OO1. La guerra se acerca.
Día 01: Adolescentes y "fiesta" en la casa de Token.
Cartman es recibido en su casa por un sobre color negro colocado cuidadosamente sobre el "welcome" de su alfombra.
Él levanta la vista, observando las estrellas que adornan el cielo oscuro antes de mirar a su alrededor en busca de cualquier alma, notando también las farolas alumbrando de forma débil la calle, dejando notar que son aproximadamente las dos de la mañana.
—Jódanse todos— murmura entonces, apretando los dientes —, jódanse todos— repite levantando con asco el sobre, arrugándolo para guardarlo en su bolsillo sin siquiera leer que dice.
Su madre y el Sr. Kitty tendrán que esperar, se han sabido cuidar, lo han estado haciendo por varios meses, un poco más no les afectará.
—Llegas cinco minutos tarde.
Cartman no se sorprende de que la primera persona que vea nada más llegar a la casa de Token sea Kyle. Pese al tiempo que se mantuvo fuera, nunca se le pasó por la cabeza la posiblidad de que Stan se atreviera a delegarle a su "súper mejor amigo" un cargo menor que el de guardia principal o estratega. Muy aparte de las cursilerías que esos dos se profesan, Stan sabe que los estereotipos están muy marcados y que el pelirrojo en cuanto a estrategia, carácter y todo lo relacionado a contabilidad es lo mejor que poseen, desperdiciarlo sería una idiotez.
Kyle no ha cambiado mucho en el casi medio año que Eric estuvo ausente, en donde él ahora parece un oso, con hombros anchos y grasa masomenos bien distribuida gracias a actividades que —en completo desacuerdo— tuvo que hacer, el judío con su estirón de octavo grado apenas y le llega a la nariz, usando aún ese ridículo sombrero que ya no puede retener su cabello, salvaje y rojo, justo como lo recuerda. Eric sabe que también ha estado jugando básquetbol durante los últimos años de secundaria y parte del último semestre, mucho antes de que lo mandaran a él a vigilar la zona norte, razón por la que sus brazos ahora parecen tener algo más de músculo, y —aunque le moleste un poco admitirlo— sabe que no interesa que tan grande esté ahora, Kyle siempre podrá darle una buena paliza. Sin importar que conserve esa cara de idiota.
—Pff, relájate, no es el fin del mundo.
—De hecho, lo es, así sea un minuto tarde ya corres el riesgo de levantar sospechas y cuando menos lo esperes harás que nos descubran y...
—Joder, saca la arena de tu vagina, Kahl.
Kyle tiene ahora el ceño fruncido y Cartman casi podría reírse, iniciar una pelea y ser expulsado sin algún derecho a entrar a esta estúpida "fiesta" a horas tan ridículas cuando perfectamente podría estar con el Sr. Kitty mirando algún estúpido programa de chismes y tragando para recuperar algo de peso.
—Vete a la mierda, culón— responde el pelirrojo, arruinando cualquier oportunidad de escape, como siempre —. Aprende a organizar tu tiempo de una maldita vez.
—Bueno, ya vine— responde el castaño encogiendo los hombros con sus manos libres moviéndose para hacer énfasis y listo para ser detenido antes de poder cruzar la puerta.
—¿Qué traes ahí?— pregunta Broflovski, observando a su compañero suspirar con aburrimiento cuando le toca el hombro derecho —¿Es esto ollin? ¿Por qué está sucia tu chaqueta?
—"Levantarás sospechas, culón"— repite Eric con el tono de voz más desagradable mientras empuja a Kyle dentro de la casa y cierra la puerta —Aprende a respetar lo que dices, judío estúpido. Y si tengo ollin es porque el apestoso de tu novio me mandó a limpiar una chimenea nada más llegué.
—Ajá, Stan solo te mandó a limpiar una chimenea ni bien pusiste un pie de nuevo aquí porque se le dio la gana.
—Sí, para que te vayas dando cuenta del tipo con el que tienes una amistad tan sólida, con todo ese aspecto de niño bueno se ocultan muchas co-
Eric detiene su diatriba sin sentido cuando siente las manos de Kyle acunarle la barbilla una vez termina de limpiar su ropa, baja su mirada, dejando que su atención se centre por completo en las pecas que adornan la cara del pelirrojo.
Puede notar que una parte del piso de la sala está ahora sucio antes de agacharse lo suficiente para que sus labios puedan encontrarse con los de Kyle. Es un beso simple, largo, lento, con las manos del chico judío acariciando ahora su cabello mientras él trata de no apretarle tanto la cintura.
—Tienes formas tan extrañas para decirle a alguien que lo extrañaste— susurra el castaño después de que se separan —, ¿es una cosa judía, de Jersey, algo?
Sus manos sienten el temblor que surge en el cuerpo de su compañero, los dos comparten una pequeña risa, casi envueltos en un ambiente agradable antes de escuchar a alguien quejarse en voz demasiado alta.
—Que vivan los novios— habla Butters, ignorando la manera en que Kenny finge estar vomitando a su lado.
—¿Por qué tardaste tanto Kyle? Ugh, Cartman.
—Hola, Testaputa.
Stan no tarda en apretarse el tabique de la nariz ni bien escucha el pésimo intento de conversación. Token llega un momento después con un par de vasos con whisky mostrando la misma expresión que Wendy al ver a su nuevo invitado.
—¿No lo habías mandado a limpiar la chimenea en casa de Butters?
Marsh no tiene las ganas de decirle a su querido amigo que eso no era algo que debía decir en frente de Kyle, quien ahora trae una expresión casi incrédula en la cara.
—¿Se te dio la gana y lo mandaste?— pregunta con fuerte acusación, escuchando a Eric soltar una carcajada.
—¿Las cosas de hippie te dañaron más el cerebro?— pregunta esta vez Cartman —Mandarme a limpiar y dejar el sobre dónde cualquiera podría verlo...patético.
—Hola a ti también, Cartman— es todo lo que responde el azabache, dejando que sea Wendy quien continúe con lo que sea que vaya a resultar su reunión.
Wendy no necesita que se lo pidan, en sus manos trae un mapa que no demora en extender sobre la gigante mesa del comedor, el mapa trae muchas cruces en varios sectores de South Park y las zonas aledañas, el negro predominando sobre el blanco.
—Da un informe— ordena ella, tratando de contener su molestia. Token se sienta a su lado con una libreta, listo para anotar todo lo que digan.
—No cambias para nada— murmura Eric antes de comenzar —, Clyde encontró una base que podría pertenecer a Tenorman— se detiene, trazando con su dedo una zona alejada en el mapa, sintiendo como el nombre de su medio hermano le pica en la lengua —, justo aquí, casi por las montañas, el tiempo que estuvimos en North Park nos sirvió para estudiar a algunas personas que podrían pertenecer a parte de su ejército o lo que sea, y sí, Wendy, Bebe está en ese bando. Actualmente tenemos a uno de ellos en el sótano de la casa de la abuela de Butters, un tal Liam, Tweek y Craig mandarán cualquier información que logren sacarle sobre la próxima acción que planean tomar.
Eric continúa hablando, contando todo lo que pueda recordar sobre los lugares, Wendy se dedica a colocar alfileres en las zonas que nombra. Stan trata de no ver mucho la expresión que su novia trae en el rostro cuando escucha más de una vez el nombre de su mejor amiga y un par de compañeros de su antiguo taller de oratoria, pensando que hubiese sido mejor tener a Kenny y Butters aquí en lugar de haberlos mandado a vigilar los alrededores.
—Él va a por ti, ¿verdad?— pregunta Wendy, interrumpiendo sus pensamientos y a su compañero, a quien mira directamente a los ojos —Todo esto de una posible guerra o destrucción de nuestros hogares, ¿lo iniciaste tú?
La expresión en el rostro de Cartman cambia, Stan debe darle crédito porque la sorpresa en él parece tan real.
—¿Qué estás insinuando?
Wendy no se inmuta ante el tono que poco a poco toma el castaño, suspirando con fuerza antes de prácticamente apuñalar la última zona que este mencionó con un alfiler rojo.
—Este fue el lugar a donde fuiste de vacaciones con tu madre antes de que te mandáramos a North Park. Y ahora la supuesta base principal de Tenorman en todo ese lugar está justo allí.
—Tú, perra-
—Si no cuentas con pruebas más allá de un lugar al que la mitad de mi grupo fue, deberías calmarte.
Token expulsa el aire que no notó estar reteniendo al sentir como el ambiente se tensa. La azabache tiene entre sus manos otro alfiler y una ceja levantada. Stan acaba de ocultar la cabeza entre sus brazos y él cree que es el mejor momento para alejarse a la cocina.
—Voy a traer cualquier otra cosa— habla, saliendo con rapidez —, no destrocen nada o mis padres nos matarán.
La salida de Black no ayuda mucho con la guerra de miradas que ahora sostienen Kyle y Wendy, Cartman se está mirando las uñas y tiene la mano derecha sospechosamente bajo la mesa al igual que el pelirrojo con su izquierda. Stan siente que podría vomitar.
—Está bien, tienes razón, me excedí— dice finalmente Testaburger, cerrando los ojos por un momento —, pero voy a mandar a este idiota a recorrer la zona de North Park y parte de Denver a partir de pasado mañana.
La breve disputa termina así, Eric luce demasiado tranquilo para haber sido prácticamente lanzado a otra misión larga nada más llegar. Kyle lo observa por unos segundos y suspira.
No pasa mucho antes de que decida recostar su cabeza sobre el hombro del castaño mientras este continúa hablando con el par de azabaches acerca de las misiones próximas y las víctimas a las que deben atrapar.
La acción del pelirrojo no ayuda a calmar el tono enojado de Cartman, pero lo ayuda a aliviar algo de la tensión que traía encima.
La maravillosa fiesta número cinco de Token finaliza cuando el sol está saliendo. Afuera Kenny está fumando un cigarrillo mientras Leopold le está contando alguna tontería que hicieron en secundaria.
Kenny solo asiente cuando lo ve, a diferencia del otro rubio que está listo para abalanzarse sobre él, una especie de saludo tardío por su llegada.
—Ni se te ocurra— reclama Eric —, guárdalo para cuando regrese, en unos seis, siete meses o lo que sea.
—¿Van a mandarte otra vez allá? Oh, hamburguesas, voy a extrañarte, Eric.
—¿Quieres que le avise a tu madre?— interviene Kenny —También puedo seguir cuidando a tu gato.
—Lo que sea.
Cartman se aleja de la casa una vez ve como Kenny se encoge de hombros y le asiente con la cabeza como despedida. El tiempo es corto, otra vez, necesita empacar todo lo necesario para complacer cualquier reclamo que se le pueda ocurrir al hippie o a la perra de su novia. Nunca tener dieciséis años se sintió tan irritante.
—Oye, Eric.
Su corazón se acelera al escuchar a Kyle llamándolo de repente, pero él mantiene la vista al frente, al lado de la cerca que da paso a la carretera, bendiciendo al frío por ayudarle a disimular su estado casi lamentable mientras la brisa le mece la cabellera.
—¿Mhm?
—Feliz cumpleaños. Y buena suerte.
Pasan unos momentos antes de que escuche la puerta principal cerrarse y, volviendo a colocar sus manos ahora desnudas en sus bolsillos, Cartman se permite sonreír reanudando su caminata hacia casa, listo para recibir cualquier otra estúpida misión disfrazada de un sobre de color chillón en la alfombra.
¿Felicitarlo por cumplir años y ser tan tacaño de no darle un mísero regalo? Clásico de un judío, piensa.
Podría escribir un fanfic en un futuro con esto, aunque siento que mi ignorancia en este tipo de temas me gana y necesito investigar un par de cosas. En fin, feliz cumpleaños al culo gordo que casi me gana el tiempo 💞.
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