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Y menos mal había hecho caso a su intuición, porque mientras la intervención quirúrgica estaba en pleno proceso, Youjin se encontraba desaparecida. Nadie tenía conocimiento de su paradero y su celular estaba apagado. SeokJin parecía trinar de la irá mientras JiMin, Kira y JungKook intentaban pensar dónde diablos se encontraba metida.
—¿Estás segura?
—Ya te dije que sí —Jennie resopló— sabes el enorme esfuerzo que estoy haciendo por no ir allá, quise estar con ella y me pidió que no fuera. Se suponía que en la mañana luego de dejar a JiHyun en la guardería pasaría a verle.
—Esta bien, no te alteres —exhaló— debemos pensar en algo antes que Heeji se dé cuenta, su suegra y sus cuñadas la están persuadiendo.
—Necesita tiempo. Estar a solas, no es fácil todo lo que está ocurriendo.
—Youjin no es así.
Jennie quiso morderse la lengua, pero optó por ser franca.
—Youjin cambió, JungKook. Hay mucho detrás que tú no sabes —eso le hizo sentir mal, pues ella tenía razón— yo creo que está bien, pensando, sola en algún lugar donde nadie va molestarla.
Su cabeza hizo “clic” en un recuerdo.
•••
Ambos miraban hacia al techo, a las estrellas de colores que la lámpara irradiaba. JiHyun dormía entre medio de los dos y el silencio marcaba la comodidad.
—Me duermo —murmuró JungKook. Youjin ladeó la cabeza, admirando el somnoliento rostro del pelinegro— cuando llega el verano y tengo una noche libre, suelo ir a ver las estrellas frente al mar con una cerveza en mano, me gusta la paz que se respira ahí. Sin nadie alrededor, solamente yo y la soledad —sus ojos se cerraron por unos segundos, al abrirlos giró su cabeza para admirar la sonrisa de YouJin— ¿No tienes un sitio así?
Ella asintió, despacio.
—En BE hay un hermoso jardín en el piso diecinueve —musitó, volviendo su mirada hacia el techo— es muy bonito, tiene algunos árboles y plantas específicas con flores, también bancos y puedes ver todo Seúl desde allí. O al menos la gran mayoría —sonrió, pensativa, recordando— he pasado infinidades de madrugadas escondida ahí, escuchando música o escribiendo alguna letra. Es como mi paraíso terrenal y exclusivo, lo sigue siendo.
•••
—Creo que ya sé dónde está.
—¿Seguro? —él asintió a pesar que no podían verle— ok, avísame por si necesitas algo.
Cortó, guardando el teléfono dentro de su chaqueta y dirigiéndose rápidamente hacia Kira, la tomó del codo suavemente apartándola.
—Creo que sé dónde está Youjin —murmuró, de reojo espió a Park JiMin quien se mantenía concentrado en su teléfono. Añadió rápidamente— pero necesitaré de tu ayuda.
Respiró una vez mas, viendo a la pantalla que marcaba los pisos en ascenso. La musiquita de fondo solo era un sordo ruido cuando en su cabeza maquinaban las correctas palabras que diría para que Youjin no lo echara de su lado. Por suerte Kira le indicó como entrar a la agencia. Avisó a seguridad que lo dejarán ingresar y que le dieran acceso total siendo visitante de Bloom Cherry. Aún así se mantuvo encubierto por si las dudas.
Las puertas del ascensor se abrieron, la mezcla de silencio y majestuosidad lo recibió. Era un enorme jardín interior con muchos abedules regados por cada metro cuadrado, los altos ventanales permitían ver las refulgentes luces de toda una Seúl que parecía a punto de nevar, mientras allí, la iluminación era tenue, pero la suficientemente claridad como para que él la encontrará. Sentada en una banca de concreto, con la mirada perdida en la ciudad.
Se acercó despacio, depositando sobre los hombros femeninos una manta que había tomado del estudio donde ella solía trabajar. Se sentó a su lado guardando silencio, admirando lo mismo, esperando.
—Mis padres están separados hace dos años.
Fue lo que Youjin articuló pasados largos minutos. JungKook no se inmutó ante aquella confesión puesto que tenía conocimiento de ello.
—Lo sé, Jin hyung me contó en su momento.
Dijo con calma. Youjin apretó sus labios, conteniendo el llanto y una sonrisa irónica.
Aún distanciados sabían del otro.
—¿Sabes? —esnifó, tragando— Cuando appa decidió que regresaría al campo me enoje mucho, le reproché por ser un cobarde y dejar a mi madre, discutimos muy fuerte y no volvimos a hablar desde entonces —el recordar cómo habían terminado con su padre no la hacía sentir del todo orgullosa— también me enoje con omma, excepto porque ella me confesó que fue quien impulso esa idea —dolía entender que la hermosa y perfecta ilusión que se había armado de la relación de sus padres fue mentira. Una lágrima escapó y ella rápidamente la apartó con su mano— lo mas tonto es que no están divorciados, aún siguen casados, pero simplemente decidieron separarse como pareja porque al parecer ya no se entendían.
—Eso no quiere decir que se hayan dejado de querer —comentó, está vez mirándola. Se notaba a leguas que contenía el llanto y él solo quería que se liberará.
—No es justo —bufó.
—La vida a veces no es justa, pero es así.
—A ti se te hizo fácil porque te fuiste —recriminó, mirándole.
Youjin se volteó mirando hacia el costado contrario, cerrando los ojos porque las lágrimas lograron salir pero sin emitir ruido alguno. JungKook suspiró profundamente, en algún momento debían hablar sobre lo que una vez fueron, pero no sería en ese momento. No cuando ella tenía otra cosa más importante atravesada en mente. Él se quedaría ahí y soportaría lo que sea.
Después de todo, él había tomado la decisión de marcharse.
Por el bien de los dos, sabía que había hecho lo correcto.
—¿Quieres golpearme? —preguntó, tomándola por sorpresa. Lo miró a la cara, se veía serio, determinante, extendiendo su brazo con su mano hecha puño en dirección a ella e incentivó una vez mas— Hazlo, yo me dejo si eso mitiga tu irá.
No entendía que pretendía, pero aún así acepto. Le golpeó con la mano abierta sin obtener nada. Luego con su puño le golpeó al nivel del hombro apenas obteniendo una pequeña mueca.
—No, así no quiero jugar.
—¿Quieres jugar? —elevó sus cejas, divertido— Tengo una idea que puede gustarte —sonrió ladino, viendo un asomó de sonrisa en esos abultados labios de color rosa, por lo que añadió— ven, vamos. Te va gustar.
—Lo dudo —se cruzó de brazos, desviando la mirada hacia la torre Namsan en la lejanía.
—¿No confías en mí, Kim Youjin?
¿Por qué siempre usaba su acento para intentar convencerla de algo que obtendría un sí?
—No sé —se encogió de hombros, demostrando desinterés— depende de cuál sea la idea.
—Te gustará, lo prometo.
—Aun no quiero irme.
El silencio volvió a envolverlos por unos escasos momentos. JungKook recordando algo que lo había dejado bastante pensativo.
—¿Puedo preguntarte algo? —ella asintió, él apretando sus labios al ladear su cabeza y entrecerrar los ojos dijo— A quién vi en la fiesta de año nuevo en casa de hyung, estoy seguro que fue Min Yoongi, no ha cambiado mucho, pero… la mujer con la cual vino acompañado...
Dejó la pregunta sin terminar y Youjin se contuvo en no reírse en su cara. Mentiría si dijera que no estaba esperando ese momento para decirle de la amistad con su ex prometida.
—Sí, era ella —sonrió— la misma a la que estuviste a punto de desposar. —lo miró con suficiencia— ¿Sorprendido?
—Un poco —no escondió su desconcierto. Su mano sobando su nuca en una acción nerviosa— no entiendo nada. ¿Cómo es que?
Youjin se acomodó, respirando hondo, comenzó.
—A Jennie la conocí en un desfile, nos hicimos cercanas, luego me presentó a su estilista que resultó ser nada más ni nada menos que Sakura. Fue todo un shock saber que teníamos a alguien más en común, de a poco nuestros horarios coincidían, Jennie con JiHyun bebé, Yoongi pululándome detrás —analizó el rostro jungskockeado de su acompañante— hasta que ella se le atravesó por los ojos y viceversa, amor a primera vista. Un día Sakura decidió cuidarme en una noche de copas y cuando menos me di cuenta hablábamos todos los días y aquí nos ves, tus exes siendo amigas. ¿Extraño, no?
Le observó el rostro a detalle. Se notaba que le divertía relatarle esa historia.
—Diría que es perturbador.
—Yo digo que es maduro, dejamos el pasado para concentrarnos en el presente.
—Pensé que no estabas molesta.
Youjin rodó los ojos.
—Me dejaste, lo entiendo, JungHee hizo que todo se volviera incómodo entre los dos —dijo de forma calmada— ambos debíamos sanar por separado, ya está —le miró directamente a los ojos para murmurarle— no estoy molesta, Kook, la vida sigue, ambos seguimos y me siento orgullosa de todo lo que has logrado.
—Sabes que debemos hablar de todo eso, ¿no?
Volvió su atención a un abedul que se encontraba a un costado de ellos.
—Sí, pero no hoy —sentenció para rápidamente cuestionar curiosa— ¿A dónde me llevarás si accedo a marcharnos ahora?
—Si te lo digo —elevó una de las comisuras de sus labios— que sea una sorpresa.
—No entiendo a dónde me trajiste, JungKook.
—Deja de quejarte.
Youjin resopló, intentando descifrar la fachada trasera de aquel edificio de ladrillos rojos. Una vez el motor del auto se apagó y escuchó como el pelinegro se quitaba el cinturón de seguridad, ella lo miró, sus ojos se encontraron y él con un gesto de su barbilla le insto a descender del vehículo. Afuera el frío helaba mientras los copos de nieve caían lentamente sobre sus cabezas. JungKook sujetó fuerte la mano enguantada de Youjin jalándola un par de pasos. Tocó una puerta verde de metal esperando a que le abrieran. Ella iba volver a preguntar cuando el rostro de un chico les regaló una amable sonrisa.
—Bienvenido, champ.
Al entrar un ambiente cálido y muy agradable los recibió. JungKook la arrastró por unos pasillos hasta que llegaron a una especie de sala de espera con bancas alargadas y una pequeña recepción con varios estantes llenos.
—Dame unos del treintaiocho y otros del cuarentaiuno —le indicó JungKook al chico que rápidamente se colocó detrás del mostrador mientras él se quitaba el enorme camperon quedando con el grueso suéter de cuello alto— quítate los zapatos.
Seguía sin entender a qué se refería, pero así lo hizo tomando asiento en una de las bancas para minutos después tener frente a ella unos bonitos patines de hielo color rojo. En silencio se los colocó luego de quitarse su propia chaqueta, por un momento observó el reloj redondo en la parte superior de la pared. Marcaban la una y cuarto de la madrugada. JungKook una vez más tomó su mano y con dificultad por las cuchillas en los botines se dirigieron hacia otro espacio mucho más grande. Las luces se encendieron permitiendo ver la inmensa pista de hielo, tan solitaria y fría que Youjin tirito abrazándose a si misma.
—Tadaaa —extendió los brazos, sonriente, revelando la dichosa sorpresa.
—Kook, tenemos treinta años los dos —no admitiría que estaba a punto de llorar por la emoción, le encantaba patinar— somos adultos, no niños ni adolescentes.
La sonrisa del pelinegro se desvaneció dejando caer los brazos a los costados de su cuerpo.
—Que aburrida te volviste Kim —bufó, entrando a la pista— No pensé que la edad la iba avejentar noona.
—Deja de llamarme así, te recuerdo que nos llevamos por tres meses.
—Y te volviste gruñona.
—Mira quien lo dice.
—Bien —se encogió de hombros, soltándose y patinando de espaldas— quédate sentada, yo iré a dar un par de vueltas.
Youjin, cruzada de brazos, renuente a demostrar emoción alguna se quedó un par de minutos parada, evitando mirar lo bien que JungKook recorría la pista, se deslizaba con mucha facilidad, incluso haciendo un par de movimientos con sus pies para cambiar o rodar su cuerpo. Increíblemente magnífico.
—¿Dónde aprendiste a patinar tan bien?
Se inclinó una vez él llegó a ella, derrapando sobre el hielo hasta detenerse por completo sin fallas. Estaba asombrada y entusiasmada de repente. Hasta que.
—SunMi me enseñó.
—Ah.
—Fue patinadora profesional en su época dorada —comentó con un tono que a Youjin se le hizo orgullo. Quiso rodar los ojos— una lesión la obligó abandonar.
—Sabes mucho de ella.
—Sí, hemos trabajado juntos a la par.
—Ah.
—¿Te molesta?
—¿Quién? SunMi, en absoluto. Puedes hacer con tu vida lo que te plazca.
Sonrió con lo que a él se le hizo sarcasmo.
—Claro, como tú con Parque JiMin.
—Es Park —corrigió.
—Da igual.
Restó importancia rondando los ojos.
—¿Te molesta?
—¿El bonsái? en absoluto. —Youjin quiso reír por el apodo, pero se contuvo— Me es simpático, gracioso porque tú eres demasiada mujer para él.
—Ah sí, y mujer para quien soy según tu criterio.
Lo siguiente no se lo esperó venir cuando él se inclinó hacia ella y le murmuró mirándola a los ojos.
—Para mí, por ejemplo.
—Veo que tu ego ha crecido —su voz salió más normal de lo que en realidad creyó.
—A los hechos y verdades me remito —con un gesto de sus dedos índice y medio la invitó a entrar, alejándose de espaldas— ¿vendrás a patinar o seguirás viéndome?, no me molesta eh, admite que no podrás.
Sabía cómo picarle. En su competitividad.
—¿Qué? —sonrió al ver la irritación en ella, había logrado su cometido— claro que puedo.
Youjin no dudó en entrar, aunque sí dudosa con el primer paso al sentir inestabilidad debajo de ella. Se sostuvo de las agarraderas de metal a los costados e intentó hacer un par de centímetros tanteando el terreno. El hielo parecía tener ciertos desniveles por el uso constante lo cual le dificultaba poder avanzar. Había perdido la práctica.
—Dame la mano —elevó su mirada, JungKook a solo centímetros de ella le extendía la mano. La tomó luego de cavilar por varios segundos y se dejó arrastrar un poco más al centro chillando en algún momento porque casi cayó para atrás de no ser por los fuertes brazos que la sostuvieron de inmediato— confía en mí. No te dejare caer.
Se sentía extraño volver a escuchar esas palabras de su boca. Aceptó, confiando en que podría. Bastó minutos para que luego ella estuviera patinando sola, sonriendo por sentir la brisa helada en su rostro. Riendo e insultando a JungKook porque se creía flash pasando a su lado. En algún momento comenzó a sonar algo de música, pero no fue de suma atención para la pareja que se divertía haciendo la tonta competencia de: a ver quién llega primero a la meta.
Youjin se había olvidado que tenía treinta y pasó a disfrutar como cuando solía patinar de más chica cuando salía con amigas. Era la primera vez que lo hacía con él, porque en el pasado la agenda que ella tenía al ser Idol no le permitía mucho, sin embargo, apreciaba que al menos lo haya tenido en cuenta y la haya llevado a distraer su mente. Y vaya que lo hizo, porque ni siquiera se inmutó cuando comenzaron a patinar tomados de la mano o con JungKook siendo más atrevido al abrazarla por la cintura y llevarla con él de espaldas.
Cayeron un par de veces, rieron, el estómago de ella doliendo al igual que su trasero que lo sentía frío y mojado por el contacto del hielo. Una vez más contra el hielo y está vez cayó sobre él, con sus rostros a solo centímetros y sus respiraciones agitadas de tanto ejercicio. Era imposible no detallarlo, no quedarse cautivada por esos enormes ojos que expresaban más de lo que quería.
—Youjin —incluso su nombre siendo susurrado por sus finos labios la hizo temblar de pie a cabeza. La cercanía, un poco más y...
—Tengo frío.
JungKook suspiró profundamente al ver que ella se alejaba, se resistía. Se culpó por ser apresurado. Y la ayudó a levantarse con cuidado. Llevándola hasta la salida. En silencio tomaron asiento y se quitaron las botas. Ambos suspirando de alivio al darse cuenta que esas dos horas y media patinando terminó con sus pies entumecidos. Rieron por la casualidad y él al verla temblar un poco se atrevió a arrimarse junto a ella, a quitarle los guantes de la mano y envolviéndolas con las suyas le dio calor soplando.
«Jesús, María y José». Se recriminó, por decir tremenda tontería cuando ella apenas tenía en consideración alguna creencia religiosa, pero cómo no hacerlo cuando su ex novio era tan lindo con ella.
—¿Quieres un chocolate caliente? —preguntó apenas separando sus labios de la piel de su mano. Ella asintió, deleitándose con la calidez de su aliento y abarcada por el estúpido revoltijo en su estómago— termina de vestirte y nos iremos a beber algo calentito.
«Tan divino».
Lo vio levantarse. El frío de nuevo rodeando sus extremidades, pero no su corazón. Apretó lo más que pudo sus labios para no sonreír como estúpida y tomando su chaqueta es que sintió su celular vibrar. Lo sacó del bolsillo interno encontrando las cientos de llamadas y mensajes de parte de Kira, su hermano y JiMin. De hecho la última llamada fue del rubio y se sintió horrible por no avisarle a nadie a dónde se encontraba. Respondió el mensaje de su hermano y este a los segundos —con aparente tranquilidad— le dijo que la operación aún seguía, que no tenían noticias y que esperaba estuviera bien.
Ella estaba más que bien, pero la culpa por saber que JiMin estaba tan preocupado le carcomía y solo decidió enviarle un mensaje avisándole que se encontraba bien y que volvería al hospital en un rato. No esperó respuesta, tan solo apagó su celular y volteó viendo a JungKook llegar a ella.
—¿Nos vamos?
Se abrigaron, despidiéndose del encargado del lugar al cual JungKook le había pagado para alquilar la pista un par de horas. Salieron encontrando que nevaba más de la cuenta.
—Hay una cafetería que abre las veinticuatro horas y el chocolate que sirven es muy bueno —sugirió él colocándose los guantes— ¿Quieres ir?
—Sí, claro.
Una vez más se tomaron de la mano, corriendo calle abajo entre risas, con la nieve debajo de sus pies y algunos copos cayéndoles encima llegaron a la dichosa cafetería donde una vez más el calor momentáneo los recibió.
—Tengan cuidado que no los vean. Tal vez sea mejor si aparcas en el estacionamiento subterráneo.
—Bien, me aseguraré que este a salvó y llegué a ustedes.
Cortó, dejando el teléfono entre sus piernas y mirando a través de la penumbra a Youjin, agazapada contra el asiento del auto y su chaqueta.
—Hyung dice que hay algunos paparazzis esperando en la puerta del hospital.
Ella bufó, con la mirada perdida en la ventana. JungKook debió seguir cuando el semáforo cambio a verde. Eran unas tres cuadras hasta llegar. Se cubrieron, de modo que a los de afuera les sea difícil reconocerlos y pasaron al estacionamiento con éxito. Aparcó el vehículo en un lugar vacío y descendió, volteó observando que Youjin no lo había hecho aún y fue a ella abriendo la puerta del copiloto. Seguía en la misma posición, excepto porque podía ver sus ojos nublados de lágrimas.
Suspiró, atreviéndose a meter la cabeza al interior para quitarle el cubrebocas y la gorra. Estaba llorando y podía entender su razón. Con calma y suavidad la ayudó a bajarse, secándole algunas lágrimas de su sonrojado rostro.
—Youjin creo que deberías hablar con tu padre —colocó ambas manos en los brazos de ella— entiendo que te cueste, pero debes perdonarlo. Ambos se aman y más allá de lo que haya ocurrido con tu madre, él debe extrañar a su hija, así como te conozco y sé que lo extrañas a él también —ella en silencio volvió a llorar, agachando la cabeza— la vida es demasiado corta, acaba de tener una operación muy grave, ¿no crees que su corazón mejorará rápidamente si su hija va a verlo? no pierdas tiempo, anda.
Youjin se abrazó a él, fuerte. JungKook correspondiéndole le acarició la espalda. Ambos quedándose un rato en la misma posición compartiendo un poco de calor.
—¿Aún te quedarás en Seúl? —su voz salió rota y JungKook la apretó un poquito más contra si.
—No, debo volver. Ya sabes, el entrenamiento y la pelea por el título.
Se separaron, mirándose a los ojos. Ella no quería que se fuera y él aún no quería marcharse.
—Una vez dijimos que si nos sentíamos mal buscaríamos al otro —esnifó, abrazándose a si misma— sabes que voy a estar si me necesitas, Kook, ¿lo sabes? Así como hoy estuviste para mi familia y para mí.
—Lo sé.
Esperó a que Youjin se alejara, no sin antes recibir un beso en la mejilla y una vez creyó prudente partió hacia su casa. Dónde una realidad diferente lo esperaba.
La canción me recordó mucho a estos dos. Se llama: "Nunca me olvides" de Airbag 😌 Escuchenla porque la letra es muy bonita y me inspiró a escribir el capítulo.
Llegó a la conclusión de que escribir es mi lugar seguro. Por más descanso que quiero tomarme, aparece la inspiración y termino por escribir un montón, incluso como forma de escape y de liberación. No es fácil cuando la mente te juega en contra, así que cuando se vean en una situación en la que se sientan acorralados, pidan ayuda, no se guarden nada. Y como una grosa argentina dice: Si querés llorar, llora. 🤭 Ante todo el humor.
Les pido miren esta hermosa casualidad 🤭 la imagen del MV visualizer de "Hate You" dónde Jk corre de la mano con army 😭
Es como me imaginé al CheKook corriendo por su chocolate caliente. 😍
Buen finde y les quiero 💕
💟💟💟
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