ii ───── 𝘭𝘰𝘴𝘵 𝘥𝘳𝘦𝘢𝘮 !
𔔀 DREAMER ! ⚙️ zator.
by ©xelsylight. 2025.
⚙️▐ la cueva misteriosa y la rata viscosa.
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Al separarnos, tomé distancia en aquel espacio reducido con algo de timidez.
Vi a Viktor acariciarse la pierna y levantándome de un salto, le tendí mi mano. Sus ojos ocres, preciosos, me observaron con detalle pero no tardó en aceptar mi ayuda. Lo que quería, porque de todas maneras lo había traído a este sitio a la fuerza y casi a rastras.
Bueno, en realidad no; solo una parte, luego él lideró el resto del camino.
Ahora, mientras nos sacudíamos el polvo y la arena de nuestras ropas —por mi parte, para estar más presentable al estar con mi salvador—, escuché su voz dirigirse hacia mí de nuevo.
—¿Bajamos? Me parece que el doctor tiene algunos sándwiches de sobra, y si quieres... —Sonaba realmente sincero, y dando una mirada a mi espalda, descubriendo a esos traficantes desaparecer de la escena, supe qué no tenía motivo para rechazar la propuesto.
Toqueteé la coleta pequeña tras mi nuca, ya que me estaba dejando crecer el cabello incapaz de como actuar ahora mismo. Estaba nervioso; todos mis amigos habían muerto y ahora mismo, con la oportunidad de poder entablar amistad con alguien, me ponía los pelos de punta.
Porque, como todos sabían, la vida aquí abajo en Zaun no era para echarse flores y las vidas humanas desaparecían con un soplido. Pero entonces vi esos ojos ocres, nerviosos, y con ese acento marcado que me insistía, y no lo dudé.
Tampoco tenía nada mejor que hacer, estaba solo en el mundo y estar ahora bajando con un chico por una cueva misteriosa no me haría perderme de nada.
—Claro, guíame, salvador —dije, con una sonrisa e ignorando la forma en la que volteaba los ojos, lo seguí por detrás.
Comenzó a bajar por piedras picosas y resbaladizas; que, incluso, a pesar de mi preocupación salida de la nada porque el niño de la muleta terminase cayendo estrepitosamente, me demostró con una sonrisa lo experto que era en el tema. Yo en cambio, como para hacer una demostración, terminé resbalándome casi al final del camino y choqué de cabeza contra una pared gruesa. Viktor se lanzó contra mí, intentando contener la risa.
—Venga, ríete, ha sido gracioso. —Y mientras me sostenía el tabique de la nariz, lo escuché carcajearse a mi lado.
Tenía una risa agradable, y resultaba consolador no tener que estar solo.
—Déjame ver. —Me asusté al sentir sus manos intentando llegar a mi nariz, pero esquivando la mirada, lo dejé hacer.
Yo era unos pies más alto y bien sujeto a su bastón, me dijo tras toquetearla suavemente que sólo necesitaría unas gasas. Aparté la mirada al verlo tan de cerca y me tomó, otra vez por sorpresa, al soltar como si nada: —Tienes ojos rosas, es increíble.
Las palabras siguientes casi las escupí a una velocidad vertiginosa.
—Los tuyos son mejores, son dorados y mucho más brillantes que los míos —y ambos nos ruborizamos por toda la tontería que estábamos haciendo.
Esquivé su mirada y me señaló hacia adelante.
—La oficina del doctor está por allí, si tenemos suerte, las encontraremos antes de que venga y sin molestar.
Me encaminó dentro de la cueva, que era básicamente de un enorme tamaño, con un lago alrededor de seguro una agua para nada potable y un sin fin de flores luminiscentes moradas. Eran preciosas y acaricié una de ellas, mientras no dejaba de caminar tras Viktor.
—Todas estas son para Río, la ayudan según el doctor. —Asentí, sin entender quien sería de la persona que hablaba y de lo mal que tendría que estar de la cabeza para comerse esas plantas que de lejos, se veía que no eran del todo comestibles.
—¿Y el doctor ese... es famoso aquí en Zaun? Porque no había oído hablar de él —dije, tratando de sacarle más conversación.
Me gustaba su acento marcado.
Los ojos de Viktor casi amenazaron por salirse de sus órbitas. Se detuvo a medio camino, golpeándome con el bastón.
—¿Pero es que sales de una cueva? Todo el mundo conoce al doctor, no es que haya muchos doctores aquí abajo, pero... Sí, ¿no me estarás mintiendo? —Negué de inmediato.
Al niño de la muleta le brillaron los ojos y comenzó a hablarme del hombre adulto que respetaba, mientras alcanzábamos la oficina del doctor. Viktor se movía con soltura, conociendo con cada detalle el espacio de las cosas y sin tirar nada que se interpusiera en su camino; me explicó que el doctor le dejaba ayudarle, desde que un día se conocieron por un barco de vapor y creado por sus manos. Que también fue ese día, en el que conoció a Río.
—Y no debes asustarte por su aspecto, es totalmente inofensiva —me aseguró, mientras me colocaba una gasa sobre el tabique de la nariz y volvíamos a salir de la oficina.
Aunque para mí no pasó inadvertida varios jugos en tubos morados, ni la maquinaria de enfermería que hasta a un niño de cuatro niños, lo haría cagarse encima. Por alguna razón, ese tal doctor y la extraña adoración que Viktor parecía tener en el hombre, no me parecían del todo sanas. Desde que tenía memoria, había sido muy consciente y había aprendido a la fuerza qué personas eran rastreras y quienes eran verdaderamente peligrosas aquí abajo.
Ese doctor parecía ser de este último tipo.
—¿Y porqué un doctor tan popular aceptaría la ayuda de un niño como tú? Sin ofender, claro.
Viktor no reaccionó al momento en mis palabras, dejó que su mano acariciase una roca lisa en la que tomaba asiento mientras sopesaba lo que había dicho y me instaba a sentarme a su lado. Suspirando y sin casi darme cuenta, me dejé caer a su lado.
Enrollé mis piernas sobre mi estómago, abrazándolas con los brazos. Incliné la cabeza a la izquierda, teniéndolo al lado. Olía a jazmín, me gustaba.
—Es algo complicado... El doctor es muy capaz de seguir con sus experimentos y descubrimientos por sí solo, pero creo que se apiadó un poco de mi soledad. Por mi pierna y eso, tampoco lo puedo asegurar realmente —me contestó.
Y aunque su voz salió algo débil y baja, con mi coleta baja haciéndome cosquillas a mi espalda, lo entendí. No había que ser un inepto para darse cuenta de que con su pierna en mal estado y al verse obligado a usar un soporte, quizás de por vida, la popularidad entre los niños zaunitas no sería muy grande. Pero, con tan sólo haber entablado unas pocas palabras, podía tocar madera al decir que este niño era, sin lugar a dudas, el más lindo y con aspecto más inteligente que cualquier otro bravucón de mi edad.
—Me caes bien, Viktor —admití, con seguridad.
Nuestras miradas se cruzaron, silenciosas, y antes de poder decir algo, un ruido externo nos interrumpió. Unas pisadas, quizás más de dos, venían en nuestra dirección. Al momento me bajé de la roca, alerta y dispuesto a proteger de lo que fuera a mi nuevo amigo.
Sin embargo, me dio un susto tremendo y algo de asco ver salir de las aguas a una especie de rata viscosa con ventosidades, una piel rosadas y la lengua fuera lanzarse sobre nosotros. Intenté apartar a Viktor, pero esa cosa saltó sobre mi salvador y me quedé helado, antes de comenzar a empujarlo de encima de mi amigo.
—¡Deja en paz a Viktor! —Pero las risas alegres me detuvieron en seco.
Bajé la vista y descubrí, absorto e incapaz de creer que esa cosa en realidad sólo estuviera lamiendo a Viktor en las mejillas. El niño había soltado su muleta, pero se carcajeaba con dulzura y sin aspecto en peligro inminente. Juntado dos y dos, caí en la cuenta de que esa cosa tenía que ser " Río "; y aunque estaba tranquilo porque sólo estaba recibiendo a un amigo, me bajé de la roca con miedo de que me atacase por considerarme extraño.
Sin embargo, me encogí como acto reflejo cuando una mano —humana, gracias al cielo— se posó sobre mi hombro y la apretó, casi como advertencia.
Su tono de voz salió hosco y grave, y claramente no se dirigía a mí al hablar.
—Viktor, ¿quién es tu amigo?
El chico de la muleta dejó de reírse, recogió su muleta apartando a Río, y aunque esa cosa se le enrolló en la cintura mientras el niño se sentaba correctamente, tenía babas por todas partes. Yo contuve una mueca, porque pensé que quitarse ese olor de encima costaría horrores.
Aunque ahora, viendo a esa cosa ladear la cabeza al verme, no daba tanto miedo como antes.
—Se llama Zack y quiere unirse a nuestro grupo de solitarios, ¿a qué sí?
Y me miró con esos ojos brillantes y esperanzados, que no pude negarlo. Además, este hombre y al que ajustaba como doctor, aún me tenía asido en su poder y me daba miedo decir algo malo.
—Claro... No tengo nada mejor que hacer —dije, y eso pareció calmar al doctor.
Me soltó y saludando a Viktor con una mano sobre su cabellera castaña, se adentró a su oficina seguida de Río. Viktor se limpiaba la baba, mientras yo veía en la distancia la salida de la cueva; seguramente si saliese, no tardaría en encontrarme de nuevo con esos traficantes.
¿Qué tenía que perder?
—¿Lo decías en serio? ¿Quieres quedarte a hacernos compañía? Porque... —Viktor estrechaba sus manos con nervios y me dio ternura—, porque si quieres irte, nadie te va a obligar a lo contrario, Zack.
Volví a mirar la salida, a recordar todas esas veces que por poco he caído en manos de malas personas, o de mi pasado oscuro y de ese mal recuerdo que quisiera sacar de mi mente, y metiendo mis manos en los bolsillos de mi pantalón, asentí, con un hundimiento de hombros.
—Te lo he dicho, me caes bien, Viktor. Si puedo ayudar en algo... —Y dicho y hecho, Viktor se bajó de la roca con una sonrisa y agarrándome del brazo.
Ambos nos adentramos en la oficina del doctor, y mientras ese toque cálido permanecía a mi lado, por primera vez en mi vida dejé de sentir frío.
Ya no estaba solo.
⚙️🧪,,, ELSYY AL HABLA (!)
muchas gracias por su apoyo.
omggg por fin pude subir otro capítulo de mis bebés, ¿y vieron el cambio del edit de arriba? sinceramente el otro no me gustaba para nada y este, en cambio, sale muy bien con los colores escogidos para la portada. amo esta historia y amo a mis niños. díganme que opinan y no dejen morir al fandom, se los pido.
ahora, solo me queda decirles que el siguiente será el último de su experiencia de niños y pasaremos a cuando tienen 25 años. voy a echar de menos a mis niños, pero que ganas de escribirlos de mayores.
los amo mucho, mis arcanos.
nos vemos pronto.
⚙️🧬.
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