O21
( CAPÍTULO VEINTIUNO )
momentos relevantes
HABÍA ESTADO OBSERVANDO LA MISMA PARED DESDE QUE SE DESPERTÓ. TENÍA LA MENTE nublada, pero el sueño que se echó la hizo sentir un poco mejor. Luego de despejar su cabeza y espabilar un poco, fue al baño y se cambió de ropa, volvió entonces a la entrada del teatro y se sentó en el sofá.
Algunos segundos después, Jesse salió bostezando de una habitación.
"Hey, Talia," saludó, rebuscando algo en su mochila.
"Hola," respondió ella, bostezando también.
"¿Cómo te sientes?"
Talia negó con la cabeza. "Grogui, pero mejor," estiró sus extremidades y soltó un gemido por ello. "Bueno, no tan mejor."
Jesse asintió. "Dina no durmió bien. Luchaba para no vomitar."
"No durmió conmigo anoche," añadió Ellie, y la cabeza de Talia se giró bruscamente, sorprendida. De pronto todos los recuerdos de la noche pasada inundaron su mente, y la cara se le puso roja como el vino.
"No. Durmió en un sofá," replicó Jesse.
"Debiste haberme llamado," dijo Ellie.
Jesse se quedó callado y se sentó junto a Talia. Suspiró.
"¿Está embarazada?" Preguntó.
Talia frotó el puente de su nariz. En realidad le sorprendía cuánto tiempo Jesse había esperado para formular esa pregunta. De todas formas, ella pensaba que era momento de que supiera la verdad. "Sí."
Él bajó la cabeza. "Sé por qué han venido aquí. Pero ella debe irse."
"Ya lo sé... lo sé," respondió Ellie, bajando la mirada. "Pero no puedo dejar a Tommy. Está aquí por mi culpa."
Talia asintió. "Por nuestra culpa."
"¿Podrías llevártela tú?" Preguntó Ellie hacia Jesse, con semblante implorante.
"No se irá de aquí sin ti. Sin ustedes," respondió él.
Ellie dió un par de pasos cortos, cabizbaja. "Ya..."
Jesse suspiró. "Vamos a por Tommy," sacó el mapa y se lo extendió a Ellie. "Ese acuario del que te han hablado... Tommy aún no ha encontrado a Abby. Vamos a esperar allí."
"Vale. ¿Entonces... dejaremos sola a Dina?" Replicó Ellie.
"Yo hablaré con Lev para que se quede con ella. A ver si acepta. De todas formas no sería bueno que venga con nosotros, su brazo no está bien." Dijo Talia.
Ellie asintió. "Iré a despertar a Dina."
"Yo esperaré fuera," contestó Jesse.
Talia fue hasta el chico, atravesando un pasillo. Se agachó frente al sofá en el que reposaba. Agitó el brazo sano del chico cuidadosamente, y él no tardó en abrir los ojos.
"Hey," susurró Talia, sonriendo levemente.
El chico se frotó los ojos. "¿Ya nos vamos?" Preguntó, con la voz ronca por el sueño.
Ella suspiró. "Acerca de eso... Creemos que es mejor que te quedes."
Él se incorporó en el sofá con rapidez, luego hizo una mueca de dolor a causa del súbito movimiento. "Yo tengo que ir."
"Oye, mira cómo estás," Talia sostuvo sus manos y las acarició con sus pulgares, y él sorprendentemente no se alejó. "Con el brazo así apenas podrás defenderte, mucho menos usar tu arco. Sería muy riesgoso. Y necesitamos que alguien se quede con Dina."
"Ya me siento mejor."
"Lev, por favor."
"Mi hermana-"
"Yo haré todo lo posible para encontrarla. Ella también es una de nosotros ahora."
El chico lucía contrariado, como si no estuviera seguro.
Talia suspiró. "Lev, yo-"
Sus palabras se vieron interrumpidas cuando fue rodeada por los delgados brazos del chico. Talia se quedó estática, de piedra, incapaz de procesar lo que pasaba. Pero antes de que pudiera reaccionar, él ya se estaba separando.
"Me quedaré con Dina," dijo él, con su habitual semblante enojado.
Talia se levantó, sonriente. "Gracias. Cuídala y cuídate bien, ¿sí?"
Él asintió sin mediar palabra.
( ⚘ )
Como en la mayoría de los días en Seattle, llovía. El cielo parecía apegarse a aquel tono de azul tan fúnebre. Talia suspiró y se subió la capucha, deseó que este día saliera mejor que el anterior, y emprendió marcha con Jesse y Ellie.
"Es imposible quedarse seco en esta ciudad," escuchó decir a Ellie, que se le había acercado.
Talia asintió con la cabeza.
"Vaya clima," continuó Ellie.
Talia contuvo la risa y la miró. "¿Es esta tu manera de iniciar una conversación?"
La de ojos verdes sonrió un poco. "Supongo que sí," hizo una mueca. "Necesito hablar contigo".
El corazón de la pelinegra se aceleró, sintió sus manos sudar. Sabía de qué trataba todo esto.
"¿Es sobre lo de anoche, cierto?" Replicó.
Ellie asintió, jugueteando con sus manos. Aquellas manos que. . . que la habían tocado. . .
Talia pestañeó, tratando de concentrarse y de dejar de pensar estupideces. "Vale," respondió.
Ellie suspiró y miró al horizonte por un momento, antes de volver a concentrarse en sus pálidas manos. "Lo siento. Lo que pasó anoche. . . realmente no sé en qué coño estaba pensando."
Talia se encogió de hombros, enfocando su vista en el suelo. Tenía las mejillas teñidas de carmesí. "Mira, Ellie. Está bien. No te preocupes demasiado por ello."
"Lo que hice no estuvo bien."
Talia soltó una gran carcajada, negando con la cabeza. "Por dios, Ellie. Yo te dije que sí". Replicó, como si fuera lo más obvio del mundo.
"¿Por qué lo hiciste?"
La risa escapó de Talia con la velocidad de un gato. Con el rostro repentinamente serio, volvió a observar el pavimento.
Porque te amo.
Pero, por razones personales, lo que dijo fue diferente. "Supongo que. . . por la misma razón que tú lo iniciaste en primer lugar. No estábamos muy bien de la cabeza, creo. Las cosas han sido duras para ambas, especialmente ayer." Era una media mentira; seguramente ese había sido el caso para Ellie, pero ella no podía estar más lejos de eso.
Ellie hizo una expresión que no pudo descifrar. "¿Cómo estás tan tranquila?"
No estoy para nada tranquila, Ellie, en realidad siento que me va a dar un infarto y que me caeré a tus pies en cualquier momento.
"Intento no pensar demasiado en eso. Estoy bien, Ellie, de verdad."
Ellie miró hacia delante. "Sólo no quiero que las cosas sean raras entre nosotras. Siento que por fin te estoy conociendo y no quiero que esto lo arruine."
Talia se iba a desmayar. Quería gritar hasta que sus cuerdas vocales se arruinaran, quería saltar hasta que se le rompieran las piernas, quería llorar hasta quedarse tan seca como el desierto, quería arrancarse el corazón con sus propias manos para que así no tuviera que sentir todo eso que no era recíproco.
Ella soltó una sonrisa que se le ensanchaba de oreja a oreja, y Ellie le correspondió. Definitivamente sus piernas eran gelatina.
"¿Estás bien?" Ellie preguntó cuando las piernas le habían fallado, y la sostuvo por el brazo.
Talia asintió y trató de equilibrarse. La sonrisa todavía no se le borraba de la cara. "¿Tú me quieres conocer?"
"Sí," respondió ella, metiendo las manos en los bolsillos de su abrigo.
"Creo que ya lo haces."
"No. No hablamos mucho. No sé por qué".
"Ambas somos bastante cerradas, supongo", Talia toma una bocanada de aire. "Pero yo. . . yo quiero. . ." Se sentía incapaz de decir lo que quería. Suspiró.
"¿Qué?" Cuestionó Ellie, mirándola fijamente.
"Quiero que sepas que. . . no sé. . . que puedo ser una persona a la que acudas cuando te sientas mal, una persona con la que puedas abrirte." Decir eso le había costado tres dedos de la mano. Sentía su rostro tan caliente, como si estuviera hirviendo, al igual que sus manos y su cuello.
"Me agradaría eso". Ellie le dedicó una suave sonrisa. Sus ojos brillaban, miraba a Talia como si fuese un diamante, como si fuera un milagro parado frente a sus ojos. Talia juraría que esos ojos verdes le profesaban amor, si no estuviera tan segura de que el corazón de Ellie le pertenecía a su hermana.
"¿Y viceversa?" Dijo Talia, con una sonrisa jocosa.
"En cualquier momento", Ellie rió.
El día se había vuelto más ligero. Allí, caminando y explorando junto a Ellie, recogiendo notas, leyéndolas en voz alta y riéndose, hallando artefactos, sentándose a compartir frutos secos, Talia se sintió en las nubes. No quería que eso acabara. Deseaba con toda la grandeza de su corazón y la profundidad de su mente estar de vuelta en Jackson, y pasar aquellos momentos con Ellie allá, donde nadie las molestaría, nadie intentaría matarlas y donde tuvieran todo el tiempo del mundo para estar juntas. De verdad estaba de cabeza por Ellie. Lo sabía. Y también reconocía que probablemente su enamoramiento nunca pasaría de eso, pues en la mente, corazón y alma de Ellie solo estaba Dina, y eso en algún momento la había hecho feliz, pero ahora que sabía que su hermana seguía amando a Jesse, le causaba una mezcla de lamento y alegría, por más que supiese que sentir la posterior no era correcto.
Y Talia también sabía que, si Dina lograba arreglar las cosas con Ellie e intentaba no herirla y proseguir con su relación, abandonaría sus sentimientos y nunca interferiría con ellas, aún si moría de despecho en el proceso. No podía traicionar a su hermana de aquella manera. Ya se sentía lo suficientemente culpable por lo que pasó la noche anterior, incluso si había parado con ello.
"¿Qué miras? ¿Tengo algo en la cara?" Preguntó Talia a Ellie, acercándosele. Ellie guarda la pequeña libreta que había estado sosteniendo y niega con la cabeza.
"No", respondió ella, agarrando una revista de una estantería.
"Está al revés."
Ellie bufa y sus labios se curvan casi imperceptiblemente hacia arriba. "Ya lo sabía."
Talia rió suavemente. "Claro."
El camino sucedió sin más percance, tuvieron que enfrentarse a unos cuantos infectados y, cuando se acercaron a zona enemiga, con lobos. Habían tenido que nadar algunas veces, lo que puso a Talia nerviosa, pero las cosas no resultaron tan mal. Ellie le había agarrado la mano durante toda la natación, y el contacto con su piel la había mantenido con los dos pies en la tierra. Aunque cuando salió tuvo que tomarse un momento para respirar.
Mientras nadaban y recorrían zonas WLF, escucharon sobre Tommy. O al menos, Talia creía que se habían referido a él. Llegaron a sus oídos las palabras de algunos lobos acerca de un francotirador visto en el puerto, y enviaron gente a buscarlo. Eso le provocó a Talia un terrible sentimiento en el pecho.
Luego de subir por una cuerda, se agacharon en un lugar destruido desde el cual se podía ver a un soldado lobo currando con una lancha.
Después de observar por un tiempo, los tres se reunieron frente a una pared destruida.
Jesse señaló una dirección a través del agujero gigantesco en el desmoronado muro. "Por aquí llegaremos al puerto."
Al mismo tiempo Ellie había dicho: "Les quitaremos la lancha."
"¿No los oíste? Hablaban de Tommy," replicó Jesse.
"No lo sabemos."
"¿Y de quién si no?"
Ellie pensó por unos momentos. "Si tienes razón, se habrá largado para cuando lleguen."
Talia asintió con la cabeza, de acuerdo.
"Se dirigía hacia Abby, así que tenemos que..."
Jesse la interrumpió. "¿Y si tiene problemas?"
"Sabe cuidarse solo," contraatacó Ellie, moviendo las manos.
"Dios santo..." Jesse se apartó, dando la espalda.
"La mejor forma de ayudarlo es ir a por Abby," dijo ella, y Jesse volteó a mirarla como si estuviera herido. Talia no sabía qué hacer. "Si te vas, no volveré a salvarte el culo."
Aquello había caído como un balde de agua fría. Talia alternó la vista entre los dos, tácitamente.
Jesse sonrió irónicamente. "Ojalá lo consigan..." Y se marchó.
Se había marchado. Jesse se había ido. Talia se pasó las manos por el pelo, exhalando y apretando los ojos. ¿Qué había ocurrido? No sabía qué hacer.
Cuando abrió los ojos, Ellie la miraba como si esperara que ella se marchara también; con sorpresa, con miedo. Talia chasqueó la lengua y se le acercó. Le dedicó una sonrisa alentadora y palmeó su hombro.
"Venga, a por la lancha."
Ellie lucía aliviada, aunque sus ojos todavía estaban desorbitados. Asintió con la cabeza débilmente y se lanzó al agua, Talia la siguió. Buscó su mano bajo la profundidad y, cuando la encontró, se dirigieron hasta la lancha. Inmediatamente les empezaron a disparar. La situación era tan grave que tuvieron que salir del agua para así acabar con todos ellos. A Talia le encantó pelear sintiéndose como ella misma de nuevo. Estaban en un centro comercial, el lugar era bastante amplio así que cuando pensaban que ya habían acabado con todos los lobos, aparecían más brotando de las esquinas. Pero llegó un momento en el que los soldados por fin se terminaron.
Talia negó con la cabeza al sentir el rugido del motor debajo suyo, y cuando Ellie le dio marcha el bote se movió violentamente.
"Esto no me gusta para nada."
¿Y si se voltea? ¿Por qué no me fui con Jesse?
Los dedos de Ellie tocaron su brazo.
"Oye. Todo va a estar bien." Le dijo, con aquella asertividad que era tan suya, y Talia dejó salir un largo suspiro antes de asentir con la cabeza. La quería tanto en esos momentos.
Partieron en medio de una corriente endemoniada, aquel bote se movía exageradamente. Cada vez que chocaban contra algo parecía que la lancha las iba a mandar por culo. Y, para su vergüenza, Talia no podía evitar soltar un grito o una maldición cada vez que eso sucedía. Allí solo se escuchaban sus maldiciones y las risas graves de la ojiverde.
En un momento Talia casi sale disparada de la lancha y Ellie se vio obligada a frenar abruptamente para agarrarla. Le dio un tirón tan fuerte que la pelinegra terminó estrellándose contra su pecho y aferrándose a su torso. Ellie no paró de reír y aceleró la lancha, y habían estado en esa posición desde aquel momento, con Ellie conduciendo como una desquiciada y Talia abrazándola con los ojos cerrados. Sentía, casi escuchaba, el corazón de Ellie bajo su oreja. ¿Cómo podía estar tan tranquilo? El suyo seguramente estaba a punto de atravesar su caja torácica y saltar al agua, aunque Talia no sabía si era debido al desenfreno de su situación o a su cercanía con Ellie.
Talia solo quería derretirse ahí. Dormir y no despertar, para no tener que soltarla nunca. Sintió los dedos de Ellie recorrer su espalda y se le calentó la cara. Se sentía tan infantil, tan avergonzada de cómo reaccionaba a todo lo que ella hacía. Pero es que, en un mundo como aquel, Talia nunca tuvo la oportunidad de disfrutar de su niñez o su adolescencia, mucho menos teniendo el rol de hermana mayor y a veces tutora. Nunca pudo experimentar su primer amor, esta era su primera vez enamorándose; así, sincera y profundamente. Y ni siquiera era recíproco. Pues vaya mierda.
Eso no significaba que no tuviera experiencia con otras situaciones. Sí había besado, sí había tenido sexo -aunque resultó ser un desastre-. Pero nunca había sido con amor, o... con una chica. Talia siempre se había encontrado a las mujeres muy atrayentes, pero pensaba que era algo común y corriente. Hasta que conoció a Ellie. Y desde entonces, había experimentado un violento torbellino de emociones y sensaciones tan intensas que la dejaban sin aliento. Una sensación de anhelo, de deseo, tan profunda, que no encontraba qué hacer con su vida.
La violencia de las aguas disminuyó y el grave gruñido del motor cesó.
"Eh, ¿te has dormido?" Susurró Ellie.
Talia negó con la cabeza y se alejó con lentitud, arreglando su cabello y sonriendo apenadamente. "Lo siento."
"No te preocupes". Ellie respondió, la parte superior de sus mejillas estaban algo enrojecidas.
En momentos como ese Talia se preguntaba cómo una chica como Ellie, que mataba con una facilidad increíble y que a veces era despiadada como nadie, podía ser tan dulce.
Luego de unos segundos Ellie se aclara la garganta y sus ojos se desvían. Talia mira hacia abajo y frunce los labios, algo avergonzada. Las dos se levantan.
"Recuérdame nunca dejarte conducir de nuevo", dijo Talia al pisar tierra firme, estirando sus músculos. Aún estaba adolorida, pero se sentía algo mejor. Ella observó la entrada. "Hagamos esto," sacó su pistola y uno de sus cuchillos.
Abby... el pensamiento de ella la ponía nerviosa, la llenaba de rabia. Ella nunca le agradó a Abby, ni a la chica llamada Mel. Sólo porque Owen estaba encaprichado con ella. Pero él nunca le interesó a Talia, y ella se lo dejó en claro, pero eso no cambió cómo las chicas se sentían. En última instancia, sus tratos hacia ella fueron una de las cosas que la empujaron a dejar el grupo en malos términos. O, mejor dicho, a ser expulsada del grupo en malos términos.
Y ahora probablemente estaba apunto de matarlos. Mel y Owen. Owen nunca se comportó mal con ella, así que esperaba que no tuvieran que llegar a eso. Mel, por otro lado, a Talia no le importaba.
"Si el motor es rápido, llegaremos antes." Decía Owen dentro de la habitación, mientras Ellie y Talia entraban en silencio. El sonido de su voz le trajo recuerdos que prefería mantener encerrados.
"¡Nadie sale con vida de esa isla!" Discutió Mel, su voz irritante molestaba a Talia como el primer día que la conoció.
"¿Cuántas veces se ha arriesgado Abby por ti?"
"Esa fue cosa suya. Yo no pienso ir."
Como siempre, Mel se comportaba como escoria.
"¡Vale!" Respondió Owen, harto. "Vuelve."
Mel lo miró con semblante herido. "Que te den, Owen."
Talia y Ellie aprovecharon el momento para salir de su escondite, y cuando Mel volteó para irse, se encontraron cara a cara. El corazón de Talia se descontroló.
"Manos arriba," dijo Ellie, y ellos obedecieron. "¿Dónde está Abby?"
Pero, en lugar de responder, decidieron mirar a la pelinegra.
"Talia..." habló Owen, sin aliento, sus ojos desorbitados como si estuviera viendo un fantasma. Seguramente en eso esperaban que ella se convirtiera luego de dejarla tirada con las manos vacías.
"Oh por dios. . . estoy muerta," dijo Mel, apretando los ojos.
Talia sonrió ladinamente. "No estamos aquí para matarlos. No somos como ustedes, y por eso están de suerte. Porque si yo fuera como tú, Mel, habrías estado muerta hace siglos."
"Y tú eres la chica de Jackson," dijo Owen, mirando a Ellie, quien apuntó la pistola hacia él y Talia la suya hacia Mel.
"Díganme adónde ha ido," ordenó Ellie, con el ceño fruncido.
Mel temblaba violentamente. "¿Y no nos matarán?" Decía con voz trémula.
"Si se los dices nos matarán," dijo Owen.
"No tiene que ser así," añadió Talia.
"No tienen por qué morir. Solo la buscamos a ella." Le siguió Ellie.
"Una mierda," respondió Owen.
Talia puso los ojos en blanco. "Cállate. Estamos hablando en serio."
Ellie sacó el mapa y apuntó a Mel con la pistola. "Tú. Ven aquí."
Mel no hizo nada, sino que se quedó boquiabierta mirándolas con cara de idiota.
"¡Que vengas, joder!" Vociferó Ellie. Talia sintió algo removerse dentro suyo. Escuchar a la ojiverde maldecir siempre le causaba algo.
Basta, que no es momento para excitarse.
Mel suspiró y se acercó lentamente, con expresión adolorida.
"Señala dónde está en el mapa." Ellie luego apuntó a Owen. "Y luego tú. Y más vale que coincida."
"Vale..." susurró Mel.
"¿Qué estás haciendo?" Preguntó Owen, alarmado.
"¡Puede que ya esté muerta!" Contraatacó Mel. Talia disfrutó la discusión en silencio.
"No vale la pena..." Y él intentó acercarse.
"¡Quieto!" Dijo Ellie, pero él hizo caso omiso.
"¡Ni un puto paso, Owen!" Talia le apuntó directo a la cabeza y blandió su cuchillo. Él retrocedió. "Si tienes alguna pizca de inteligencia, vas a hacer lo que te digamos".
Todo aquello le causaba muy mala espina, pensaba que Owen iba a causar problemas. ¿En serio era tan idiota de arriesgar su vida y la de Mel, por quién, por Abby?
"Señala dónde está." Le dijo Ellie a Mel. Ella no hizo nada. "¡Señala, joder!"
Lo que pasó en los momentos siguientes fue muy borroso.
En un súbito movimiento, Owen se abalanzó e intentó desarmar a Ellie. Mel aprovechó la oportunidad para intentar sacar su arma, pero Talia la arrinconó y le apuntó. Ellie podía arreglárselas sola.
Y así lo hizo.
Le propinó un puñetazo enorme a Owen e inmediatamente le disparó en el costado. Este cayó al suelo, con la mano en su herida. Talia hizo una expresión afligida, y, sin esperarlo, sintió cómo se quedaba sin aire. Mel la había golpeado en el estómago y ahora luchaba por apuñalar a Ellie.
Talia jadeó y la pistola se le escapó de las manos, no podía agacharse, mucho menos caminar. Veía la pelea con ojos borrosos, Ellie había sido empujada, el filo del cuchillo ahora estaba peligrosamente cerca de su cara. Talia se esforzó por coger aire varias veces, y lentamente recuperó la compostura. Pero no tenía tiempo ya. La navaja casi tocaba la mejilla de Ellie.
Y entonces, cuando el tiempo parecía haberse pausado, un cuchillo atravesó el cráneo de Mel como si fuese una flecha.
Talia se encorvó y se llevó una mano al pecho debido al esfuerzo sobrehumano que le había tomado erguirse y lanzar aquel cuchillo. Ellie tomó su pistola con rapidez y se acercó a Talia.
"¿Estás bien?" Le preguntó, mirándola con ojos preocupados.
Talia asintió con la cabeza y se señaló los cuerpos en el piso. "Ve".
Ellie no perdió tiempo y caminó hacia Owen, apuntándole, todavía intentando sonsacarle información sobre Abby.
Él trataba de decir algo, pero salía mezclado con sonidos incoherentes. "Está. . . está. . . ella está. . ."
Talia frunció el ceño, recuperándose y tratando de incorporarse poco a poco. ¿Qué estaba queriendo decir?
"Está. . . em. . . está. . . emb. . ."
Talia y Ellie se miraron con los ojos como platos. El corazón de Talia se ralentizó.
Ellie fue hacia Mel, sacudiendo la cabeza. "No, no, no. . ." Giró el cadáver y abrió el abrigo que llevaba puesto.
Joder. Estaba embarazada.
La cara de Ellie se distorsionó totalmente, se contrajo en un profunda expresión de dolor, preocupación y angustia. Comenzó a respirar laboriosamente, llevándose una mano al estómago mientras murmuraba cosas. Siguió retrocediendo y agachándose más y más, parecía que iba a vomitar. Y Talia todavía no podía moverse bien, estaba congelada, con rostro horrorizado y una mano cubriendo su boca.
Yo lancé ese cuchillo. . .
Vio a dos figuras entrar en la sala, y levantó la vista, pero todo lucía borroso.
"Ellie. . . Ellie. . ." llamó uno de ellos, acercándose a la figura hincada en el suelo. Ellie, de reflejo, le apuntó con la pistola.
Talia sintió que era sostenida por unos brazos. Pestañeó repetidamente, recobrando el control de su respiración. A su lado, Jesse. Y frente a sí, acercándose junto a Ellie. . .
"Tommy."
Su nombre fue como una plegaria en sus labios.
LIVING DEAD
No puedo creerlo. El acto II ya llega a su final.
Y en otras noticias, espero que disfruten mucho del contenido Ellie/Talia que les estoy brindando, porque su felicidad no durará mucho, jajajaja. Estoy bromeando... Or am I?
Como siempre, muchas gracias por leer.
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