Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟮𝟬

Es la primera en despertar, JungKook encerrándola entre sus brazos duerme profundamente, debajo de las arrugadas sábanas siguen desnudos. Se levanta, con todo el cuidado del mundo para no despertarlo y despacio entra al baño para tomar una ducha. Siente su cuerpo algo acalambrado y adolorido, el agua tibia le ayudaba bastante a relajarse.

Sale cubriendo su cuerpo y se mira al espejo, su cabello enredado es un desastre que trata de peinar con los dedos. Ahí es que repara en su piel, más específicamente parte de su cuello, hombros y pecho. Tiene varios hematomas violáceos pequeños que tendrá que cubrir con maquillaje. No les bastó con tan solo un encuentro por lo que se dejaron llevar y lo hicieron dos veces más acabando dormidos casi al amanecer.

Se estiró con una sonrisa boba de labios al recordar lo que habían hecho. No sabía si seguía dormida o era la consecuencia de tantas sensaciones experimentadas en pocas horas. Tal vez la segunda. Se vistió con una camiseta de JungKook que le llegaba hasta los muslos. Llevó la ropa de ambos —aun mojada y en el suelo— al cuarto de lavado colocando rápidamente en la máquina, aunque podía pasar a su apartamento a cambiarse, no quiso.

Regresó a la habitación encontrándolo boca arriba, con ojos entreabiertos, apenas se acerca tomando asiento a orillas de la cama a su lado él sonríe y se miran en silencio un par de minutos.

—¿Cómo te sientes? —pregunta ella con algo de timidez.

—¿Lo preguntas en serio? —su voz sale ronca y ella asiente— bien, supongo —se encoge de hombros, no puede evitar llevar su mano al muslo denudo de ella para tocarla suavemente— estás consiente de lo que hicimos.

—Tuvimos sexo y del bueno —responde divertida—  los amigos a veces hacen eso.

La sonrisa de JungKook se desvaneció al instante. Claro que ellos dos no eran amigos.

—Los amigos no tienen sexo, Youjin.

—Nosotros somos amigos especiales —se sintió cohibida cuando él se levantó, acercando sus rostros tan cerca que podían sentir la respiración del otro— ¿no?

—No —sentenció— tu eres mía, mi novia, mi mujer, mi cerecita —su mano le acarició la mejilla y ella cerró los ojos ante la acción— y como anoche consumamos la relación, es imposible romperlo.

—Que cosas más ridículas dices.

—Te amo, Youjin —su corazón retumbó, fuerte ante esa declaración— en serio te amo. Nunca deje de hacerlo y está vez no voy a dejarte ir. Voy asegurarme de ello.

La atrajo contra su cuerpo, se recostó con ella dejándola descansar en su pecho.

—Yo también te amo, mucho, cariño.

Se quedaron así, abrazados, disfrutando del silencio y la tranquilidad. Hasta que una duda carcomió bastante a JungKook.

—Puedo hacerte una pregunta —ella asintió— ¿Por qué no quieres que nadie sepa que volvimos? es por el bonsái de tu amigo.

—¿Bonsai? —le tomó unos segundos entender— ¿JiMin? qué tiene que ver —se incorporó para mirarle— él estaría contento de saber que regresamos —el pelinegro discernía—  le he contado toda nuestra historia y siempre se mostró muy tierno conmigo.

Le acarició las mejillas, admirándola en silencio.

—Eres tan buena y hermosa.

Youjin suspiró, dibujando círculos en la clavícula derecha de JungKook y en voz baja le dijo.

—No quiero que lo sepan porque mi familia comenzara a presionar con el matrimonio —puchereó— ya sabes, tengo treinta, la edad crucial para estar casada y con un par de hijos.

—Eso sino fueras un personaje famoso ni tuvieras sueños y metas —besó sus labios— Entiendo el punto, pero no debes dejar que esos comentarios te molesten, amor. Así no quieras casarte nunca ni tener hijos, ellos deben aceptar tus decisiones.

—Eres tan lindo —sonrió, arrugando la nariz— además, Jin querrá acaparar tu atención y en la agencia comenzaran a preguntar, ya sabes, tú también eres figura pública y si llegasen a salir fotos lo más sensato es que tengamos que dar un comunicado antes que especulen cosas.

—Sí, me di cuenta —rodó los ojos, colocando un brazo debajo de su cabeza mientras la otra seguía rodeando la cintura femenina— no han dejado de ponerte a Park de conquista colocando ridículos títulos de ustedes dos y su inexistente idilio.

—Que celoso me saliste. Tú sabes que JiMin es mi amigo, lo adoro, me ayudó mucho mientras —hizo una pequeña pausa— procesaba mi soledad, ya sabes.

Comprendía exactamente a lo que se refería.

—Sabes que lo hice por el bien de los dos, ¿no? —la expresión melancólica en el rostro de su cerecita no le gustó— lo siento, cariño.

—No lo digas —negó, sonriendo otra vez para abrazarse a su torso— ahora estamos juntos y eso es lo que importa, ¿si?

—Mantengámoslo en silencio por un tiempo, pero después me da igual si el mundo lo sabe o no, lo dudo, todos querrán junta a la Golden Couple —rieron— mientras nadie se meta en nuestra intimidad, aceptare todo.

—Lo que tú digas, cariño —volvió a descansar la cabeza contra el pecho de su novio, escuchando los acompasados latidos del corazón— Kook, ¿puedo hacerte una pregunta yo?  —ante la afirmación lo miró— ¿Regresaras pronto a entrenar o seguirás en hiatus?

Lo pensó por un instante. Físicamente se sentía bien, sus costillas y riñón iban sanado perfectamente. Pero su mente se bloqueaba al momento de querer ponerse los guantes. Y estaba seguro que no era por su rendimiento o talento. No, se trataba de él mismo e inseguridades. Unas que debía solucionar por si solo si quería continuar.

—Tendre que esperar a lo que digan los médicos. Si estoy apto o no. TaeHyung debe hacer lo suyo también. No sé —la miró, peinando un mechón de su cabello—  por ahora no quiero pensar en eso.

—Sabes que decidas lo que decidas yo te apoyaré.

Cómo no amarla.

—Lo sé, lo sé cariño.

No dijeron mas nada. Se quedaron en silencio, entre besos y pequeñas caricias que los llevó a dormir otro rato más. A excepción de cuando el teléfono de Youjin vibró sobre la mesa de luz. Con la mano que no tenía ocupada —ya que las posiciones cambiaron quedando JungKook con la cabeza sobre su pecho— buscó a ciegas el aparato, apenas leyó el nombre de Sakura, contestó.

¿Dónde estás? ¿aún no te levantaste?

Alejó el aparato, eran las nueve de la mañana, se suponía que habían quedado en salir temprano.

—No, digo, aún estoy en la cama, pero ya me levantó y voy al salón.

No te molestes, estoy en la puerta de tu apartamento, ábreme.

Miró a Jungkook durmiendo plácidamente entre sus brazos, casi que aplastándola con todo su enorme cuerpo. Se mordió el labio inferior, vacilando. La única que sabía que habían vuelto era su madre.

—Es que…

¿Qué?

—Me creerías si te digo que aún sigo en la cama, pero no en mi cama.

¿De qué hablas? Youjin, ¿dónde diablos estás metida? —resopló y con ironía farfulló— no me digas, te follaste a JungKook de una vez y estás ahí desnuda.

—No, claro que no, tengo ropa puesta —el silencio del otro lado le indicó que Sakura aún no caía o estaba en shock— ¿amiga?

¿Estas con Jeon JungKook? —chilló, y en tono indignado dijo— no puedo creerlo.

—¿Perdón? —quiso reírse.

Sabes lo que me molesta —bufó— me alegra saber que están juntos y que se dieron una oportunidad en serio, ya era hora, pero se supone que hoy contaba contigo y con Jennie para ver los detalles de la fiesta de cumpleaños de Yoongi, al fin decidió el sabor de pastel que quiere —se escuchaba inquieta de repente— Youjin también íbamos a ver detalles de la boda, no puedes dejarme plantada. 

Iba a responderle, al menos intentar excusarse, pero la rápida acción del pelinegro quitándole el aparato la dejó callada.

—Primero me dará los buenos días y luego la dejaré ir. Así que sugiero que te sientes porque tardará.

Youjin se carcajeó, recibiendo el teléfono de nuevo mientras JungKook volvía acomodarse entre sus senos y Sakura estaba boquiabierta.

—¿Lo escuchaste?

Sabes qué —suspiró con hastío— déjalo así, me voy. Quédate en tu pequeña luna de miel y nos veremos más tarde. Dile a mi ex prometido que es un desagradable de primera. 

—¿La escuchaste, cariño? —él tan solo levantó el pulgar— dame quince y te alcanzo.

Cortó, intentando levantarse.

—¿A dónde vas?

—Debo irme, cariño —besó su nariz, trató de moverlo, pero los brazos la apresaron con más fuerza— no puedo quedarme, ya me comprometí con ella.

—Y también te comprometiste conmigo que soy tu novio —Youjin elevó una ceja. JungKook fastidiado rodó los ojos, dejándola ir— bien, pero dame un beso y te dejo ir —algo le decía que no lo hiciera— uno solo, anda.

La sujetó de la muñeca, alargando sus labios en una mueca que Youjin no pudo evitar verla tierna y graciosa. Accedió. Error. JungKook la apretó contra su cuerpo y la cama. Y tras largos minutos de besos, al fin, la dejo ir.

—Hasta que llegas.

Sakura cruzada de brazos le reprocha con la mirada a Youjin, que llega risueña y animada saludando primero con un fuerte abrazo a una Jennie que evita reírse.

—¿Cómo están?

—Mejor que tú no —bromea la modelo.

—Yah, al menos estoy aquí.

Admiró su alrededor. El lugar le traía demasiados recuerdos, pues la fiesta de cumpleaños se haría en el salón de fiestas del edificio de la agencia MOTS7. Seguramente cuando asistiera en compañía de JungKook a él también le traería muchos recuerdos. Dónde todo empezó.

—¿Entonces volvieron? —inquirió Jennie en un tono juguetón, su codo en la pequeña mesa alta con algunos bosquejos y el puño sosteniendo su mentón. Youjin no dudó en contestar.

—Sí.

—¿Para cuándo la boda? No te olvides que Taehyung y yo debemos ser los padrinos.

—Creo que se saltaron ese paso y fueron directo a la luna de miel —expresó con diversión Sakura haciendo reír a Jennie.

—Simplemente nos dejamos llevar —sus mejillas se colorearon haciendo reír a las otras dos— basta, estamos bien, dándonos una nueva oportunidad y ya, basta no digan más porque me voy.

—¡No! Que hay mucho que hacer y me volveré loca sino me ayudan. Quiero que la fiesta sea perfecta.

—Otra enamorada —se burló Youjin. Y antes de que pudieran seguir, sintió su teléfono vibrar. Revisó encontrando una llamada de JiMin que decidió atender alejándose un poco— Chimmy.

¿Cómo estás, preciosa? Pensé que jamás volvería hablar contigo.

—¿Por qué? Yo pensé que jamás te vería, no volviste a llamarme ni enviarme mensajes.

JiMin sonrió entre divertido e incrédulo.

Supongo que será porque tu nuevo amigo no lo permite —ella no entendía— llamé hace unos días cuando estabas de viaje, fue por una duda de trabajo y me atendió Jeon JungKook —fue ahí que comprendió— me dijo que estabas ocupada y me cortó. No me dijiste que él te iba acompañar.

—Solamente mi madre lo sabía, bueno y Kira —rodó los ojos— fueron tres días nada más, JungKook necesitaba salir de ese encierro, necesitaba respirar otros aires, lo que ocurrió fue muy fuerte para él, me necesitaba.

Claro, tienes razón —trato de sonar amable— eres una gran amiga, Yunnie. Él debe estar muy agradecido.

Ella lo dudó por un segundo, pero para dejar todo en claro decidió hablar emocionada.

—Lo está, nos dimos una nueva oportunidad, Jimin. Estamos juntos otra vez.

El silencio del otro lado duró unos segundos sin saber el real significado. A JiMin no le gustó nada.

¿En serio? Wuao, me alegro entonces. Debo dejarte, nena. Luego te llamó, estoy un poco ocupado ahora.

Ni siquiera esperó a una respuesta tan solo cortó, dejándola extrañada. Inspiró despacio, mirando la pantalla de su teléfono, prestando atención a la fecha, debía ir al médico para una rápida consulta, pero lo haría luego porque debía ocuparse de ayudar a su amiga.

Ingresó a la casa dejando su bolso y calzado, los de JungKook también están a un lado en el piso. Cuando avanza hasta el living se encuentra con la dulce imagen del pelinegro durmiendo en el sofá mientras Eoduun lo hace sobre su torso. Se ven tiernos. Toma asiento a orillas del mueble, con su celular les quita algunas fotos y el click al parecer logró despertar a su novio porque rápidamente la arrastra de la cintura para acostarla a su lado.

—¿Terminaste? —suspiró, con ojos cerrados.

—Aja —rozó sus narices— ¿quieres que cocine algo para cenar?

—O podemos quedarnos aquí comiéndonos.

Youjin rio causando que JungKook sonriera.

—No, tonto, lo digo en serio.

Se incorporó, solo para picotear sus labios.

—Lo que tú quieras mi cerecita.

—Esta bien, me iré a cambiar.

—¿Quieres que te ayude?

Volvió a reír. No recordaba la última vez que sonriera tanto, ese era el efecto que JungKook causaba en ella. Le gustaba mucho la nueva realidad hogareña dónde ambos se ayudaban a cocinar mientras hablaban o en el caso de él. Se pegaba a ella besándole cada que podía.

—Me haces cosquillas —se encogió, sintiendo ligeros escalofríos por los besos en su cuello— puedes quitarme las manos, trato de cocinar.

JungKook niega, no pretende apartarse.

—Me gusta el plan de meterte mano veinticuatro siete.

Se mordió los labios para no reír.

—Yah, te puedes quemar.

—Tengo la solución —mete ambas manos debajo de la camisa de Youjin y las deja sobre sus senos sin brasier— ves, protección.

—Chistosito —se mueve para tomar una cuchara, JungKook se arrastra con ella sin distanciarse ni un centímetro— ¿Estaremos así todo el día?

—A mí no me molesta.

—Cariño, ya, basta —se ríe— me sofocas.

JungKook se aleja apenas.

—Lo siento, cerecita.

La toma por sorpresa cuando se abalanza a ella y la besa. Sus manos apretándole el trasero y acorralándola contra la pared.

—Fueron tres años, Youjin. —susurra sobre sus labios, agitado— hay maneras de desfogarse, pero ninguna como tenerte entre mis brazos. Debo recuperar el tiempo.

—Entonces apaga la cocina y llévame a la cama.

Negó.

—No es necesario —en un ágil movimiento la levanta y la lleva hasta la mesa del comedor donde la sienta— me gustaría probar algo diferente.

No pierden el tiempo en besarse, Youjin  quitándole la camiseta y él desabrochando la camisa de ella hasta tener a la vista sus bragas de encaje. No se detiene en tocarla, en arrastrarla lo suficiente hasta la orilla para meterse entre sus piernas y rozar sus intimidades. La acuesta, comienza a besar la piel de su cuello, desciende por la clavícula hasta el valle de sus senos, es donde el primer jadeo sale cuando se mete uno a la boca y juega con ellos. Las manos de Youjin le estiran el cabello, se muerde el labio mientras se retuerce debajo, pues los labios de JungKook siguen descendiendo por su piel al igual que sus manos.

Le sujeta las piernas, colocándolas sobre sus hombros. Los besos pasan a los muslos, su mano derecha la estimula por sobre la fina tela. Ella gime y lo recibe en un beso apasionado mientras él simula lentas embestidas. El timbre suena y parece que ninguno se da cuenta, ensimismados en su mundo. Cinco minutos más tarde suena otra vez.

—Kook —su voz sale en otro jadeo. No puede concentrarse aún sintiendo el bulto y los besos en su cuello.

—No —suspira sin detenerse. Una tercera y sisea— maldita sea.

—Puede ser mi madre.

Rápidamente se vuelven a vestir. Asegurándose que todo esté en orden. Youjin es quien se dirige abrir mientras JungKook se queda unos momentos en la cocina. La sorpresa es grande cuando Park JiMin le sonríe como si nada.

—Hola preciosa.

—Jimin, ¿qué haces aquí?

—Vine a verte, traje pollo frito del restaurante que te gusta —elevó la bolsa— pensé en pasar a verte —y añadió al ver a JungKook más atrás— espero no haber interrumpido nada.

—Tranquilo.

—¿Comeremos aquí o me dejaras entrar?

Youjin se hizo a un lado permitiéndole el paso. JiMin saludó amable al pelinegro y pasó directo a la cocina dejando la bolsa sobre la mesada.

—Estaban cocinando.

JungKook quiso contestar con sarcasmo, pero se contuvo cruzándose de brazos apoyado sobre el respaldo del sillón. Tenía vista completa de la cocina. El rubio se acercó a él, en realidad a Eoduun quien recostado de forma perezosa sobre el respaldo del mueble se dejó acariciar.

—¿Cómo te has sentido, Jeon? Yunnie me comentó que te has recuperado muy bien.

—Así es, nada como el cuidado de mi novia —enfatizó— ella sabe cómo hacerlo.

Apenas podía llegarle a la susodicha lo que esos dos hablaban. JiMin sonrió.

—Lo sé —y con voz más fuerte dirigiéndose a la cocina— Youjin tiene manos milagrosas, si supieras todo lo que me ha cocinado y cuidado.

Si las miradas matarán.

Se sentaron a la mesa, Youjin quedando en medio de ambos pero a una considerable distancia. Se miró con JungKook pidiéndole paciencia porque sabía que la nueva visita no era de su agrado. Su cara lo decía todo.

—Así que —habló JiMin, con una sonrisa en sus labios sirviendo cerveza en los vasos— la Golden Couple de vuelta al ruedo.

—Así es —respondió JungKook, entrelazando su mano con la de Youjin para ponerlas sobre la mesa— y mejor que nunca.

—Me alegro, realmente lo hago. Youjin me ha contado la hermosa relación que tenían y me siento agradecido que se hayan dado una nueva oportunidad.

Falsas, sus palabras sonaban tan hipócritas como que él no era un exitoso boxeador en esta realidad y en realidad era un exitoso Idol que se encontraba en el SM.

—¿Lo haces, Park?

—Realmente lo hago, Jeon.

—Y a mí me alegra tener a mis dos personas favoritas aquí —manifestó Youjin, queriendo poner fin a ese tonto intercambio.

—Entonces festejemos.

Elevó su vaso, la pareja también y brindaron.

JungKook se mantuvo concentrado comiendo, acotando en ocasiones en la agradable conversación de Youjin y JiMin. Compartían química de eso no había duda, tenían cosas en común también y el rubio parecía conocer bastante bien a la pelinegra y su entorno. Se sintió un tanto fuera de lugar, un extraño. Sin embargo, mantuvo la falsa sonrisa de amabilidad hasta que JiMin se fue y ayudó a organizar lo sucio.

—¿Puedes cambiar la cara? —lo abrazó por la espalda— ya viste que Chimmy es un amor de persona, está feliz por nosotros y no dirá nada.

—Sí, que bueno.

Contestó con sarcasmo. Se separó, terminando de colocar unos vasos en el lavaplatos antes de hacerlo funcionar.

—¿Cariño?

—Me enerva que no lo veas, Youjin —su entrecejo estaba fruncido— ese tipo finge demasiado bien, se nota a leguas que no te mira solo con aparente amistad sino con otra intenciones. Me jode las pelotas lo inocente que se comporta.

—¿Acaso piensas que yo soy una idiota? —espetó, molesta— qué me pueden engañar. JiMin sabe desde el primer día quien soy, como soy y lo que quiero. Sabe lo que significaste y significas para mí. Tiene bien claro que lo único que puedo darle es una amistad, no más. Y si vas a tener esa actitud de mierda será mejor que esto termine de una vez.

Se sostuvieron la mirada, claramente negados.

JungKook fue quien desistió primero acercándose a Youjin lentamente. Abrazándola y conteniéndola porque pudo ver en sus ojos cristalizados la rabia latente.

—Lo siento, no quise comportarme como un idiota.

Lo miró, aclarandole decidida.

—Que te quede claro que es a ti a quien amo, a quien elijo, JungKook. Si vas a dudar entonces estás desconfiando de mí —él negó, frenético.

—Jamás dudaría de ti, cariño.

—Entonces demuéstramelo. No desconfíes de JiMin ni de ningún otro hombre porque mi corazón es solo tuyo.

La abrazó, obviamente no dudaba de ella, pero tampoco podía omitir esa extraña sensación que lo aquejaba cuando el rubio se encontraba cerca. Tal vez solo era una tontería que no debía tomarle importancia y menos ahora que había recuperado su relación con Youjin. No pondría en peligro su felicidad por tontas especulaciones llevadas por sus tontos celos.

Youjin lo llevó de la mano a la habitación, era bastante tarde, se irían dormir de una vez. Apenas terminó de sacar los almohadones y desordenar las sábanas, su celular vibró con un llamado.

—¿YongIl?

Buenas noches JungKook, siento llamar a estas horas, pero —suspiró, y JungKook miró fijamente a Youjin esperando— es JungHee.

Me gusta dejar en suspenso 😌

💟💟💟

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro