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O1O


(  CAPÍTULO DIEZ  )

deja vú


TALIA PODÍA DECIR CON CERTEZA
que el peor tipo de dolor era en el que no derramas ni una lágrima. Parece que no hay nada dentro de ti, no sientes nada. Estás solamente existiendo, pero porque no tienes de otra.

Es aquel dolor que te hace sentir desahuciado, vacío, aquel que te causa una presión en el pecho que no puedes calmar. Y cuando sabes que no tienes lágrimas para derramar, se vuelve peor.

Allí estaba, la lápida de Joel Miller. Aquella que nunca se había imaginado que iba a ver tan pronto. Habían flores que había dejado Ellie frente a ella. La castaña ya había tenido su largo momento en la lápida, sin embargo, no había derramado ni una sola lágrima; se estaba guardando lo que sentía.

Talia se hinca frente a la lápida y ahí deja sus propias flores. No sabía qué debía hacer en aquel momento, no tenía por qué quedarse ahí por más tiempo. Había visto a Ellie susurrar algunas cosas, pero Talia no tenía nada extraordinario que quisiese decirle a Joel aparte de las palabras comunes de luto. Sería mejor no quedarse por más tiempo.

   "Descansa en paz, Joel". Talia se levanta, no iba a decir nada más. Pensaba que el recuerdo de los seres queridos era algo que no se podía enterrar, algo que no muere; y estaba segura de que Joel sabía cómo se sentía, y no necesitaba nada más que esa seguridad.

( )

10 AÑOS ANTES - atlanta, georgia.

   "¡Dina! ¡Sálgamos de aquí!", gritaba el hombre, extendiendo su mano ante la niña dudosa, sangrienta y sollozante.

   "¡Pero . . . pero Talia!", aquella vocecita hizo que Talia lograra hablar entre todo su dolor. Tenía que salvar a su hermana, ella no podía morir ahí, ella no.

   "¡Vete! ¡Ve con tío Gabriel! Estaré bien . . . Por favor, Dina . . . Te lo suplico . . .", sus últimas palabras salieron con gran dificultad, en gran medida por el dolor que le causaba aquella mordida y la fiebre que la estaba consumiendo, pero también por el dolor agasajante que sentía al saber que iba a morir sola. Al saber que tenía que dejar atrás a la única familia que le quedaba y que no sabía si lograrían sobrevivir luego de aquel día. Siempre habían sido un equipo y Talia nunca hubiese imaginado que sus caminos iban a dividirse.

Pero ahora lo que más le importaba era la seguridad de Dina. Aunque esa siempre había sido su prioridad número uno.

   "¡Tali, no!".

   "¡Dije que te vayas! ¡Vete ya, Dina!".

Con el estrés de la situación y los golpeteos en las rejas que avisaban la entrada de aún más infectados, Gabriel se ve obligado a correr a donde estaba la niña y cargarla, mientras la misma pataleaba y gritaba, lo cual solamente alertaba a más infectados. Gabriel se detiene por un segundo y voltea hacia su sobrina tendida en el suelo.

   "Cuídala . . . Te lo pido, Gabriel . . .".

Talia, entre ojos borrosos, ve las siluetas de sus parientes alejarse hasta convertirse en apenas dos desdibujadas figuras en la lejanía.

Su corazón se rompió en mil pedazos más, si aquello era posible. Se siente a sí misma empezar a ahogarse en sus propias lágrimas y por un momento piensa que iba a inundar la casa. Tomando fuerzas -las últimas que le quedaban- Talia se arrastra, aferrándose fuertemente a su pistola y un cuchillo, hacia el escondite que tenía en el sótano de la casa. Ahí, se apoya de la pared y trata de que la respiración no se le atasque en los pulmones mientras revisa el cargador de la pistola. La decepción le llena el ser al darse cuenta de que solo le quedan tres balas.

Moriré como sea. ¿Por qué no acabar con esto ya?

Talia inhala profundamente y toma la pistola con firmeza, apuntándola a su sien, no obstante, el pedazo de metal le tiembla como gelatina entre los dedos, representando el terror y la desesperación que sentía en aquellos momentos.

La recién infectada pone su dedo sobre el gatillo, esa pequeña parte que sería lo más decisivo respecto a su destino. ¿Sería ese de verdad su final? ¿En serio iba a morir de aquella forma? Ciertamente no era una muerte heroica. Morir desplomada en aquella pequeña cúpula de mugre y polvo, siendo asesinada por un pequeño pedazo de metal que garantizaría el final de su todo.

Talia trata de ejercer presión sobre el gatillo, pero la debilidad y el miedo no la dejan terminar con todo aquello.

   "Por favor . . . Vamos . . . ¡Por favor, maldición!".

La pistola cae al suelo estrepitósamente. Talia solloza mientras cubre su rostro lleno de heridas. Estaba perdida. Lo único que había en su mente en aquellos momentos era el recuerdo de su familia, a la cual había perdido para siempre.

( )


   "Quiero pasar por su casa antes de irnos", dice Ellie, en un tembloroso susurro. Luego baja la cabeza, como si estuviese dándose fuerzas para continuar. "Necesito recoger algo".

   "Bien . . .", responde Dina.

Desde la muerte de Joel, Talia no había compartido palabra con Ellie. Opinaba que brindarle un silencio empático era lo adecuado, darle la oportunidad de compartir el dolor con alguien más y no cargar con aquel lamento sola. Era lo mejor para ella y Talia lo sabía, aunque ella y Ellie no fuesen las mejores de las amigas.

   "Sabes que no tienes que venir con nosotras a Seattle, Talia . . .", habla Dina, mientras caminaban hacia la salida del cementerio.

   "Lo dije una vez y lo diré de nuevo, Dina. Nunca más te dejaré, te lo prometí y solamente si muero no cumpliré con ello. ¿Entendido?", Talia responde, acariciando la espalda de su hermana. Dina solo asiente, mostrando una pequeña sonrisa. "Tengo mil y un defectos . . . pero yo no traiciono ni abandono a mis amigos cuando me necesitan". Esto llena el ambiente de una calidez que las tres necesitaban. Ellie la mira con las cejas curvadas y una fina sonrisa, en lo que Talia pensaba era agradecimiento, y las dos comparten una mirada que habla más que mil palabras.





















































































LIVING DEAD

Quería pasar a mostrar algo que me hizo muy feliz. Esta maravillosa edición de Talia y Ellie que me dejó con la boca abierta.

¡Muchísimas gracias a ChicaDeLasTinieblas
por tomarse el tiempo de hacer esta belleza!

Cosas como estas y sus comentarios son las razones por las cuales sigo motivada a escribir. Saber que lo que hago le gusta a la
gente es mi mayor felicidad. Gracias. <3

¡Miren que preciosura!


De nuevo, gracias ChicaDeLasTinieblas <3

Por cierto, también quería pasar y decir que lo siento por tanta tristeza y angustia en este y el último capítulo, pero espero que entiendan que quiero expresar lo mejor posible lo que sienten los personajes en aquellos momentos.

Posdata: Seattle está a la vuelta de la esquina. Es hora de la verdadera acción.

¡Gracias por leer!
<3

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