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O7


( CAPÍTULO SIETE  )

El baile


HABÍAN PASADO YA DOS MESES
desde que Talia se integró a Jackson. Se sentía realmente a gusto, Dina estaba feliz y el miedo que tenía de que Talia desapareciera de nuevo se había esfumado casi por completo. Asimismo, la mayor había formado lazos. Aparte de Dina y Jesse, quienes se volvieron muy apegados a ella, Joel y Tommy también se habían ganado un espacio en su corazón. Quizá se escuche un poco extraño que dos hombres aunque sea treinta años mayor que tú se vuelvan cercanos. Los hermanos habían forjado con ella una gran amistad, y a su vez, un sentimiento de protección, mucho más por parte de Joel. Este último todavía se veía miserable al estar sólo, aquella expresión adolorida que era tan suya no se le borraba a menos que ella o Tommy estuvieran con él. Se notaba que extrañaba a alguien y era muy obvio que ese alguien era Ellie.

¿Y qué había pasado con esa muchacha de cabello castaño-rojizo? Ellie seguía en su mundo, amiga cercana de Dina y Jesse. Talia no se llevaba mal con ella ni nada por el estilo. Simplemente no eran amigas, pero se saludaban y compartían algunas palabras y sonrisas cuando se veían. Cortesía humana. Aunque Talia no podía decir que Ellie era mala, sino al contrario, pensaba que era genial. Había pensado algunas veces ir a hablarle para tratar de alguna forma que ella y Joel solucionaran las cosas, pero supo que no era su lugar, aunque le dolía ver al hombre tan destruido.

Esa noche en Jackson se celebraría una fiesta, con música y todo lo necesario para pasar una buena noche. Por suerte Dina la había estado molestando con eso desde la semana anterior así que Talia tuvo tiempo de comer "algo" para no convertirse en el asqueroso monstruo que era en medio de la fiesta.

   "¿Lista, Tal?" Le pregunta Dina, abriendo la puerta del pequeño "apartamento". 

Talia asiente con la cabeza, terminando de ajustar sus botas y siguiendo a su hermana menor fuera de la habitación. Al final Talia se había quedado viviendo ahí, Dina había descartado los planes de encontrarle otro hogar. 

Se encaminan fuera de aquella casa gigantesca estilo motel y sin más, van a donde sería la fiesta. En el camino, más personas parecen encaminarse al lugar también. Estaba de más decir que todos los ciudadanos de Jackson se encontraban emocionadísimos.

   "¿Crees que Jesse esté ahí?" Murmura Dina, mirando al suelo. Su tono de voz era lamentado, pero había un deje de ilusión en él. La pareja se había separado hacía apenas dos semanas y Dina quería actuar como si no estuviera mal, pero no lo lograba. Empezó a pasar mucho más tiempo con Ellie y a apegarse más a Talia, la cual la reprendía porque sabía que habían terminado por una tontería. Pero Dina era muy orgullosa y Jesse también, así que ninguno de los dos quería dar el paso.

   "No lo sé. ¿Quieres que él esté ahí?"

   "¡No! ¿Cómo crees?" Dina bufa.

   Talia niega con la cabeza y rodea la cintura de la menor con un brazo. "Oye, tranquila. Estaré contigo siempre, ¿vale?

   "Esa es mí Talia", responde Dina. 

   Talia ríe y la empuja suavemente. "Tonta".

Al llegar, la música suave acapara sus oídos. Era agradable. La gente estaba desparramada aquí y allá, algunos recostados de una media pared, otros bailando con suavidad en el centro. El lugar estaba repleto de luces colgantes que brindaban un ambiente cálido y lindo a la noche. Todos tenían vasos y Talia pudo observar a lo lejos a una mujer sirviendo tragos, detrás de un gran cartel que decía "UN VASO POR PERSONA". Dina sacudió el brazo de su hermana, señalando la mesita.

   "Ey, vamos a tomar algo".

   "No tengo ganas de beber hoy. Anda, coge uno y yo seré la que te cuide cuando te pongas grogui.

   "¡Eh! Que no soy tan mala bebedora".

   "Sí, dímelo a mí, señorita me-desmayo-con-una-cerveza", Talia sonríe y Dina le propina un golpe en el hombro, imitando su gesto.

   "Bah... Al menos acompáñame y toma uno para así tener dos vasos".

   "Alcohólica".

   "Lo que sea".

De todas formas Talia le da el gusto a su hermana menor; la acompaña a la mesita y coge un vaso, inmediatamente entregándoselo a Dina al darse la vuelta.

   "¡Gracias!" Dice Dina sonriendo ampliamente. Talia sonríe.

De verdad, ¿cómo a veces puede ser tan madura y otras veces comportarse como una niña?

Y así se quedan, recostadas de la pared, Dina bebiéndose sus tragos y Talia simplemente mirando alrededor. En el fondo estaba buscando a Joel y Tommy, pues aparte de Dina y Jesse (que al parecer no estaba) eran sus únicos amigos. Y tuvo suerte, porque allá a lo lejos pudo avistar a los dos hermanos juntos, bebiendo y charlando con tranquilidad. Joel no parecía muy animado.

   "Voy a saludar a alguien, vuelvo enseguida". Le avisa Talia a Dina, la cual asiente, dejando que la pelinegra se acerque a los dos hombres. 

La cara de Joel se ilumina y él sonríe ligeramente.

   Tommy agita su mano. "¡Eh, Talia! Pensé que dijiste que no ibas a venir".

   Talia bufa, encogiéndose de hombros. "Dina me arrastró, ya saben cómo es", ella mira a Joel. "Ey, ¿cómo andas?"

   El hombre se encoge de hombros y su nariz se frunce ligeramente. "Igual que siempre, niña", su voz era igual de ronca y grave que siempre.

   "Tengo veintidós", respondió ella con tono inexpresivo.

   "Es todo lo mismo".

De pronto, María se acerca y agarra del brazo a su marido.

   "Hola, Talia, ¿cómo estás?" Dice, por cortesía.

   "Bien, gracias, Maria", responde la contraria, sonriendo levemente.

   "Me alegro. Discúlpenme, pero tengo algo que hablar con Thomas. Me lo llevo".

Tommy, Joel y Talia hicieron muecas al escuchar a la rubia mencionar el nombre real de su marido; eso significaba problemas.

   "Joder. . ." Susurró el rubio.

   "Suerte", se despidió Talia, con la expresión de alguien que se quiere reír.

   "La necesitará", añade Joel, sonriendo torcidamente.

Talia suspira y se recuesta en la media pared al lado del hombre.

   "¿Y qué hay de nuevo?" Ella cuestiona.

   El mayor la mira y parece pensar por un momento. "Pues. . . se me está acabando el café".

   "Pues claro, si es que te bebes unas tazas monumentales todos los días", Talia le golpea el hombro suavemente y el hombre suelta una risa grave y corta. 

Talia recuerda cuando había salido a buscar materiales y cosas nuevas junto a Dina. Estaban en un pequeño supermercado y Talia había avistado, muy en el fondo de un estante, una sola bolsa de café instantáneo. Recordó que a Joel le encantaba, así que decidió llevárselo como sorpresa. Se lo había entregado en buen momento, pues justamente Joel estaba muy decaído, había discutido con Ellie ese día y el café le animó muchísimo.

   "De todas formas, Joel. . . sabes que no hablo de eso".

El hombre exhala y su mirada se pierde entre las personas.

   "No sé por qué aún preguntas. Las cosas no cambiarán", él replica, haciendo una mueca y frunciendo el ceño ligeramente. 

   "Nadie sabe. Tranquilo",  Talia dice con voz suave, palmeando su brazo.

   Joel bebe un trago de alcohol. "Eres muy reconfortante, cuando quieres", él destaca las últimas palabras.

   Talia pone los ojos en blanco y sonríe. "Gracias. Pero que conste que tú tampoco eres un arcoíris andante".

   "Eh, Talia".

La mencionada se voltea y ve, con sorpresa, a Jesse a su lado. "Oh, llegaste", Talia busca a Dina con la mirada para comprobar si se había visto afectada. Se lleva una sorpresa al verla bailando animadamente con un hombre mayor. 

Algo la inquietaba y le causaba un cosquilleo en mejilla. Girando la cabeza, se encuentra con Ellie, quien no le quitaba la mirada de encima. Pero en cuanto Talia la vió, la chica desvió la vista y elevó su vaso a los labios. 

Talia sale de su ensimismamiento por la voz de Jesse.

   "Sí, decidí darle una oportunidad a esto. Hola, Joel".

   "Hola", responde el hombre, secamente. "Nos vemos, Talia. Iré a salvar a Tommy".

En serio no disimula que no le agrada Jesse.

   "Siga adelante, señor", Talia se despide y Joel se marcha.

   "Aún no entiendo cómo te llevas tan bien con él", Jesse sacude la cabeza. "Me odia".

   "Joel es un encanto, Jesse, muy en el fondo. En lo más recóndito de su ser".

   "Espero alguna vez comprobar lo que dices con mis propios ojos..." Los dos se ríen. "Vamos con Ellie, está sola".

Talia y Jesse se acercan a la castaña y se recuestan a cada lado del muro, dejando a Ellie en medio de los dos. Talia aún se siente algo extraña por la situación de antes, como si sus dedos cosquillearan ligeramente.

   "Ey, Ellie", Jesse saluda.

   "Hola, Jesse". Ellie dirige sus ojos verdes hacia la pelinegra. "Talia", dice casi tímidamente. 

   "Hey", Talia le sonríe ligeramente. 

Los tres llevan su atención a la pareja que más resaltaba en el lugar, la de Dina. A veces Talia deseaba ser igual de extrovertida y carismática que su hermana. Admiraba su capacidad de agradar y gustarle a todos.

   "Está. . . eh, dando un buen espectáculo", dice Jesse. Talia asiente con la cabeza, sonriendo levemente.

   "Les doy dos semanas para que vuelvan", responde Ellie, mirando con diversión al muchacho.

   "Es imposible", Jesse pausa y después de unos segundos, retoma, mirando a Ellie. "Ella. . . ¿te dijo algo?"

   Talia estalla en carcajadas. "Sí claro, imposible. . ."

   "Mejor una semana", Ellie comparte una mirada socarrona con Talia.

   "¡Ellie! ¡Hola! ¿Por qué tardaste tanto?" Se aproxima Dina, respirando con dificultad. Sin darle tiempo a Ellie de hacer nada, agarra su vaso y se bebe todo el líquido en dos tragos.

   "Joder, Dina. Qué golosa, ya te bebiste dos vasos, no le quites a Ellie el único que tiene", le reprocha Talia, pero luego nota que a la castaña pareció gustarle la acción. Ellie no despegaba la vista de Dina y una sonrisa ladina se asomaba en sus labios.

Oh, okay. . .

   "Dina", pronuncia Jesse seriamente, a modo de saludo.

   "Jesse", replica ella de manera fría. "Vamos, Ellie", y así, Dina agarra a Ellie de la mano y la arrastra a la pista.

   "Oye, no olvides que salimos temprano, ¡descansa!" Vocifera Jesse, en lo que Talia pensó fue un intento de llamar la atención de su hermana.

   "Sí, señor", responde Dina antes de alejarse más.

   "Bueno. . . Adiós, Talia".

   "Ah. . . ¿ya te vas? Vale. . . adiós, Jesse". El muchacho se aleja y Talia bufa, mirando el techo.

Maldición. Ahora estoy sola, que aburrimiento.

A Talia no le quedaba más que observar a las parejas que disfrutaban en la pista.





























































































LIVING DEAD

¡Gracias por leer!

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