O15
( CAPÍTULO QUINCE )
cercanía
LO QUE UNA VEZ FUE UN DIA
claro se convirtió en un día gris y un teatro abandonado fue el milagro más brillante. A Talia le duele la totalidad de su cuerpo; está magullado, reventado, sus piernas punzan dolorosamente, pero a la vez se sienten tan duras como el concreto. Había pasado mucho tiempo desde que peleó tan exhaustivamente como aquel día. Pero todos aquellos alifafes quedaron eclipsados por su cegadora preocupación hacia Dina e intriga por Ellie.
Traza círculos reconfortantes en la espalda de su hermana, sentadas en un sofá que había en el lugar. Ellie se les acerca con una expresión extraña en el rostro.
"¿Quieres decirme qué te ocurre?" Pregunta, mirando fijamente a su novia. Tiene la respiración todavía pesada y descontrolada.
"¿Qué me ocurre?" Cuestiona de vuelta Dina. "Ellie. . . Te vi respirar esporas". Parece costarle hablar.
". . . Ya se los dije. Soy inmune". Responde Ellie con cautela.
"Okay, ¿eres inmune? Por favor". Dina niega con la cabeza, bufando. Su terquedad es exasperante, especialmente conociendo la situación de su hermana.
"Bueno, Di . . . Creo que nos lo demostró, ¿no? Ellie debería estar tosiendo hasta más no poder, más no lo hace. Creo que es prueba suficiente". Añade Talia, acariciando el cabello de la contraria, que continúa sacudiendo la cabeza.
"Me mordieron hace mucho tiempo".
"¿De qué rayos estás hablando?" Exclama Dina. Talia emite un "shh". Necesitaba escuchar la historia de Ellie, podría significar algo muy importante, lo suficiente como para cambiar su vida. Su excitabilidad se acentúa con cada segundo grávido en silencio.
"Me mordieron y no pasó nada".
Dina la mira con ojos incrédulos. Segundos después, aquella mirada se convierte en algo más. "La quemadura química. . ." Murmura.
"Maria, Tommy . . . y Joel son los únicos que lo saben", ella hace una pausa. "Sabían. Y ahora ustedes".
Parece abatida. A Talia le recuerda a sí misma cuando le refirió a Dina acerca de su inmunidad, en una noche lóbrega donde su cuerpo dejó de sentirse real y se convirtió en uno de trepidación y oscura revelación. Toma aire y mira al suelo, sus manos tiemblan, aún no cree lo que está pasando. Finalmente hay alguien junto a ella, como ella . . . No estaba sola en esa mierda de situación que sólo la convertía en un desastre de emociones candentes y enemigas, un monstruo de piel translúcida y venosa, de manos asesinas y dientes mortíferos.
Dina entonces reacciona, al parecer creyendo lo que dice Ellie de una vez por todas:
"Oh, joder . . . Como si no me bastara con Talia y—" Se detiene en seco ante lo que acaba de decir. Los ojos de Talia se abren de par en par.
"¿Talia? ¿Talia es inmune?" Ellie la mira fijamente, Talia quiere enterrarse y no salir jamás. No está preparada para compartir su situación de nuevo.
"Eh . . . Yo . . . Dina solamente está hablando de . . ." Los latidos acelerados de su corazón son lo único que puede escuchar.
"¿Hmm?" Ellie presiona. En sus ojos es perceptible algo que Talia había sentido también: esperanza.
Dina baja la mirada y se muestra interesada en el diseño del suelo más que nada. Captura su labio inferior entre los dientes y aprieta los ojos.
"Ella habla de . . ." Talia resume. "Una situación . . . médica . . . que tengo. Es . . . extraña, pero no tiene nada que ver con la inmunidad".
La esperanza en los ojos de Ellie se desvanece como una capa de humo. Entonces ella la mira con insistencia, como si esperase que explicara tal «situación médica».
"Te cuento algún otro día, yo . . . no soy muy abierta respecto a eso. Espero que lo entiendas". Talia da por zanjado el tema.
Ellie asiente con la cabeza, todavía jugando con las manos. Su mirada vuelve a Dina quien empieza a tomar grandes bocanadas de aire. Aún parece encontrarse en malestar; Talia no puede identificar si era por su salud o por la noticia de Ellie, así que solo resume los movimientos en su espalda.
"No puedo . . . contagiarlas, si es lo que te preocupa", dice Ellie con voz baja. "Pero tampoco puedo hacerlas inmune", ella toma unos pasos lentos hacia adelante. "¿Podrías decir algo por favor?".
Talia siente su preocupación crecer. Dina -y no era ninguna exageración-, parecía un cadáver. Su rostro estaba blanco como el papel, cubierto por una fina capa de sudor. Tras algunos lentos segundos, ella separa los labios, y dice con voz afligida—:
"Ellie . . . Talia . . ." Se lleva una mano temblorosa a la cara. Aquella misma mano luego la deja reposar en su vientre. "Creo que estoy embarazada . . ."
El mundo se detiene. En un abrir y cerrar de ojos Talia está de pie, más contrariada que nunca, con las manos en las caderas y las cejas fruncidas.
"¿Qué?" Ellie pregunta, incrédula.
"Descuida, no es tuyo . . ."
Nadie emite ni la más mínima risa.
"¿Hablas en serio?" Talia no puede creer lo que está sucediendo.
Esto debe ser una broma.
"Por eso te tocabas el vientre durante todo el viaje . . . Pensé que tenías algún malestar, no . . . esto". Se toca las sienes, suspirando larga y pesadamente.
Ellie camina de aquí para allá antes de parar en seco y mirar fijamente a Dina.
"¿Qué se— ¿Qué se supone que hagamos ahora?".
"Ir de vuelta a Jackson no parece una buena opción". Añade Talia.
"Nada. No vamos a hacer nada . . . Sólo . . . Necesito descansar un segundo". Responde Dina, como si aquella situación fuese un disparate.
"¿Es una maldita broma?", Ellie alza la voz. "¿Desde cuándo lo sabes?".
Talia se toma el trabajo de estudiar al par con cautela. No cree que una pelea sea conveniente.
"Me retrasé hace algunas semanas".
"¿Unas semanas? Pudimos . . . ¡Pudimos haber dado marcha atrás!"
"Deberíamos calmarnos, no sé si gritar hará—".
"Yo . . . ¡No sabía!", Dina alza las manos. "Tenía mis dudas, ¿sí? No quería ser una carga—".
"Ahora lo eres, ¿o no?".
"Eh, basta ya, ambas. Se tranquilizan ahora mismo". Talia las señala con el índice.
Ellie exhala, deja caer las manos. Dina luce herida, cuan cachorro lastimado, e incrédula ante las palabras de su novia, que comienza a dar marcha atrás. Parece haber perdido de pronto el enojo que la dominaba antes.
"Iré a revisar el lugar", mira a Dina con ojos arrepentidos. "Tú descansa . . ."
Talia se acerca a su hermana cuando Ellie desaparece por un pasillo.
"Recuéstate. Eso es. . ." Se hinca delante del mueble, acariciando la mejilla húmeda de la menor, sobre la cual se deslizan un par de lágrimas. "Hablaré con ella. Sólo descansa, ¿sí? Quiero que hagas eso".
Dina asiente con la cabeza débilmente, sus ojos se cierran. Talia fue azotada por el recuerdo de cuando eran niñas y Dina se lastimaba, esos tiempos en los que la consolaba hasta que lograra dormirse. El pensamiento la hace sonreír ligeramente. Antes de levantarse, deja un beso en su frente.
Cómo deseaba que fueran niñas de nuevo, correteando en tierras de fantasía, recogiendo flores de vastos campos desiertos que se extendían más allá de la vista, cuyos colores eran tan vibrantes como la felicidad misma, cuando sus corazones eran tan puros como el cielo.
( ⚘ )
Había oscurecido cuando Talia halla a Ellie en el auditorio. Ya había cuidado de sus heridas y las de Dina, quedaba sólo Ellie, la cual, al acercarse a su silla, Talia ve dormir. Nunca la había visto tan relajada, tranquila y en paz. Tan visible era ese estado que por un momento duda en despertarla de su plácido sueño.
A su lado, en otro asiento, reposa una guitarra marrón. Talia la mueve, intentando ser lo más silenciosa posible y se sienta, colocando el kit de cuidados en sus piernas. Luego lleva una mano cuidadosa al hombro de Ellie. Su objetivo es agitarla y despertarla, pero la mano le falla y no se mueve, e inconscientemente ella empieza a estudiar su rostro relajado: Sus labios, ligeramente partidos, son tan rosados como una flor de calvelina; sus pestañas, largas y vastas, penden de sus párpados y proyectan sombras sobre la parte superior de sus mejillas; y sus pecas . . . salpicadas en su rostro como si fuesen obra de un pintor, quién había agitado su pincel hasta quedar satisfecho con aquellas pequeñas marcas que roció a lo loco. Su piel está surcada de cortes y sangre seca, más ninguna cosa logra quitarle el encanto. Quizá le provee más.
Talia frunce el ceño sin saber exactamente por qué. Ellie es muy atractiva, lo sabe.
Al menos Dina tiene buen gusto, porque Jesse tampoco está nada mal.
Pensar en la atractividad de Ellie la molesta de sobremanera -nuevamente, no conoce el por qué- y le plasma una mueca en la cara. Dejando escapar un suspiro, ella intenta alejarse de esa línea de pensamiento. Rápidamente lo consigue.
Con suavidad, sacude a Ellie. Ella tiene el sueño tan ligero que se despierta inmediatamente, con los ojos exorbitados, mirando a su alrededor y soltando graves jadeos. Su mano se dirige casi por instinto hacia su navaja, Talia la detiene, sosteniéndola por los hombros. En pocos segundos, Ellie logra recobrar el total conocimiento.
Ella no culpa a Ellie por reaccionar de aquella forma; vivir en un mundo como aquel te hace esperar lo peor.
"Calma, sólo soy yo". Ella recibe un silencioso asentimiento de cabeza y una mirada desconcertada. "Voy a cuidar de tus heridas, ¿Me lo permites?".
"No tienes que hacerlo". Su voz es baja y muy ronca.
"No, pero me gusta hacer esto. No quiero ser presumida, más debo decir que soy muy buena haciéndolo".
Ellie asiente muy lentamente. "Vale".
"¿Puedes acercarte?", Talia saca del kit una gasa y un frasco con agua salada. Ellie obedece. "Extiende los brazos".
Procede a esterilizar una vez ha mojado la gasa. Presiona y pasa de aquí para allá, con mucho cuidado, el algodón.
"Gracias". Dice Ellie.
Talia levanta la mirada por un segundo. "No tienes que agradecerme".
Ellie frunce los labios, observando su trabajo. "Creo que sí. Soy una mierda en estas cosas".
Talia ríe. "Me cuesta creerlo, no estuvieras viva si así fuera".
"Hago lo que puedo. Esto no es lo mío".
"Sé que eres del tipo que prefiere cortar cabezas. ¿O me equivoco?".
Ellie sonríe de lado. "No".
"Já".
Talia se pone un mechón de pelo tras la oreja y le pide a Ellie que gire un poco. Cuando lo hace, enrolla la manga de su chaqueta y estudia su hombro. No hay nada. En medio de la inspección del otro hombro, algo se le viene a la mente.
"Sabes", ella comienza, algo dudosa. "Nunca me disculpé por lo que pasó en aquel lugar. Lo siento por, eh, recostarme en ti de aquella manera". Pega la mirada al kit en sus piernas; aún está avergonzada.
"No te preocupes", Ellie responde. "No pensé nada raro".
Talia toma la gasa y resume su trabajo, exhalando. "Gracias al cielo". Sonríe, sostiene el mentón de Ellie y comienza a limpiar la sangre seca de su rostro, que parece decorarlo como pintura permanente. "Tienes muy pocas heridas".
"¿Hm?".
"Sí. Adoro como peleas, ¿Acaso te lo he dicho?".
Ellie niega, sus labios se curvan hacia arriba ligeramente. "Gracias. Tú también. Nunca había visto lo del cuchillo antes".
Talia sonríe un poco y pasa la gasa por su mejilla. "Es increíble".
"Deberías enseñarme".
"Tsk, te diré mis secretos si tú me dices los tuyos".
"Ahora somos cuñadas. Deberíamos ayudarnos", Ellie replica con tono socarrón.
"Sí, claro".
Algunos segundos pasan, llenos de mucho silencio. Ellie la miraba muy fijamente (algo que parecía haberse convertido en una costumbre). Entonces, le dice:
"Sobre lo que pasó antes..."
"No. No te preocupes".
"No debí haberme puesto así".
"Lo sé. Sólo discúlpate con ella, ¿sí? No conmigo", después de un segundo, añade, con una sonrisa tranquilizadora: "Todo saldrá bien, ella no guarda rencores tan fácilmente".
Ellie asiente con la cabeza, frunciendo ligeramente los labios.
Talia toma un trapo y lo moja, pone una mano en el cuello de Ellie y se inclina hacia adelante para limpiar la sangre. Puede sentir la cálida respiración de Ellie en su clavícula. Entonces (y esto no puede ser más que un error), Ellie gira la cabeza y roza los labios contra su piel, lo que provoca que Talia se aleje con rapidez.
"Lo siento", dice Ellie, y mueve los dedos. "Tienes, uh, algo de sangre ahí".
"Ah", Talia libera un respiro que ni siquiera sabía que contenía. Aquello la había tomado de sorpresa. "Gracias".
"Ven". Ellie no espera a que responda, toma el trapo de sus manos y en cuestión de segundos la limpia.
Talia se queda estática, y cuando Ellie termina, recibe el trapo en las manos y se aclara la garganta. "Eh, gracias".
"Hm".
"¿Continúo?".
"Ajá".
"Vale".
Talia, por alguna razón más ansiosa que antes, continúa su trabajo. Nota que el silencio se hace un poco pesado. Sus pensamientos empiezan a circular otro tema: la inmunidad de Ellie. Quería preguntarle sobre aquello, pero no estaba segura. Poco después, su mirada ausente y lejana llama la atención de la ojiverde.
"¿Te pasa algo?" Pregunta ella.
"No, no, todo está bien. Es sólo que . . ." Hace una mueca. "Quiero saber más acerca de tu inmunidad. ¿Puedo preguntarte algunas cosas?".
"Sí".
Los ojos de Talia se dirigen casi inmediatamente a su brazo, el del tatuaje y la quemadura química. "¿Entonces esa es tu mordida?".
"Ajá".
"¿Me das tu brazo?". Ellie lo extiende. Talia recorre la mordida con los dedos. "¿Cómo era antes de quemarla?".
"Normal, supongo. Una mordida del color de mi piel".
"¿No tenía nada?" Pregunta ella visiblemente confundida.
"No".
No quería desilusionarse, pero, ningun rastro de venas y nada de color...
"¿Cuáles son tus síntomas?" Cuestiona entonces.
"¿Síntomas?".
¿Por qué luce desorientada?
"Ya sabes... cuando te da... cierta hambre y..." Se detiene, resignada. "No sabes de qué hablo, ¿cierto?".
"No sé de qué hablas".
Talia se da cuenta de que ella y Ellie no comparten la misma situación. Un suspiro tembloroso escapa la barrera de sus labios mientras cierra los ojos. Está tan decepcionada. Le había emocionado el pensamiento de que alguien compartiera con ella aquella carga y ahora resultaba que no era así.
"¿Estás bien?". Ellie le pregunta, suavemente. Talia alza la mirada y sacude la cabeza.
"Sí, sí, sólo . . . estaba confundida", responde, echándose para atrás. "Creo que ya he terminado contigo".
"¿Sí?"
"Sí . . . Ah, no, espera". Se le ha pasado algo por alto. Agarra aquel rebelde mechón de cabello que siempre le cae por la cara a Ellie, lo pone tras su oreja con gentileza y limpia una pequeña mancha de sangre. "Ya está".
Inmediatamente empieza a empacar los útiles de medicina. Ya se ha levantado cuando Ellie le toma de la muñeca y la detiene. Talia la mira, expectante.
"Gracias". Dice, con los ojos fijos en los suyos.
"Por nada", Talia le dedica una ligera sonrisa. "Búscame cuando necesites".
Un cosquilleo jubiloso recorre su muñeca.
LIVING DEAD
En el siguiente capítulo se nos une otro personaje a la pequeña cruzada de Talia, Ellie y Dina. ¿Pueden adivinar quién es? El primero que le atine se ganará una mención en el próximo capítulo.
¡Gracias por leer!
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