O13
( CAPÍTULO TRECE )
pérdida y notoriedad
TALIA NO TENÍA EN SUS
planes entrar a la tienda de música, pero la posibilidad de que hubiese algo útil allí no le rinde más remedio, no era una opción considerable el desperdicio irrazonable, por más que le doliese el pecho de manera asfixiante siempre que viese las guitarras abandonadas y los empolvados pianos.
Al adentrarse en el local el ambiente da un cambio tan drástico que por un momento Talia piensa que el mundo ha vuelto a la "normalidad". Cada superficie está cubierta de gruesas capas de polvo, sobre las cuales montones de escombro se posan. Aquello no le quita el encanto al lugar. Ella pasa los dedos por cada instrumento que encuentra, invocando imágenes mentales de un mundo más simple. Dina se sienta en una batería e intenta tocar algo con tono bajo para no atraer visitas indeseadas. Los ruidos que escapan del instrumento les hacen rechinar los dientes.
"No, deja eso", Talia sonríe torcidamente. Su hermana ríe con suavidad y habla de formar una banda, a lo que Ellie responde con un comentario sarcástico, lo cual conduce a una charla amigable.
Desde lo pasado hacía apenas unas horas, Ellie y Talia no habían compartido ningún contacto que no sea de naturaleza estrictamente necesaria. El silencio que se regalaban no era incómodo, no, no era esa la forma de clasificarlo. Era más bien un silencio . . . pactado. Cada una le daba su espacio a la otra, al fin y al cabo, las que estaban saliendo eran Dina y Ellie; naturalmente el contacto entre Talia y la postrera no era de urgencia.
Talia no quería admitir que aún se hallaba avergonzada por lo ocurrido.
Tras minutos de cuidadosa inspección y toqueteos curiosos, va ella a sentarse en un escalón mientras permite que sus ojos se muevan de aquí para allá. Siente algo de paz, nostalgia, un interesante brebaje de emociones que no eran del todo dañinas. Era agradable allí. La hierba se mueve en compás con las hojas de los centinelas, la suave brisa se inmiscuye a través de ellas con ligereza y, al entrar por los cristales y tocar su piel, destensa sus músculos. Había calma, eso era novedoso.
Se encuentra en necesidad de cerrar los ojos y respirar hondo, y así lo hace. La brisa parece purificar su interior. Pocas veces tiene la oportunidad de experimentar aquel encanto proveniente de la naturaleza; en falta de infectados que contaminen su temple. Una suave melodía acústica alcanza sus oídos, que se agudizan con interés, y su cuerpo, como si poseído estuviese, empieza menearse suavemente de lado a lado. Le llega un pensamiento cómico al sentirse como la protagonista de alguna película playera; una ligera risa brota de su garganta.
Pronto, una voz se une al relajante sonido de la guitarra. Es dulce, suave y algo ronca, tenía cierto encanto, uno que no podía identificar. Sus ojos, incrédulamente, se abren, y sus piernas actúan por sí solas, conduciéndola hacia la fuente del sonido. Ella asoma la cabeza en una habitación: un gran ventanal cubierto de musgo y plantas sobrecrecidas dejaba entrar la luz del sol, la cual se derramaba sobre un pequeño asiento ocupado por Ellie. Ella sostenía una preciosa guitarra y tocaba una canción de tonalidad dulce mientras miraba de vez en cuando a Dina con ojos brillantes. Talia no puede evitar sonreír ampliamente, alegre ante la noción de que su hermana haya encontrado a alguien -aparentemente- bueno para ella. Sabía que su rompimiento con Jesse la había dejado mal, por lo que verla ahora tan feliz es razón suficiente para estar encantada.
Talia mira a Dina, quién a su vez le sonríe a Ellie, moviéndose lentamente al compás de la canción. Más su comportamiento es víctima de una falta terrible, una falla casi imperceptible . . . Cuando Ellie aparta la vista, la luz en los ojos de Dina se esfuma; cuando Ellie mantiene su concentración en las cuerdas, su sonrisa flaquea, las curvas de sus labios titubean; cuando Ellie voltea a mirarla, todo vuelve a ser perfecto.
Su ceño se frunce mientras se cruza de brazos. Estaba verdaderamente confundida; algo no andaba bien.
Mientras sopesa lo que acaba de ver, la canción termina—:
"I'll be gone, in a day or two . . . " recita Ellie, con voz y mirada dignas de mención.
Las muchachas se levantan y empiezan a acercarse, Talia las espera.
"Hey," murmura Ellie al verla apoyada en la puerta.
"Hola, te escuché . . . Realmente tienes mucho talento, Ellie", responde Talia, con pura sinceridad. Ellie solo sacude la cabeza, esbozando una sonrisa torcida. "¡Lo digo en serio!". Talia imita su sonrisa. En sus palabras habían algunas gotas de agradecimiento, no era mucho, pero era su manera de decir gracias. Ellie sonríe más genuinamente y el hielo se rompe tan rápido como se congeló.
"¿Ves, Ellie? Hasta Talia lo dice, ¡Eres muy talentosa, joder!" Dina exclama, emocionada.
( ⚘ )
Habían encontrado rastros de Tommy. Por los cielos, él no había sido nada más que brutal. Junto a uno de los cuerpos, en el suelo, había un código. Era lo más útil que habían hallado hasta ahora, así que les dió esperanza. Talia se sentía más tranquila ahora que veía que, claramente, Tommy era más que capaz de defenderse a sí mismo. Ellie explicó lo que hizo Tommy, algo de... ponerlos en contra el uno del otro. Talia anotó mentalmente aquel truco y definitivamente planeó usarlo.
"Este 1" rezaba el código.
Ahora se encontraban explorando más, tratando de alcanzar a Tommy, si es que era posible. Talia había alimentado a Blaze de algunas manzanas que había traído y el chiquillo se estaba portando tan bien. Iban entre unas hierbas altas, Talia leía algunas notas mientras dejaba a Blaze a cargo de la caminata. Tanto le entretenían aquellas escrituras, y esta estaba especialmente interesante.
"Oh, Dios... eh, chicas, lean esto, est—"
Bum.
Un pitido incesante, doloroso en sus oídos. Ya no estaba en su caballo, sino en el suelo, escupiendo la sangre que salía de su labio al haberse estrellado. El líquido carmesí pareció teñir el mundo de rojo. El pitido no paraba. Había sido una explosión, una trampa. ¿Dónde estaba Blaze?
Talia mueve sus manos en un intento patético de arrastrarse fuera del peligro. Lo intenta y lo intenta y, mientras lo hace, observa a su alrededor, tratando de localizar cosas importantes. No podía escuchar bien, sus piernas le dolían y estaba mareada. Había sido un golpe fuerte. Delante suyo se encontraba Ellie, arrastrándose por igual. ¿Dónde estaba Dina? ¿Dónde?
Por favor, que no haya muerto... por favor...
Blaze estaba tirado a su lado, pataleando. Le dolía tanto verlo así. Talia extiende su mano tratando de tocarlo y lo único que la reciben son los sesos del animal al ser asesinado con una escopeta. Su cara estaba sangrienta ahora. Talia se forza a mirar a otro lado, no podía aguantarlo. Blaze había muerto. Intenta seguir arrastrándose con todas sus fuerzas. Parecía una pesadilla, aquellas en las que intentas correr y correr, pero apenas das un paso.
Su cabeza estaba llena de Dina y de Joel y de Tommy. Talia mira hacia delante, Ellie le extendía la mano mientras trataba de agarrar una escopeta frente suyo. La castaña movía los dedos frenéticamente, intentando ganar su atención. Talia extiende su brazo, y, con las ultimas fuerzas que le quedan, se lanza hacia adelante.
Piel con piel es lo único que puede sentir antes de ser golpeada en la cabeza.
LIVING DEAD
Pobre Blaze, era un chico bueno.
¡Gracias por leer!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro