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𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟯𝟵

Un mes después.

—Este precioso gordito está perfecto —anuncia la pediatra terminando de medir a JungSu, había crecido un par de centímetros y subido de peso— no hay de que preocuparse mami, todo está en completo orden.

Le indica que ya puede vestirlo y lo hace con ayuda de su madre que la acompañó. Hace frío afuera, por lo que paciente le deja a Heeji hacerlo pues lleva varias capas de ropa y ella prefiere escuchar lo que la profesional dice. Seguir cuidando de su bebé como hasta ahora y tener extremo cuidado ya que las temperaturas bajas de diciembre habían llegado. Salieron del consultorio tiempo después y Heeji observó hacia el pasillo.

—Cielo, ¿pueden esperarme aquí? Debo ir al baño.

Youjin sonrió acomodando su bolso en un sillón de la sala de espera.

—Anda, nosotros dos te esperamos.

Se colocó el sobretodo abrigándose, luego levantó en brazos a su bebé queriendo acomodar la manta polar dentro del cochecito.

—Es parecido a ti.

Volteó al reconocer la voz masculina. JiMin observaba a JungSu con una amable sonrisa en su rostro. Youjin lo apretó contra su pecho con un repentino temor que no supo de dónde salió.

—¿Qué haces aquí?

—Vine por una consulta —no quitaba los ojos del pequeño— me desvié por un momento cuando te vi. ¿Cómo se llama?

Pensó en el daño que le causó a JungKook con una mentira tan horrible como lo era abusar de alguien. Y las veces que la manipuló para ponerla en su contra. Se sintió horrible y ansiosa. Acomodó rápidamente a JungSu dentro de la carriola aún cuando este comenzaba a inquietarse a punto de llorar y tomó su bolso dispuesta a marcharse.

—Que estés bien, JiMin.

—Youjin, por favor, no me rechaces.

Se tensó cuando la sujetó con fuerza del brazo.

—No me toques.

Tembló. Le parecía indignante que se mostrará ofendido.

—Youjin, ¿por qué te comportas así? —tenía una mirada profunda e intimidante— solo intento acercarme a ti, te extraño. También quiero hablarte y pedirte disculpas.

—¿Realmente lo sientes? —se inclinó un poco intentando calmar a JungSu— ¿Sabes lo que sufrí con todo lo que le hiciste a JungKook? Estaba embarazada, sabías de mis problemas de presión y aún así decidiste armarte toda esa estúpida novela.

—En el amor y la guerra todo se vale.

Se sintió más que indignada por esas palabras. ¿Cómo pudo ser tan ciega?

—Lo tuyo no es amor JiMin —tomó a su bebé en brazos, su llanto había escalado—  no se qué es, pero no es amor.

—Tú si sabes lo que es —ironizó.

—Sí, si lo sé —siseó, moviéndose— estoy rodeada de él todo el tiempo, de diferentes maneras y formas pero se cómo se siente.

—Ojala tu cuento de hadas dure toda la vida.

Heeji regresaba a pasos rápidos encontrándose con el panorama. Su decepción se notó en su rostro y ayudó a su hija con algunas cosas tomando la delantera.

—No te preocupes por eso. —sentía ansiedad y sus ojos arder por las lágrimas— preocúpate por ti, cuídate bien por favor. Que tengas una larga vida.

Se alejó rápidamente sujetando a su hijo con más fuerza contra ella, moviéndose para calmarlo y susurrando a su oído palabras cariñosas.


Se detuvo en el umbral de la puerta de brazos cruzados. JungSu, despierto y tranquilo se encontraba dentro del cunero inteligente que oscilaba despacio de arriba abajo. Youjin de espaldas terminaba de ordenar lo que había usado para cambiar a su bebé. Volteó y sus ojos conectaron.

—Pondré un guardaespaldas a tu disposición mientras no esté.

Resopló, refutando en un murmullo.

—No, JungKook —se movió por la habitación— no quiero tener a nadie encima, no saldré de casa. No sucedió nada malo.

Al llegar Heeji le comentó a su yerno el encuentro que tuvieron con Park JiMin en la clínica y aunque no supo lo que en realidad hablaron, sí le detalló lo nerviosa que Youjin se había puesto al salir teniendo que esperar minutos para calmarse con el fin de conducir de regreso  a su hogar.

—No me voy a ir sabiendo que ese tipo está detrás de ti. Pudo acercarse con facilidad —acortó la distancia— ¿Quién me asegura que no tocará a JungSu la próxima o les haga algo? No, no está a discusión. Cada que salgan tendrán a alguien custodiando.

Se negó, sus ojos se aguaron mirándole.

—Jimin no sería capaz.

—¿Lo defiendes?

—¡No!

Ambos miraron hacia el bebé pensando que sus voces elevándose podían asustarlo. No sucedió. Youjin suspiró al borde del llanto. JungKook exhaló, la atrajo a su cuerpo y la abrazó dejando que enterrara el rostro en su pecho. No debería ser la despedida correcta.

—Amor, quiero irme sabiendo que estarán bien —tragó, le besó la cabeza y le acaricio la espalda en un intento por apaciguar su llanto— no podré concentrarme de esta manera.

Youjin salió de su escondite, de puntas le besó los labios y mejilla. Ella tampoco quería eso.

—Escucha, no sucedió nada. Simplemente quiso alegar por disculpas y se ofendió cuando lo ignore —acunó su rostro, no lo veía convencido— me puse nerviosa porque recordé toda la mierda que nos hizo logrando ponerme en tu contra. No me gusta que esté cerca de JungSu, de hecho me desagrada que hubiera tenido la oportunidad de conocerlo.

—Por eso digo que pondré un guardaespaldas.

—No. Vamos a estar bien. Mis padres vendrán y se quedarán con nosotros los días que no estés. No saldré a ningún lado, cariño, no me apetece que JungSu coja un resfrío o algo peor. Es demasiado pequeño aún.

JungKook suspiró teniendo que conformarse con eso. Confiaba en ella y en dejarla al cuidado de su familia. Acarició su espalda, brazos y hombros. La sujetó del cuello y la besó despacio queriendo disfrutar ese íntimo momento entre ambos.

Estaba a dos días de la pelea por el título mundial y a horas de viajar para los Estados Unidos.

—Promete que luego del pesaje comerás y dormirás tus horas. No te las pases —él asintió, obediente— podemos hablar por mensajes, no es necesario que me llames a cada rato, si sucede algo, que no creo, yo te llamaré y lo más seguro es que Jin oppa porque es un chismoso.

Se rio, picoteo sus labios y sus pulgares acariciaron sus pecosas mejillas.

—Te amo, cerecita. Mucho.

—Yo a ti, mi amor.

Desvió la mirada hacia su hijo, sus pequeños piecitos se movían mientras succionaba su puño con la mirada hacia el techo. Avanza y lo mira embelesado. Lo toma entre sus manos y lo acerca a su rostro para acariciarle la mejilla con la punta de su nariz y oler su perfumito. JungSu se remueve un poco, y cuando sus ojitos logran mirar hacia el rostro de su papá hace una mueca parecida a un sonrisa. JungKook se derrite en su interior, pareciera que su hijo intenta hablarle al abrir y cerrar su boquita.

No se contiene y lo besa. Es indescriptible y él no se da cuenta que le regala a su prometida una de las escenas más hermosas e inimaginables. La de un padre amoroso con su pequeño bebé. Intenta mantenerse tranquila cuando él voltea y se le entrega en brazos. Era hora de despedirlo.


Después de trece horas de viaje llegaron al hotel MGM Grand resort-casino de Las Vegas. Cada uno tenía su propia habitación. A JungKook le habían brindado una suite con vista a las montañas. Apenas tuvo tiempo de cambiarse y descansar por el jet lag. No tenían tiempo, el primer día debía asistir algunas entrevistas para programas deportivos y como marcas importantes lo patrocinaban a sesiones de fotos. Acabo muy tarde, casi una de la mañana aún así llamó a Youjin siendo las seis de la tarde en Seúl. Se durmió hablando con ella.

Temprano al otro día tuvo entrenamiento. Se sintió como aquellos animales en exhibición dentro de los zoológicos ante la cantidad de fotógrafos o periodistas que presenciaban la sesión. Parte del oficio. En la tarde fueron los primeros en llegar a la sala magna del hotel donde muchos periodistas deportivos, entre otros junto a las cámaras esperaban para la rueda de prensa. Tomó asiento junto a su entrenador, le parecía extraño que Wonho aún no estuviera ahí alardeando con su presencia. Intentó que el hambre y la sed no lo consumieran, el sueño a la vez.

Las voces se elevaron cuando el rival entró. JungKook juró que había algo extraño en la manera en que Wonho se movía aproximándose al escenario.

Los nervios tal vez, pensó. Minutos más tarde, inició el acto dándole la oportunidad a los periodistas de preguntar por turnos. La mayoría sobre el rendimiento de cada púgil y lo que esperaban de esa noche. Todo tranquilo hasta ahí, comenzó a ponerse interesante cuando a JungKook le preguntaron si creía estar listo. Pues con tanto que había pasado en su vida personal era suficiente como para una distracción que lo llevará a perder de nuevo.

—Estan prohibidas las preguntas fuera del contexto deportivo. 

Ladeó su cabeza tronando su cuello, la tensión la podía sentir en los músculos de los hombros. El vocero advirtió una vez más y le dio pasó a otra pregunta, está vez para Wonho. Fue sorpresivo para todos la manera tan tranquila en que contestó. Sin sarcasmos ni provocaciones. JungKook giró su rostro para observarlo, parecía ido, pensativo. Tragó teniendo una extraña sensación amarga en el estómago. Sin embargo, solo ignoró el hecho y siguió pendiente de la prensa.

Al momento del pesaje se quitó la ropa quedando en boxer y subió a la báscula para pesarse. Wonho hizo lo mismo minutos después y cuando debieron posar frente a frente con todo su equipo atrás todo se volvió más confuso cuando Wonho con una voz súper baja le dijo.

—Lo siento, Jeon.

Apenas Wonho tuvo su ropa se vistió y pidió marcharse rápidamente. Llegando a su habitación tomó asiento sobre la cama deshecha. Suspiró sosteniendo la cabeza con ambas manos. Estaba metido en problemas, graves. Debía ganar esa pelea como a de lugar sino correría peligro.

•••
Bebía de su vaso de champagne admirando a la voluptuosa chica que bailaba en el tubo. Una salida a la más exclusiva discoteca de Las Vegas a horas de la gran pelea. Se removió, tomando el cigarro que descansaba sobre el cenicero de cristal y le dio una calada. Percibió a alguien sentarse a su lado y fue suficiente la presencia para cabrearlo.

—¿Qué diablos haces aquí?

Le molestaba su sonrisa socarrona mientras veía como este bebía de su vaso de whisky.

—¿No me extrañaste? ¿Qué tal está Nancy?

Bufó, tomando la botella para darle un largo trago del pico.

—Bien, con su familia supongo. Y tú, ¿qué tal Cherry? —sonrió, agregando con sorna y malicia— Oh, cierto. Te desterró de su vida y ahora es feliz en su cuento de hadas con su príncipe azul y el mocoso de ambos.

JiMin mantuvo la sonrisa aunque más atenuada. En minutos se la iba a cobrar.

—Lo vi —Wonho lo miró de soslayo. Mordía su labio con violencia, su mirada perdida denotaba emociones nada bonitas— es pequeñito, tiene mucho parecido a Jeon y Youjin se veía hermosa con sus mejillas llenitas. Odio que haya obtenido todo, lo aborrezco.

Le importaba mierda su relato. Le complacía ver en su ex amigo la rabia. Se lo merecía. Él tampoco era una dulce palomita, pero no tenía la magnitud de maldad para lastimar a terceros adrede. Iba a marcharse, debía estar descansado.

—No me importa —se levantó, miró a una de las bailarinas con una clara invitación a algo privado. No podía— si te mueres es mejor.

—¿Te recuerdo que debes mucho dinero? —Wonho se detuvo. JiMin se levantó acomodando el botón de su chaqueta y metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón de vestir— Te están buscando.

—No tengo nada que ver con ellos.

—Según recuerdo, les compraste estupefacientes y esteroides. Te costó un par de semanas limpiarte de todo eso —sonrió, miraba sus impecables uñas como si fueran lo mas interesante— tus análisis salieron bien porque pagaste y gracias a eso y a qué Jeon estaba mal emocionalmente mantuviste el título, ¿qué pasaría si la WBC se entera que el campeón ganó gracias a las drogas?

—Tú también consumiste, si la policía se entera, tendrás graves problemas. No me amenaces.

—Solo digo, te conviene ganar, esa gente seguirá protegiéndote mientras mantengas el título y ganen las apuestas, sino —suspiró— me daría pena que el boxeo pierda a un gran deportista —se alejó, no sin antes decir— ah, recuerda mi amigo, lo que pase en Las Vegas se queda en Las Vegas.
•••

De un modo u otro. Haría lo que fuera por mantener el título y seguir viviendo.


Desde el vestuario, sentado y concentrado, mirando a un punto fijo de la pared podía escuchar el alboroto de la gente recibir al campeón mundial de peso medio pesado, Lee “Wonho” HoSeok. Las apuestas estaban a favor de su rival, nada nuevo. Un segundo enfrentamiento entre ambos era inevitable. La diferencia era que está vez estaba lo suficientemente preparado mental y físicamente para reclamar un título que lo llevaría a escalar la cima en su carrera.

Preparado caminó el largo pasillo del MGM Grand Garden Arena con su equipo detrás y la canción HUH?! De Agust D. No era sorpresa que de ese lado del mundo no tuviera tantos fanáticos y fuera recibido con abucheos. No le tomó importancia, estaba a pasos de subir al cuadrilátero. Había llegado la hora y su aspecto era mejor que la vez pasada.

El presentador en medio hizo los honores de presentación, los comentaristas relatando en vivo y en directo e incluso vía streaming. Miles de aficionados en el estadio sintiendo nervios al igual que los que lo miraban desde una pantalla. Youjin junto a su familia y algunos amigos desde la comodidad de su hogar. Tenía mucha fe de que todo saldría bien.

Ambos peleadores se reencontraron en el centro con sus miradas fijas y hambre de ganar. Era un todo o nada con diferentes metas. Escucharon las palabras de advertencia del réferi y una vez terminó ambos chocaron sus puños enguantados volviendo a sus esquinas para colocarse los protectores bucales.

—Sera interesante de ver qué plan es el que Jeon tiene preparado para esta noche.

Dice uno de los comentaristas.

La campana suena y ambos se enfrentan en el centro. Wonho comienza con dos ganchos tremendos que JungKook esquiva con éxito. Le lanza un derechazo al rostro y se asombra al ver que el pelinegro ni se mosquea.

—Cuidado con esa derecha, Kook. —exclama Youjin hacia la enorme pantalla.

Wonho no se detiene, vuelve a tirar otro derechazo que logra darle de lleno en el rostro a JungKook y un segundo que logra eludir.

Lee presiona, pero Jeon no cede.

Wonho vuelve a golpear con ambos puños y JungKook los esquiva moviendo el torso de lado a lado, otro y se agacha. En ningún momento para de moverse y ante otro golpe evitado JungKook logra golpear al cuerpo de Wonho.

Jeon se acerca más a Lee está noche.

JungKook avanza, decide hacer una gran combinación golpeando el cuerpo y luego la cabeza. Un derechazo de Wonho presionando lo termina acorralando contra la esquina. El público grita ante la ráfaga de golpes que JungKook logra esquivar para segundos después salirse por la izquierda, aprovecha y le arroja un par que logran darle al rostro. Confiado y lleno de adrenalina lo impulsa con un “vamos”, al instante logrando golpearlo en tres: cuerpo, cabeza y rostro. Wonho sabe que debe responder mejor.

Están enfrentados en el centro del cuadrilátero.

Se golpean sin parar hasta que la campana suena dando por finalizado el primer asalto y el referí los tiene que separar. Los aplausos y gritos del público no se detienen.

Lee está frustrado —vocifera el comentador— Está noche Jeon parece otro.

Para Youjin esos tres minutos se sintieron eternos.

La campana suena para el segundo asalto. Wonho sale propinando un gancho izquierdo que hace a JungKook tambalear. Aprovecha y lanza un derechazo, otro que el pelinegro logra esquivar pero lo arroja contra las cuerdas. Aún así sale ocasionando que Wonho sea quien quede entre las cuerdas y es cuando JungKook con ambos puños en el rostro lo deja aturdido. Wonho se da cuenta cambiando de táctica. Lo distrae con la derecha y cuando JungKook lanza un golpe Wonho logra darle en el rostro primero haciéndole trastabillar, al siguiente hace un uppercut que obliga a JungKook a abrazar a su rival golpeando al torso. Se distancian, Wonho sin perder tiempo empuja a JungKook hacia una de las esquinas, lo golpea sin parar al cuerpo y alcanza a darle un puño en la nariz que hace que su cabeza caiga hacia atrás. JungKook viéndose en aprietos lo vuelve abrazar y Wonho lo empuja derribándolo a la lona.

Es inevitable para algunos no rememorar la primer pelea. Youjin arrinconada en el sillón pestañea alejando el ardor en sus ojos. Desde su posición observa hacia el comedor, su madre sostiene a JungSu. Apenas era el inicio.

La potencia de Lee es increíble.

JungKook aún tirado en la lona descansa, espera que el referí llegue al ocho y se levanta. Le responde a este que está bien para continuar. Wonho avanza veloz, con dos certeros golpes logra tirar a JungKook contra las cuerdas y la campana suena.

Es claro que el segundo asalto le pertenece a Wonho.

Tercer asalto. JungKook es quien avanza veloz arrojando varios golpes al rostro de Wonho, logra también hacer combinaciones al cuerpo. Su rival no se queda atrás y responde, uno de ellos le corta la ceja. JungKook no se inmuta aún cuando se da cuenta del hecho, esquiva un puño y con un derechazo preciso hace que Wonho por primera vez en la noche trastabille. Impensado y sorpresivo para todos.

Ambas esquinas presionan con las indicaciones.

En el cuarto asalto, Wonho golpea brutalmente a JungKook y no detiene su ritmo incluso cuando la campana suena. En el quinto sigue golpeándolo con saña y lo hace caer una vez más a la lona.

Lee domina el combate, pero Jeon no se rinde.

En el sexto y séptimo asalto, JungKook se mantiene encima de Wonho, lo golpea con muy buenas combinaciones y utiliza las ínfimas brechas de error que tiene para con un gancho causarle un importante corte en la ceja izquierda que lo sorprende. Ambos se encuentran cansados pero sin intenciones de detenerse.

La pelea está marcada por golpes de ambos. Aunque JungKook está perdiendo en puntaje por querer forzar las cosas. La sorpresa se da cuando esquiva un golpe mortal y en consecuencia él da otro que logra que Wonho se tambalee hacia atrás segundos antes de la campana anunciando el final del octavo asalto.

El público se vuelve loco, pareciera que JungKook está volteando la pelea a su favor. Wonho en su esquina mira hacia el público, JiMin sonríe con malicia en compañía de los matones a los que le debía plata. Sus opciones no eran muchas. “Quiébralo”, eso entiende cuando el modelo hace un gesto con su puño cerrado hacia las costillas. Debía sacar del juego a JungKook.

La campana anuncia el noveno asalto, Wonho está exhausto, le está costando ya que no suele pasar de los seis asaltos en el boxeo profesional. Lo hace, dos golpes fulminantes hacia las costillas de JungKook y lo derriba. Quejas en todo el estadio, desde una de las esquinas. Fue un movimiento que no solo quitaba puntos sino una razón de absoluta descalificación y el arbitro no lo vio, por lo tanto la pelea debía seguir.

Youjin sentía su corazón bombear fuerte dentro de su pecho, tenia que calmarse para evitar algún ataque de ansiedad, no todo podía estar perdido.

En su esquina revisan a JungKook, tiene las costillas rotas otra vez, no se ve nada bien, pero aún así lo dejan seguir a petición de él. No podía perder otra vez, no permitiría que Wonho se saliera con la suya ni tampoco Park JiMin. Soportaría cada golpe así como lo hizo con cada mierda de su vida.

El décimo asalto se trataba de una batalla llena de desgaste. JungKook estaba negado a rendirse, esquivaba cada golpe, respondía con otros al cuerpo de Wonho, este sin detenerse fue a lo más seguro, a las costillas y JungKook vuelve a caer gritando de dolor pudiendo marcar el final de la pelea.

A Youjin le dolió aquello como si se lo hubieran infringido a ella. No podía esconder su desconsolado llanto, su familia ya se había dado cuenta y ni siquiera ellos sabían como reaccionar.

Era extraño, ella solía mirar las peleas sin impresionarse, alentando con fuerza, está vez era diferente. La voz de los comentaristas solo le causaron mas nervios. Ya no podía más. Tomó a su bebé, lo aferró a su pecho y subió a su habitación. Temblaba, temerosa. Se acostó en la enorme cama matrimonial donde el aroma de JungKook también estaba impregnado. Acomodó a JungSu a su lado, en una almohada medialuna para mantenerlo de costado. También colocó almohadones a los extremos y Eoduun llegó rato después para acompañarles.

Acarició las redondas mejillas de su hijo, lo observó. Su JungSu, tan pequeñito e ignorante de todo lo que ocurría. El ruido de la sala no llegaba pero su cabeza le recordaba lo duro que esa pelea se dio. El rostro marcado de su prometido y sus muecas de dolor. JungKook era fuerte, mucho y resistente pero ella no. Se dijo a si misma que debía calmarse, cambiar la manera de pensar porque así como él había ganado tantas peleas encima del ring obteniendo una sola derrota no quería decir que está en especial volvería a ser catastrófica. No.

Sujetó la manito de su bebé y la besó, tarareo una canción de cuna rodeándolo entre sus brazos y ahí se quedó.

—Youjin, Yunnie, ¿me escuchas? Debes despertar.

Entre abrió los ojos, Jin tocaba suavemente su brazo. Se había quedado dormida. Observó a JungSu a su lado durmiendo hermoso y tranquilito. Prestó atención a su hermano que sin alguna expresión descifrable en su rostro le extendía su teléfono. Se sentó, tratando de asimilar todo, con su corazón desbocado por una mala noticia. Jin con un gesto de su barbilla le indicó que tomara la llamada, lo hizo, despacio, llevando a su oído y al escuchar la voz del otro lado tan solo lloró.

—¿Cariño? Lo hicimos, ganamos. Llevaré el cinturón a casa.

No me pareció tan emocionante como cuando narre la primera pelea. Si tienen dudas en el capítulo 14 está la guía y reglas para entender la pelea y si les da paja (pereza) ir allá a leer, me dicen y les explico 😉🤭

Las que nunca confiaron en el Wonho, que bueno, porque era un puto traicionero, pero el JK le dió en su madre y le ganó el título. ¿Cómo? Lo dejó a la imaginación. 🤭😌

Bueno, falta poco y no tan poco para que esto termine. Les agradezco todo el amor y apoyo que le siguen dando a esta historia. 🥰💜

💟💟💟

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