pudo escuchar el ruego de Youjin entre sollozos. Mantenerse quieto y sereno se le estaba imposibilitado. Solo quería asesinar a JiMin por nombrar a su hijo en vano. Estaba dentro del baño, nadie podía escucharlo. Debía pensar en algo.
—Mi hijo está bien resguardado, antes de que te le acerques estaras muerto.
La risa de JiMin solo le causó más ira y dolor en su hombro herido.
—Quiero ver eso. El gran Jeon JungKook, tan correcto y benevolente amenazando de muerte a alguien.
—Sabes que más allá de lo que me hiciste tienes mucho mas encima.
—Lo sé, por eso tú me ayudarás. Quiero dinero, mucho y que me prestes el jet que siempre usas para viajar, es de tu representante pero como son cercanos puedes persuadirlo.
Inhaló una gran cantidad de aire. No sabía que más hacer. Escuchó ruido afuera, la puerta golpear varias veces proclamando su nombre.
—En un rato te llamo, voy a conseguir todo. Pero por favor, deja ir a Youjin.
—No, ella se queda conmigo, nos vamos a divertir un rato mientras tanto.
Cortó antes de que pudiera contestarle. Salió, viendo no solo a Chaewon y al que era el director del hospital, sino también al agente a cargo del caso. Le contaron lo que ya sabía.
—Jimin se escapó, amenazó a la enfermera, redujo al guardia que lo custodiaba y los encerró en el baño de la habitación.
—Lo sé —su voz salió ronca— tiene a Youjin, me está pidiendo una especie de rescate, quiere salir del país.
—¿Acaba de llamarlo? —preguntó el oficial. JungKook asintió— ¿Dónde estaba la señorita Kim?
—Fue por café —respondió Namjoon.
—¿Hace cuánto fue eso?
—Veinte minutos un poco menos.
—Eso quiere decir que aún siguen en las instalaciones —tomó el walkie talkie alertando a sus compañeros y luego se dirigió al director— quiero todas las entradas cerradas, no podemos permitir que Park se escape.
Salieron, JungKook no dudó en llamar a la casa y después de varias tonadas Heeji con voz somnolienta atendió. Se detuvo un momento a pensar, no podía contarle la situación.
—Perdón que les llame a esta hora —sentía algo de dolor— quería saber cómo estaban, ehm, nosotros aún seguimos aquí.
—Oh, estamos muy bien cielo, JungSu duerme tranquilito aquí con su abuelo. ¿Sucede algo?
—No —tragó, debía corroborar que las amenazas de JiMin solo eran vacías— por favor no salgan de casa, todo esto me tiene intranquilo y agradecería que se mantengan a resguardo, por favor.
—No te preocupes, estaremos aquí, no nos moveremos. JungKook, todo saldrá bien, solo descansen, ¿está bien?
Le agradeció, cortó y se quitó el cabestrillo.
—Oppa, ¿qué haces?
—No me voy a quedar —siseó— quieto mientras JiMin tiene a Youjin.
Tira el dispositivo y con la poca movilidad intenta colocarse una camiseta. Namjoon lo asiste y le cambia la prenda por una camisa de botones. Chaewon se ve indignada.
—Tu herida está sanando, cualquier movimiento brusco podría abrirla.
—¿Crees que me interesa? ¡Youjin está con ese psicópata, me amenazó con lastimarla a ella y a JungSu! —sus ojos cristalizados y su expresión angustiada lo decía todo— no me voy a quedar de brazos cruzados, no voy a pasar lo mismo que pase con JungHee hace años atrás. No está vez.
Antes de siquiera moverme, lo detuvo. Revisó su herida y colocó más vendaje de manera que no tuviera problemas. Lo dejó ir. Namjoon y el guardaespaldas detrás. Subieron a uno de los ascensores, no sabía a dónde ir, ni cómo buscarla. Tenía miedo. Su teléfono sonó, Youjin.
—Tú quieres ver a tu familia muerta, ¿verdad? —rugió— voy a matar a Youjin sino me quitas a la policía de encima —tembló al escuchar el alarido femenino y se jaló el cabello, se escuchaba interferencia, viento golpeando. La azotea— ¡Arregla esto, Jeon! Sino terminaré lo que tu maldito hermano no pudo.
El sonido de la llamada finalizada desboco su acelerado corazón. Su pecho dolió, sino se calmaba y mentalizaba tendría un ataque de asma. No lo podía permitir.
—Debemos ira la azotea. La tiene ahí.
Su estado preocupó a sus acompañantes. Los minutos fueron demasiado largos y cuando las angostas escaleras se revelaron sintió que llegaría demasiado tarde. Apenas abrió la puerta el aire helado de la madrugada lo golpeó de lleno en la cara y entre las voces pudo escuchar la de Youjin histérica. Corrió, encontrándose con JiMin al borde del precipicio, su brazo rodeaba los hombros y cuello de Youjin, ambos tenían golpes en el rostro.
Si él se había atrevido a golpearla, esperaba que ese corte profundo en una de sus cejas haya sido una apropiada respuesta por parte de ella, porque ese miserable se merecía mucho más.
—¡Sino se van la mato, la tiró! —sostenía el escalpelo en alto, intercalaba entre el cuello de Youjin y amenazaba a la policía. Percibió la presencia de quién tanto esperaba— Jeon, mal momento para aparecer. Te lo advertí, ahora asume las consecuencias.
Volteó, dejando a Youjin a su suerte, ella no se iría sola y forcejeó con él. Con su codo le golpeó el costado de la cabeza y lo aturdió, eso la soltó. JiMin perdió el equilibrio y en medio la jaló con él, ambos cayendo al vacío. Youjin pensó que sería su final, JungKook no. Corrió alcanzando a sostenerla de la mano. En ese momento no tuvo noción de su herida, ni del dolor, ni de nada más que salvarla. Su fuerza y la de alguien más la hicieron subir, ambos cayeron al suelo de piedras aferrándose al otro sin la intención de soltarse.
JungKook desesperado no dejó de besar las mejillas de Youjin preguntándole una y otra vez si se encontraba bien, ella en una crisis de llanto solo se escondió en el fornido pecho de su prometido. Temblaban de miedo, pero estaban a salvo.
JiMin corrió con la misma suerte porque los agentes lo salvaron justo a tiempo. Se resistió al arresto y le destrozaba el alma , la vida y el ego sobre todo, ver a esos dos juntos. No había podido salirse con la suya ni tampoco lo haría en un largo tiempo, ese si sería su fin con muchos años tras las rejas.
Abrió sus ojos abruptamente, le costó orientarse aunque fueron por segundos. Respiró cuando se vio en la comodidad de su hogar y se relajó. No había peligro alguno, ya pasaron semanas de aquello y todo estaba bien. De tan solo recordar su piel se erizó. Había luchado, le propinó varios golpes que no le permitieron propasarse con ella y estuvo satisfecha de verlo sangrar cobrando las que le había hecho aunque eso era un mínimo de lo que realmente merecía. Ya no le importaba porque todo se terminó.
Apenas se movió, giró la cabeza y observó a su acompañante al lado sosteniendo contra su pecho a su razón de existir. Era una bonita imagen. Y podía entender que aún dormido JungKook se aferrase a su hijo con firmeza. Por un momento ambos temieron dejarlo solo y al parecer tenerlo con ellos los hacía caer en la realidad. No iba juzgarlo y menos cuando quería tenerlo consigo todo el tiempo. Tanto la herida de su hombro como costillas iban sanando correctamente y solo quedaba a que se recupere pasado el tiempo.
Peinó el cabello de su prometido hacia atrás y besó su frente. Hizo lo mismo con la mejilla de su bebé y los cubrió mejor con la manta aún cuando la calefacción estaba en la temperatura ideal. Se levantó con sigilo, despacio. Se desperezó soltando un suave suspiró. Eoduun que dormía a los pies de JungKook hizo lo mismo y siguió a su dueña quien miraba a través del enorme ventanal la ciudad nublada de Seúl.
Se cruzó de brazos admirando los primeros copos de nieve caer. Sonrió, teniendo el recuerdo de la primera nevada del año que vivió junto a JungKook y su bebé. Fue en una caminata hacia el parque, uno de esos cristales microscópicos les sorprendió al caer en la pequeña naricita del infante y lo siguiente fue mágico. Fue un recordatorio de que no importaba el tiempo o el espacio, la vida de alguna manera les iba a demostrar una vez más que nacieron para estar juntos.
AAAAAHAAHHHHH NO PUEDO CREER QUE LLEGAMOS AL FINAL
GRACIAS INFINITAS POR SEGUIR AMANDO ESTA SEGUNDA PARTE Y HABER APOYADO A LA GOLDEN COUPLE SIEMPRE. Me divertí mucho escribiendo esta continuación y sus comentarios me hicieron tremendamente muy feliz.
De todas maneras aún falta para que "Love Fight" termine del todo. Aún queda el EPÍLOGO y ya les aviso que se viene on fire 🔥
También habrá varios extras mostrando a la Golden Couple como papis del pequeño melocotón, entre otras sorpresitas.
Nada, no es una despedida sino un hasta pronto. LES AMO MUCHO.
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