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OO4. Termina lo que empecé.

Día 04: Pérdida, mafia y un deseo de venganza.

No parece un funeral.

El sonido de copas llenas de champagne chocando, que nadie se acerque al ataúd, que se puedan escuchar conversaciones bañadas en risas y golpes suaves.

Es como si la gente estuviese festejando y tapara su burdo intento de mostrar empatía organizando el funeral de Eric en un lugar gigante.

Kyle pasea su vista entre los invitados, no conoce a la mayoría, los pocos que reconoce son allegados de su líder. Gente importante que está aprovechando la ocasión para ofrecer alianzas o pedir protección de la mafia a cambio de fuertes cantidades de dinero y algunas limitaciones.

Dan asco.

Kyle se aferra con fuerza a los mangos de su silla, sus nudillos se ponen blancos pero su mirada distante y expresión aburrida se mantienen cual máscara perfecta para evitarle conversaciones incómodas con algunos tipos de mal vivir que tienen el descaro de asistir con sus mejores ropas y joyas.

La muerte de Cartman no fue un accidente. 

Es que es tan obvio, nadie es capaz de creer que todo lo que ocurrió hace solo tres días fuese accidental y la manera en que comentan el incidente suena de la misma forma en la cual alguien contaría un pésimo chiste: con movimientos exagerados, sonrisas y llantos fingidos.

Kyle cree que hasta alguien como Cartman tiene derecho a un funeral más serio.

Butters es el único que parece tener algo de sentido común al acercarse al ataúd nada más llegar con otros miembros de su grupo, con marcas de lágrimas y limpiándose la nariz con la manga de su traje se sienta sobre la hierba llena de nieve, arrancando pasto y charlando de quién sabe que cosas con alguien a quien el rubio más joven llegó a considerar un amigo, por más veces que el castaño parecía hacerle la vida imposible.

—Deprimente, ¿verdad?

Kyle observa por el rabillo del ojo a su nuevo acompañante. Stan tiene las manos ocultas en los bolsillos, el cabello alborotado al no traer su gorro y el ceño fruncido, ambos dirigen su atención hacia Butters y él solo les da una pequeña sonrisa antes de ocultar su rostro entre las manos.

Kyle suspira y se levanta, listo para acercarse y tratar de consolarlo.

—Fue un accidente, Kyle— dice Marsh, notando como su amigo se detiene —, lo comprendes, ¿verdad?

—¿No deberías buscar a la hija del jefe y coquetear con ella?— contesta el pelirrojo, aún dándole la espalda —Después de esto se la presentará al público, ¿no? Creo que a Craig le gustaría verte en primera fila.

Stan ríe y Broflovski no necesita voltear para saber que probablemente se está rascando la nuca en un vano intento de ocultar su nerviosismo y botar el sonrojo de sus mejillas. A veces se pregunta si su amigo —o como sea que pueda llamarlo ahora— podría ser más patético. Porque, ¿podía haber alguien más insípido de quien enamorarse? Craig es joven, una muchacha con aires de grandeza, que dice odiar a todo el mundo pese a querer estar rodeada de tantas personas como le sea posible.

Kyle no tolera la idea de tener que servirle a ella cuando su padre se retire, lo que sea que haga Marsh no le interesa. Y sabe que Butters piensa lo mismo, entonces le suelta al azabache un simple "como sea" y, finalmente, puede sentarse al lado de Leopold, colocando su mano izquierda en su hombro. Solo se quedan en silencio, escuchando a las personas aglomeradas que esperan a que el entierro finalice. Stan parecía por un momento querer permanecer con ellos, aunque, al final terminó alejándose ni bien escuchó que alguien lo llamaba.

—¿Estás listo?— pregunta Leopold luego de unos minutos, minutos en los que Kyle trata de mantener su vista al frente, tratando de ignorar que la nieve está tan blanca como las flores que están colocando frente a la lápida de Cartman.

Butters habla con un tono de voz monótono, casi hastiado. El pelirrojo se encoge de hombros, admirando el vaho que sale de sus labios agrietados por el frío cuando exhala.

—Discúlpame por no poder mostrarte la carta.

—No, no, lo entiendo, Kyle, era necesario que la quemaras.

La gente poco a poco comienza a irse. Las palabras "hija", "jefe" y el nombre de Craig son ahora los temas de conversación. No pasa mucho hasta que el lugar esté vacío, y algo le dice a Kyle que esas personas ansiaban irse ni bien vieron el ataúd siendo enterrado.

Está bien, piensa, Leopold se levanta y se sacude el traje, a veces se le olvida que este chico que alguna vez fue intimado en la secundaria está cerca de cumplir veinticuatro y que muchas cosas con respecto a su actitud han cambiado.

—Nos vamos a meter en un gran problema— susurra, no sabe si el rubio lo escuchó.

Ambos salen del cementerio, no le dirigen más que un rápido vistazo a la lápida. Kyle coloca la mano derecha en su bolsillo, envolviendo la memoria USB que Eric le dejó.

Terminará lo que Cartman empezó. No es la primera vez que lo hace después de todo.

Corono este día como el que menos me gustó, la cantidad de palabras lo confirma, 😔✌.

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