Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

❪ 👑 ❫ 01. the queen's maid of honour.

FUEGO Y SANGRE
ACTO I: EL CORTEJO DORADO

♟️📜♟️

━─────╮✦╭─────━

CAPÍTULO I:
La dama de compañía de la reina

📍DESEMBARCO DEL REY
KENNA | ( AÑO 80 D.C. )

( . . . )

       LADY KENNA INHALABA LENTAMENTE EL AIRE CÁLIDO, impregnado del intenso aroma de las flores que crecían en abundancia en lo profundo del jardín real. El sol se acercaba al horizonte, tiñendo el cielo de vibrantes colores anaranjados y rosados. «Aun así, nada de esto se compara con las vistas que se despliegan desde las ventanas de Roca Casterly», reflexionaba con añoranza, recordando el viejo castillo de los Lannister.

─¿Y qué debería hacer?

Kenna se apartó de la contemplación del crepúsculo justo en el momento en que la Reina Alysanne fijó su atención en ella.

─¿Su Majestad ha vuelto a discutir el destino de la princesa Daella? ─preguntó Kenna a la reina, ya anticipando la respuesta.

─Así es. El rey ha declarado que si no se casa antes de concluir el año, iba a ponerle delante un centenar de hombres desnudos en fila y la obligaría a elegir al que más le plazca. Dijo y citó: un señor sería lo preferible, pero si ella prefiere a un caballero andante, a un mercader o a un simple plebeyo como Pate el Porquero, ya da lo mismo mientras escoja a alguno como esposo ─explicó la reina con voz sombría.

Kenna apenas contuvo un suspiro de cansancio. Cuatro años en la Fortaleza Roja como dama de compañía de la Reina Alysanne no le habían ayudado a entender la compleja relación entre la pareja real y sus numerosos hijos. Estaba claro que el rey favorecía a los hijos mayores ─el Príncipe Aemon, el Príncipe Baelon y la Princesa Alyssa─, pero los demás príncipes y princesas parecían no existir para él. En el año de la llegada de Kenna a la corte, la Princesa Maegelle fue enviada por sus padres al septo en Antigua. Dos años después, el Príncipe Vaegon se unió a su hermana en Antigua, comenzando su aprendizaje en la Ciudadela por decisión de su padre.

En cuanto a las hijas más jóvenes, las princesas Saera y Viserra, fueron puestas al cuidado de numerosas amas de cría y sirvientas, dejándolas casi sin atención alguna por parte de Jaehaerys o Alysanne. Y en un intento por suplir la falta de amor de sus padres, las niñas siempre causaban todo tipo de travesuras y problemas, buscando atraer la mirada de sus reales progenitores.

Kenna, criada con esmero por su padre, no entendía tal desperdicio.

Su padre, Cyrus Lannister, fue primo del cabeza de la Casa Lannister de su generación y su consejero más cercano, participando activamente en la administración de Roca Casterly y todas las Tierras del Oeste. Él le enseñó a ver oportunidades de mejora incluso donde parecía imposible sacar provecho, y Kenna no tenía razones para dudar de sus juicios. Cyrus había conseguido casar a su hija, sin una dote ostentosa ni títulos importantes, con el anterior heredero de Roca Casterly, Tygett Lannister, superando a las hijas de Lord Crakehall, Lord Tarbeck y Lord Lefford en esa batalla.

Kenna se esforzaba por encontrar un sentido en las decisiones de la pareja real, pero cuanto más lo intentaba, más incomprensibles le resultaban. En lugar de forjar alianzas provechosas para el trono a través de sus hijos, los entregaban sin pensar a la Fe y la Ciudadela. En lugar de preparar a sus hijas en el arte del manejo del hogar, las confiaban a amas de cría analfabetas y a maestres de dudosa sabiduría, recordando su existencia solo cuando estás llegaban a la edad de casarse.

Ahora le tocaba el turno a la pobre Daella. Y, a juzgar por la determinación del rey, realmente parecía dispuesto a cumplir con su promesa. Sin poder evitarlo, Kenna vió en esta insistencia del monarca una oportunidad única para elevar la posición de su casa.

─¿Ya tiene en mente algunos candidatos, mi reina? ─Kenna decide sondear toda la información posible antes de involucrarse en el juego─. Usted, como la maravillosa madre que es, debe conocer mejor que nadie a su propia hija.

Una sonrisa se dibuja en los finos labios de la reina tras estas palabras. Kenna no era partidaria de adulaciones tan burdas, pero Alysanne disfrutaba que la consideraran una buena madre y no buscaba segundas intenciones en tales halagos.

─Me aterra la idea de casar a Daella ─respondió Alysanne con un dejo de pesar en su voz, mientras su mano acariciaba su vientre abultado por otro vástago en camino─. No quiero perder otra hija. Mi corazón aún no ha superado la tristeza por Maegelle.

«¡Pero si fue usted quien envió a la niña al septo!», quiso exclamar Kenna, pero se contuvo. La lógica y la coherencia nunca fueron los fuertes de los miembros de la casa del dragón, así que Kenna guardó sus pensamientos para sí.

─Al principio, esperaba que le gustara la Serpiente Marina ─Alysanne soltó un suspiro─. Los Velaryon son una casa fuerte y rica, que comparte nuestra historia y sangre. Pero...

«A él le gustaban más sus barcos que yo...» ─repitió Kenna, recordando las palabras exactas de la princesa.

─Exactamente ─asintió la reina─. Luego esperaba que el cortejo del joven Royce Blackwood se convirtiera en algo más, pero Daella se negó rotundamente a casarse con alguien que creyera en los antiguos dioses.

Kenna sonrió para sí misma al recordar el berrinche que la princesa había montado el año anterior.

«Si supiera, Su Majestad, cuánto difiere su percepción de su propia hija de la realidad», pensó Kenna con algo de compasión.

Al llegar a la corte con su única hija, Marissa, Kenna priorizó asegurarle un buen futuro. Esperaba que su hija se convirtiera en dama de compañía de la princesa Alyssa o de Lady Jocelyn. Ambas eran esposas de los príncipes mayores, y unirse a su séquito ofrecería a Marissa una excelente oportunidad para encontrar un buen partido. Pero la Reina Alysanne decidió hacer de Marissa la dama de compañía de Daella. Al principio, Kenna se sintió decepcionada por tener a su hija al servicio de una princesa propensa al llanto y asustadiza que rara vez aparecía en la corte, prefiriendo pasar su tiempo en sus aposentos o en un solitario cenador en los límites del jardín real. Sin embargo, su decepción no duró mucho.

Había aprendido bien la lección principal que su difunta madre le había inculcado. Luella Lannister, de soltera Luella Florent, repetía a menudo el lema de su casa a su hija.

─Puede que seas una leona de nombre, hija mía, pero te criaré como la más astuta de los zorros. «¿Oye mi rugido?» ¡Ja! Qué tontería. ¿De qué sirve ese rugido? «En el bosque, sé un zorro», esas son las palabras que debes seguir, niña. Escóndete si necesitas ocultarte. Huye si necesitas escapar. Desgárrate contra el enemigo con garras y dientes cuando tengas la oportunidad. Pero nunca sucumbas a tu vanidad y orgullo. Pues solo te llevarán a un final prematuro ─repetía su madre, y Kenna seguía el lema de la Casa Florent con determinación inquebrantable.

Sabiendo trabajar con lo que el destino le ofrecía, Kenna comenzó a observar a la Princesa Daella. La verdad que descubrió casi la dejó boquiabierta.

En la corte, la princesa era vista como poco más que una simplona, ya que hablaba poco y temía incluso a su propia sombra. Su hermano, el Príncipe Vaegon, la consideraba estúpida por no ser capaz de leer ni escribir. Incluso Kenna, al principio, se dejó influenciar por estas opiniones y consideró a Daella una tonta quisquillosa cuya única característica notable era su pertenencia a la familia real. Sin embargo, la realidad resultó ser mucho más interesante.

Marissa, que había heredado de su madre un sentido agudo para los detalles y una pasión por investigar, pronto comenzó a sospechar que su señora no era tan simple ni tonta como se decía. Un día, Marissa sorprendió a la princesa leyendo ávidamente un grueso volumen histórico en valyrio a la tenue luz de las velas desde su cama. Después, al supervisar la limpieza de los aposentos de la princesa, encontró entre los desechos un trozo de pergamino con elegantes versos escritos con una letra menuda y delicada. Y después de que Marissa vió como Daella señalaba con entusiasmo la ubicación de las constelaciones en un mapa mientras miraba el cielo estrellado desde su balcón, la princesa ya no vio razón para seguir ocultando sus talentos.

Así fue como Lady Kenna descubrió que la apariencia de la tonta ingenua de la princesa era una máscara que Daella utilizaba para protegerse del triste destino que había caído sobre Maegelle y Vaegon.

Cuando la Reina Alysanne mencionaba enviarla al septo, hacia a la Princesa Daella prorrumpir en lloros, diciendo que no podía aprender de memoria ni una sola oración de la Estrella de Siete Puntas. Cuando se hablaba de sus avances en la lectura, escritura y los números, Daella se hacía la desentendida, pretendiendo ser una simple criatura de entendimiento tan limitado como el de un infante de cinco años. Para prolongar su estado de soltería el mayor tiempo posible, se hacía pasar por una ratoncita asustadiza, dispuesta a llorar por el más leve arañazo de un gato, y se entregaba a grandes alharacas al ver un humilde insecto o una araña colarse en sus aposentos.

Cuando la verdad se reveló a Kenna, apenas podía creerlo. Como madre, no podía entender cómo la Reina Alysanne, que se consideraba una excelente madre, podía creer en el espectáculo que tan hábilmente interpretaba su octava hija. Kenna, a pesar de que sus hijos habían alcanzado ya la adultez, aún poseía la habilidad de discernir con facilidad cuándo sus hijos eran sinceros o cuándo estaban siendo astutos. Todo lo que necesitaba era notar un destello de culpa en sus ojos o un sultil tic en la ceja. ¿Pero no poder percibir una farsa tan evidente orquestada por la princesa Daella? Eso escapaba a su comprensión.

Sin embargo, cuanto más tiempo pasaba en compañía de la reina, mejor entendía su comportamiento. Alysanne no cesaba de recordar a todos lo mucho mejor madre que era ella en comparación con su esposo.

«Mi esposo se dedica por completo al servicio del reino. No es de extrañar que no esté tan interesado en los asuntos de sus propios hijos. Se le puede perdonar por ello. Mientras que yo soy la persona que conoce a cada uno de mis hijos de pies a cabeza. Porque soy madre, y es una madre quién siempre comprende mejor a sus hijos», decía Alysanne a sus damas de compañía, y estas asentían en acuerdo.

Kenna también asentía, pero en sus pensamientos consideraba a la reina tan mal progenitora como al rey. Al final, Kenna llegó a la conclusión de que la pareja amaban a sus hijos solo mientras cumplían con sus expectativas. Tan pronto como alguno de los príncipes o princesas los decepcionaba o se comportaba indebidamente, Jaehaerys y Alysanne se distanciaban de ellos. O se deshacían de ellos, como lo hicieron con Maegelle y Vaegon. Daella era lo suficientemente inteligente como para mantener el equilibrio entre amor y decepción, pero este juego no podía durar para siempre. Y la paciencia del rey ya estaba llegando a su fin.

Por ello, Kenna, quien había desarrollado un respeto por la Princesa Daella, decidió matar dos pájaros de un tiro. Su hijo, que había gobernado exitosamente Roca Casterly durante los últimos cuatro años, aún no estaba casado. Y para Daella, un matrimonio con el Guardián del Occidente la salvaría de la penosa suerte de convertirse en una mera yegua de cría para algún señor, como había planeado su propio padre.

─¿Aún no ha decidido entre las posibles opciones? ─preguntó Kenna con cautela, observando atentamente la reacción de Alysanne.

Aunque la apodaban "la Bondadosa", la famosa impetuosidad de los Targaryen estaba plenamente presente en Alysanne. Por ello, Kenna elegía cuidadosamente su tono y palabras, evitando provocar su descontento. Marissa, que tenía una habilidad asombrosa para reunir todos los rumores que circulaban en la Fortaleza Roja, ya había informado a su madre que la reina había considerado tres candidatos.

Lord Rodrik Arryn, quien durante los veinte últimos años había servido en el consejo privado como Lord Justicia Mayor y consejero de los edictos, era conocido como un servidor justo y leal de la corona, respetado tanto en la capital como en el Valle. Sin embargo, su apariencia no era su mayor atractivo y, por su edad, bien podría ser el padre de la princesa. Lord Boremund Baratheon era tio de la princesa, y muchos lo consideraban la mejor opción para Daella debido a su parentesco. El hecho de que su hermana menor fuera la esposa del Príncipe Aemon y que era medio hermano de la reina por parte materna lo convertía, a ojos de la corte, en el único candidato viable. El tercer pretendiente por la mano de Daella era el hijo de Kenna, Lord Tymond Lannister, Guardián del Occidente y cabeza de la casa más rica de Poniente. Por supuesto, Kenna deseaba que su hijo fuera el elegido, lo que fortalecería sus lazos con la familia real y elevaría su posición no solo en la corte, sino en todo el reino, por encima de los demás grandes señores. Sin embargo, no podía proponer abiertamente su candidatura.

─¿Y tú tienes alguna idea, Kenna? Siempre has dado sabios consejos ─le preguntó Alysanne, fijando en ella sus oscuros ojos azules.

─No hay muchos hombres en Poniente que sean dignos de la mano de una princesa, mi reina. Lord Tyrell ha alcanzado la vejez, y su heredero ya se ha unido en matrimonio con la Casa Fossoway, engendrando cuatro vástagos en un mismo triennio. Lord Stark y su progenie también han formado ya sus propias familias, al igual que Lord Tully. Entre los grandes señores que aún quedan, solo cuentan Lord Rodrik Arryn, Lord Boremund Baratheon y Lord Tymond Lannister ─Kenna mencionó a su hijo al final deliberadamente, evitando cualquier sospecha de favoritismo.

─¿Y a cuál de ellos recomendarías? ─preguntó Alysanne con una mirada astuta.

─No soy yo quien se casará con ellos, Su Majestad ─sonrió Kenna─. Creo que la princesa debería hacer su propia elección. Al fin y al cabo, ella será quien viva con el hombre elegido.

Alysanne golpeó pensativa su barbilla con los dedos. Al no detectar disgusto en la mirada de la reina, Kenna continuó─: Invite a Lord Baratheon a la corte. Yo enviaré una carta a mi hijo para que venga a la Fortaleza Roja. Lord Arryn ya está aquí. Permita que los tres cortejen a la princesa, así podrá conocerlos mejor y tomar su decisión. De esta manera, no podrá culpar a nadie más que a sí misma por las consecuencias ─sugirió Kenna.

La reina se detuvo un instante, sopesando sus palabras y, tras un suspiro que parecía liberar una carga invisible, asintió con una mezcla de alivio y resignación.

─Tienes razón, Kenna. Hoy mismo me ocuparé de enviar una misiva a Bastión de Tormentas.

─Y yo haré lo propio enviando un cuervo hacia Roca Casterly.

Con un asentimiento decidido hacia Kenna, Alysanne se encaminó hacia las entrañas del castillo, dispuesta a transformar sus pensamientos en acciones concretas. Mientras tanto, Kenna resolvió que buscaría a la Princesa Daella y le informaría sobre los planes de su madre.

«Espero no estar cometiendo el mayor error de mi vida», pensó la mujer mientras se dirigía al Torreón de Maegor.

[ ⚔️ ]

NO TE OLVIDES DE:
votar, comentar y seguirme.
▬▬⠀ 𝒋_𝒎𝒐𝒓𝒏𝒊𝒏𝒈𝒔𝒕𝒂𝒓 , © 2024⠀▬▬

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro