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𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟮

Su humor no era el mejor cuando arribó al gimnasio familiar. Se había hecho grandes reformas, como comprar el terreno colindante dónde armaron una sede especialmente para el funcionamiento y las prácticas de boxeo, así que la mayor parte del tiempo pasaba sus buenas y agotadoras horas ahí. Entrenando la musculatura, mejorando en las técnicas o teniendo sesiones de sparring. Tenia un equipo profesional que se encargaba solamente de él y que lo acompañaba en cada combate.

El sitio se había hecho tan famoso luego de su debut en el mundo del pugilismo que el gimnasio tomó demasiada relevancia en la ciudad siendo el número uno. Se sentía feliz por el éxito, aún cuando la distancia entre él y su tío seguía tan latente. No le fue fácil perdonar, de a poco se había distanciado de todos y solamente Namjoon estuvo cuando volvió. Su terapeuta le había dicho que sanar le tomaría tiempo y que al momento de estar listo, era mejor hablar con sus más queridos. No debía guardar rencores o resentimientos, aún cuando la otra parte haya tenido sus razones.

—¿Seguirás con ese humor de perros?

Suspiró deteniéndose en el ejercicio con pesas. Bebió un sorbo de su botella de agua fresca mirando los alrededores. Al menos ese horario de la tarde estaba un poco vacío y podía entrenar con calma.

—No me gusta que me obliguen hacer cosas que no quiero.

Taehyung fue el que suspiró rodando los ojos.

—Nada de esto pasaría si vivieras en Seúl cerca de todos. SunMi y yo no vendríamos a verte todo el tiempo.

Ahora fue JungKook quien rodó los ojos. ¿Por qué no entendían que no quería irse de Busan? Tenía razones de sobra para hacerlo que a la vez eran perfectas excusas para evitar ciertos… cuestiones. Pero ellos se empeñaban en que hiciera apariciones públicas, en tomar propuestas de ciertas marcas para que él fuera el rostro o embajador. Lo único rescatable era que ganaba algo de dinero, pero ser expuesto a tener que ver su imagen en algún enorme cartel en algún edificio de la ciudad o los buses le daba vergüenza.

—Al menos guardarás unos días y te vendrás a casa para la fiesta de despedida de año y mi cumpleaños.

—Sí, hyung. Ahí estaré como siempre.

Iba a reprocharle, una vez más, su mala actitud, pero el sonido de su teléfono sonando acaparó su atención. Su sonrisa cuadrada se hizo presente al mirar la pantalla y JungKook dedujo que se trataba de la esposa o su pequeño hijo. En el fondo sentía cierta envidia por la emoción que su representante mostraba ante su familia, sin embargo, solo eran escasos segundos que rápidamente se disipaban. Él no correría con la misma suerte de tener algo así a su lado. Por sus decisiones creía que no.

En medio de su break revisó su celular, tenía algunos mensajes en el grupo que tenía con Namjoon y Chaewon. Hacia meses no veía a su prima, desde que ella se recibió y fue a trabajar en el hospital más importante de Seúl gracias a su gran rendimiento académico. Sentía que estaba estancado en algún punto y que le era imposible dejar ir. Tal vez hablar con su terapeuta y comentarle su inquietud haría que se sintiera mejor aún sabiendo la respuesta: “Debes enfrentarlo, solo así sabrás”.

—JungKook.

Elevó la mirada encontrando a SunMi risueña frente a él, tenía la dichosa tablet con la que siempre trabaja entre sus brazos y el celular en su mano. Iba deportiva, ella estaba haciendo un gran esfuerzo por estar ahí. Los gimnasios y el olor característico no le eran tan agradables.

—Mañana a las diez de la mañana tienes la firma del contrato con Calvin Klein y la prueba de vestuario —deslizó sus dedos por la pantalla— Nike hará un evento el miércoles por la noche presentando la nueva línea de temporada y tu presencia está confirmada, el auto pasará a las ocho...

—SunMi —la interrumpió. Ella tragando por la mirada tan penetrante que él le dedicó. Le gustaba que la mirara así y sabía que estaba mal por su relación laboral de por medio— no entiendo por qué tantos eventos de moda, no soy modelo, soy un deportista, un boxeador —bebió de su botella de agua haciendo que su nuez de Adán se moviera sensualmente— ya te repetí que...

—El auto pasará a las ocho por ti —replicó con firmeza, sin importarle las quejas— irás, harás acto de presencia y luego si te apetece harás tres horas de viaje de vuelta a Busan —se cruzó de brazos, desafiándolo— te recuerdo que yo solo recibo ordenes de TaeHyung, como tú representante él es quien decide sobre tu carrera, yo soy la intermediaria entre los medios y tú. Para que tu carrera vaya ascendiendo a veces debemos hacer algunos sacrificios, para tu suerte eres lo que grandes marcas desean, atractivo, exitoso y encantsdor. No me recrimines por hacer mi trabajo —espetó, señalándole con su índice.

Eran escasas las veces que una mujer se le plantaba, por no decir nula. Su presencia solía intimidar a más de uno y a decir verdad le aburría que la atención que recibía fuera con particulares intereses. SunMi era una de esas mujeres que se imponía y también...

—Lo siento.

Con un simple ademán de manos la insto a seguir.

—Hay un programa de variedades que se contacto con nosotros —ambos escucharon el celular del pelinegro sonar. JungKook se acercó a su bolso tomando el aparato en su mano. Un número privado llamándolo.

—Sigue, te escucho —dijo ignorando la llamada.

—Quieren invitarte a una entrevista. Será un par de preguntas —y añadió— revisaremos el contenido antes para que no te sea incómodo. También hacen juegos y esas cosas.

—¿Cómo se llama el programa?

Su celular volviendo a sonar. De nuevo un número privado y su curiosidad aumento.

Cher Showterview.

Pero su atención estuvo de lleno en la voz del otro lado de la línea cuando atendió la llamada.

El señor Jeon JungKook.

—Sí, soy yo —se puso de pie para un poco de privacidad.

Le hablo de la estación de policía de Yeongdo, requerimos de su presencia ya que el señor Jeon WoonJo está detenido.

Una de las razones más grande y nefastas por la cual no podía largarse de Busan.

Su padre.

La risa estridente del pequeño le contagiaba. Era fácil hacer reír al pequeño Kim JiHyun. Youjin estaba enamorada del hijo de su mejor amiga, el pequeño de rechonchas mejillas, cabello ondulado y manos con hoyuelos era muy bonito. Al tener un poco de tiempo de sus actividades fue a visitar a Jennie o como ella le decía Nini. Mientras la mujer hacia la sesión de fotos, ella se encargaba de cuidar a su sobrino tras bambalinas.

—Tía Che, tía Che, mida.

Su ternura y entusiasmo le causaba querer comérselo besos y que su niña interior saliera a flote. Cómoda dibujando y coloreando con crayolas junto al infante de tres años.

—¿Qué están haciendo? —se agachó teniendo de soporte unos espectaculares tacones de diez centímetros en sus pies. Abrazó al niño por la espalda besando su cabecita.

—Mida, omma, tú, appa, yo —señaló en su hoja.

—Es precioso, mi vida —un beso más y el niño rodeó con sus cortos bracitos el cuello de su madre.

Youjin adoraba ver la interacción que esos dos tenían. La mayor parte del tiempo Jennie iba a todos lados con su hijo, sino el padre de este lo tenía con él. Ambos concordaban que los primeros años de vida era importante la cercanía entre padres e hijo.

—¿Cuándo nos vamos, mami?

Ambas mujeres aullaron de forma tierna. Se notaba que los ojitos del niño se cerrarían en cualquier momento y eso significaba que tendrían un poco de tiempo para conversar y echar el chisme.

Jennie pidiendo un pequeño break, ocupo un sillón individual lo suficientemente cómodo como para sentarse y darle su biberón de yogurt a su hijo. Este reacio a quedarse dormido comenzó hacer berrinches, por lo que la mayor tuvo que hacer una videollamada con su padre para convencerlo.

—¿Vendrás a la despedida de año?

—Ya te dije que sí, unnie.

—Seria la primera vez que vienes —dijo Jennie supervisando a su bebé hablando con su padre un poco más apartado de ellas— también estarías presente en el cumpleaños de Tae.

—Sí, lo sé —Youjin no conocía a Taehyung más que por un par de veces que se habían cruzado, así que básicamente sería la primera vez que tendría el honor de conocerlo personalmente— no me dijiste a dónde se fue.

—Oh, está en Busan —respondió— está con su estrella favorita —la sonrisa divertida de la morocha ocasionó curiosidad en Youjin— su nombre es...

—Jennie debes volver.

Ambas giraron sus cabezas encontrando la sonrisa amable de Sakura.

Sí, luego de lo que fue una extraña coincidencia en la cual Jennie le presentó a Youjin a su estilista personal siendo está Miyawaki Sakura, la amistad entre ambas surgió al entrar Min Yoongi en la ecuación.

Fue amor a primera vista entre esos dos. Así que Youjin acabo como madrina de bodas la cual se celebraría en cuanto la primavera llegase. Y la nostalgia por ser parte de los preparativos no hacía mas que hacerla recordar momentos, situaciones… personas.

Su celular vibró con un mensaje. Su sonrisa fue automática viendo la foto junto al mensaje.

Jiminie

Noche de kimchi jjigae hecha por mi mejor amiga.
18:39pm.

JiMin solía enviarle fotografías que la hacían reír. De sus momentos cómicos, serios o algunos estando en su trabajo. La realidad era que se llevaban muy bien y pasaban la mayor parte del tiempo juntos. Era una hermosa amistad la cual Youjin atesoraba mucho.

Estoy acompañando a Nini en su sesión de fotos.
18:40pm.

Ella le envió otra foto, Sakura arreglando la ropa de Jennie salían detrás. Jihyun también, hablando por videollamada con su padre.

Jiminie
Llevaré vino y helado de frutos del bosque del que tanto te gusta.
18:40pm.

Gracias, eres un sol.
18:41pm.

Escuchó la burla de sus amigas detrás, riendo porque en varias oportunidades comentaban que JiMin era demasiado obvio con su interés por ella y Youjin, inocente, les repetía que él era así. Tierno y amable con medio mundo. Excepto porque JiMin lo era el doble cuando se trataba de Youjin. Desde que tuvo la oportunidad de conocerla en persona y el honor de tener su amistad y compañía.

Llegando del trabajo que tenía en la agencia, tomó un baño y se cambió por algo cómodo pero no menos bonito, maquillándose natural y atando su cabello en una simple trenza. Comenzó a preparar la cena mientras revisaba sus mensajes y agenda en la tablet apoyada sobre un soporte en la mesada. Kira, su nueva manager en la nueva agencia —BE entertaiment— con la cual había firmado desvinculandose del anterior, repitiéndole que observe la planilla que le había enviado. Que era con urgencia. Un mensaje de JiMin se interpuso cuando abrió el archivo. Él ya estaba llegando a su piso.

Entusiasmada fue abrir recibiendo al rubio con una sonrisa y una tonta reverencia que tenía una broma de fondo que solamente ellos dos entendían originando sus risas. Eoduun se mantuvo en el sillón, apartado porque se había vuelto bastante huraño con los humanos soportando únicamente a su dueña y a nadie mas, incluso cuando con ella también tenía sus episodios de mal humor.

—Huele delicioso, Yunnie.

—¿A qué sí? —destapó la olla con la sopa hirviendo, ambos hicieron un ruidito de satisfacción al oler la delicia cocinándose.

JiMin se alejó, buscando dos copas de vino de la estantería superior, destapó con parsimonia la botella sirviendo para luego extender la bebida a su acompañante centrada en revolver el contenido de la olla y agregarle un poco más de sal. Adoraba la faceta hogareña  de Youjin y estaba muy seguro de querer conocer muchas otras.

—¿Por qué me miras así? —bebió de su copa, risueña, tomando asiento en una de las sillas altas.

—¿Qué te parecería irnos unos días a Saint-Tropez?

A ella no le sorprendía lo espontaneo de su amigo o sus propuestas. Siempre salía con algún plan nuevo, alguna escapada a la playa, una cena nocturna en la terraza de algún exclusivo hotel. Viajes a sitios hermosos y exóticos.

—Trabajo, JiMin.

—También yo —sonrió y agregó viendo el gesto dudoso en la otra— debo hacer una aparición en un desfile, luego de eso, tendremos tres días de pura diversión.

—Así que mezclas trabajo y placer.

—Contigo sería mejor la segunda opción —ronroneó, acercándose lentamente a Youjin. Su mano se apoyó del fuerte pecho del rubio colocando distancia entre ambos.

—No.

—Lo siento —sonrió, alejándose— tal vez fue el alcohol.

Youjin arqueo una ceja, incrédula. Era la mayor mentira dicha por él, pero lo dejaría pasar. No era la primera vez que JiMin le coqueteaba, o viceversa, pero más de eso no pasaría porque ella tenía bien impuesto su objetivo y no era meterse de manera peligrosa con ese hombre de personalidad arrasadora.

—Ayúdame a colocar la mesa por favor.

Entre nuevas palabras cargadas de distendida diversión sirvieron la cena. Youjin rodando los ojos ante la insistencia de los mensajes de Kira. ¿Qué tan importante era lo que quería viera en ese estúpido itinerario? Menos mal no estaba bebiendo algo porque tranquilamente basto ahogarse con su propia saliva cuando vio el nombre del próximo invitado confirmado al cual asistiría a su programa.

Jeon JungKook.

Había perdido tres horas de su ajetreado día por estar metido en esa habitación. Era lo único que le faltaba para que su día terminara perfecto —nótese el sarcasmo—. Respiró intentando mantener la calma, solitario mientras su abogado de encargaba de los papeles necesarios para que su padre saliera de la cárcel. No era la primera vez que WoonJo hacia aquello. Su irracional conducta solo lo avergonzaba aún cuando no tenía responsabilidad sobre ese hombre que tanto daño hizo.

La puerta de metal se abrió. JungKook se cruzó de brazos mirando con clara molestia a su avejentado y desaliñado padre entrar en compañía de un policía y su abogado detrás advirtiéndole con una sonrisa que todo se encontraba en orden. El hombre con actitud grosera, murmuró por lo bajo insultos incoherentes.

—Ya podemos marcharnos.

—Necesito cinco minutos a solas con mi padre.

—Lo que necesites, campeón.

Su fama también le trajo ciertos privilegios. Así que la policía hacia todo lo posible por no hacer un escándalo cuando el padre del exitoso boxeador terminaba tras las rejas por su violencia o borrachera haciendo sus desastres en vía pública.

—Necesito dinero.

Fue lo primero que articuló WoonJo cuando la puerta se cerró dejando a ambos Jeon solos.

—¿Qué?

—¿Eres sordo, muchacho? Necesito dinero, tienes que dármelo.

—¿Por qué? —su postura era una firmemente de NO ceder.

—Porque soy tu maldito padre, mocoso.

Espetó con un golpe de puño en la mesa de madera queriendo intimidar. Tenían una considerable distancia de separación, pero desde su posición podía sentir el fétido aroma de su padre. No le sorprendía si estuvo días fuera de su casa.

—Que lo seas no te da el derecho de exigirme nada, no te daré un solo centavo para que te lo gastes en alcohol y quién sabe en que otras porquerías —siseó, colocando sus manos sobre la mesa— me tienes harto —espetó, no asombrándose cuando el mayor se irguió torpemente sobre sus pies para levantarle la mano— atrévete a golpearme y te dejare hundirte aquí.

WoonJo tambaleante soltó una amarga risita. Ese hombre fuerte frente a él no era el pequeño escuálido y enfermo que atemorizó en su pasado.

—Piensas que porque eres un boxeador bonito que gana mucho dinero tienes el derecho de ignorar a tu propio padre, Ah. Eres un maldito ingrato, malagradecido —gritó— Hannah debió enseñarte a comportarte.

—Estas comenzando a cansarme, WoonJo. Todo tiene un límite y tú rebasaste los que tenías conmigo.

—¿Por qué entonces me sacaste, eh?

JungKook volteó su rostro, con su mano sobre la perilla de la puerta. La actitud desafiante del viejo le recordaba a la de su gemelo. Tal vez JungHee había heredado algo de su padre y sentía todavía más lastima por su enferma familia.

—Porque eres mi maldito padre tal vez.

Sonrió de lado, borrando la sonrisa de su progenitor al instante.

—No tenemos para comer, JungKook —sabía que iba a sacar el tema con su fingida aflicción— tu hermano ha estado enfermo y ha faltado a clases.

Solo que no era estúpido y sabía jugar bien sus cartas. Jamás beneficiaria a su padre, pero sí a quien consideraba necesario.

—No te preocupes, envié a comprar una gran cantidad de alimentos y sobre DaeHo, ya hablé con él y me estoy encargando de eso.

Finalizando por dejarle las cosas claras salió de la habitación dejando a su padre con la ira resumiendo sus entrañas. En el camino recibiendo los entusiastas saludos del cuerpo policial hasta acercarse a su abogado y al detective encargado con una nueva presencia sentada en la silla frente a la mesa.

Suspiró, sintiendo su corazón latir al ver a la mujer de cabello corto negro y lacio amarrado en una coleta. Traía el uniforme del trabajo puesto y su rostro era la imagen de la preocupación mezclada con la enorme pena.

—JungKook, ¿cómo está tu padre?

—Bien, Sunny, no te preocupes.

—Lo siento tanto —se disculpó con su voz débil.

—No tienes la culpa.

Secó las lágrimas del rostro de la mujer y esperando por el problemático hombre que los relacionaba salieron minutos después de la comisaría.

JungKook despidió a su abogado que resultó ser nada más ni nada menos que el padre de YuGyeom. Su amistad seguía tan fuerte como todo el apoyo que el azabache le brindó cuando decidió alejarse de todo estando a su lado.

Volteó admirando a la pareja, parecían discutir en voz baja. Aunque se veía notablemente como ella se encogía ante la forma asquerosa y violenta en que el mayor se quería imponer.

—¿Debo advertirte una vez mas lo que te ocurrira si la tocas?

WoonJo volteó hacia su hijo mayor. Lo miró de arriba abajo con desdén y soltando bajos improperios se alejó tambaleante. JungKook se acercó a la mujer a la cual abrazó como consuelo y luego de unas breves palabras se despidió dejando ir a su madrastra.

Demasiadas sorpresas habían llegado a su vida.

Perdón por no actualizar antes, pero el Big Hit se mamo con ya saben que y quedé por unos días bloqueada 😑 🤦🏻‍♀️

Aunque les traje este nuevo capítulo lleno de sorpresas y detalles nuevos que: Oh My God! 👁️👄👁️

Quiero leer que les pareció y que piensan de esas amistades y relaciones ➡️

Buen finde mis cuchurrumines.

💟💟💟

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