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Abro los ojos, me siento algo desorientada y el peso del cansancio en mi cuerpo me impide moverme como quisiera. Tengo dos interesantes cuestiones. 

La primera: es normal sentirme agotada si di a luz a un ser humano. La segunda: ¿Por qué estoy en casa de mis padres? ¿en la que era mi habitación? No entiendo. A duras penas me incorporo en la cama, todo está… intacto, como si jamás me hubiera movido en tres o cuatro años.

La puerta se abre dejándome ver a mi madre, me sonríe, tiene ojeras y parece aliviada.

—Despertaste cielo. Tu padre preparó un poco de sopa de kimchi, ¿quieres? —asiento— ¿Quieres que te traiga aquí o vienes a la mesa?

—¿Dónde está JungKook? ¿Qué pasó con mi bebé, dónde está JungSu?

La expresión confundida en su rostro me preocupa.

—¿De qué hablas Youjin? ¿Quiénes son JungKook y JungSu?

¿Debería alarmarme? Nada se siente real y a la vez si, hay algo muy extraño e inquietante en todo esto. Le vuelvo a preguntar porque tal vez no fui clara y ella me dice que no sabe de qué estoy hablando, balbuceo y entre medio llama a mi padre. Me doy cuenta que mi cabello está demasiado largo y enmarañado. Ellos discuten a susurros bastante claros que mis desvaríos volvieron y deben llamar a mi psiquiatra. Troto hasta el baño. Mi sorpresa es grande cuando en el reflejo veo a una Youjin delgada, ojerosa y opacada por la tragedia.

Necesito saber dónde esta JungKook, qué pasó con mi bebé. Lo último que recuerdo es haberme desmayado en la camilla, a JungKook al borde del colapso, ni siquiera llegué a saber si JungSu nació. ¿Que está pasando?

Vuelvo a la habitación en busca de mi teléfono. Comienzo asustarme, el aparato es el mismo que tenía hace unos años atrás. Reviso rápidamente mi agenda y no encuentro el nombre que busco, entro en Kakao y nada. En galería no hay ninguna foto o video. Mis redes sociales...

No existen.

Comienzo a hiperventilar, mis padres procuran ayudarme y me dicen que me siente. Vuelvo a mencionar a JungKook y a JungSu pero ellos están tan confundidos como yo. Niego, ansiosa, escondo la cabeza entre mis manos y piernas para llorar desconsolada, de a poco un sentimiento extraño ataca mi pecho, como cayendo en una realidad que yo evite por mucho tiempo.

Logré calmarme después de largos minutos y unas pastillas que solo me atontaron. Las sensaciones de hace años cuando vivía con crisis de ansiedad constantes volvieron, las podía sentir en los dedos de mis manos moviéndose, en mi pierna temblando de arriba abajo. Muerdo mis cortas uñas admirando a través de la ventana la ciudad. La puerta de la habitación se abre y veo un rostro conocido, Kira. Me lanzo a ella, la abrazo fuerte y es ahí que me doy cuenta de otra cosa. Ella también está cambiada, su cabello no es corto, castaño y lacio. Lo tiene largo y de un color platinado.

—Youjin, tranquila —nos sentamos a los pies de la cama.

—¿Oppa no vino contigo?

Frunce el ceño en confusión.

—¿De quién hablas? ¿de tu hermano? —asiento impaciente, ella despreocupada se encoge de hombros cuando contesta— no sé, supongo que estará de viaje con su novia cuando terminaron las grabaciones. Eso fue lo que supe la última vez que vine a verte.

¿Qué?

Kira y Jin no están juntos. Pero ¿y mi sobrino?..

Entonces…

—Unnie, ¿sabes dónde está JungKook?

No obtengo reacción de su parte, solo se me queda mirando neutra, como intentando descifrar lo que me ocurre al preguntarle eso. Baja la mirada hacia nuestras manos unidas, también me di cuenta que estoy delgada, demasiado, podría apostar que muy por debajo de mi peso.

—Youjin, dijimos que no hablaríamos del pasado —murmura, cautelosa— prometí que iba ayudarte pero si mencionas a personas que no te hacen bien no podremos avanzar, ¿entiendes?

—¿Sabes de quién te hablo?

Niega, no me mira, lo evita a toda costa y siento pesado mi pecho. No entiendo que está ocurriendo y tengo mucho miedo.

Se levanta soltando nuestras manos y comienza alejarse.

—Debo volver a la agencia, HoSeok me está esperando.

—Tú no trabajas para MOTS7.

—Claro que sí, Youjin. Siempre estuve ahí, no me fui a ningún otro lado.

Esto tiene que ser un sueño. Sí. Uno donde se torna una pesadilla.

—Youjin, deberíamos llamar a tu psiquiatra.

—¿Sigo siendo Bloom Cherry?

La interrumpo con una pregunta que la tengo atragantada desde hace largos minutos y no me atreví a formularla por temor a su obvia respuesta. Ella se me queda mirando y suspira.

—No, nena —me toma las manos— recuerdas que a causa de —¿de qué? Dilo, por favor— la agencia decidió dejarte ir cuando veían que no mejorabas Youjin —lo siguiente solo debilita mis piernas— ya son tres años de eso.

Caigo sentada al piso, mis oídos zumban y en mi interior estoy gritando por ayuda. No, esto no puede ser cierto.

—Youjin, deberíamos llamar a un médico, no te ves bien.

Amaga con irse y la detengo.

—Ayúdame acostarme, solo necesito descansar. Creo que se me bajo la presión.

Me asiste, le pido que me traiga agua fresca y cubos de hielo. Sale de inmediato de la habitación y yo me lanzo a mi celular. Es insólito y absurdo. Entro a Naver buscando información, mi respiración se escucha forzosa, mis cansados ojos arden con las lágrimas acumuladas ante los cientos de artículos que cuentan lo que en realidad paso.

Mi secuestro a manos de mi sasaeng, días enteros de incertidumbre sin saber de mi paradero. La policía investigando, la agencia comunicando a los fans desesperados que todo está bien y recen por mí. Videos de noticias donde cuentan el momento a momento. Estoy temblando cuando llego al final de la historia. "El sasaeng de la Idol Bloom Cherry fue asesinado por la policía cuando quiso escapar".

JungHee está muerto y es cuando aparece el rostro de quién estoy anhelando encontrar.

JungKook está en las fotos de algunos portales. Los titulares dónde lo colocan como la única familia del demente de mi acosador. Se lo ve inexpresivo, taciturno, casi sin vida. En ninguna parte menciona que fue mi guardaespaldas y que ahora es un exitoso boxeador. No, mencionan que es el hermano gemelo del SS y que al parecer hay una retorcida historia familiar detrás.

Lo siguiente que leo es que yo decidí poner mi carrera en hiatus indefinido por mi salud mental. Al parecer estuve en un centro psiquiátrico y luego de eso, nada. Bloom Cherry quedó en el recuerdo. En la nada misma.

Kira me quita el teléfono despacio y se sienta a mi lado, con delicadeza aparta las lágrimas de mi rostro.

—Es por eso que no quería hablar de ese chico, Youjin. No te hace bien recordar lo que te hizo su gemelo —exhala— a nadie le hace bien.

—JungKook no tuvo la culpa de nada —hipo— él es inocente, no sabía de JungHee, sus padres le mintieron, le escondieron que tenía un hermano gemelo y…

—¡Basta! No entiendo de dónde sacaste toda esa información. ¿Cómo se supone que sabes todo eso?

La miró a los ojos, suplicante.

—Necesito hablar con él, necesito encontrarlo —me mira como si estuviera loca— unnie ayúdame a buscarlo.

—Youjin, no...

—¡Me voy a volver loca! —salto de la cama, lejos. Estoy intentando mantenerme cuerda y encontrar una solución a este sueño insensato— si de verdad quieres que deje todo esto necesito que me ayudes. Por favor, necesito verlo, necesito hacerlo para poder vivir en paz.

“Jeon JungKook jamás fue parte de nuestras vidas, Youjin”

Eso fue lo que me comento Kira cuando le pregunté, una vez más, por él. Al parecer jamás lo conocí en persona, nunca postuló para ser mi guardaespaldas y yo seguí con mi vida en medio de grandes crisis de ansiedad, ataques de pánico y desórdenes alimenticios. Tampoco fue una sorpresa saber que sigue viviendo en Busan… junto a su esposa. Es irónico que en esta realidad él si se casó con Sakura, más irónico sería que sea feliz a su lado cuando no fue así.

Trueno mis dedos, siento ansiedad y paranoia. Voy cubierta de pies a cabeza sentada en un asiento de tren que da hacia la ventanilla. La gente parece haberme olvidado porque ni siquiera notan mi presencia. Pasan de mí y no se cómo sentirme al respecto. A decir verdad, también se siente raro no tener una panza enorme. Mis ojos se llenan de lágrimas al recordar a mi pequeño melocotón. No podría vivir en una vida donde JungSu no exista. Niego, debo buscar respuestas, estoy segura que solo estoy soñando.

Solo debo encontrar la manera de volver.

Cuando llego al lugar, un imponente edificio de departamentos lujosos se presenta ante mí. Está a metros del mar y se encuentra en una zona exclusiva de la ciudad. Ingreso avisando al guardia a quien visito, estos me dejan pasar luego de comunicar mi llegada. Cuando estoy en el ascensor es que caigo en cuenta que no se lo que diré. Ni siquiera estoy segura de lo que estoy haciendo, pero el temor y la desazón son mi principal impulso.

Aprieto el timbre, espero, sobrepienso y tiemblo en mi puesto. Mis manos están heladas aún con guantes puestos adentro de los bolsillos de mi chaqueta de lana. La puerta se abre y nuestros ojos conectan. No puedo explicar el sentimiento que atraviesa mi pecho, es doloroso y fuerte. Él me mira, expectante, serio y sin emoción. Su cabello está largo, más largo de lo que llegó a tenerlo cuando lo conocí, le llega hasta los hombros. Está delgado, falto de esa musculatura que lo hace ver imponente. Su rostro muestra signos de cansancio y sus ojos de cervatillo no tienen ningún brillo en particular.

—¿Puedo ayudarla?

Su frialdad cala en cada partícula de mi ser. Vuelvo a temblar con más fuerza, sollozo y me abalanzo contra él. Rodeo su cintura y escondo mi rostro en su pecho. No me corresponde y ambos nos quedamos segundos eternos en la misma posición. Este no es mi Kook. Con lo que se me hace delicadeza, despacio me aparta, me mira frunciendo ligeramente su entrecejo como analizando, buscando en mi rostro las respuestas.

—Kim Youjin, ¿verdad? —asiento lento, con la cabeza gacha, secando mis lágrimas y me suelta alejándose— ¿Qué haces aquí?

—Necesito hablar contigo.

—Creo que no tenemos nada…

Intenta cerrar la puerta y yo me atravieso aferrándome a su brazo suplicando con la mirada.

—Solo dame un minuto, necesito un minuto de tiempo para hablar contigo —el nudo en la garganta me dificulta hablar, me siento cansada— por favor.

Duda, sin embargo acepta y me invita a pasar. El interior aunque amueblado y de vista ostentosa carga con un ambiente pesado, de tristeza y oscuridad. Me ofrece agua, me niego solo deseando que se siente y me escuche, lo hace evitando mi mirada, mi cercanía y yo me atrevo a sentarme a solo centímetros en el mismo sillón porque no soporto tenerlo lejos. Me está matando todo esto.

—¿Realmente no sabes quién soy? —me mira fijamente por un segundo.

—Eres la chica que mi gemelo acoso por años.

Cada palabra sonó con amargo dolor.

Trago, armándome de valor.

—Sé que tal vez se escuche trillado lo que voy a contarte pero necesito que me escuches por favor —no dice nada, a lo que prosigo— no sé cómo empezar a explicarlo, pero tú y yo somos pareja, acabo de dar a luz a un bebé, nuestro bebé —no tengo reacción alguna de su parte— estaba en trabajo de parto, tú estabas a mi lado sosteniendo mi mano, comencé a sentirme mal y de repente me desmaye. Cuando desperté me di cuenta que era otra realidad.

—Jamás nos vimos, ni hablamos. No te conozco excepto por las noticias.

—Si me conoces —enfatizó— hace tres años y un poco más entraste a MOTS7 Entertainment para ser mi guardaespaldas, llegaste de Busan a Seúl luego que tu prometida Sakura te engañara con otro hombre, decidiste realizar un cambio en tu vida y me conociste. Al principio fue difícil pero con el tiempo nos acercamos, nos enamoramos y me ayudaste muchísimo —tiene la mirada perdida, no se mueve y eso solo me incentiva a seguir— ninguno sabía que JungHee era mi sasaeng, se obsesiono con los dos cuando nuestra relación salió a la luz, te secuestró, me obligó a ir al lugar donde te tenía, nos salvamos y JungHee fue apresado, tuvo un juicio y lo enviaron a un centro psiquiátrico. Tú y yo… nos separamos por un tiempo y te enfocaste en tu carrera de boxeador —me mira de reojo— una donde eres exitoso, el mejor deportista del país —omito ciertos detalles que no quiero ni pienso mencionar— nos volvimos a reencontrar en mi programa de variedades tres años después y desde ahí no volvimos a separarnos. JungKook, nosotros nos amamos.

—Es absurdo que digas que decidí dejar mi vida en Busan por un engaño.

Me inquieta la manera tan fría en que me mira. Hago el intento de tocar su mano y se aleja de forma brusca, así mismo se pone de pie dándome la espalda.

—Yo no puedo amar a nadie. No tengo la capacidad suficiente para hacerlo y vienes a decirme que nos amamos. ¡Ni siquiera se quien eres! —sonríe con aparente sarcasmo y dice algo que me deja atónita— pretendes que crea lo que dices cuando ambos sabemos que no es así. Vi el cuerpo de JungHee en una morgue, a tu agencia de entretenimientos intentar por todos los medios escudarse con disculpas vagas cuando intenté acercarme a tu familia y no me lo permitieron. Es más, me propusieron una cantidad de dinero exorbitante por desaparecer, ¿a qué viniste, eh? ¿A burlarte?

—N-no, y-yo…

—Vete y no vuelvas jamás.

Abre la puerta y espera. Sin mirarme ni moverse. Tampoco puedo, estoy conmocionada y duele. Esto se siente demasiado real y me cuestiono si en realidad todo lo otro lo soñé en busca de paz y en verdad JungKook y yo jamás nos conocimos.

No puedo detener mi llanto, estoy cansada, mi cuerpo tiembla y se dobla mientras me abrazo a mi misma. Me duele el pecho, algo oprime impidiendo que respire correctamente. Jadeo, me dejó caer sobre la arena mojada y fría frente al mar. Vine a la playa en medio de la noche, está vacía, el aire que sale de mi boca se puede ver con cada exhalación. La cabeza también me va estallar, de dolor, con pensamientos intrusivos, con la idea de que JungKook nunca me amó ni tendremos a JungSu.

Que JungHee no está intentando curarse o que yo no vivo de lo que amo que es la música.

—Tu comportamiento me hace creer que realmente dices la verdad.

Elevo la cabeza, a través de mis ojos hinchados llenos de lágrimas lo veo imponiendo con su altura y su silueta de negro. Sigo temblando del frío y por el llanto. Se sienta a mi lado, muy cerca, el calor que emana ayuda un poco aliviarme. Está cubierto por completo, lleva guantes y un gorro de lana que ayuda a despejar su rostro de todo ese cabello. Nos quedamos en silencio por un buen rato.

—¿Es cierto… —sostiene sus manos y con sus brazos sus rodillas, relame su labios moviéndose un poco— es un poco increíble pensar que en otra vida estoy bien.

—Pero lo estabas —mi voz sale débil, con la manga de mi buzo intento secar el líquido de mi nariz y las lágrimas— eres feliz. Lo somos.

Resopla una risita y mira entre sus piernas.

—Mi madre murió cuando tenía dieciocho, mi padre nos abandonó. Jamás supe que tenía un gemelo hasta que apareció JungHee —su voz se vuelve ronca— apenas tuve minutos con él en la camilla de una morgue. Luego la prensa invadió mi vida diciendo cosas demasiado hirientes. Nadie se hizo cargo de mi dolor, la única familia que tenía se alejó cuando me case, intente seguir mi vida ser feliz pero no, lo de mi gemelo solo quebró mi espíritu y ahora me encuentro en medio de un tortuoso divorcio porque yo fui quien engañó a mi esposa.

Eso no me lo esperaba.

No sé que decir. Observo su perfil detenidamente. A simple vista puedo ver el dolor, el arrepentimiento, la tristeza y desolación. Jamás pensé que aquí sería diferente y él fuera el que destruyó su matrimonio. Esnifa, una lágrima traicionera escapa y rápidamente la quita. Ladea su rostro, me mira, es la primera vez que lo hace y le correspondo.

—En esa realidad, nos amamos, pasamos por mucho y aún así nos elegimos. JungHee no murió, a pesar de lo que hizo lo acompañamos en su tratamiento, tiene proyectos y por más que no lo demuestre te adora. Tienes un medio hermano y una madrastra que te adoran, mi familia te adora también —trago, se hace difícil— tienes mucha gente que te sigue, tienes medallas, respeto y reconocimiento. También cientos de propuestas de marcas que quieren seas parte de ellas, tienes una buena vida. Aún te duele lo que ocurrió en tu familia pero intentas superarlo.

—Dijiste que íbamos a ser padres —asiento— ¿Yo fui capaz de aceptar a un bebé?

—Costó pero si, lo quieres, a tu manera. Elegiste su nombre y aunque tampoco lo demuestres creo que estabas más ansioso por su llegada que el resto.

Niega, sus manos abrazan su cabeza y se queda en silencio. Esnifa, sus hombros tiemblan y es claro que está llorando. Me alarmo cuando se pone de pie y camina con sus manos en su cintura. Gira, me mira. Respira rápido, sus ojos están cristalizados.

—Es difícil creer que soy feliz, no hice nada para merecerlo.

Soy yo quien se pone de pie, me acerco abrazando sus mejillas, se deja a pesar que mis manos están heladas y rojas.

—Sí lo eres, haces mucho por todos —nos miramos, ambos estamos llorando— te dedicas a hacer feliz a los demás, perdonas y a pesar que cometes errores tienes la virtud de disculparte y corregir. Nuestras vidas son mejores contigo, JungKook. Tal vez nunca quisiste ser padre, pero nuestro JungSu es la excepción.

Me abraza, fuerte, aferrándome a su pecho. Su calor me invade haciéndome sentir alivio. Su aroma es el mismo y se siente a hogar. Cierro los ojos aferrándome a la tela de su chaqueta mientras sus manos acarician mi cabello y espalda. Su cálida respiración está sobre mi oído y me erizo cuando murmura.

—Si todo lo que dices es verdad, debes volver. No deberías estar aquí, no perteneces a esta realidad.

—No quiero dejarte solo.

Me aprieto más a él, lo hace también, luego se distancia y agarra mi rostro para mirarme.

—Siempre lo he estado, nada cambiará, pero… Si dices que el JungKook de esa otra realidad es feliz debes ir con él —sus ojos observan cada detalle de mi rostro— te necesita más que yo, debe estar devastado y lo único que querría es que la mujer que ama este a su lado junto a él y… su pequeño bebé. Al menos me alegra saber que en otro lugar si fui feliz.

—Lo eres, lo somos.

Sus ojos miran los míos unos instantes, rodea mi espalda, besa mi frente para luego bajar a mis labios y ambos nos fundimos en un beso que no es más que la unión de nuestros labios. Mi mano abierta se presiona contra su pecho sintiendo así los latidos de su corazón que cada segundo se hacen más fuertes resonando en mi oído. Es lo único que puedo escuchar, además de su entera calidez rodeándome.

La Youjin se nos fue, ah re JAJAJAJAJAJA ni crean. Solo se dió un viaje astral a otra realidad, donde termina siendo el lugar seguro de un JungKook devastado. Ambos son el lugar seguro del otro.


Las cosas van a empezar a mejorar y tomar su lugar. 😌

💟💟💟

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