彡💍〕EP. 6
𔘓 𝑳𝑶𝑵𝑬𝑳𝒀 𝑬𝒀𝑬𝑺⋆.ೃ࿔
⇢ ˗ˏˋ 🦢┋CAPÍTULO SEIS ⊹.˚
« destinos pintados en el cielo »
OH, SI. LO RECORDABA a la perfección. Ver a solas las estrellas y el firmamento oscuro e infinito había sido la primera contemplación que lo inspiró a pintar. Mientras que sus hermanos habían preferido cabalgar hasta el cansancio por los campos de Hertfordshire, él había escogido un camino muy diferente. O, en realidad, casi que el arte lo había elegido a él, pues por mucho esfuerzo que hizo por dejarlo a un lado no pudo.
Fue disfrutar y frustrarse con el primer boceto que la tenacidad y las ansias por conseguir reflejar exactamente lo que veía lo llevaron a sumergirse en el mar de las pinturas hasta que llegó a un punto de no retorno. Había nadado muy lejos, el cuerpo y el alma se les habían transformado hasta hacerse aptos para vivir de forma exclusiva en ese océano de arte, y no hubo marcha atrás.
Por fortuna, contó con el apoyo de toda la familia, e incluso después de la muerte de su padre, Anthony no dudó en buscar los mejores lugares y mentores para que aprendiera lo que quisiera. Y así llegó a Roma. A la maldita Roma. Benedict apoyó las manos en la balaustrada de la terraza, miró el cielo y suspiró.
¿Cuándo dejaría de pensar en ella? ¿Cuándo podría volver a ver las estrellas sin rememorar a Lucia? ¿Acaso tan cruel sería el destino que, cada vez que apreciara algo bello, lo castigaría con el recuerdo de ella? No era justo. Su vida se trataba de admirar la belleza y reverenciarla con lo único que todavía lo hacía sentir vivo. Pero si Lucia se iba a cruzar en cada rincón, en cada minuto y espacio en que él apenas intentara revivir, entonces podía declararse muerto en vida hasta que su cuerpo decidiera morir.
Una densa lágrima rodó por la mejilla de Benedict, y agradeció la soledad en la terraza, pues si iba a sufrir, prefería hacerlo a solas. Pero entonces, cuando creyó que al menos podría sentir el dolor en paz, el sonido de un suspiro lo desconcertó.
Veloz, se secó el rostro y giró hasta quedar de frente al intruso. Y se hubiera retirado de inmediato, pero la luz de aquella extraña mirada simplemente lo paralizó.
༻🐦༺
Dios la librara de la vida social. Era cierto que, no hacía tanto tiempo atrás, había disfrutado de ese tipo de fiestas, pero la vida se había empeñado en golpearla lo suficiente como para que se amargara cada día un poco más. Y el hecho de que William fuera alejándola de los círculos sociales no la ayudó. De hecho, tardó en darse cuenta hasta que se vio encerrada en su propia casa, pasando las noches eternas a la espera de su esposo que, por supuesto, salía como correspondía.
Al principio no le molestó. Sabía que más de una esposa atravesaba lo mismo, pero la decepción fue inevitable, ya que se casó creyendo que serían la clase de matrimonios que todo lo compartían, en especial la diversión y los eventos sociales. Pero no fue así. Tal vez los primeros meses, mas luego la emoción se fue disipando en vagas excusas de negocios para luego ni siquiera tener explicaciones. Él se iba y no decía nada. Él regresaba y no decía nada.
No obstante, Cora lo intentó. Se acercó, preguntó y habló, pero las respuestas de William no eran más que efímeras sonrisas, a duras penas acompañadas de besos en la frente que esquivaban las insistencias de ella por adueñarse de su boca. Y quizá hubiera pasado el resto de su vida sin la intención de quitarse la venda de los ojos. Pero, sin esperar el baño de realidad que le obsequiaría su mejor amiga, allí estaba, recién llegada a Londres y con el alma hecha trizas.
Y, aunque entendiera la obstinación de Frances por ayudarla a salir con la frente en alto, ella lo único que necesitaba era respirar. Con la elegancia propia de una dama como ella y agradecida de que la mayoría de los invitados estuvieran concentrados en la danza que ya había comenzado, se escurrió entre los que no bailaban hasta que dio con la salida a la terraza.
«Aire. Solo un poco de aire». Cerró los ojos, inspiró profundo y, al tiempo que los abrió, suspiró. Cinco segundos. Cinco segundos de absoluto silencio en el que apenas se escuchaba de fondo la música del salón.
La luz plateada que desprendían la luna y las estrellas dibujaban un halo en torno a aquel hombre que la miraba con fijeza, cuyo pelo azabache, casi negro, parecía fundirse con la oscuridad del cielo nocturno. Sus ojos azules, en contraste con el firmamento, parecían dos pequeñas constelaciones brillando en la noche, un faro en medio de la penumbra.
¿Acaso se conocían?
La piel de Cora se erizó al sentir que, los ojos claros de él se habían hundido en la profundidad melancólica de los de ella. Jamás la habían mirado así. Jamás la habían desnudado con la mirada.
━━Lo siento. Yo... ━━se animó a pronunciar Cora, aunque con marcada dificultad.
Benedict, que todavía no entraba en razón por lo que acababa de suceder, parpadeó para regresar a la realidad y, tras aclararse la garganta, la interrumpió.
━━Por favor, milady, no lo sienta ━━Avanzó hasta quedar a una distancia prudente y volvió a mirarla, aunque esta vez con vergüenza por cómo había reaccionado en cuanto la descubrió━━. Quien lo siente soy yo. Simplemente me sorprendí, pues creí que estaba solo ━━Y sonrió.
¿Podía una mirada ser tan mansa y sensual al mismo tiempo? Cora no supo responderlo, pero de lo que sí estaba segura era de que sonrojarse no era lo apropiado, y si seguía analizando cada una de las masculinas facciones de él, sus mejillas no tardarían en pintarse de rojo bermellón. Miró el cielo y aprovechó para soltar el suspiro que tenía guardado.
━━¿Estaba disfrutando de las estrellas? ━━inquirió sin quitar la vista del cielo. Caminó hasta la balaustrada y apoyó las manos.
Benedict miró en la misma dirección.
━━Algo así ━━confesó él, y avanzó hasta quedar al lado de ella en la misma posición.
━━¿Algo así? ━━preguntó Cora frunciendo las cejas y sin poder evitar mirarlo una vez más. Pero él siguió con los ojos fijos en las estrellas.
━━La verdad es que necesitaba huir ━━Cerró los ojos, respiró profundo y los volvió a abrir━━. Los bailes no son lo mío.
Quizá lo mejor hubiera sido haber continuado observando el cielo, pues sin entender por qué demonios, cada vez que Cora fijaba la vista en ese hombre sentía perderse en un calmo pero peligroso mar.
Bajó la vista, parpadeó sin cesar y tomó aire para tranquilizarse. ━━Pues ahora entiendo por qué nos hemos encontrado en el mismo lugar ━━Sonrió y volvió la mirada a la luna━━. Hacía mucho tiempo que no asistía a un evento así, y creo entender por qué.
Benedict rio. ━━Al menos no huye. Solo necesitó un respiro.
━━Desearía fervientemente que, a través de un simple respiro pudiera olvidar mi cruda realidad, pero lo cierto es que esto es una ilusión. Y también carece de sentido que huya. ¿Qué propósito tendría huir del dolor? No tiene sentido. No importa adónde vaya, pues siempre estará conmigo.
Al instante, Benedict clavó la vista en el perfil de Cora. Jamás había entendido el dolor con tanta precisión. Y ella, con unas simples palabras, le había desvelado por qué nunca se libraría de las garras del sufrimiento: no importaba de cuántas cosas de Lucia se deshiciera, no importaba lo lejos que se fuera. Siempre que el dolor permaneciera en su interior, él jamás volvería a vivir.
Hechizado por la curiosidad de saber sobre aquellos ojos marrón-avellana y sin quitarle la vista de encima, Benedict se adelantó los pocos pasos que los distanciaban. Y, como si aquella desconocida mujer hubiera sido el misterio más complejo del universo, entrecerró la mirada y la contempló sin tapujos.
Cora sintió la intensidad de los ojos azules de él y, en contra de lo que la razón le exigía, se giró hasta fijar la vista en Benedict. Y entonces, cuando descubrió que aquel hombre era capaz de desnudarla con la mirada, de atravesarle los ojos y llegar al alma con tanta facilidad, se dio cuenta de que volver a mirarlo había sido un grave error. Pero ya era tarde. Muy tarde.
━━¿Y cómo es el nombre de la mujer que acaba de iluminarme? ━━se atrevió a preguntar Benedict a tan pocos centímetros de Cora que ambos pudieron sentir los alientos entremezclarse.
En un intento de respuesta, los labios de Cora se despegaron, y Benedict, al contemplar la boca de ella sintió un inesperado y delicioso escalofrío recorrerle la piel. Solo un segundo. Solo uno faltó para que ambas bocas se unieran, pero una conocida voz lo impidió a tiempo.
━━¡Señor Bridgerton! ━━soltó alterada pero divertida lady Donwell al tiempo que se aseguraba de que nadie más se acercara a la terraza━━. Me da gusto que acabe de conocer a mi amiga, la condesa Lancaster. De hecho, para esto lo estaba buscando.
━━¡Frances! ━━exclamó Cora, y se distanció de él lo que pudo.
No obstante, Benedict se mantuvo en su lugar. El shock de descubrir que estuvo a punto de besar a una mujer casada lo había sumido en una decepción que, por fortuna, ninguna de las dos mujeres percibió.
━━Sin duda, me han ahorrado el trabajo ━━Volvió a echar un vistazo hacia el interior del salón y luego dirigió la vista a Benedict━━. No crea que soy tan estúpida como para no entender que vive huyendo de mí, señor Bridgerton. Pero lo cierto es que si insistí en que viniera fue precisamente para que conociera a lady Lancaster. Y, por lo que acabo de ver, el placer ha sido mutuo ━━concluyó lanzando una insinuante mirada a su amiga. Cora, sorprendida por el descaro de Frances, solo abrió la boca como lo hace un pez fuera del agua, pero no alcanzó a pronunciar una palabra puesto que lady Donwell habló tras echar un nuevo vistazo al salón━━. Lo siento, pero no es momento de seguir conversando, querida Cora. Me temo que será mejor que te marches cuanto antes.
Benedict frunció las cejas ante el comentario, y Cora lo imitó.
━━No entiendo. ¿Por qué tendría yo que...?
Suave pero con determinación, Frances la tomó del brazo. ━━Me temo que hay personas que superan mi descaro ━━Tragó saliva, incómoda y con marcada desesperación━━. Tu esposo está aquí... y con ella.
Como si el invierno hubiera llegado de forma inesperada, una ola de frío se apoderó del cuerpo de Cora. Sintió que el corazón se le detuvo por unos segundos y, cuando quiso avanzar sin dirección, la oscuridad la envolvió en un desmayo que, de no haber sido por un veloz Benedict, habría terminado en el suelo.
━━¡Cora! ━━exclamó Frances con terror.
Benedict la tomó por detrás y, en cuanto sintió el cuerpo completamente desfallecido, la alzó en brazos sin pensarlo.
━━Dígame adónde la llevo ━━soltó él con decisión.
━━No podemos atravesar el salón. Sería un escándalo y una vergüenza para ella ━━Meditó unos segundos y, al ver que la amante de lord Lancaster caminaba en dirección a la terraza, se apresuró━━. Baje al parque y ocúltese con ella. Enviaré cuanto antes a una doncella y a un criado para que lo ayuden e ingresen en la casa por un camino en el que nadie los pueda ver ━━Miró a la amante de Lancaster que se aproximaba y se armó con valentía━━. Yo me encargaré del resto.
Benedict asintió y bajó las escaleras en dirección al lugar más oscuro y seguro, pero aquello no impidió que Cora, aunque sin fuerzas, entreabriera los ojos y alcanzara a observar, aunque fuera a la distancia, la belleza de la mujer con la que su amiga Frances platicaba en la terraza.
Y entonces el corazón se le volvió a romper.
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ღ𝒥ennymorningstarღ
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