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O8


(  CAPÍTULO OCHO  )

todo siempre acaba mal


TALÍA SABÍA, ELLA LO SABÍA. ES MÁS, hasta creía que Anne, la señora de las verduras, podía notar incluso sin llevar puestos sus lentes de botella que Ellie estaba enamorada de Dina.

Dina... ¿Qué carajos estás haciendo?

Talia fruncía el ceño; estaba realmente confundida. Desde hace días Dina no paraba de llorar acurrucada en su pecho debido a su rompimiento con Jesse ¿Y ahora estaba mirando a Ellie con ojitos y susurrándole cosas bonitas? ¿Qué rayos estaba pasando?
Talia miraba alrededor tratando de asegurarse de que Jesse no estuviese cerca, pues el muchacho se sentiría destruido si viese aquella escena.

Talia no entendía cómo no se había dado cuenta hasta ahora de que Ellie estaba enamorada de Dina. Sí, claro, lo sospechaba debido a la forma en la que Ellie siempre la ha mirado; pero descartaba la idea porque pensaba que simplemente eran muy buenas amigas. Pero lo que le sorprende de verdad es que a Dina le guste Ellie. De eso sí nunca había tenido ninguna idea. Pero su sorpresa creció en cantidades gigantes al ver a Dina tomar un mechón de cabello que siempre le caía por la frente a Ellie y colocarlo detrás de su oreja.

Posteriormente, así sin más, la besó.

Y, guau, qué beso.

Talia todavía estaba estática como una piedra. Cuando las chicas se separan, a Ellie le brillan los ojos y suelta una sonrisa tan encantadora que podría iluminar em mundo entero. Se veía tan enamorada.

La canción acaba y las muchachas se dan vuelta, pero de pronto, Seth aparece detrás de ellas y comienza a vociferar cosas tontas. Talia no le dió mucha importancia, al menos no hasta que dijo unas palabras muy desagradables.

—Ah, justo lo que este pueblo necesita. Otra machorra habladora.- Y en ese momento todo el infierno subió a la Tierra.

—¿Quieres perder la puta boca?- dijo Talia, que había llegado a pararse frente a Seth en cuestión de segundos.

—¿Qué diablos dijiste?- le sigue Ellie, señalando al hombre.

—Eh, Talia, Ellie, no lo hagan.- dice Dina, tratando de aligerar el ambiente. Y, como caído del cielo, Joel llega dándole un empujón a Seth.

—Lárgate de aquí.- le dice en un tono de voz grave.

—No me toques.- responde Seth, justo a tiempo para María llegar junto a Tommy y separar a los dos hombres.

—¡Ey! Suficiente.- les dice y agarra a Seth del brazo. —Ven. Caminemos.

—¿Y ellas qué?

—Preocúpate por ti.- y se alejan del gentío. Talia bufa y le dirige un asentimiento de cabeza a Joel quien se voltea a mirar a Ellie.

—¿Estás bien, Ellie?

—¿Qué carajos te pasa?- la respuesta de Ellie hace a Talia fruncir el ceño.

No tenía derecho...- responde Joel, pero es interrumpido por la castaña.

—¿Y tú sí?

—Tranquila, Ellie...- se interpone Talia, que solo ver la cara de lamento y tristeza de Joel le destrozó el corazón.

—No necesito tú puta ayuda, Joel.- continúa Ellie, haciendo caso omiso a Talia. Joel, con el pesar de mil mundos asiente con la cabeza y con lentitud se va marchando. Talia intenta pararlo llamándole pero después supo que no valía la pena. Y ahí, viendo cómo a Joel se le arruinaba la noche, la sangre le hirvió. Talia se voltea hacia la castaña y se le acerca peligrosamente señalándole justo cómo ella antes había señalado a Seth.

—Que sea la última vez que le hables así a Joel por una razón tan tonta. No me interesa lo que pase o lo que haya pasado entre ustedes dos, pero sí me interesa que Joel esté bien. Y estoy harta de quedarme callada cuando lo tratas como la mierda.

—No tienes ni puta idea de lo que hablas.- refutó Ellie.

—¡Te dije que no me interesa!

Dina se mete entre las dos y aleja con firmeza a Talia.

—Ya basta, Talia.

—Una última cosa. Tú me caes bien Ellie, no pienses que no, pero eso no va a evitar que te diga las cosas como son. Si no tienes nada productivo o positivo que decir, entonces cierras la maldita boca y no dices nada. Al menos cuando yo esté presente porque no aguantaré que le hagas otra mierda de estas a Joel.- Las botas de Talia resuenan fuertemente mientras se aleja camino a seguir a Joel. Y la tensión que hay en el ambiente junto con el enojo en su ser hacen que tiemble.

( )

—Hey.- saluda Talia a Joel, acercándose a él, quien se estaba bebiendo una taza de café humeante recostado en la barandilla del porche de su casa. El hombre le dirige una mirada, pero no dice más. Talia se sitúa al lado de él, y se sostiene en la superficie de madera, suspirando y mirando al frente.

—¿Qué haces aquí?- murmura Joel bajando la cabeza.

—Lo mismo que hago cada vez que pasa algo así. Acompañarte.

—No tienes que hacerlo.

—Lo sé, pero no te dejaré solo a que te ahogues en litros y litros de delicioso café. Aunque sé que es lo que quieres.- bromea Talia, en un intento de aligerar un poco la pesadumbre que los envuelve.

—Hum. Eso suena como un sueño.- y Joel suelta una pequeña sonrisa que igual de rápido que vino, se fue.

—Chsst. No te lo negaré.

Un silencio sepulcral los rodea de nuevo, y Talia desea poder hacer algo más. Pero no puede, sabe que no, sabe que la única cosa que hará a Joel realmente feliz es reconciliarse con Ellie. Y como si los dioses la hubiesen escuchado, mientras Talia deseaba en su mente que eso pasara, el sonido de unos pasos lentos se acerca y la pelinegra voltea, encontrándose con la persona a la que le acababa de gritar. La solución a todo el problema.

—Ellie.- menciona Talia, haciendo que Joel voltee la cabeza. Y de repente se siente un poco avergonzada y arrepentida de haber insultado a la chica, la cual llevaba una cara tan miserable que la de Joel se quedaba corta.

—¿Puedo hablar con Joel?- cuestiona. Talia asiente inmediatamente, mirando a Joel y luego a Ellie, y enseguida se aleja del hombre con lentitud, entrando a la casa. Talia no pudo evitar sentir esperanza de que todo se iba a solucionar; y aunque se sintiese mal de haberle hablado así a Ellie, piensa que fue necesario y que tal vez, sólo tal vez, fue eso lo que motivó a la castaña a hablar con Joel.
Desde dentro de la casa, Talia no sabía qué hacer con su vida. Y es que la situación la tenía nerviosa. ¿Cuándo se había encariñado tanto con el hombre? Algunas personas dirían que en dos meses no se puede amar a alguien, pero para Talia fue más que suficiente. De cierta forma, Joel le recordaba a su tío Gabriel. A ese que había perdido hace algunos años, el que cuidó de ella y Dina después de la muerte de sus padres y que la hizo feliz desde que fue adoptada.

Apenas se escuchaba lo que decían Ellie y Joel, y, Talia se muerde el labio, intentando con todas sus fuerzas no pegarse al vidrio a escuchar como una vieja chismosa.

No lo hagas, vamos, Talia, aguántate.

Pero cuando escucha gritos, no se puede contener y se acerca a una pequeña esquina al lado de la puerta. Aunque, de igual forma, no entendía nada. Pero sí logró escuchar algunas cosas.

—Tenía que morir en ese hospital. ¡Mi jodida vida habría importado!- vocifera Ellie, y pausa, como queriendo calmarse. Luego retoma con un tono de voz más bajo. —Pero tú me lo quitaste.- su voz estaba tan llena de dolor, tan rota, que Talia no pudo seguir escuchando. Se sintió realmente fuera de lugar —y en realidad lo estaba—, así que se aleja y espera sentada en el sofá. Suspira, y frota su cara.

Esto es peor de lo que pensaba.

Los minutos pasaron con una rapidez impresionante, y es que se estaba quedando dormida en aquel sofá. No se había dado cuenta hasta ese momento de lo cansada que estaba. Toda esa situación era agotadora.
Entonces, la puerta principal se abre, y por ahí entra Joel. Talia, intrigada por saber qué pasó, va hacia él, y no tuvo que hablar, pues sus ojos comunicaban la cuestión: "¿Qué ha pasado?"

—Estaremos bien.- dice Joel, con la voz más suave que Talia le había escuchado usar, y en sus ojos se reflejan lágrimas, a la vez que sus labios se curvan muy pero muy ligeramente hacia arriba. Talia nota que le temblaba la mano en la que sostenía la taza, así que se la quitó, sonriente. El alivio, la alegría y la calma que invadió el ambiente fue una experiencia maravillosa.

—Oh, Joel.

( )


Cuando Talia llega al pequeño piso que comparte con Dina, su hermana todavía estaba en vela. Se le veía preocupada, o enojada, o tal vez ambos. Lo primero que hace Talia es cerrar la puerta con suavidad y quitarse las botas, luego despojándose de todas sus prendas y armas.

—No me gustó que le hablaras así a Ellie.- comienza Dina, mientras su hermana mayor estaba de espaldas.

—A mí tampoco me gustó hacerlo, pero alguien tenía que.

—¿Tan cercana eres con Joel?

—Lo normal. Mira, Dina... la verdad es que no tengo ganas de responder un cuestionario ahora mismo. Me siento feliz por Joel, parece que ha arreglado masomenos las cosas con Ellie. No quiero acostarme pensando en otra cosa.

—... Claro.- la menor se voltea y se termina de tapar con la manta. No mucho después, Talia se le une y se acuesta cómodamente en el colchón. Pero antes de cerrar los ojos e irse definitivamente a dormir, decide pedirle algo a Dina.

—Dina.

—¿Hm?

—No sé lo que estás haciendo, ni qué pretendes... Pero no juegues con los sentimientos de Ellie.

Hubo un silencio de algunos segundos antes de que Dina respondiese.

—Ni que ustedes fueran las mejores amigas.

—No tengo que ser su amiga para saber que lo que haces está mal.

—No estoy jugando con ella, ¿Vale?

—Mh... Bien... Descansa.

Aquella había sido una noche con varios altibajos, pero, Talia consideraba que al final, las cosas salieron mejor. Tenía ganas de saber qué le deparaba el día de mañana a Joel.







































































































LIVING DEAD

Ojo con el capítulo siguiente a este... Se viene lo que se viene, y será el capítulo desencadenante al acto dos de la historia. Despídanse de Joel.

¡Gracias por leer!
<3

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