Un joven azabache se despertó con muuuucha energía. Hoy es su primer día en la secundaria. Va a conocer nuevos amigos, jugar fútbol todo lo que quiera, recorrer el edificio. Ya quiere llegar y hacer todo eso.

Se levantó de la cama y se puso desodorante antes de ponerse la camiseta. Se puso los pantalones deportivos de la institución y sus championes favoritos. Se colgó su mochila con una cuadernola grande y varios lápices adentro. Llevó su balón de fútbol debajo del brazo y salió de su habitación.

Su madre le preparó el desayuno y Tsubasa lo devoró como si no existiese un mañana. Le dio un beso en la mejilla y salió de su casa dominando el balón, como hacía en su día a día.

Pum, pum, pum... Le hacía el corazón con cada pisada que lo acercaba a la escuela. Sentía mucha felicidad, pero a la vez estaba un poco nervioso, como cualquier estudiante normal.

El patio era un tumulto de gente, y el bullicio era ensordecedor. Tsubasa estaba en un rincón dominando la pelota hasta que la directora avisó que iba a pasar la lista de los estudiantes que irán a sus respectivos salones. Eran nueve grupos de primero, ya que el colegio era enorme y mucha gente se inscribía en él. Tsubasa se mezcló entre la multitud y esperó ansioso.

Tsubasa: Qué emoción. Muero por saber con quién me va a tocar 😁

Espero que esta historia pueda entretenerlos aunque sea un poquito en esta cuarentena :')