Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟯𝟬

⌜Mi amor es libre. No hay precio por mi lealtad.
Me tienes justo donde quieres, cariño⌟
Obvious - Ariana Grande.
•••


La sensación de avasallante calor atacando su cuerpo no hizo más hacerla temblar. Su mano apretó parte de las sábanas al igual que lo hizo con sus muslos para tener más fricción. Se sentía tan… delicioso que no escatimó en gemir. Suspiró y cuando la liviandad llegó a ella abrió los ojos. Su respiración era agitada, lo primero que observó fue el techo de un color claro; era de noche aunque faltaba poco para amanecer. Lo siguiente fue que sintió calor, mucho. Estaba transpirada y en otra parte, pegajosa. Tragó con dureza cayendo en cuenta poco a poco de la cruda realidad.

Había tenido un sueño húmedo.

—¿Ya despertaste, cerecita?

No sé animó a mirarlo de inmediato, estaba segura que sonreía con picardía por el tono de su pregunta. Apenas ladeó el rostro rodó los ojos al verlo sonreír burlón, sostenía su cabeza en un puño y podía ver con demasiada claridad un brillo particular en sus pupilas dilatadas.

—¿Dormiste bien? ¿Tuviste algún sueño interesante?

—Una pesadilla.

—No parecía eso —su índice trazaba desinteresado círculos en la sabana— gemías mi nombre, como si pidieras por mí.

Procuró respirar con normalidad y se levantó, avergonzada. Sus piernas temblaron un poco caminando hacia el baño y tuvo que detenerse cuando la presencia de JungKook se pegó a su espalda. Se tensó sintiendo su respiración cerca del oído y se estremeció al escucharle susurrar.

—¿No necesitas qué te ayude con eso?

Hizo un enorme esfuerzo por no removerse ante el suave y estimulante toque en su cintura. Sin embargo, no supo en qué momento lo tenía cara a cara, intimidándola con aquella mirada oscura tan penetrante que él solía tener.

—¿Acaso me vas a prohibir tocarte?

—Estamos en fase de prueba.

—A la mierda la fase, quiero hacerte el amor, quiero a mi novia durmiendo a mi lado y abrazarla. Quiero mimarte porque es lo que te mereces ahora que llevas al bebé. Te mereces todo el mundo Kim Youjin y quiero dártelo.

La besó, primero con necesidad apretando partes de su cuerpo y luego lo hizo con lentitud y dulzura. Le apartó el cabello que caía sobre sus hombros y la condujo hacia la cama de nuevo. La recostó asegurándose de no dejar caer todo su peso, su rodilla se metió entre medio de las piernas femeninas haciendo que su muslo rozará adrede aquella zona íntima.

Había extrañado tanto ese momento, el calor de sus cuerpos unidos, los suspiros, sus bocas probándose, los roces y el placer que les generaba el moverse. Sentía desesperación por no saber qué hacer con sus manos, deseaba hacerle tantas cosas y a la misma vez adorarla con extrema delicadeza.

Apenas sus manos hicieron contacto con sus pechos y pezones la sintió temblar debajo. Había leído que los senos en mujeres embarazadas se volvían más sensibles a causa de las hormonas pues se preparaban para producir y suministrar leche al bebé. Está no era la excepción, y agregando un plus, podía jurar que se notaban un poco más grandes.

Descendió a ellos, subiendo la tela de la camiseta y apenas rozó sus labios en la zona Youjin ya se estaba deshaciendo en desesperantes jadeos. Tan solo escucharla lo estaba poniendo a mil, fueron semanas sin tener contacto físico y ninguno parecía pensar tan solo dejarse llevar por sus impulsos.

Se quitó el pantalón junto a los boxer, se acomodó de nuevo tanteando con sus dedos.

—Cariño, estás muy mojada.

—¿Te molesta? —respiraba con dificultad, como si hubiera corrido la maratón.

—No, solo facilita las cosas.

Entró despacio, admirando el sonrojo en las pecosas mejillas y el como ella no le apartaba la mirada. Le gustaba. Se movió disfrutando de las sensaciones que en ese momento su cuerpo expresaba. La sintió temblar otra vez, gimiendo quedito mientras las uñas se enterraban en la piel de su espalda, un tipo de efecto que entendía cómo que a ella le gustaba y quería más.

Los movimientos de su pelvis aumentaron, aún así mantuvo parte de su peso sobre sus brazos a cada lado de la cabeza de Youjin. Sus bocas unidas recibiendo los gemidos del otro. Debía ser cuidadoso en todo momento por más que quisiera descontrolarse, era extraño y aún así esa íntima ocasión se sentía más intenso, como si estuviera conectado a cada emoción, sensación y deseo de su pareja.

Y en el instante en que llegaron a la cúspide se sintió el doble de fuerte que veces anteriores.

Estaba atacada por la risa, procuraba moverse por la cocina terminando de secar y guardar los platos que usaron para el desayuno. JungKook solo aportaba anclándose de su cuerpo para besarle las mejillas y el cuello. Susurrarle cuanto la amaba y había extrañado. Sin darse cuenta sus manos se apoyaban en el vientre abultado el cual acariciaba por encima del suéter de hilo.

Detuvo las caricias cuando el timbre de la casa sonó.

—¿Esperabas a alguien?

Preguntó extrañada, la sonrisa de JungKook le confirmaba que sí. Le besó la mejilla para luego alejarse. Ella pensó que serían los dos solos durante unos días. Así que cuando vio a JiHyun correr en su dirección enredándose entre sus piernas, a Taehyung y Jennie más atrás se sorprendió.

Desde que la modelo supo lo del embarazo se habían alejado, Jennie sintió algo de decepción. Podía sonar egoísta, pero creyó llegado el momento sería a ella a quien buscaría por su experiencia y no a Sakura. Tiempo después ya no supo cómo volver hablarle. Y ahora ahí se encontraban, mirándose fijamente mientras los hombres eran participes un poco más alejados.

Jennie fue quien dio el primer y Youjin terminó por acortar la distancia para fundirse en un abrazo entre lágrimas y sonrisas.

—No volvamos a pelear, tonta.

—Técnicamente no peleamos, pero eso ya no importa —rieron, separándose para mirarse, Jennie descendió la mirada y con su mano tocó el vientre— mi pequeña tendrá a su pequeño —no les importaba verse mal llorando— felicidades.

Volvieron a abrazarse y el siguiente en felicitarla fue Taehyung. JiHyun curioso se soltó de la mano de JungKook y avanzó, mirando fijamente a dónde sus padres tocaban con suavidad y señaló con su pequeño dedito.

—Tía Che, ¿tienes un bebé ahí?

Los adultos rieron, era demasiado tierno. Youjin se agachó, arrodillándose frente al menor tomando su manito.

—Sí, bebé, tendré un bebé —rio de su propia ocurrencia.

—¿Con el tío Koo?

—Sí, con el tío Kook.

—¡Appa, omma, tende un pimito!

Dio saltitos emocionado aplaudiendo y luego con sus regordetes bracitos abrazó el cuello de su tía Che. JungKook más alejado solo la observó, en su cabeza rondando si así de bonito se vería y sentiría cuando el bebé este brazos de su cerecita. Luego miró a Taehyung moviendo sus cejas de arriba abajo causando su risa. Habían tomado la mejor decisión al juntarse en una minis vacaciones.

—Gracias cariño.

Se dejó abrazar por la cintura y picotear sus labios. Sus ojos aún se encontraban cristalinos y JungKook sabía que ella seguiría sensible un buen rato. Observó su rostro, peinó unos mechones rebeldes de su cabello suelto y con el dorso de su índice acarició su mejilla pecosa.

—Todo por mi cerecita.

—Bueno, ¿dónde nos quedaremos?

JungKook entrelazando su mano con la de Youjin le dieron un pequeño tour a los Kim.

—La habitación del fondo es bastante amplia —indicó— nosotros tomamos la del otro extremo.

TaeHyung echó un vistazo desde la puerta. 

—Genial, a JiHyun le encantará la vista del mar desde aquí.

—¿JiHyun dormirá con ustedes?

Jennie se sumó dejando al pequeño de sus brazos al suelo. Este correteo dentro hasta dar saltitos para tumbarse a la enorme cama matrimonial.

—Siempre lo hace cuando estamos los tres de viaje —comentó la modelo.

—¿Y cómo hacen cuando? Ya sabes —murmuró solo para que los adultos escucharán— quieren tener intimidad.

—No la tenemos —respondió TaeHyung con simpleza recostado del umbral de la puerta— es una de las desventajas de ser padres, durante años la actividad sexual se reduce.

La pareja dorada compartió una mirada significativa. Ellos que solían ser muy demostrativos enterarse de algo así fue inesperado.

Decidieron que harían una parrillada para la noche y cenarían en el jardín. Mientras Taehyung y JungKook se encargaban de las compras en el supermercado. Youjin y Jennie se quedaron tumbadas en la sala junto a JiHyun descansando.

—Y bueno futuro papá, ¿cómo te sientes?

—Bien.

TaeHyung manejaba de regreso. Veía a JungKook muy pensativo.

—¿Te quedaste mal por eso de que no podrán tener sexo?

Negó.

—Creo haberte comentado esto antes, pero sigo algo dudoso, ¿y si no logró ser bueno para ellos, hyung? ¿qué hago si lastimo al bebé o a Youjin?

El castaño sabía los temores de su amigo. La inseguridad causada por el pasado parecían no dejarlo en paz aún cuando, hasta su propio terapeuta le decía que era normal y que él no sería igual que su difunto padre.

—Creo que ya te lo he dicho, y lo sabes porque fuiste parte de ese momento —se detuvieron frente a un semáforo en rojo— ni para Jennie ni para mí es fácil criar a JiHyun y eso que solo tiene tres años, hasta ahora hay cosas que no sabemos. Ambos tenemos suerte de tener a nuestros padres cerca y pedirles consejos —suspiró, con la mirada al frente y una mano sobre el volante— cuando lo regañamos por algo mal que hace, llora y yo me siento culpable, Jennie es mejor que yo en eso e intenta hacerme entender que está mal festejarle ciertas cosas, como yo le advierto que darles ciertas libertades también —ladeó su rostro— no nacemos siendo padres, JungKook. Vamos a equivocarnos mil veces y en el proceso nos sentiremos frustrados, pero ten en cuenta que tanto tú cómo Youjin son buenas personas que no le desean el mal a nadie, se aman y eso es lo que deben enseñarle a ese pequeño.

Se sintió abrumado. Jin le había platicado casi lo mismo. Incluso su tío Minjoon en algún momento le comentó lo difícil que fue para él seguir criando adolescentes cuando se separó de su esposa. Así que no tenía en si las respuestas necesarias y correctas, tampoco las tendría rápidamente. Quería darles lo mejor, hacerlos feliz, era su anhelo.

Sin embargo todo se vio suspendido cuando al dejar las bolsas con las compras en la cocina escuchó algo de música y risas provenientes del jardín. Se acercó lentamente, escondido entre las cortinas de la puerta corrediza. Youjin y JiHyun bailaban despreocupados y divertidos. Jennie sentada en la mesa con algunas bebidas frescas los grababa. Su cerecita se veía feliz, él no se daba cuenta pero sonreía mucho ante la escena.

Repentinamente sus ojos fueron al vientre de su novia, podía notarse el relieve con facilidad gracias a la blusa pupera de mangas cortas que llevaba puesta, se veía hermosa y él no podía encontrarse más enamorado que nunca de ella, la adoraba y absolutamente nada podía afectarle si la tenía a su lado.

La cena fue estupenda, Youjin había comido varios bocados de carne con verduras y las náuseas o malestares no hicieron presencia. Luego en el postre su antojo por helado de crema obligó a JungKook a buscar alguna heladería abierta en la isla. Fue lo más loco que debió hacer en su vida. Pues en Jeju apenas había un par de supermercados o tiendas de conveniencia y en ninguno se encontraba lo que ella pretendía.

No supuso una discusión pero si lágrimas. Aún trataba de entender los estados emocionales de su novia. Era normal si se enojaba y apartaba, si se ponía sentimental y lloraba, también que se pusiera melosa de la nada, pero que en medio de la noche durmiendo ella comenzara a besarlo o acariciarlo con una única y determinada intención. Bueno tampoco era nada nuevo, no se negaría en cumplirle.

La diferencia era que, cuando él quería ir despacio y ser delicado, Youjin era todo lo contrario. Decidida y apasionada, así como era. Por lo tanto disfrutó de dejarle el control a ella al subirse arriba y de susurrarle cosas al oído que lo único que lograban era excitarla más y sonrojarla.

—Hermosa, eres tan hermosa y eres mía, toda mía —le mordió el hombro sin lastimarla, sus manos toqueteando sus senos mientras el ritmo rápido y constante era marcado por ella— ¿te gusta? ¿si? A mí me encantas. Quiero escucharte, cerecita. No te contengas, extraño cuando tomas el control, amor.

Estaba cerca, lo podía percibir al sentirla más estrecha y mojada. Un poco mas necesitada por alcanzar el final. Se movió debajo poniendo un poco de si, colaborando con pequeñas mordidas y ardientes caricias. Youjin se deshizo en un agudo gemidos que él calló de inmediato besando sus labios. La sostuvo entre sus brazos sintiendo la necesidad de seguir.

La acomodó debajo, Youjin agitada buscó su boca otra vez al sentirlo entrar en ella. Las embestidas eran rápidas y profundas. Ambos se encontraban sudorosos y cansados, pero gozando al máximo. JungKook se detuvo a mirarla, pues otro orgasmo que parecía formarse causaba que su pecoso y sonrojado rostro se viera desfigurado. Se movió lento, profundo esperando a que ella se viniera primero —otra vez— y luego cerrando sus ojos sintiendo su cuerpo sacudirse segundos más tarde lo hizo también.

Despertó dándose cuenta que la cama a su lado estaba vacía. Volteó, somnoliento y cansado, la hora en su teléfono marcaba casi medio día. Se levantó desperezándose un poco e ignorando los mensajes. Había avisado con anterioridad que estaría unos días afuera e incomunicado. Tomó un rápido baño vistiéndose con algo cómodo y ordenó un poco la habitación dejando que la brisa del exterior ingresé al abrir las ventanas. En la cocina encontró a TaeHyung cortando algo de fruta.

—Oh, JungKook-ah, hemos decidido armar un picnic e ir a la playa. Youjin se entretuvo con JiHyun en la hamaca —dejó el pequeño cuchillo a un lado de la tabla— iba a despertarte cuando terminara.

—Ya estoy aquí, ¿necesitas que te ayude? —negó, girando y buscando un recipiente con tapa para guardar la fruta en cubos, JungKook aprovechó de tomar uno de sandía y llevarlo a su boca rápidamente.

De la nevera sacó una pequeña botella de agua.

—¿Jennie?

—Preparando un pequeño bolso con muda para JiHyun.

Asintió y se alejó bebiendo un par de sorbos. Salió hacia el jardín permaneciendo cerca al escuchar hablar a su novia y al niño.

—¿Y sedá tiquito?

—Mmjj.

—¿No te duele?

—No, pero a veces siento como mariposas.

El infante sonrió.

—Mi pimo no es una madiposa, ¿o si?

—No, es un pequeño melocotón.

—Me guta el melocotón, omma me da de comed con banana en pedacitos y mucha tutela.

—Me antojaste de chocolate Nutella.

—¿Cómo se va llamad?

Youjin lo pensó, oliendo el cabello del infante entre sus brazos.

—No sé —miró al cielo mientras su mano libre sobaba su vientre— aún no lo he pensado.

—Que se llame como tío Koo.

Youjin sonrió.

—Me encantaría que el bebé lleve algo referente al nombre de nuestro Kook.

Y a él se le hizo pequeño el corazón.

—¡Ya estamos listos!

Vociferó Jennie desde el interior de la casa. JungKook carraspeó haciéndose el desentendido como si recién hubiera llegado. Youjin ayudó al menor a bajarse y ella lo necesitó también, pues se quejó doblándose un poco en si misma.

—¿Estás bien, cerecita?

—Sí, solo que el bebé pateó.

—¿Eh?

Le agarró la mano y la colocó sobre su vientre. No supo explicar lo que sentía, pero la manera con que algo dentro se movía era bastante claro. En esencia, estaba sintiendo a su hijo moverse. Se miraron, los ojos de Youjin contenían lágrimas de alegría. Rogaba que aquello pudiera acercarlo más, ablandará su corazón y alma pudiendo permitirle expresar sus sentimientos o emociones.

—¿Lo sentiste?

Él asintió, aturdido porque no comprendía cómo sentirse, en realidad si hubo una positiva emoción y se quedó más tiempo intentando buscar otra actividad, esperando y esbozando una leve sonrisa.

—Ya no se mueve.

Creyó el momento perfecto para hacerlo.

—Quiero darte algo.

De la mano subieron a la habitación, JungKook rápidamente buscó en uno de los bolsillos de su mochila. En su mano sostenía una talega de terciopelo azul oscuro con una fina cinta del mismo color.

—Esto es algo que envié hacer cuando supe del embarazo  —relamió sus labios— creo que ahora es el momento adecuado para dártelo.

Deshizo la cinta y extrajo una hermosa gargantilla de dos partes. La primera con pequeñas perlas a lo largo tenía un dije de diamante rosa en forma de cerezas. El segundo un poco más largo sostenía un dije en forma de guantes de box color púrpura. Se veía hermoso y delicado.

Se ubicó detrás de ella y con cuidado le colocó la gargantilla en el cuello. Se quedó expectante a una respuesta, Youjin parecía absorta en el pequeño obsequio y sus pensamientos. Secó una lágrima traicionera y al mirarlo le sonrió.

—Es precioso, cariño.

—Perdón por no pensar en el pequeño melocotón —rieron ante el apodo— ya habrá tiempo para agregarlo.

—Me encanta —le acarició la mejilla y él le besó la palma de la mano— en serio, gracias.

Siguió contemplando la gargantilla cuando JungKook entrelazando sus manos captó su atención.

—Cásate conmigo, Youjin. Sé mi esposa.

Silencio.

No hubo palabras.

Ni expresiones faciales descifrables u obvias.

Youjin se había quedado en blanco.

El tono de una llamada rompió el incómodo y tenso ambiente en que los dejó congelados. Ella fue la primera en moverse al percatarse que era su teléfono sobre la cama. Lo tomó leyendo rápidamente el nombre de su hermano en la pantalla. Apenas atendió los planes de ambos cambiaron.

Miró el contenido dentro del vaso de plástico blanco, el poco café que quedaba ya no le atraía beber. Suspiró mirando a través del ventanal, hacia las luces de la ciudad en medio de la noche. En la llamada Jin le avisaba a su hermana que Hiro estaba por nacer. JungKook no esperó ni un segundo y viajaron de inmediato a Seúl. Ahora se encontraba esperando.

Se mantuvo serio y alejado. No quería que la NO respuesta a su proposición opacara ese importante momento en la familia Kim.

—Kook —Jin se acercó, tenía una sonrisa en sus labios a pesar de su cansado rostro.

—Felicidades, hyung.

Se abrazaron, el mayor agradeciendo su presencia y el de su hermana.

—¿Te apetece conocer a mi pequeño Hiro?

Sonriendo y echándose algunas tontas ocurrencias entraron a la habitación donde Kira sonriente y ojerosa descansaba en la camilla. Una vez más los felicitó por el hermoso, regordete y sanito bebé antes de acercarse a dónde esté se encontraba. En brazos de su novia. El pequeño ataviado en varias telas de color celeste dormía plácidamente, se podía apreciar unos labios abultados como los de su padre y una nariz redonda y pequeñita como la de su madre.

JungKook sintió bonito en su pecho ante la apremiante sensación que lo asaltó. ¿Así se verían ellos cuando el pequeño melocotón naciera? Su cabeza imaginó un pequeño bebé con mejillas redondas y manitos llenas de hoyuelos. Ojitos redondos y labios rosaditos. Tragar se le hizo difícil al entender que gestionar sus emociones en ese momento lo desbordarían. Eran intensas y desconocidas.

No obstante, tenía mucha claridad.

—Kook, yo…

Apenas subieron al auto en el estacionamiento de la clínica la abrazó fuerte manteniéndola entre sus brazos.

—No es necesario que me contestes ahora, yo sé que vamos a pasar lo que nos resta de vida juntos. —sujetó su rostro y con los pulgares le acarició las mejillas— Así tengamos cincuenta, sesenta u ochenta y nuestros nietos estén corriendo a nuestro lado aún así esperaré a tu respuesta. Te amo, cerecita. Solo quiero que seamos felices, ¿bien?

—También te amo —susurró al borde de las lágrimas.

Tal vez habían cuestiones que debían resolverse, pero ambos estaban completamente entregado al otro y separarse ya no era una opción.

💟💟💟

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro