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Apenas terminó de estirar sus músculos y extremidades y de beber agua para hidratarse, ladeó su rostro para admirar lo que hacía su cerecita en el balcón. Yoga, estaba sentada sobre una colchoneta lila de piernas cruzadas. Sus ojos se mantenían cerrados mientras inhalaba y exhalaba despacio llevando sus brazos hacia arriba, parecía estar en los últimos minutos de su ejercicio matutino.
Sonrió mientras a través de los airpods sonaba Standing Next To You, se los quitó dejándolos al lado de su teléfono. Se dirigió al balcón y se acuclillo a su lado admirándola. Secó parte de su transpiración con una toalla y disfrutó de la brisa veraniega. Se situó detrás de ella colocando ambas piernas a los costados y le rodeó la cintura apoyando su torso desnudo contra su espalda.
—Cariño, ya —se quejó, retorciéndose antes los besos en su cuello— estás transpirado.
—Cuando tenemos sexo ambos lo estamos.
—Es diferente —rio, tenía cosquillas. Giró su rostro admirando el cabello largo de su novio, debía cortarse el flequillo.
Él en cambio, no pudo evitar mirarle los senos dentro del top deportivo. Las últimas semanas estuvieron haciendo mucho cardio, pues habían leído que el sexo durante el embarazo podía ser bastante beneficioso a la hora del parto, aparte de mantener a la mujer activa. Aunque Youjin trabajando también se mantuviera con energías.
—¿Quieres comer algo? ¿fruta o un snack?
Lo pensó.
—Fruta, cereales y yogurt.
Lo anotó mentalmente, aferrándose más al cuerpo femenino con sus manos en la pancita abultada que parecía moverse muy sutilmente. Últimamente él parecía necesitar el constante contacto físico sin segundas intenciones. Se sentía, a decir verdad, relajante abrazarse a ella y recibir besos y caricias. El calor que su cuerpo emanaba causaba que el aceite corporal de fresa que solía ponerse se sintiera más fuerte.
—¿Kook, cariño?
—Cinco segundos.
El timbre del apartamento lo obligó a levantarse. Youjin revisó la hora en su teléfono a su lado. Las ocho de la mañana. Él se adelantó, teniendo la descendencia de colocarse una camiseta para atender al chico que traía un enorme bouquet de flores junto a una bolsa blanca con letras doradas. Firmó en la tablet y le agradeció. Volteó cerrando la puerta sorprendiendo a su cerecita una vez más.
—¡Feliz cumpleaños, cariño mío!
Besó sus labios. A Youjin no le alegraba tanto estar cumpliendo treintaiuno con un embarazo de por medio.
—Gracias.
—No se vale llorar —sonrió, besando su mejilla— anda abre tu regalo.
El bouquet desprendía un agradable aroma, dentro de la bolsa había una caja de bombones con sus sabores favoritos de chocolate. En la noche, cuando las doce llegó, después de un día pesado lleno de reuniones y trabajo, JungKook la había recibido en casa con una cena ligera y un baño de sales y pétalos a la luz de velas aromáticas. Todo un romántico. Su fresca pijama perfumada la esperaba sobre la cama en compañía de unos masajes que la relajaron hasta el sueño reparador.
Debía admitir que su novio era muy consentidor en su estado y al parecer ese día no sería la excepción.
—¿Me dirás por qué Jin y tú están tan sospechosos?
Se inclinó para besarle los labios; la había acercado a la agencia.
—Esta noche lo verás.
Resopló, era obvio que no le dirían nada.
—¿Qué harás ahora?
—Debo ir al gimnasio, conoceremos al nuevo fisioterapeuta que me asignarán —el suyo había recibido una mejor y jugosa oferta fuera del país— también tengo una entrevista con un programa deportivo y para Nike.
—Te irá bien.
—A ti también, cerecita —ella suspiró— piensa que el descanso que tomarás ahora será para tu bien y para generar nuevos proyectos a futuro —le besó los nudillos— es hasta que nazca el bebé y te recuperes.
No dijo nada, tan solo se despidió de él e ingresó al enorme edificio de BE Entertainment. Hyeon la esperaba junto a dos personas del staff y uno de los ejecutivos. Luego de recibir saludos por su cumpleaños y algunos presentes comenzó a prepararse para grabar el último programa de Cher Showterview. Pues con la agencia llegaron a un acuerdo y fue que Bloom Cherry se tomaría un hiatus con la música y programa para transitar su embarazo con calma.
Aún no tenían la fecha estipulada para comunicar el gran acontecimiento, pero sería muy pronto antes que ajenos lo hagan.
Min Yoongi con su primer trabajo solista D-day se presentó al programa. Hablaron de sus días de productor-cantante, de su amistad de años, de como el amor arribo a sus vidas y como la música siempre fue el refugio del otro. También piropearon alguna futura colaboración juntos y que tal vez sea cuando Youjin haga su regreso a los escenarios. Sakura también se encontraba detrás de escena junto a la madre de la pelinegra. HeeJi acompañaba a su hija siempre que podía y cuando el pelinegro no estaba cerca.
Al final de la grabación, la propia producción expresó bonitas y sinceras palabras, agradeciendo su arduo trabajo como presentadora, su amor y dedicación para cada invitado y el programa. Por su amabilidad con cada uno y por todos los momentos de sonrisas que compartieron. Le dieron un hermoso ramo de rosas junto a un pastel con crema chantilly y frutas que le hicieron llorar. Ella también les dedicó bonitas palabras a su producción y a sus fans, a todos los televidentes que siguieron el programa y se despidió con un hasta luego porque nuevas cosas vendrían a su vida y más adelante las contaría.
Las cámaras se apagaron y fue otro largo rato donde ella volvió agradecer, a cada uno, entre abrazos y bromas internas que ellos solo entendían. Fotos y conversaciones triviales. Todos ahí sabían del embarazo, pero ninguno podía decir nada ya que tenían un pacto de silencio firmado. Y tampoco es como si alguno traicionara la amistad, compañerismo y privacidad de la cantante.
Se cambió por ropa más cómoda, sus pies estaban hinchados por haber usado tacones. Siguió despidiéndose de su producción al paso. Youjin se estaba replanteando volver hacer música ni bien el bebé fuera más grandecito aunque faltará mucho para eso. Manejó junto a su madre al lado hasta la casa de su hermano, había prometido ir a visitar a Kira y al pequeño Hiro. Estaba demasiado feliz de ser tía.
—¿Tú cómo te sientes?
—Bien —suspiró y sobó su panza, el pequeño melocotón no solía moverse mucho excepto en ciertas ocasiones— aunque mis piernas se hinchan si estoy mucho tiempo parada, luego de eso, todo normal.
Se acercó a su madre, sostenía al bebé en sus brazos.
—Se pondrá peor.
Dijo Kira, echándose al sillón. HeeJi le reprochó y Youjin solo se rio. Le daba demasiada ternura la arrugada manito de su sobrino, se preguntó si su bebé sería igual. Lo que JungKook le había dicho resonó en su mente, no podían seguir llamándolo bebé o melocotón aunque adorara ese apodo. Debían escoger un nombre.
—No la asustes, por favor.
—Solo le advierto, aunque escuché por Jin que JungKook es muy paciente y complaciente por lo que te es más fácil.
—Lo es —susurró y lo siguiente salió sin querer— me pidió casamiento.
En realidad lo tenía atorado en la punta de la lengua y anhelaba decírselo a alguien.
—¿Qué le dijiste? —preguntó Kira. Parecía a punto de estallar de la alegría. HeeJi tan solo la miró, expectante. No hacía falta que dijera algo, conocía a su niña y su silencio lo decía todo.
—No le contesté nada.
—¿QUÉ?
Hiro comenzó a llorar ante el sobresalto de su madre. Su abuela lo arrulló para calmarlo, Youjin tan solo jugó con sus dedos sintiendo una leve movimiento en su vientre.
—Estábamos en Jeju, me regaló la gargantilla y de repente me propuso matrimonio, no supe que decirle. Me quedé en blanco y justo Jin oppa llamó avisando que estabas en trabajo de parto —explicó— JungKook ya no me permitió hablar y arregló las cosas para que volvamos a Seúl de inmediato.
—¿No volvieron hablar?
—No —miró a su madre con una mueca entristecida— él dijo que me esperaría, que no importaba los años, sabía que estaríamos juntos de todos modos.
—Niña deja de ser tan tonta.
—¡Kira!
—Es la verdad, omma, así como JungKook tiene miedo de convertirse en padre ella no admite que le rehúye al compromiso porque no superó la separación de hace años.
—Si, lo hice. No me puedes juzgar por eso.
—¿Pero a JungKook si se le debe de juzgar teniéndolo bajo la lupa? —sentenció, tomó a su hijo para amamantarlo y con voz más calma dijo— Youjin, entiendo que tengas miedo, pero él te ha demostrado que quiere estar aquí, a tu lado, con el bebé que llevas en el vientre.
—Creo que nos hemos dedicado a juzgarlos, no somos quienes para decir lo que hacen bien o mal —el reproche sonó en la voz de la mayor— todos tenemos temores e inseguridades, lo bueno es que tanto JungKook como Youjin se comunican y se dan el tiempo y el espacio suficiente para hacer lo correcto.
Kira se sintió cohibida. Pues la mayor tenía razón.
—Lo siento.
—No te preocupes, unnie —suspiró— lo tomaré como tus hormonas haciendo conexión con tu habitual y odiosa histeria.
Heeji cubrió su boca para no soltar una risa. El rostro de Kira se veía rojo de la rabia mientras achinaba sus ojos. Esas dos también se picaban para molestarse.
Despidió al reportero con quién tuvo la entrevista para EA sports, conocía a la mayoría y se llevaba bien con todos. Lo vio partir junto a todo el equipo. Fue a dónde SunMi se encontraba hablando con TaeHyung en la sala que usaban para reuniones, se cruzó con Namjoon en medio, ambos entraron encontrando un rostro nuevo, uno femenino. A JungKook se le hizo extraño, sin embargo esperó a que su publicista y representante terminarán lo que al parecer era una discusión.
—Lo siento —Taehyung se acercó— JungKook te presento a la nueva fisioterapeuta que tomara su puesto en el equipo en lugar de SeoJun. Nancy Mcdonie, Jeon JungKook.
—Un placer, señor Jeon.
Parecía joven, tal vez uno o dos años menor, de cabello largo, ondulado y de un burdeo brillante. A pesar que su nombre sonaba occidental tenía evidentes rasgos asiáticos. Denotaba seriedad y profesionalismo al momento de inclinarse en una reverencia y unir sus manos como forma de saludo.
—El placer es mío, señorita Mcdonie.
SunMi más alejada, concentrada en su tablet parecía no tan contenta con la situación. A decir verdad, él tampoco estaba convencido que una mujer tomara el puesto de un fisioterapeuta y menos teniendo en cuenta que la mayoría en su equipo eran todos hombres. Está vez lo dejaría pasar, necesitaba mantener la concentración en sus entrenamientos, en poner a su cuerpo en condiciones para los siguientes combates. Y al parecer la tal Mcdonie era la indicada cuando leyó su impecable currículum.
—¿Qué piensas?
Preguntó TaeHyung, JungKook tan solo se encogió de hombros, miró a SunMi, demasiado seria para ser ella misma.
—¿Tú qué piensas?
No sabía porqué se lo preguntaba. El rubio lo persuadió con un gesto de su mano.
—Esta celosa, ahora no será la única mujer.
—No es eso —se defendió— no es de mi incumbencia tampoco y lo que piense es irrelevante. Mientras haga su trabajo todos estaremos contentos y satisfechos, ¿no es lo que buscamos?
Ambos asintieron.
JungKook continuó con lo siguiente en la agenda, la entrevista y sesión de fotos con Nike mientras mostraba parte de su entrenamiento. Era una de las marcas que lo siempre lo auspiciaba. Ya parecía acostumbrado a modelar gracias a que su linda cerecita lo había instruido muy bien, ahora se le hacía fácil posar delante de una cámara y parecer cómodo cuando todo eso le pareciera demasiado demandante.
Admiraba a Youjin y Jennie por hacer eso casi todos los días.
Cuando terminó se dirigió hacia la sala donde recibiría su sesión de masajes, tenía cierta dificultad con su tobillo derecho y eso reducía su destreza a la hora de moverse sobre el cuadrilátero. Iba en una conversación por teléfono con Jin, pues tenían que arreglar los últimos detalles de la cena de cumpleaños que le prepararían a Youjin.
Entró, viendo a la nueva preparando y ordenando su puesto de trabajo. Apenas correspondió su saludo, parecía más concentrada en leer el historial y JungKook tampoco le tomó importancia cuando la conversación se tornó en una pequeña discusión.
—Hyung, te dije que a ella le gusta la fresa.
—Y yo te digo que si le ponemos fresas dejara de llamarse torta selva negra y pasará a ser torta de fresa con chocolate común y corriente.
Suspiró profundamente, se subió a la camilla. No necesitó comunicar nada, la chica comenzó con su pierna derecha poniendo prioridad a sus dolencias. Eso le gustó. Siguió con la conversación.
—Entonces tampoco podrás ponerle el licor, Youjin no puede beber alcohol, ¿si recuerdas?
Lo escuchó resoplar, ponerse de acuerdo sobre el pastel no estaba siendo sencillo.
—Seguirá sin ser torta selva negra, hombre. No sé porque te pase la receta. Bueno, hay una opción, halmeoni me trajo mermelada de cereza hace un tiempo, aún tenemos un poco, le pondré eso para humedecer el biscocho, ¿contento?
—Sí.
Su sonrisa era grande. Hizo una mueca de dolor cuando presionaron su tobillo. Aspiró una cantidad de aire y colocó su mano libre debajo de su cabeza.
—¿Ya tienes el regalo?
—Esta mañana le pedí a Chaewon que pasará a buscarlo a la joyería, por suerte tiene unos días fuera del hospital y los pasará con Youjin.
—Yo también necesito vacaciones, esto de ser padre, esposo y el actor más hermoso y mejor pagado de toda Corea no es sencillo —JungKook rio— ah, agrégale el mejor cocinero de todos los tiempos porque la comida que haré me saldrá deliciosa.
—Te debo mucho, hyung.
Gruñó, dando un respingo cuando uno de los movimientos que hizo la fisioterapeuta con su pierna le causó dolor.
—Lo siento, está un poco tenso, señor Jeon. Relájese lo mejor que pueda.
—¿Con quién estás?
—Debo dejarte, hyung. Estoy en medio de mi fisioterapia.
—Esta bien, nos vemos esta noche.
Cortó.
—Necesito que se quite la prenda de arriba, por favor.
—Claro.
Se acomodó de nuevo, está vez relajándose y pensando que está noche todo debía salir perfecto.
Mataría a JungKook y a SeokJin. Odiaba las sorpresas, sobre todo cuando se trataba de los cumpleaños porque uno nunca sabía que cara poner cuando entraba por la puerta encontrando oscuridad y le gritaban cuando las luces se encendían. Parte de su familia se encontraba allí, también la de su novio y algunas amistades más íntimas. Los saludó a todos recibiendo algún que otro obsequio, la mayoría dirigidos al nuevo futuro integrante. Pasó de su novio y hermano. Los ignoró olímpicamente y excusándose se dirigió a su habitación para cambiarse por algo más apropiado ya que llevaba ropa deportiva.
—Feliz cumpleaños, cerecita.
Le susurró anclándose de su cintura y besando su cuello. Youjin no le contestó, parecía más enfocada en si ponerse un vestido holgado o camisa y pantalones de vestir. JungKook evitó reírse, tendría que esforzarse por llamar su atención. Tomó asiento en una de las butacas del vestidor, en silencio la observó vestirse y retocarse. Una vez ella terminó salió, la detuvo rodeando su cintura e implorando en su interior por su perdón.
—No me gustas ahora Jeon JungKook.
Sonrió mostrando todos sus dientes logrando que sus ojos se achinaran y la piel a los costados se arrugara al igual que su nariz. Expresión que podía con toda la existencia de Youjin.
—Si supiera que para mí usted me encanta, señorita Kim.
Besó su mejilla y cuello. De la mano la arrastró hasta los pies de la cama donde le pidió quedarse un minuto para él buscar un presente. Debía admitir que era el cumpleaños dónde más consentida se sentía. JungKook volvió con una pequeña bolsa en su mano, se la tendió y ella la observó. Era de una joyería, por un momento su corazón dentro de su pecho latió con fuerza pensando en la palabra con M, rápidamente se alivió cuando abrió el talego de terciopelo negro. Era un dije en forma de melocotón con diminutos diamantes celestes. En silencio lo agregaron a la gargantilla.
—Ahora somos tres.
No pudo evitar pucherear, estaba a punto de llorar. Escondió su rostro en el cuello de su novio escuchando sus burlas y dejándose mimar. Nada podía arruinar ese hermoso momento.
Colocó los últimos colores al dibujo dejando la taza vacía que era de té verde en la mesa. Levantó la cabeza para mirar hacia la puerta del comedor, muy pocos pacientes se encontraban desayunando junto a sus acompañantes y algunos sin supervisión. Se levantó recogiendo los pocos lápices que tenía junto a su libreta y se encaminó a la salida en busca de YongIl, a las nueve tendría sesión con su psiquiatra y quería asistir puntual.
Su atención se vio acaparada por un rostro que jamás había visto antes paseándose por los pasillos de la clínica. Era un hombre de unos cuarenta años más o menos, llevaba una cámara profesional colgando de su cuello. Parecía buscar a alguien en particular porque miraba a todos lados con desespero. Quiso acercarse para prestar ayuda, pero eso significaba que debía interactuar con un desconocido y esa parte se le complicaba un poco todavía.
Quiso pasar de él, este lo detuvo sujetándolo del brazo, su cuerpo por inercia se hizo hacia atrás al ver una sonrisa maliciosa en el rostro del desconocido. Su ansiedad comenzó a hacerse presente con su corazón latiendo rápido dentro de su pecho, aferrando la libreta y lápices contra susndedos y manos.
—Tú eres Jeon JungHee, ¿no es así? Wuaaa, el parecido con tu gemelo es extraordinario.
El pelinegro no contestó, se mantuvo en silencio. A lo lejos pudo vislumbrar a YongIl acercarse en compañía de otros. El hombre al ver aquello simplemente tomó su cámara elevándola y comenzó una seguidilla de fotos que solo aturdió y cegó a JungHee. Escuchó los gritos del personal, el hombre haciendo preguntas sobre su hyung y su padre. Su mente se nubló por un escaso instante donde voces le gritaban que le harían daño. Lanzó al suelo la libreta e intentando defenderse de un enemigo imaginario hizo lo que le exigieron.
Clavó con saña la punta del lápiz en el brazo del periodista sacándole un ensordecedor grito, se alejó sosteniendo su cabeza, la pared lo detuvo y se dejó caer al piso donde se mantuvo en forma fetal para protegerse.
Siento que los capítulos están tornándose un poco aburridos, perdón por eso. Trataré de empezar el drama y la entrada al desenlace 😐
La Nancy Mcdonie con ustedes.
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