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彡💍〕EP. 11

𔘓 𝑳𝑶𝑵𝑬𝑳𝒀 𝑬𝒀𝑬𝑺⋆.ೃ࿔
⇢ ˗ˏˋ 🦢┋CAPÍTULO ONCE ⊹.˚
« el eco de los corazones rotos »

«SER RETRATADA... Como si eso realmente me solucionara la vida», pensó Cora en sus adentros.

El día gris anunciaba una lluvia que parecía que llegaría más pronto que tarde. Y ella sonrió; jamás el clima había estado tan en sintonía con su corazón como en ese momento. Y aunque mirar por la ventana, aún con ropa de cama, no fuera un signo de mejoría, lo cierto era que, por extraño que sonara, la absurda insistencia de su querida amiga por que fuera retratada junto a ella le había levantado el ánimo.

Habría imaginado muchas otras estrategias para distraer a alguien dolido, pero sin duda alguna insistir en que un artista la replicara en un óleo era tan excéntrico como inevitablemente curioso. Pero, por otra parte, así siempre había sido lady Donwell. No obstante, sus excesos y peculiaridades habían aumentado desde el momento en que se casó con el barón Donwell. Y después de lo conversado con Frances, Cora comprendió el motivo.

Al parecer la traición no solo enfurecía y endurecía los corazones, sino también los llenaba de un inevitable y paradójico vacío. Y ella, en contra de todo lo que había imaginado y apostado con los ojos cerrados, lo estaba sintiendo por primera vez. Como fuera, allí estaba, vagando en una nube de pensamientos sin tener noción del tiempo hasta que la puerta de la habitación sonó.

Se acomodó y, tras cubrirse con una prenda más, contestó:

━━Adelante.

━━Ha llegado una visita, milady. Aguarda por usted en el salón ━━comentó apresurado el mayordomo, con la vista baja al descubrir la situación personal de la condesa.

Veloz, se despidió con una leve inclinación de cabeza y se retiró.
Cora suspiró. Si al menos le hubiera informado de quién se trataba, le habría ahorrado tiempo. Pero ya no había marcha atrás, y lo más probable era que quien estuviera esperando por ella fuera, una vez más, su amiga Frances. Después de todo, ¿a quién más le importaba su existencia? Hacía años que su padre, el duque de Montfort, había fallecido. Y dado que lord Lancaster ya no tenía interés real en ella, solo Frances era quien le quedaba en el mundo.

Respiró profundo y, tras pedir ayuda a Helena, su doncella, en pocos minutos se vistió lo más presentable que estuvo a su alcance. Lo más practico habría sido ordenar al personal que hicieran subir a la baronesa, tal como habían hecho hacía unas horas atrás, pero no deseaba preocupar a su amiga más de lo debido. Frances estaba intentando hasta lo indecible por animarla, y ella lo mínimo que podía hacer era bajar y mostrarse vestida como una persona normal.

Así descendió, aunque prescindiendo de la compañía de Helena y, cuando ingresó en el salón, el corazón se le detuvo.

Quien la esperaba yacía de espaldas con la mirada fija en una de las ventanas. Y aunque el día seguía nublado, un rebelde rayo de luz se coló por el vidrio para jugar con la cabellera de él. Y entonces, como un inesperado vendaval, el recuerdo del hombre de aquella tarde en el parque le invadió la mente. Y también el corazón. No solo el cabello azabache y ligeramente más largo lo tornaban memorable, sino aquel aire en el que estaba envuelto. Esa nostalgia, esa melancolía que había visto y sentido en el caballero del pañuelo era idéntica a la de él, a la de Benedict Bridgerton.

━━¿Señor Bridgerton? ━━se animó al avanzar un paso en dirección a él.

Benedict, al escuchar la delicada voz de Cora, se giró de inmediato, y un breve pero determinante silencio invadió la sala.

Los ojos de él no pudieron evitarlo. Con un magnetismo irresistible, la mirada avellana y lánguida de Cora lo atrajo como el polen de una flor a una abeja. La boca de Benedict se abrió en cuanto sintió la sed, la necesidad de probar el sabor de aquellos labios que, tentadores, también se entreabrieron en cuanto sus miradas se cruzaron.

Por unos segundos, quizá milésimas de segundo, Benedict se había olvidado del dolor, de dónde estaba y por qué, pero era muy consciente de quién tenía enfrente y que, por mucho que se lo negara, era la causa de ese momento de anestesia. Pero ¿por qué? ¿Acaso no se había cansado de apreciar miradas e, incluso, más seductoras que la de lady Lancaster? ¿Acaso era la primera vez que conocía a una mujer tan bella?

No, estaba seguro de que no. Y, sin embargo, allí estaba: preso, paralizado ante el aura de una mujer que, de él no poner límites a tiempo, podría hacer con él lo que quisiera. Llamándose a la calma, tragó saliva a la par que bajó la vista y respiró profundo. Fue un breve instante, pero que, sin lugar a duda, le dio el tiempo para retornar a la realidad y no cometer una locura que jamás en la vida se había permitido.

━━Lady Lancaster ━━Se inclinó en una respetuosa venia y, tras avanzar los pasos que los separaban, le tomó las puntas de los dedos y le besó los nudillos con el máximo respeto━━. Disculpe el atrevimiento de mi presencia sin previo aviso, pero me he visto en la urgencia de acercarme cuanto antes.

Cora, tratando de disimular los efectos de la placentera sensación que tuvo en el estómago al entrar en contacto con él, parpadeó varias veces en cuanto lo escuchó.

━━¿Urgencia? ¿Puedo ayudarlo en algo, señor Bridgerton? Por favor, no dude en pedirme lo que sea ━━expresó preocupada.

━━Oh, no, condesa ━━sonrió avergonzado. Se aclaró la garganta y, tras dar un paso hacia atrás para guardar un poco de distancia, continuó━━: A veces olvido que lo que es una urgencia para un artista no lo es en absoluto para la gran mayoría.

Cora sonrió, y él, una vez más quedó cegado por la luz melancólica que la condesa desprendía.

━━Pues no sé cómo podría ayudarlo en una urgencia artística, señor Bridgerton ━━Volvió a reír━━. Si bien amo el arte, creo que estoy muy lejos de poder ser de ayuda para un artista como usted.

Benedict se contagió de la risa suave de ella y, de forma inevitable, se detuvo a observarla con más atención. Quizá fuera el sencillo vestido de muselina azul cielo, la completa ausencia de maquillaje o tal vez su cabello con el color del caramelo derretido que se notaba apenas arreglado. No lo sabía, pero, fuera como fuera, el alma de aquella mujer tenía un imán tan misterioso como peligroso. Y si no se llamaba al orden, las consecuencias podían ser serias. Definitivamente serias.

Carraspeó al tiempo que parpadeó para escapar del hechizo sutil pero contundente de lady Lancaster y respondió simulando normalidad:

━━Creo que puede ayudarme y mucho.

━━Por favor, estoy a su disposición ━━replicó sonriente y sin pensarlo en realidad.

━━¿Aunque implique ser mi modelo? ━━lanzó Benedict sin anestesia.

Y el silencio volvió a abrazarlos.

Ella mantuvo la sonrisa, aunque el corazón comenzó a galoparle de forma desenfrenada. Él no había mencionado a Frances; solo le preguntó a ella, entonces... ¿Sería retratada ella sola? ¿Bajo qué circunstancias? ¿Estarían solos? ¿Cuánto tiempo le llevaría? Y más aún: ¿tendría que posar desnuda?
Todas esas preguntas se reflejaron de forma simultánea en los ojos de Cora, y Benedict, acostumbrado, rio por lo bajo. Pero, a diferencia de otras veces, en esta oportunidad no solo deseaba por primera vez después de mucho tiempo volver a replicar la imagen de una mujer, sino que además sentía la obligación moral de hacerlo, por lo que insistiría hasta que ella le dijera que sí.

━━Por supuesto que puede quedarse tranquila en cuanto a las condiciones de la pintura, lady Lancaster. Para su tranquilidad, podemos hacerlo en la residencia de la baronesa Donwell, y el resto lo decide usted.

Cora al fin pudo soltar el aire de los pulmones. Quizá él ya hubiera acordado los pormenores con Frances. Pero la sorpresa la había desencajado, pues se asombró al descubrir una sensación de curiosidad y morbo al imaginarse ser retratada al desnudo. Por supuesto, jamás se lo confesaría.

━━Oh, entiendo, entiendo ━━Bajó la vista y rogó que el rubor de sus mejillas se borrara en cuanto volviera a elevar la mirada hacia Benedict━━. Está bien, señor Bridgerton. Será un placer poder ayudarlo, aunque, desde ya, necesito imponer una condición.

Benedict se enderezó en el lugar.

━━La escucho, milady.

━━Seré su modelo con gusto siempre y cuando no me obsequie la obra.

Asombrado, Benedict frunció las cejas.

━━Pero la idea es que sea para usted, lady Lancaster. Yo...

━━Se la compraré, señor Bridgerton ━━lo interrumpió conteniendo la sonrisa.

━━Oh ━━Benedict sonrió al completo y ella lo imitó━━. Pues... si solo de esa manera aceptará para que la retrate, entonces no tengo opción.

━━Exactamente ━━replicó ella, y sonriente como hacía tiempo que no sonreía, le extendió la mano━━. ¿Está de acuerdo, señor Bridgerton?

Benedict observó la expresión risueña en Cora y, sin poder evitar contagiarse, le tomó la delicada mano.

━━Estoy de acuerdo, condesa ━━Se miraron por varios segundos y, cuando Benedict sintió que el peligro avecinaba, cortó el contacto visual y, con suavidad, también soltó la mano de ella━━. La espero mañana a primera hora en la residencia de la baronesa ━━Caminó hasta la puerta del salón y, antes de salir, lanzó unas últimas palabras que dejarían sin aliento a Cora━━. No es mi intención molestarla desde tan temprano, pero la luz del sol será esencial para retratar sus ojos, lady Lancaster. Hacía tiempo que no veía una mirada como la suya ━━Sonrió y, sin más, se marchó.

Sedientos, los labios de Cora se entreabrieron.

Él hacía tiempo que no veía unos ojos como los de Cora. Y a ella hacía tiempo que nadie le decía lo muy especial que, al parecer, aún era su mirada.

༻🐦༺

¿Qué rayos era lo que estaba haciendo? No lo sabía. Pero de lo que sí estaba seguro Benedict era de que era lo correcto. Quizá, aunque de a poco, la sociedad comenzara a crucificar a lord Lancaster y su amante, pero la verdad era que lady Lancaster no ganaría mucho con aquello. La imagen de ella quedaría dañada por siempre, y eso sin mencionar lo más importante: su corazón.

Cierto era que él, en realidad, no podía hacer mucho, pero que fuera vista con mejores ojos, respetada como en verdad merecía, era algo con lo que sí podía aportar. Mostrarla como la musa que lo había hecho regresar al arte de los retratos no sería poca cosa. Pero además estaba seguro de que la gente amaría ver el cuadro de ella. Y no porque fuera pintado por él, sino porque de verdad sabía que quien fuera a apreciarlo no tardaría en caer hechizado ante semejante belleza. Y era que esos ojos avellana y esa melancolía que irradiaban eran tan únicos como la presencia de lady Lancaster.

«Lady Lancaster...», se sorprendió susurrando en el viaje de vuelta a Bridgerton House. Pero en cuanto sintió que su corazón se le aceleró, tragó saliva y se llamó a la calma. No podía dejarse llevar como últimamente le ocurría. Siempre se había manejado con absoluta profesionalidad, y ni que hablar con mujeres casadas como lo era la condesa.

Bajó del carruaje, entró en la casa, recibió la correspondencia que le entregó el criado y, tras suspirar aliviado de no haber sido interceptado por Eloise o su madre, se encerró en su habitación. Tomó la carta, la leyó y chasqueó la lengua, indignado.

«Vaya desfachatez la de esta señora...», pensó tras leer la misiva amenazante de lady Donwell. Y tiró el papel a un lado de la cama. Se recostó y, sonriente por el silencio que hacía varios días no conseguía en aquella casa, cerró los ojos para disfrutarlo por los minutos que fuera a durar.

Pero no. Hay deseos que son muy difíciles de cumplir.

━━¿Benedict? ¿Estás aquí? ━━inquirió una voz conocida.

Y entonces, soltando un denso suspiro, abrió los ojos y respondió, resignado:

━━Por supuesto, Eloise. Y pasa..., aunque no haga falta que te lo diga ━━susurró más para sí las últimas palabras.

Eloise entró y lo miró con el ceño fruncido en cuanto vio que Benedict se sentó en el borde de la cama y que, con cierto nerviosismo, se acarició el cabello hacia atrás.

━━¿Estás bien? ━━preguntó ella acercándose con marcada preocupación y se sentó a su lado.

Benedict, sin comprenderla mucho, parpadeó más de la cuenta.

━━¿Debería estar mal? ━━Se miraron por unos segundos, pero ella no lo soportó y suspiró profundo, por lo que él, tras entrecerrar la mirada, continuó━━. ¿Qué has hecho, Eloise?

Siempre se había inmiscuido en asuntos ajenos, pero este, en particular, era delicado. En extremo delicado. ━━Benedict, sé que no estuve bien al meterme en asuntos tuyos, pero... pero quiero que sepas que lo siento mucho ━━Elevó la vista y la hundió en la nostálgica de su hermano.

Benedict tardó unos momentos en darse cuenta, pero al sentir la tristeza de Eloise comprendió que hablaba ni más ni menos que de Lucia. Un frío voraz lo invadió y necesitó ponerse en pie y caminar hasta la ventana para procesarlo.
Al principio lo sintió como algo normal, pues hasta regresar a Londres, sus días no habían sido más que de un constante invierno. Pero entonces... entonces algunas cuestiones habían cambiado, incluso en contra de su voluntad. Y no eran asuntos cualquieras, sino de lo más delicado que existía para él: cuestiones del corazón.

━━Fue Louis, ¿verdad? ━━inquirió sombrío, en un hilo de voz.

━━Sí, pero porque yo lo presioné ━━aclaró Eloise.

━━Ya lo creo ━━agregó él, riendo por lo bajo, aunque mantenía la mirada fija en la ventana. No quería mirar a su hermana; lo último que deseaba era volver a derramar lágrimas por un amor que jamás regresaría.

Eloise se puso de pie y, cautelosa, se acercó hasta Benedict. Con suavidad, le apoyó una mano sobre un hombro y apretó.

━━Sabes que cuentas conmigo, ¿verdad?

Él sonrió, aunque ella no lo vio.

━━Por supuesto que sí ━━Apoyó una mano sobre la de ella, la tomó y se giró para quedar de frente a su hermana━━. Tú también cuentas conmigo.

Ella sonrió y, sin más palabras de por medio, se fundieron en un abrazo lleno de ese amor fraternal que los uniría por siempre. Benedict le acarició la espalda y se separó para mirarla a los ojos.

━━Y espero que haya servido lo de la noche anterior, al menos para que no contraigas matrimonio con lord Rotherfell ━━sonrió moviendo las cejas de forma graciosa.

Ella rio por el gesto de su hermano, pero suspiró en cuanto recordó la amenaza de Anthony.

━━Tal vez me salve por esta temporada, pero dudo que logre hacerlo para la próxima ━━soltó desesperanzada.

━━¿A qué te refieres? ━━inquirió Benedict con la frente arrugada━━. Si mal no recuerdo, lord Rotherfell quiere casarse sí o sí ahora, por lo que...

Eloise lo interrumpió con un movimiento de mano para que no continuara. ━━Olvídate de lord Rotherfell. De seguro logrará atrapar a alguna debutante desesperada ━━Caminó hasta acercarse a la puerta━━. Anthony está furioso y ya me ha dicho que no le importa lo que yo quiera o piense: sea como sea, me obligará a casarme antes de que termine la temporada que viene.

━━¡¿Qué?! ━━inquirió un desconcertado Benedict. Sabía lo muy dictatorial que podía ser su hermano mayor, pero no lo había imaginado al punto de ignorar los sentimientos de Eloise.

Ella asintió con la cabeza y suspiró. ━━Lo que escuchaste. Pero no tiene sentido adentrarnos en eso ahora ━━Abrió la puerta y salió, pero antes de cerrar, lanzó sobre la cama un papel cerrado y sellado━━. Creo que tienes asuntos más complicados con los que lidiar, querido hermano. Y tienen nombre y apellido ━━Le señaló la misiva con la vista y, tras sonreír con amargura, se fue.

Abatido, Benedict suspiró, pero no tardó en tomar el papel para leerlo.
Era un mensaje de Louis. No tenía mucha información, pero, por lo que decía, parecía urgente, a pesar de que lo citaba para la noche. Descansó lo que pudo, se armó con paciencia y, a punto de volver a prepararse con su sombrero y su chaqueta, se rebeló. Estaba cansado.

Desde que había llegado a Londres no había hecho otra cosa que no fuera ir a dónde los demás le indicaran, algo que no era muy propio de él. Y, tras pensar que al día siguiente retornaría después de bastante tiempo a retratar, decidió seguir su intuición. Necesitaba relajarse y enfocarse, y pasar la noche en White’s, como Louis le había propuesto en la misiva, no era lo apropiado si de verdad quería sentir y regresar al arte de la pintura como antaño.

Cerró los ojos y, sin poder evitar recordar la mirada avellana y triste de lady Lancaster, se rindió ante los brazos de Morfeo.

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ღ𝒥ennymorningstarღ

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