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𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟯𝟲

Eres la única excepción.
The only exception - Paramore.
•••

17:38 p.m.

La sigue al paso lento que había adquirido cuando los nueve meses llegaron. Le gustaba que la mayor parte del tiempo llevará alguna de sus prendas, en realidad, ella tenía prendas holgadas que le quedaban bien, pero que usará alguna camisa con su perfume era mejor. Se detuvo en el umbral de la puerta observándola ordenar algunas diminutas prendas sobre la cómoda que se usaría como cambiador. Sus mejillas se veían muy hinchadas y a pesar de la pesadez en el cuerpo quería hacerlo todo ella.

Mantenerse ocupada ayudaba a sus nervios y a no pensar en que JungKook tendría que irse por unos días a Las Vegas. La fecha de la gran pelea estaba a tan solo horas de darse.

Él tenía muy presente su sentir y hasta el último minuto haría lo que fuera por tranquilizarla. Avanza para abrazarse a su espalda, situa ambas manos debajo del enorme vientre y le besa la mejilla.

—Deja de darle vueltas, cerecita. No me va ocurrir nada malo.

Aún cuando pretendía creerlo padecía un amargo sabor en la boca del estómago. Su intención tampoco era desconcentrarlo con sus pesares ni despedirlo con tristeza. Apenas acomodó las ropitas del bebé dentro del mueble voltea. La panza dificultaba la entera proximidad entre ambos, se da maña para ponerse de puntas de pie y besarlo en los labios dejando las manos sobre sus hombros.

—Confío en ti.

—Tampoco me pone contento dejarte sola.

—Estaré bien, cariño. Estaremos bien —jugó con los cortos cabellos de la nuca entre sus dedos— faltan dos semanas para la fecha, omma invitó a Sunny a que se quedará con nosotras y Jennie y Sakura vendrán más tarde, estaré bien cuidada —arregló la solapa de la camisa verde militar que llevaba puesto, esa prenda lo hacia ver mas robusto— tú tienes que viajar y ganar ese título. Lo prometiste.

Él suspiró, se inclinó y la besó, primero, los carnosos labios y luego la nariz.

—Prometo volveré ni bien termine.

—Debes descansar después, solo serán tres días fuera de casa. —llevó una mano a su vientre e hizo una mueca de dolor. JungKook también sintió esa patada— no es nada, cariño.

Entrelazó sus manos y la llevó hasta la habitación que compartían. La ayudó a sentarse sobre la cama y él se quedó acuclillado. Ambos colocaron sus manos encima de la otra sintiendo el movimiento dentro. Según la obstetra, JungSu ya estaba en posición y al parecer muy entusiasmado por salir.

—Te amo, Youjin.

Sonrió, cada que le decía eso sus ojos de cervatillo brillaban. Le acarició la mejilla en correspondencia susurrándole.

—Y nosotros a ti —le costaba, a veces, admitir que también quería a ese bebé porque todavía dudaba de si mismo— Kook, mírame. Todo estará bien, cariño. No nacimos siendo padres, aprenderemos con el tiempo, ¿verdad?

Miró hacia el vientre. Tragó, un nudo formándose en medio de la garganta.

—Lo haremos juntos. JungSu no estará solo jamás y nosotros nos apoyaremos el uno al otro. Si, así será.

Se levantó, tomando asiento a lado de su novia y la abrazó. Debía marcharse, aún debía finalizar algunos pendientes antes de viajar, no obstante se quedó largos minutos aferrado a ese cálido abrazo.
   


22:33 p.m.

Nunca había pasado por el sentimiento de extremo temor, no con la intensidad con la que contaba en el momento en que ingresó por las puertas de la clínica. Su ansiedad palpitaba dentro de su pecho haciéndole respirar de forma agitada. Agradeció haber contestado el teléfono antes que terminara de colocar el otro pie dentro del avión; del otro lado SeokJin le avisaba que Youjin había entrado en trabajo de parto hace dos horas y estaban en el hospital.

Dejó todo a medias, volviendo del aeropuerto de Incheon a Seúl rápidamente en compañía de Namjoon, Taehyung y su tío. Apenas las puertas de ascensor se abrieron en el piso correspondiente trotó viendo a los padres de su novia, su madrastra y Jin. Se dejó abrazar por Sunny primero conteniendo las lágrimas. Era una mezcla de todo tipo de emociones. Entre la euforia, desesperación y felicidad por mencionar algunas.

—¿Cómo está ella?

Chaewon se acercaba a paso rápido también no permitiendo que le comentaran algo o siquiera darle una simple explicación. Tan solo lo sujetó de la muñeca y lo arrastró con ella.

—Unnie está en el quirófano —eso lo asustó— ya están preparándola. Llegó a los diez centímetros de dilatación hace menos de media hora. Lleva más de tres horas con fuertes contracciones. Entra.

JungKook miró la enorme puerta y luego a su prima. No entendía absolutamente nada.

—¿Qué debo hacer?

—Una enfermera te dará un uniforme, debes ponértelo para entrar con ella. Anda, apresúrate. Unnie te necesita.

Asintió, tragó sintiendo sus manos temblar, estaba nervioso, mucho. Besó la mejilla de la chica agradeciéndole por siempre estar y entró a la habitación, efectivamente había una mujer esperándolo. Le sonrió amable y le explicó despacio un par de instrucciones que no entendió por tener la mente dispersa. A los minutos lo dejó solo, se quitó la ropa de a poco quedando solo en boxer. Se colocó una camiseta de mangas cortas y el pantalón, ambos de un color verde apagado, lo siguiente fue colocarse la cofia descartable sobre la cabeza, los que debía colocarse encima de los zapatos y el cubrebocas.

Siguió a la enfermera una vez estuvo listo, sus manos jugaban entre si, su corazón se aceleraba a cada paso y cuando la mujer abrió la puerta automática hacia la enorme sala esterilizada y llena de médicos se quedó estático por segundos sin saber cómo proceder. Youjin se encontraba acostada sobre una camilla, había numerosos cables que no solo salían desde su pecho sino algunos de su brazo.

—¿Kook?

Su débil y llorosa voz lo trajo de vuelta a la realidad. Corrió a ella sosteniendo fuerte su mano y besando su frente perlada de sudor. Parecía sorprendida de verlo allí.

—Se supone que deberías estar viajando.

—Desde que supe que la fecha de la pelea estaba cerca del nacimiento de JungSu, le hice prometer a tu hermano que me avisaría si los días coincidían —secó una lágrima del pecoso rostro— esto es más importante que todo lo demás, Youjin. No voy a dejarte sola en esto, ¿recuerdas? Nuestro pequeño melocotón viene en camino.

Youjin sonrió entre medio del llanto. Apenas podía sentir por tantos fármacos que le habían puesto. ¿Sería demasiado descaro o atrevimiento si en ese momento le contestara un SI? ¿Era correcto?

JungKook solo observaba de reojo el enorme movimiento alrededor. Se sentía sofocado y el sudor caía en parte de su cuello y nuca. Vio a la obstetra que venía atendiendo a su novia desde hace meses sentarse en una pequeña banqueta, las enfermeras acomodando a Youjin de una determinada manera cuando dieron la orden de empezar y él sosteniendo su mano se mantuvo observándola a ella.

Los minutos pasaban y se sorprendía por la fuerza que su cerecita tenía. No gritaba ni demostraba temor, acataba a cada orden de la profesional e intentaba dar lo mejor de si. No podía ver con exactitud lo que hacían allí abajo pero la imagen de una enfermera presionando el enorme vientre era muy desolador. Youjin sudaba, parecía demasiado concentrada en traer a su bebé al mundo. Sus mejillas se veían coloradas ante tanto esfuerzo y aún así se tomaba un mínimo para respirar correctamente y volver a pujar con más fuerza.

“Ya acabamos, solo un poco más”, gritó la obstetra.

Algo comenzó a preocuparlo, sobre todo cuando vio nitidamente como Youjin se ponía más pálida de lo normal y su fuerza iba cediendo.

—Vamos, amor, falta poco.

Quiso creer que la frialdad en su mano aferrada a la suya solo era un síntoma de todos los que tenía por el enorme esfuerzo. Su corazón retumbó casi al borde de salirse de su pecho cuando escuchó las palabras apagadas de la obstetra.

—Tenemos una complicación —vio algunas enfermeras alrededor moverse apuradas. Había una máquina que comenzó aturdirlo por el constante pitido y no supo que hacer— necesito monitoreo. Youjin, ¿me escuchas? Necesito que te mantengas despierta, corazón.

Ella apenas podía abrir los ojos, JungKook advirtió su mano temblando. El pánico quiso atacarlo cuando un pequeño hilo de sangre se asomó por las fosas nasales.

—¿Cariño? ¿Qué está pasando? ¿Por qué sangra? ¿Por qué tardan tanto?

—Necesito que abandone la sala de operaciones, señor Jeon.

—¡No me voy a ir y dejarla!

—En estos momentos necesito que entienda que si no me deja hacer mi trabajo la vida de ambos peligra —había demasiadas voces— ¡Sáquenlo ahora e inicien el procedimiento para una cesárea de emergencia!

Negó, sin querer apartarse de una Youjin casi inconsciente. Se soltó por acción de una enfermera lo suficientemente valiente como para sacarlo y tratar con su humor alterado. Su cabeza era un caos y su respiración casi al borde de una crisis de asma igual. Apenas cruzó las puertas de la sala de espera sintió el tumulto de la familia irse contra él. Su rostro decía demasiado y la preocupación acrecentó.

—Kook, ¿qué sucedió?

Negó otra vez sin percatarse del todo de la pregunta de NamJoon. Sus manos sostenían los costados de su cabeza. Sofocado se quitó bruscamente el cubrebocas y la cofia dejándolos caer al piso. Sollozó sin entender que había pasado dentro.

—E-estaba pujando, t-todo parecía ir bien —sus pies lo llevaban de un lado al otro— de repente ella se sentía fría, no podía pujar con fuerza, estaba pálida, muy pálida. C-comenzo a sangrar por la nariz y la obstetra me pidió que me fuera que si no me iba ambos iban a correr peligro.

La madre de Youjin sollozó casi desmayándose en brazos de su esposo. Tuvo que sentarse, Jin asustado procuró ayudar. Jennie y Sakura que también estaban presentes se unieron trayéndole un vaso con agua y algo con azúcar.

Todo era demasiado confuso y la corrida de más enfermeras entrando al área de quirófanos no dejaba mucho a la imaginación.

—Todo va salir bien.

—Esto no puede estar pasando.

—Hay que tener fe y paciencia.

Cada voz, cada palabra cargada de pena o de esperanza solo lo abrumaban más. Temblaba por completo invadido por emociones muy intensas. Si perdía a Youjin sería su fin, no sabría cómo seguir. Comenzó a balbucear palabras sin sentido y cuando menos lo esperaron en un intento por ayudar a calmarlo, explotó.

—Esto no estaría pasando si nosotros hubiéramos sido más precavidos. Ella tiene problemas cardíacos, esto es mucho para ella —Taehyung lo observó, extrañado. Chaewon llegaba ya que su hermano le avisó— esto solo trajo problemas, ese bebé fue un problema desde el principio. Ese bebé tendrá la culpa si la pierdo.

—¡JungKook!

—No, no, no —jadeó en busca de aire. Su espalda se topó con la pared blanca y se apretó el pecho con las manos. No podía respirar. Necesitaba a Youjin con él. Lloraba desconsolado, su voz se había esfumado, su cabeza daba vueltas. Se deslizó hasta el piso cuando sus piernas no respondieron. Un zumbido fue lo único que pudo escuchar mientras veía de forma borrosa a todos moverse a su alrededor. Segundos más tarde todo se volvió negro.

01:20 a.m.

Apenas la luz blanca hizo contacto con sus ojos supo que se había desmayado. Sentía el cuerpo pesado y la garganta seca. Hizo un enorme esfuerzo por levantarse de la camilla notando la vía intravenosa en su brazo izquierdo. Rápidamente una delicada mano lo detuvo de arrancarla.

—No te lo quites, por favor.

Era la persona que menos quería ver.

—¿Qué haces aquí, Sakura?

—Acompañaba a tu madrastra. A HeeJi también tuvieron que darle unos calmantes, se angustió mucho cuando empezaste a tener un ataque de pánico —hubo un pequeño silencio, no sabía si sería correcto decirle— Sino te cuidas tu asma podría...

—Ahora se supone que seremos mejores amigos —la hosquedad en sus palabras y comportamiento era bastante notorio.

—No, no necesito tu amistad, JungKook —suspiró— sé que lo nuestro terminó de muy mala manera y que intente hacerte daño a ti y a Youjin. No tengo justificación para eso y hasta el día de hoy me siento mal. Sim embargo, todo eso cambió cuando la conocí y me dejó ver la gran persona y mujer que es, y me di cuenta del porque te enamoraste tanto de ella —sonaba sincera— luego conocí a Yoongi y aunque no entrare en detalles, creo que él fue mi karma por hacerte tanto daño.

—Están casados y se aman supuestamente, ¿o eso es mentira?

—No, no lo es. Nos amamos mucho. —atisbo lágrimas— Lo que quiero decir es que pretendo no haya rencores entre nosotros dos. El pasado es pasado y tú estás con la persona indicada y esa persona te dio un hermoso bebé. Lo culpaste de lo que le pasó a Youjin y ambos sabemos que no es así.

Su garganta se cerró momentáneamente sin poder hablar o siquiera excusarse. Su pecho ardía con un sentimiento fortuito de rechazo. ¿Cómo podía querer algo que causa daño a lo que tanto ama?

—¿Y Youjin? —su voz salió ronca y baja— ¿Qué paso? ¿Dónde está?

Se quedó callada el tiempo justo para que Chaewon junto a otro medico y Sunny llegarán junto a él.

—¿Cómo te sientes, oppa?

—Bien.

—Quiso quitarse la vía.

JungKook miró con reproche a Sakura. Está ni siquiera lo miró. En cambió, se sorprendió del buen ambiente entre esas dos.

—Gracias unnie.

—Voy a volver arriba —parecían decirse algo con la mirada y si no fuera porque los calmantes aún lo tenían algo atontado hubiera exigido— nos vemos, JungKook, por favor mantente tranquilo.

Sakura se marchó dejándole el puesto a Sunny, está le tomó la mano y le acarició el cabello. Volteó la cabeza mirando a su prima, con una pequeña linterna revisaba sus pupilas.

—¿Ahora son amigas?

—No, solo nos llevamos bien por educación y empatía.

—Chae, ¿qué pasó con Youjin? Dime, por favor.

—Tuvieron que hacerle una cesárea —aunque quiso sonar segura no lo logró— su presión subió demasiado y en partes ocasionó que JungSu necesitará oxígeno aún estando dentro. Él está bien, en una incubadora, nació con tres kilos cuatrocientos y... 

—Te pregunté por Youjin. No quiero saber otra cosa.

—¡JungKook! —reprochó su madrastra.

—Chaewon, dile —indicó su compañero detrás con cautela.

Está suspiró, colocando las manos sobre el colchón de la camilla.

—Como te decía tuvieron que hacerle una cesárea de emergencia, su presión subió, también necesitó de oxígeno y una transfusión de sangre —se tomó una pequeña pausa— ella ahora esta en terapia intermedia, está bien, pero muy débil. Lo que más les preocupa es su corazón.

Quiso llorar y gritar, solo se quedó quieto mirando al techo y en un impulsó intentó quitarse la vía intravenosa consiguiéndolo.

—¡Kook, no!

—Necesito verla, tengo que ir con ella.

—Señor Jeon, debe quedarse aquí todavía —hacia presión sobre sus hombros para mantenerlo acostado— sino se detiene tendremos que sedarlo.

—¡Oppa haz caso!

—¡Trae la jeringa, Kim!

Sunny se interpuso cuando JungKook logró sentarse en la cama empujando al médico que lo sostenía. Le recordó a esas fuertes discusiones que tenía con el padre de este y tan solo hizo lo que le salió del alma al verlo tan alterado y decidido. Lo golpeó en la mejilla dejando en completa quietud el pequeño espacio.

—Escúchame bien Jeon JungKook —su voz se escuchó quebrada y respiraba agitada— debes calmarte porque no ayudas con tu actitud. Harás peor las cosas y lo único que Youjin necesita es descansar.

La miró fijamente, sorprendido, las lágrimas acumuladas nublaban un poco su visión.

El médico con un gesto de la mano le indicó a Chaewon salir de allí y dejarles solos. Lo hizo aunque le costó.

—No quiero perderla, Sunny.

Lloró con un pequeño bebé, Sunny se acercó estrechándolo entre sus brazos para consolarlo.

—Sigues empeñado en pensar que no serás un gran padre, culpas a una inocente criatura de un pasado del cual no sabe ni tampoco comprenderá porque te va amar desde el segundo en que sepa quién eres —dio suaves golpecitos a su espalda— grábatelo en la cabeza, JungKook, tú no eres Jeon WoonJo y jamás lo serás —sujetó su rostro entre sus manos, obligando a mirarla— Tú has sido más padre para mi hijo que el propio. Y no son palabras mías, DaeHo lo piensa así, él mismo me lo dijo. Está tan agradecido de haberte conocido, de tener un hermano mayor del cual está tan orgulloso que eres su ejemplo a seguir. Y JungHee piensa lo mismo —eso fue sorpresivo— no te lo dije, pero me dio curiosidad y le pedí a Youjin si podía llevarme a la clínica, aunque me trató como una desconocida tuvimos un tiempo para hablar y terminamos concluyendo que eres la mejor persona que podemos tener en nuestras vidas. Debes dejar ir todo ese mal que sigue alejándote de tu bebé.

—Tengo miedo.

—Todos ser humano lo tiene cuando nos convertimos en padres. No será diferente para ti. Youjin estará bien, se va recuperar y mientras tanto debes cuidar del pequeño.

Su temor se vio reflejado en otro escenario ficticio. Si perdía a Youjin, ¿qué haría con un pequeño bebé? ¿cómo podría darle lo que necesitara si su mente siempre le decía que no lo lograría? Se sentía frustrado, los recuerdos de su amarga y triste infancia venían uno tras otro. De la misma manera cuando conoció a Youjin en aquella sala de reuniones en su ex agencia. Negada a tener a alguien detrás que viera por su integridad, de carácter fuerte y mejillas pecosas. Él un simple guardaespaldas y ella una famosa Idol que terminó enamorandolo hasta el tuétano.

Ella fue ese desafío que rompió sus creencias de que el amor no existía y tampoco lo merecía. Ella se convirtió en la excepción a todo demostrándole que el amor verdadero si podía existir.

Había pasado por tanto, construido un futuro prometedor, superado ciertos traumas y seguía trabajando en otros. Pero las positivas palabras de todos veían a alguien que él no. Se subestimaba y ante la felicidad de los demás por la nueva llegada sintió curiosidad. El deseo reprimido de conocer al bebé en la últimas semanas se había convertido en rechazo las últimas horas y volvía a estar más latente. Cuando al fin le dieron el alta sus pies lo llevaron hacia otra área el hospital.

Se había cambiado por su ropa normal, se colocó una gorra de modo que pudiera tapar su rostro parcialmente y con ayuda de las indicaciones y la poca gente por los pasillos a causa de la hora —casi tres de la madrugada— se le hizo más fácil llegar. Sus ojos leyeron el cartel indicando que se encontraba en el área de neonatología. No entendía qué hacía ahí primero, su mente batallaba entre dos personas.

—¿Necesita algo, señor?

Giró su rostro observando sin emoción a la joven enfermera, iba ataviada en un ambo médico color rosa, aferraba entre sus manos y pecho un tablero.

—¿Señor?

—J-jungSu, Jeon JungSu —murmuró— es el nombre de… mi hijo.

La chica comprendió a qué se refería en el instante en que escuchó el apellido. Sonrió levemente y con un gesto de su mano le pidió que la siguiera. Despacio caminó detrás sintiendo nervios, se detuvo frente a un ventanal, del otro lado habían varias cunitas transparentes con bebés durmiendo y otros moviéndose en el interior. Lo buscó inconscientemente entre todos ellos y su ceño se frunció al no encontrarlo. Rápidamente quiso preguntar.

—El bebé está apartado, ha tenido problemas para respirar correctamente y ha necesitado de una lámpara para darle calor.

Otro temor se sumó. La de heredarle sus problemas respiratorios.

—¿Él —le costaba hablar— ¿cómo está?

—Sígame, por favor.

Entraron hacia un pasillo, la chica le cedió un cubrebocas y un camisolín descartable que debía ponerse por encima de la ropa. Estaba odiando tener que cubrirse para poder entrar a esos lugares. Sus manos a los costados de su cuerpo se movían, sus dedos jugaban entre si procurando dominarse.

Ese bebé no tenía culpa de nada.

La chica abrió una puerta y entró detrás de ella, había varias incubadoras un poco más grandes de las que había visto anteriormente. Estás parecían conectadas a varias máquinas y estaban vigiladas por dos enfermeras más que rotaban.

Se detuvieron frente a una en especial y fue que vio el pequeño bulto dentro con su ropita que parecía quedarle enorme.

—JungSu es muy fuerte a pesar de todo, señor Jeon —susurró la chica, observando la reacción del pelinegro. Estático e incrédulo— no tema, puede acercarse. Si quiere puede tocarlo, solo debe meter su mano por la pequeña ventana redonda.

La enfermera supo que era momento de dejarlo solo y se alejó para revisar a otros bebés. Acortó el espacio sin quitar la mirada de esa incubadora y se quedó ahí contemplando al bebé. Era tan pequeñito que tranquilamente cabía en una de sus manos.

Y de un segundo a otro se encontró que no podía apartar sus ojos de aquella criatura tanto suya como de Youjin. Él fue parte de crear a tan tierno y pequeñito humano, así que su corazón se estrujó dentro de su pecho sonriendo inconsciente. Su mano involuntariamente se metió por uno de los redondos agujeros, su dedo índice dudando unos segundos si era correcto tocarlo. La sorpresa lo atacó cuando aquel diminuto ser lo miró fijamente haciendo una mueca parecida a una sonrisa.

Al siguiente sus mejillas fueron sorprendidas por unas lágrimas traicioneras cuando la manito de su hijo rodeó fuerte su dedo. Así que así se sentía ese amor que los padres comentaban apreciar al tener conexión con sus bebés. Pues Jungkook estaba experimentando emociones lo suficientemente avasallantes para dejarlo conmocionado y vulnerable, llevando a disponerse y arriesgarse por alguien tan especial. Para hacerle sentir una repentina felicidad con una clara necesidad.

La de proteger y amar con toda su alma a su pequeño melocotón. A su JungSu.

Procedamos a emocionarnos 🤧🤧🤧

Imágenes que representan al capítulo de hoy.

No sé olviden que les quiero y disfruten de la docuserie de nuestro Hobito. 💕

💟💟💟

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