𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟱
Luego de haber compartido un largo rato bailando, JungKook quedó desconcertado por la distancia que Youjin había puesto entre ambos al siguiente día. Era como si lo ignorara olímpicamente estando los dos en el mismo espacio. Tal vez se inventaba excusas por el hecho que las mujeres decidieron preparar ellas mismas la cena de año nuevo y estaban tan ocupadas en ello que Youjin estaba ayudando en la cocina o cuidando de JiHyun aún cuando esté tenía una niñera disponible.
Incluso conciliar el sueño le costó al captar que la tenía a tan solo metros, en otra habitación, tan cerca que la necesidad de sentir su calor junto a su cuerpo surgió al mismo tiempo que los recuerdos de ellos dos durmiendo y despertando juntos. Hacia rato había olvidado lo que se sentía, y Youjin sin proponérselo había logrado despertar en él todo lo que creyó muerto.
Suspiró, acomodando la capucha de su hoodie sobre su cabeza y sus lentes de lectura de armazón transparente sin despegar sus ojos de la pantalla de la tablet. Se encontraba en un rincón de la casa, alejado, sentado en un cómodo sillón observando las transmisiones de las peleas del tal Wonho, estudiando sus movimientos, creando estrategias. Hasta que se aprobará la pelea entre ellos tenía tiempo suficiente para entrenar y quedar en óptimas condiciones, incluso teniendo fe de ganar. Solo debía mantener completa concentración en eso.
Sintió el peso de alguien escalando a su lado. En silencio permitió que JiHyun se acomodara entre sus piernas, colocando su espaldita en su estómago y sus manitos en las suyas mucho más grandes mirando lo mismo que él.
—¿Quién es, tío Koo? —señaló con su dedito. Rápidamente el mayor colocó pausa al vídeo. No creía correcto que el niño mirara algo tan violento.
—Es un boxeador muy reconocido con el cual, tal vez, peleare en un futuro.
—Oh. ¿Po qué? —su inocencia le hizo sonreír— ¿se llevan mal?
—No, enano, lo haré a través del deporte, no porque nos llevemos mal, ni siquiera nos conocemos en persona. —no sabía cómo explicar de forma clara para que el menor entendiera.
—Oh, yo voy apoyate, tío Koo. —JiHyun sonrió, alzando su cabecita para mirarle. JungKook sin darse cuenta le correspondió abrazándole. Le daba ternura y no entendía porqué. Bueno, era un niño, los niños causaban eso.
—¿Qué hacen?
Youjin se acercó, sigilosa, sonriente, tan hermosa que incluso aquel enorme sacó afelpado que la abrigaba le quedaba de maravilla. JungKook se quedó observándola sin escuchar que el niño Kim le explicaba con sus propias palabras lo que ellos hacían segundos atrás. Ella se sentó sobre el apoyabrazos mirando hacia la pantalla por un instante.
—¿Estás bien?
—¿Eh? Sí, claro. —desvió la mirada. JiHyun tomándose el atrevimiento de entrar al buscador escribiendo el nombre de algún dibujo animado y acomodándose mejor en la falda del pelinegro cuando le dio play al vídeo. Para Youjin no pasó desapercibido lo tenso que de repente se colocó JungKook.
—Ahm, bebé, porque no vamos a tu habitación y miramos dibujitos allá arriba.
—Esta bien —el niño se bajó con ayuda, tomando la mano de la pelinegra— adiós tío Koo.
Los vio alejarse entre medio de risas, admirando la nueva faceta maternal de Youjin. Jamás la había visto así y era una bonita imagen con el niño entre sus brazos siendo cariñosa. Suspiró, teniendo un sentimiento extraño en las paredes de su estómago. Iría con TaeHyung para distraer su mente, para acallar sus nuevas inquietudes pero el sonido de su celular le avisó de una nueva llamada.
—DaeHo.
—Oh, hola, hyung, disculpe, ¿estaba ocupado?
—No, solo estaba haciendo algo —negó, acercándose a la ventana que daba al patio, aunque había sol, afuera hacía mucho frío— no es nada. ¿Pasó algo?
—No, solo quería llamarlo para saber cómo estaba, ¿está en Busan? —algo le decía que andaba mal.
—No, estoy en Seúl, en lo de un amigo, pasaré año nuevo aquí.
—Ah.
Suspiró, guardando una mano en el bolsillo de su pantalón jogging y con calma dijo.
—DaeHo, dime.
—Es que —la duda en su voz le daba a entender bastante— appa y omma pelearon anoche —ya se lo veía venir, cerró sus ojos unos segundos, respiró por paz— ayer a omma le dieron un bono con dinero extra en el trabajo, con ello compró algo de comida y algunas otras cosas necesarias. Quería preparar algo especial para esta noche, pero appa la descubrió y le gritó.
—¿Les hizo algo?
—No, no, solo la obligó a entregarle el dinero —hizo una pausa antes de añadir con preocupación— hyung, appa no ha regresado a casa.
—¿No avisaron a la policía?
—Sí, pero no harán nada hasta que pasen cuarenta y ocho horas. Ya sabes, si llegase a realizar algo indebido actuarán sino.
Otra voz sonando en el fondo interrumpió, JungKook identificó a su madrastra regañando al adolescente al este decirle con quién hablaba. Luego ella fue quien tomó la llamada.
—¿Están bien? ¿Appa les hizo algo? Si necesitan que vaya, yo...
—No, JungKook, ni se te ocurra —expresó, tajante— no quiero arruinar tus planes, ya te dije que no es tu deber hacerte cargo de nosotros.
—Para mi no supone una molestia, Sunny.
—Pero para mí si —silencio en las dos líneas— yo agradezco muchísimo tu ayuda, eres una gran persona al ver por nosotros, por DaeHo, pero te pido que no te metas en esto.
—¿Entonces debo quedarme cruzado de brazos mientras mi padre los maltrata?
Temía que la situación del pasado se volviera a repetir.
—Solo te pido que está vez no hagas nada. Tu padre volverá, siempre lo hace —dijo con dolor en su voz— quédate tranquilo, yo te avisaré si pasa algo malo, ¿está bien?
Su preocupación no cesó cuando la noche llegó. Le parecía injusto que él estuviera vestido en ropa de marca, a punto de cenar comida abundante y deliciosa en uno de los barrios más exclusivos de la ciudad mientras la nueva familia de su padre —que había cogido cariño— estaba en Busan quien sabe en que condiciones. Él sabía que la nueva pareja de su padre era una mujer amable y trabajadora, y que su medio hermano menor, DaeHo, era tan dulce e inteligente. No entendía cómo habían caído en garras de un ser tan egoísta y narcisista como lo era su padre.
Recordó a JungHee, debía pasar a verlo antes de volver, llevarle algunas cosas y un obsequio que había comprado especialmente para él. Saliendo de la habitación envió un mensaje a YongIl, el enfermero encargado de su gemelo en el centro para saber cómo se encontraba, desearles felices fiestas y saber los horarios de visita. Llegando al salón vio nuevos rostros, está vez amistades de la pareja, algunos conocía en persona o de vista y a otros no. Vio a Youjin, ataviada en un vestido blanco de lana de mangas largas, ceñido a su cuerpo hasta por encima de las rodillas.
Abrazaba a otra mujer, a una que se le hizo muy conocida, demasiado. Frunció el ceño, quedándose pasmado al ver como su ex novia saludaba entre risas a su ex prometida. ¿Que estaba ocurriendo? ¿Por qué ellas lo miraban disimuladamente mientras cuchicheaban? ¿Ese era Min Yoongi rodeando la cintura de Sakura?
No entendía nada.
—JungKook-ah —Taehyung llamó su atención, sujetando su codo— hay alguien que quiero presentarte, ven.
Se dejó llevar, alejándose de ese extraño encuentro que no sabía cómo tomar.
—Creo que ya te vio —murmuró Youjin a Sakura.
—Algún día se iba a enterar —se encogió de hombros. Yoongi avisándole que iría a saludar a unos conocidos dejándoles solas— ¿Le viste la cara? Casi se le derrite cuando nos vio abrazándonos.
—Se ha perdido más de lo que debería.
Respiró con pesar.
—Youjin, está bien, haz hecho bien en seguir adelante. Nadie puede juzgar tus decisiones y tienes derecho a ser feliz.
Ambas se sonrieron para luego abrazarse. Sin duda había surgido una extraña amistad, pero bonita amistad.
—Adoro que Yoongi haya influenciado en ti.
—Yo mucho más.
Se mantuvo alejada, temiendo caer en las atractivas redes de Jeon JungKook y su impecable imagen de camisa blanca y suéter negro marcando su musculatura. En la noche anterior casi había cometido la tontería de besarlo, de decirle lo mucho que lo había extrañado, pero no. No quería hacerlo, ¿por qué? No lo sabía. Lo mejor era mantener las distancias. Al menos mientras estuvieran acompañados, disfrutando en familia y amistades. Hasta que solo faltaban unos minutos para las doce.
La noche se había prestado para que salieran hacia el exterior, al enorme jardín donde les esperaba una sorpresa. El conteo inició y todos juntos corearon, al llegar al cero se dio un pequeño espectáculo de fuegos artificiales dando bienvenida al nuevo año, uno con nuevas oportunidades, con otros deseos y anhelos. Abrazos y sonrisas. Fue la oportunidad de JungKook para acercarse a Youjin, tomando su mano y acariciarle los nudillos lentamente.
—Feliz año, Youjin.
—Feliz año, Kook.
Se miraron por un pequeño instante que se hizo eterno. ¿Así se sentía después de tanto? ¿Tan intenso? Ninguno dijo más, simplemente cortaron esa unión que les expresó demasiado.
Despertó iniciando su rutina de todas las mañanas, excepto porque al revisar su teléfono era casi medio día. Había dormido pocas horas, la noche fue algo larga, entretenida con los invitados bailando y bebiendo, riendo y disfrutando. Excepto porque sus intentos por acercarse a su ex novia fueron interrumpidos por cualquiera que quería hablar con él o lo alejaban con alguna misteriosa excusa. Y no es que del otro lado existiera esa oportunidad, ya que Youjin no hacía el más mínimo intento por acercarse, más que darle miraditas y sonrisas.
Descendió encontrando la casa en completo silencio, eso era extraño. Se suponía que al menos los padres de Jennie se quedarían unos días más, aparte de él. Ingresó a la cocina encontrando la imagen de Youjin y JiHyun almorzando sentados en la isla de la cocina los dos solos mientras miraban dibujos animados a través del celular de la pelinegra.
—Buenas tardes, Jeon, ¿cómo durmió?
—¿Po qué lo llamas así, tía Che?
—Porque Jeon es su apellido, ¿o no? —se dirigió a él, no entendiendo nada, asintió— Quedó sopa de algas, ¿quieres?
—Sí, por favor.
Se sentó en una de las sillas altas viendo al infante comer moviendo su cabeza al compás de la música, a Youjin sirviendo un plato colmado de comida para colocarlo frente a él con una cuchara sirviéndole también un vaso de agua fresca después. Una imagen bonita… familiar.
—¿Dónde… dónde están Taehyung y Jennie?
—Ellos fueron a llevar a los padres de Nini al aeropuerto, al parecer tenían que viajar a Australia por un asunto personal —contestó ella, limpiando la boquita de JiHyun al este estar demasiado distraído en su mundo.
—¿Estamos solos?
A JungKook le pareció algo peculiar la manera en que Youjin sonrió, colocando su mentón sobre la palma de su mano para responder.
—Completamente solos con Hyun, claro.
Tragó con dificultad al tener su corazón latiendo a mil.
La mayoría de las visitas fueron marchándose a lo largo de la noche y los pocos que quedaron lo hicieron en la mañana después de unas horas de descanso y un buen café. Se suponía que despertaría y encontraría a TaeHyung para hablar con él sobre la próxima pelea que podría otorgarle el cinturón de campeón. En cambio, se encontraba detrás de Youjin y JiHyun que no hacían más que jugar o parlotear. Por un momento le recordó a la chica de hace tres años, tan alegre y risueña con su niña interior saliendo a flote.
—¿Por qué me miras tanto?
—¿Eh?
—Van tres veces que te descubro mirarme fijamente.
Negó, a punto de inventarse una gran mentira cuando el teléfono de la pelinegra sonó.
—Nini…. Sí, estamos los tres juntos… a ver espera —tocó la pantalla táctil colocando la llamada en voz alta. JiHyun corriendo avisando que iría al baño— ¿Qué pasa?
—Lamento lo que les diré, pero creo que no llegaremos a casa hasta la noche.
JungKook y Youjin se miraron, alarmados.
—¿Por qué?
—Al parecer habrá una tormenta de nieve. Mis padres no podrán tomarse el vuelo por ahora —comentó— nosotros estamos con ellos, quisimos regresar, pero las calles están anegadas y es imposible movernos con el auto.
—JungKook, deberás cuidar de JiHyun por nosotros —se escuchó de fondo la voz de TaeHyung.
—Dile a oppa que no se preocupe, Nini, y tú tampoco.
—Realmente te encargó a mi bebé, Yunnie.
Y lo dijo porque no todo salió como se había planeado.
—No se preocupen, nosotros nos quedaremos con el niño —musitó JungKook no tan convencido. Jamás había cuidado a uno.
—La niñera intentara llegar también, lo más seguro es que nos avisará sino puede y en ese caso te pido Youjin que no te vayas.
JungKook la miró por unos segundos. ¿Será que tenía otros planes? ¿con otra persona?
—No me iré, quédate tranquila amiga.
Cortaron luego de despedirse.
—Tía Che, ¿cuándo llegarán omma y appa?
Ambos adultos se miraron, el rostro inocente del niño demostraba tristeza. No estaba acostumbrado a estar mucho tiempo separado de sus padres y a pesar que se sentía cómodo acompañaeo de sus tíos, no era lo mismo.
—¿Qué les parece si hacemos maratón de películas? —propuso JungKook.
—Siii, yo quiedo ver Idon Man.
JungKook sonrió divertido. Youjin rodó los ojos.
—Mejor Capitán América, ese si es un verdadero superhéroe.
—Youjin, no confundas al niño —esa sonrisa de lado no la iba a seducir, ni su acento satoori— él sabe quién es el verdadero patrón.
—Aish, hombres.
La risa del pequeño les hizo sonreír. Era adorable. JungKook extendió sus brazos al colocarse de pie, JiHyun accedió a subir en ellos mirando a una enfurruñada Youjin cruzada de brazos.
—Tía Che deberías preparar algunos snacks y nosotros vamos eligiendo que película de Iron Man ver primero, ¿verdad Hyun-ie?
—Sí —chilló el pequeño en sus brazos.
Youjin a duras penas preparó algunas palomitas dulces para ellos en compañía de galletas y chocolate caliente. Al llegar se sentó en el enorme y mullido sillón a la derecha de JiHyun, quien le describía al pelinegro a su izquierda sobre cómo usar la televisión del living. Una ternura.
Colocaron la película, JungKook cubriendo con una manta a los tres, juntos, disfrutando del momento. Luego JiHyun escogió mirar Frozen y Youjin no tuvo mejor idea que sacar fotos a escondidas porque al parecer —y la sorprendió— esa era la película animada favorita del boxeador.
—Nunca te había visto emocionado por algo así.
Se sintió avergonzado aunque no lo demostró. Acomodó sus lentes sobre el puente de su nariz sin saber que para Youjin se vio muy sexi esa acción.
—Era bastante inocente cuando vi la película por primera vez —susurró, mirando con una leve sonrisa al pequeño que se encontraba sentado en un cojín en el suelo— fui con Chaewon y Namjoon, fue un bonito día a decir verdad.
Ella se acomodó de costado, colocando su brazo sobre el respaldo, compartían mantas.
—¿Los extrañas?
—Mucho. Namjoon es con quién hablo todo el tiempo —se cruzó de brazos, con su mirada en la televisión pero sin prestar atención en realidad— es mi nutricionista personal —ladeó la cabeza— Chaewon está tan ocupada en el hospital que apenas hablamos.
—¿Y tu tío?
No respondió a eso. Le costaba decir algo sobre él. Pero en el fondo también lo extrañaba.
—No sabía que seguías hablando con mi hermano —JungKook la miró de inmediato. Pensó que se enojaría, pero su rostro pecoso mostraba neutralidad.
—Yo —jugó con sus dedos, nervioso de repente— cuando volví de Japón y tuve la primer pelea en Seúl él fue a verme, habló con Nam hyung y —suspiró— ya sabes cómo es de insistente hyung. No pude negarme cuando me pidió mi número, así que comenzamos hablar.
Youjin no pudo evitar recordar la pequeña pelea que tuvo con su hermano la misma noche en que ella se encontró con JungKook en aquel restaurante.
•••
—Yunnie, ¿por qué te molesta, puedes explicarme?
La persiguió, deteniéndose en la entrada del vestidor de su hermana cuando esta entró.
—Ya te dije que lo olvidarás, Jin.
Respondió, saliendo a paso apurado dejando algunas prendas sobre su cama. El mayor comprendió que estaba molesta en verdad al mencionarlo por su nombre. La detuvo sujetándola por ambos brazos obligándole a mirarle.
—Youjin.
—No me molesta el hecho de que hayas seguido en contacto con él, me molesta que no me lo hayas dicho antes.
—¿Por qué? —no contestó— ¿Youjin? No entiendo, tú decidiste bloquearlo de todos lados.
Si tan solo supiera.
—Ya te dije que lo olvidaras, ¿si?
Le sonrió, con esa característica inocencia, Jin conocía a la perfección a su hermana y sabía que esa información le había afectado más de lo que pensó. Ella se soltó, siguiendo con lo suyo e ignorando la presencia del mayor.
—Él no quería interferir en tu vida, Youjin.
—Lo sé, me lo dejó en claro cuando se fue a Tokio, ¿recuerdas?
—Tú lo incentivaste hasta el último minuto, sabías que tarde o temprano ocurriría esto más allá de si estaban juntos o no.
Youjin gruñó tirando la cabeza hacia atrás a la vez que tensa empuñaba una blusa entre manos. Se sentó a los pies de la cama con la mirada perdida entre la ropa desperdigada sobre la blanda superficie.
—¿Lo sigues amando?
—Me siento orgullosa de él, de todo lo que ha logrado, pero la vida sigue, oppa. Y que nos hayamos encontrado no cambia nada.
Se levantó, sonriéndole una vez más y depositando un beso en una de sus mejillas.
—Voy a tomar un baño y luego a dormir —suspiró— hoy fue un día agotador.
Se abrazó a Jin siendo correspondida. Se habían vuelto un poco más cariñosos entre ellos.
—¿Te veré mañana?
—Sí. Me alegro mucho por ti, oppa. Por unnie y por el bebé.
Y lo decía en serio. Estaba muy feliz con la noticia. Imaginando desde ya los muchos regalos que iba hacerle. Ropa, juguetes, etc. Estaba segura que consentiría a su sobrino, así como cuando conoció a JiHyun por primera vez.
El tiempo le dio a conocer gente muy bonita que la ayudó en su momento. JiMin era una de esas personas. Lo adoraba, la hacía reír, no tenían demasiado en común y eso lo hacía todavía mejor porque ambos cedían en conocer los gustos del otro. Buscándose cuando necesitaban, o estaban sin ocupaciones, pero Youjin no quería confundir las cosas y menos cuando salió el episodio en el cual entrevistó a JungKook.
La fans —por no decir los del mundo entero— enloquecieron ante ese reencuentro que no hizo más que ponerla melancólica. Dubitativa en sus decisiones. Sus sentimientos. Pensó que las repercusiones no serían tan grandes. Se equivocó, todos querían que la pareja dorada volvieran a estar juntos. Preguntándose por qué en primeras instancias se habían separado. No sabía si JungKook se sentía de la misma manera, pero consideraba que no le importaba mucho si en las noticias habían salido fotos de él junto a la morocha con quién había cenado en el mismo sitio que fue con su familia.
Fue inevitable no buscarlo en internet, encontrando lo que ya sabía. Sus combates ganados, lo exitoso que se había vuelto en poco tiempo, lo increíble y rápido de su ascenso en el mundo del boxeo gracias a su destreza y técnica, habiendo obteniendo diecisiete peleas ganadas y dos nocaut. Los comentarios en algunos foros en los cuales comentaban que marcas muy reconocidas e importantes en el mundo de la moda se peleaban por tener un contrato con él.
El recuerdo de él en el pasado cuando era su guardaespaldas demostrando su descontento al ser reconocido en las calles, o por las alabanzas que le daban por su belleza. Ahora su rostro estaba en todos lados.
•••
Iba a comentarle su sentir, por primera vez en mucho tiempo, pero el apagón que dejó la casa en penumbras los alarmó, sobre todo por grito que el niño pegó subiéndose al cuerpo del pelinegro; escondiéndose en su cuello mientras sus bracitos intentaban rodearlo. Era una imagen muy tierna, salvó JungKook que se sentía extraño al saber que un niño buscaba en él refugio cuando en el pasado no pudo proteger a nadie.
—Creo que la tormenta hizo de las suyas.
Comentó ella mirando a través de los ventanales cubiertos de escarchas como la nieve caía a montones. Volteó, encontrando una bonita imagen que hizo latir su corazón.
—¿Estás bien? —preguntó él al niño, arropándolo mejor entre sus brazos y la manta. JiHyun asintió, sus ojos se encontraban cristalizados.
—Quiedo a omma y appa —su voz denotaba que iba a llorar.
—No llores, tengo una mejor idea —murmuró, atraído por oler el cabellito del niño. Su aroma a bebé era atractivo— qué tal si hacemos una pijamada a la luz de las velas —la idea pareció interesar— armamos unas carpas con sábanas y almohadones y está noche dormimos dentro, ¿eh?
—Sí, me gusta —una manito se empuñó del hoodie. No quería separarse de la calidez del cuerpo de JungKook.
—Haremos esto —se levantó con el niño en brazos, acercándose a Youjin— tía Che irá por velas y algunas sábanas, acompáñala, yo iré a ver qué pasó con la electricidad, ¿si? No tengas miedo, nada pasará, bebé, ¿está bien?
El niño asintió, moviéndose a los brazos de la pelinegra. Cada uno por su lado. Al cabo de largos minutos los tres se encontraban bajo un fuerte de sábanas, almohadones y sillas bien construidas. La electricidad no volvería ya que la tormenta había hecho estragos. Así que JungKook decidió darle usó a uno de los regalos que tenía guardado para JungHee. Una lámpara que despedía estrellas de colores imitando a la galaxia, sabiendo que a JiHyun le encantaría y no se había equivocado.
Youjin también encantada.
—Es precioso, Kook.
«Tú lo eres mucho mas, mi cerecita», quiso decirle, pero se contuvo y tan solo disfrutó de su sonrisa, de sus gestos como si de una pequeña niña se tratase.
Les puede sonar a capítulo relleno, pero tiene varios datitos que a la larga serán de importancia 😐
En otras noticias, les presento al pequeño Kim JiHyun. 🤭 So adorable 😍
¡FELIZ CUMPLEAÑOS A MI JINNIE HERMOSO! 🥳🎂🥺😭 LO AMO MUCHO.
Solo 6 meses para que vuelvas 🤦🏻♀️💜
Y a ustedes también se les ama 🥰
💟💟💟
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