𔘓 𝑳𝑶𝑵𝑬𝑳𝒀 𝑬𝒀𝑬𝑺⋆.ೃ࿔
⇢ ˗ˏˋ 🦢┋CAPÍTULO CINCO ⊹.˚
« el escape hacia la terraza »

━━MILADY, ¿NO DESEA aunque sea un poco de té? ━━inquirió Helena, su doncella, con marcada preocupación, pero Cora ni siquiera se molestó en responder.

Hacía horas que se había mantenido en la misma posición: fusionada a la ventana de su alcoba con la vista fija en las calles de Mayfair. Y, aunque por fuera pareciera envuelta en una calma imperturbable, lo cierto era que por dentro el fuego de la ira se hallaba en plena batalla con el invierno de la traición. Y no era para menos.

Con lo que Frances le había desvelado, su mundo se derrumbó. Sí, era verdad: hacía un largo tiempo que el frío había llegado a la relación con William. Descubrió que algo no marchaba bien y hasta entendió el inmenso esfuerzo que debería hacer para retornar a ese primer momento de pura luna de miel. Y estaba dispuesta a lo que fuera porque ella lo amaba. Y estaba segura de que él a ella también. Pero la realidad fue más dura de lo esperado.

Saber por boca de un tercero que su esposo la había traicionado, entender que las manos de él habían acariciado otro cuerpo al que deseaba más fue terrible, pero no tan devastador como descubrir el motivo por el cual lo había hecho. No la amaba más. Punto. Tan simple como entender cuándo es de día o de noche, Cora, tras una dura tarde de té con su amiga, había comprendido que el problema con William jamás tendría solución y que no importaba el esfuerzo que invirtiera en resolverlo, lo que hiciera sería en vano, tan inútil como intentar llenar de tierra el vacío que existe tras un precipicio.

Y, aun así, se había clavado en la ventana a la espera de verlo entrar. ¿Para qué? No lo sabía. O quizá sí, pero no estaba segura de animarse porque pedir una explicación a ese nuevo y desconocido William era como exigir peras a un olmo. Pero incluso, por mucho que deseara saber por qué, ¿de qué le servirían las explicaciones? No hacían falta, después de todo no serían más que excusas que la pondrían en una posición de absoluta vergüenza y desolación. Y, por supuesto, destrozarían en mil pedazos aquel corazón que aún sentía nostalgia por el viejo William, ese lord que con extremo ahínco la había conquistado y jurado amor eterno.

Unas lágrimas rodaron por las mejillas de Cora, y su doncella, tras tomar un pañuelo del tocador, se acercó en cuanto la escuchó sollozar.

━━Milady, por favor, no sufra ━━soltó Helena sin poder evitar el tono de preocupación.

Agradecida por el gesto, Cora le apretó la mano.

━━No te preocupes. Todos sufrimos en la vida, querida Helena. Y a mí me ha tocado en el amor ━━Le sonrió con amargura━━. Espérame abajo. En unos minutos ya estaré lista para partir.

Triste, Helena no dijo nada. Solo le extendió el pañuelo y, tras hacer una sutil reverencia, se retiró como le había pedido. Cora inspiró profundo y, tras secarse el rostro, observó la tela húmeda que la había ayudado a detener momentáneamente el dolor, y sonrió. Era el pañuelo que aquel caballero había suplicado al viento que se llevara. Dobló la tela, la guardó en su pequeña bolsa y bajó para terminar de prepararse.

Con o sin deseos de ir, una fiesta la esperaba, y ella jamás faltaba a su palabra.

Ella sí era leal.

༻🐦༺

No era una simple fiesta. Era uno de esos bailes que a lady Donwell le encantaba organizar, y tanto Eloise como Benedict sonrieron al unísono tras entender que esquivar sería mucho más fácil. O eso creyeron hasta que Anthony los sorprendió a punto de entremezclarse entre los invitados.

━━Con que aquí estabas, Eloise ━━soltó el vizconde echando una fugaz pero intensa mirada a Benedict.

Ambos hermanos menores tragaron saliva, pero por fortuna las acartonadas sonrisas en sus rostros disimularon la incomodidad de haber sido pillados.

━━Oh, hermano. Te perdimos de vista. Lo sentimos ━━Y sonrió nerviosa al notar la compañía de Anthony.

El vizconde no replicó y solo se aclaró la garganta para seguir. ━━Te presento a lord Rotherfell ━━Miró al marqués, que estaba más rojo que un pimiento, y continuó━━. Lord Rotherfell, le presento a mi querida hermana Eloise.

El joven, que apenas alzó la vista hacia ella, se acercó de forma tan torpe que a cualquiera le hubiera dado la sensación de que recién había aprendido a caminar. Pero aquello no evitó que, incluso con manos temblorosas, tomara la mano de Eloise para besarle los nudillos. La menor de los Bridgerton cerró los ojos en cuanto sintió el contacto y agradeció al cielo la protección de los guantes. Soportó unos respetables cinco segundos y retiró la mano con la mayor delicadeza posible.

━━Un placer, su señoría ━━comentó con voz entrecortada, tratando de contener su cuerpo que le rogaba salir disparada de allí.

Benedict metió los labios hacia dentro para retener la carcajada. Y no era para menos. Anthony podía ser un excelente vizconde y el hombre más responsable que hubieran conocido, pero, sin lugar a dudas, tenía poca idea de qué tipo de hombre podía atraer a Eloise. Y, como mínimo, era sabido que aquel joven tímido no era para su hermana. Y mucho menos cuando este de lo único que sabía hablar era del clima.

Lord Rotherfell no tardó en saludar a Benedict, y cuando el silencio comenzó a ser incómodo, el sonido de los instrumentos preparándose para la primera danza provocó que el marqués parpadeara emocionado en dirección a Anthony. El vizconde, serio como de costumbre, asintió con un ligero movimiento de cabeza, lo que terminó de emocionar al entusiasmado marqués. Claro que no fue así para la contraparte.

De solo comprender que en segundos tendría que danzar con el peor bailarín de la sala para luego quizá tener que soportar la conversación más larga y densa de la historia, llena de rabia e indignación, Eloise no pudo evitar fruncir las cejas y los labios. No obstante, para eso estaba Benedict: para salvarla, aunque aquello implicara después una tediosa discusión con Anthony.

━━Oh, querida Eloise. Creo que allí está lord Winston. ¿No le habías prometido el primer baile a él? ━━inquirió señalando con el cuerpo y la mirada hacia la salida a una de las terrazas.

Lord Rotherfell se detuvo en seco, pero cuando miró a Anthony para hallar una solución, solo encontró un rostro sorprendido y paralizado. Justo lo que Eloise necesitó para salirse con la suya.

━━¡Pero si tienes toda la razón, hermano! ━━Giró en dirección al marqués y, con una efímera sonrisa, soltó las últimas palabras para escurrirse como un listo ratoncillo━━. Lo siento mucho, su señoría. Una promesa es una promesa ━━Hizo una veloz inclinación y, sin dar más explicaciones, huyó lo más rápido posible.

La tensión en el rostro de Anthony era visible y muy opuesta a la calma que siempre abrazaba al gentil de Benedict. Sin embargo, en cuanto el artista más buscado notó que lady Donwell se acercaba hacia ellos, la sonrisa se le borró y sus ojos se abrieron como si hubiese visto al mismísimo demonio.

━━Si me disculpan, caballeros, me retiro. Iré a velar por Eloise ━━mintió, lo que enfureció aún más a Anthony.

Se inclinó y, sin dar espacio a que ninguno de los dos lores pronunciara palabra alguna, se esfumó de una forma tan veloz e imperceptible que, cuando llegó lady Donwell, esta no supo si efectivamente había visto a Benedict o si solo había sido su imaginación. Como fuera, no solo había logrado salvar a su hermana del pelmazo que Anthony pretendía como esposo para ella, sino que, además, se había salvado el propio pellejo. Y respirar a solas en una de las terrazas le pareció un premio justo.

༻🐦༺

━━No, Frances. Ya te lo he dicho: solo he venido para cumplir contigo, lo que no significa que deba conocer a cada uno de los invitados ━━soltó Cora al tiempo que se servía un poco de limonada.

La baronesa puso los ojos en blanco y chasqueó la lengua.

━━Vamos, no seas así, Cora. Es el momento ideal para aprovechar.

━━¿Lo dices porque lord Donwell está en la sala de al lado y crees que es distancia suficiente para hacer lo que te plazca? Porque, si es así, te recuerdo que has invitado a más de una serpiente, y no nos quitan los ojos de encima.

━━No te quitan los ojos de encima a ti.

━━Y ya creo saber los motivos ━━replicó Cora con tristeza.

Frances bufó. ━━Te equivocas. No es por lo que piensas, es por lo hermosa que eres y lo desperdiciada que estás aquí, sola, sin sonreír.

━━Y eso es motivo suficiente para lanzarme en mitad del salón a tratar de cautivar a algún pobre hombre que no sepa quién soy y se preste hacer el ridículo, ¿verdad?

Armándose con paciencia, Frances inspiró profundo y, decidida, le quitó la limonada de la mano y la devolvió a la mesa que estaba detrás de ellas.

━━No, Cora, no pretendo semejante estupidez. Solo quiero presentarte a una persona muy especial que, estoy segura, te hará volver a sentirte bien.

Cora elevó una ceja. ━━¿Me estás queriendo decir que me has hecho venir a esta fiesta solo para presentarme a una persona especial? ━━remarcó con curiosidad e indignación al mismo tiempo.

━━Algo así ━━respondió Frances elevando la barbilla con orgullo.

Cora enarcó las cejas y, tras asentir con sorpresa, se giró para tomar la limonada. ━━Pues siento mucho que tus planes no vayan a resultar. No me interesa ningún hombre ni ninguna mujer que me lleven por el camino de la venganza. Así estoy mejor.

━━No busco eso. Solo... ━━Miró en todas las direcciones y cuando descubrió la presencia de Benedict Bridgerton, sonrió con satisfacción━━. Solo espérame aquí. Regreso en un santiamén ━━Y se esfumó.

Pero claro, Cora no le daría oportunidad a ninguno de los retorcidos planes de Frances. Era cierto: estaba dolida y, por dentro, fantaseaba con las más terribles venganzas, pero esa no era ella. Cora solo deseaba una cosa y eso era volver el tiempo atrás. Esperó a que Frances se alejara lo suficiente y, sin dudarlo, se escapó hacia la terraza más cercana. Allí al menos podría respirar.

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