MAS DE MIL AÑOS ATRÁS, las dos hermanas y su prima estaban caminando por el pueblo donde vivían. 

Ayla tenía planeado contarles a sus primas la gran noticia de que seria madre. Ella junto a su esposo, Ansel, estaban esperando un pequeño o pequeña bebe.

— Esther, Dahlia — Las llama Ayla.

— ¿Si, prima? — Dice Dahlia con una sonrisa.

Está quería a su prima como si fuera su hermana. Mientras que Esther sentía un poco de celosos por todo lo que tenía.

— Ansel y yo tomamos la decisión de tener un hijo, y hace unas días me enteré que estaba embarazada — Les anuncia Ayla con emoción.

— Felicidades, prima — Felicita Esther con una sonrisa fingida.

— Me alegro por ti, Ayla, se que querías un hijo — Dice Dahlia sonriendo.

No le gustaba que su familia se alejara de ella, pero Ayla nunca la dejo, ni porque ahora estaba casada. Todo lo contrario a Esther, que solo está para el imbécil esposo que tiene.

•  •  •

Han pasado varios meses desde que Ayla les dio la gran noticia a sus primas de que sería madre. Tenía un gran barriga, el pequeño Nik era muy inquieto.

— Tía Ayla — Se escucha una pequeña voz.

— Hola querido sobrino ¿Como estas? — Le pregunta Ayla a su pequeño casi sobrino, Elijah Mikaelson.

— Muy bien — Dice el pequeño con una gran sonrisa — ¿Bebé? — Pregunta apuntando el gran estómago de su tía.

— ¿Quieres sentirlo? — Pregunta su tía y el pequeño asiente con rapidez.

Ayla toma la mano de su sobrino y la posa encima de su barriga, Elijah siente las pataditas de su próximo primo y ríe alegre.

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Esa misma noche, Ayla empezó a sentir contracciones, su pequeño ya quería salir.

— Llama a mis primas — Le dice a su esposo jadeando de dolor.

Ansel sale de su casa a toda velocidad para ir a llamar a las primas de su esposa. En pocos minutos, los tres están de regreso.

— Oh querida — Dice Dahlia acercándose a su prima y acariciando su cabello — Todo estará bien.

Con la ayuda de sus primas y largas horas de parto, logro traer al mundo a su primer hijo, Niklaus Sallow.

— Es hermoso — Dice Ayla con su pequeño en brazos.

— Será un niño hermoso y fuerte — Dice Ansel besando la cabeza de su esposa.

Todo fue alegría para la pequeña familia Sallow... Bueno, al menos los primeros siete años del pequeño Sallow.

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— Mami ¿Que está pasando? — Le pregunta el pequeño Nik a su madre.

Los dos estaban en el bosque, huyen de algo, o mejor dicho, de varias personas. Al parecer los pueblerinos se enteraron que Ayla es una bruja, por lo tanto, la querían muerta.

— Iremos con la tía Dahlia, cariño — Contesta la madre del niño.

— ¿Por qué? No me gusta, quiero ir con mis primos — Se queja el pequeño rubio.

— Ahora no, Nik, ahora no — Murmura Ayla nerviosa.

Luego de un rato de caminar por el bosque, se encontraron con una pequeña casa. Antes de que Ayla tocará la puerta, Dahlia la abrió viendolo preocupada.

— ¿Que hacés acá? — Pregunta Dahlia a su prima.

Claro, no era normal verla por esos lados y menos en ese estado. Con la ropa sucia y el pelo desarreglado.

— Los pueblerinos me quieren muerta — Le susurra a su prima para que su hijo no escuche.

— ¿¡Que?! ¿Por qué?

— Alguien les dijo que yo era bruja, Dahlia, me quieren quemar — Dice Ayla al borde de las lágrimas.

— ¿Que harás? — Pregunta su prima viéndola preocupada.

— No tengo tiempo para huir — Niega con la cabeza — Tengo un hechizo, podría funcionar.

— Hagámoslo — Dice Dahlia.

Luego de eso, fueron a dejar a Klaus con sus primos, sin saber que la culpable de todo este era Esther.

— ¿Que harán? — Pregunta Esther mirando a su hermana y prima.

— Un hechizo, en vez de morir, quedare dormida y con una cura, despertaré — Explica Ayla a sus primas.

— Yo la ayudo — Dice Esther con una falsa sonrisa.

Mientras sus primas iban a buscar algunas cosas para el hechizo, Ayla se acercó a su hijo y se arrodilló frente a el.

— Te amo, mi pequeño niño — Le dice dejando un beso en su frente.

— Yo también te amo, mami — Dice el niño con inocencia abrazando a su madre.

— Ve a jugar con tus primos, mi niño, cuídate mucho — Dice Ayla con un dolor en el pecho.

El pequeño Klaus asiente y besa la mejilla de su madre para luego ir con sus primos, sin la menor idea de lo que pasaría con su madre.

— Ya tenemos todo — Murmura Dahlia detrás de ella.

Ayla se levanta del suelo y mira a su prima, para sonreírle levemente. Las dos se dirigen a dónde está Esther, está ya tenía todo listo.

Entre las tres empezaron el hechizo, el cual fue interrumpido por un fuerte ruido afuera, eran los pueblerinos. Las primas se miraron preocupadas, bueno, Esther solo aparentaba.

— ¿Que haremos? — Dice preocupada Dahlia.

— Me entregaré — Dice Ayla decidida mientras se levanta.

— ¿¡Que?! No harás eso — Dice Dahlia con el ceño fruncido.

— Solo cuiden a mi hijo — Murmura ignorando a su prima mayor para luego salir de la pequeña casa, cerrando la puerta con un hechizo.

— Esto es tu culpa — Grita Dahlia apuntando a Esther.

— Yo no hice nada — Aparenta Esther.

— No te hagas la que no sabes, Esther, tu le dijiste a los pueblerinos — La acusa Dahlia.

— Ella siempre me quito todo, es su karma — Dice Esther ya enojada.

— Esto no quedara así, Esther.

Sin que Esther se diera cuenta, Dahlia saco un pequeña navaja y apuñaló a su propia hermana en un brazo. Esther suelto un grito de dolor y sorpresa.

— ¿Que haces, Dahlia? — Dice con lágrimas en los ojos — ¿La prefieres a ella?

— Si, ya no te reconozco — Dice Dahlia con desprecio a su hermana.

Saca la navaja del brazo de su hermana y con un hechizo la desmaya, pone en un pequeño recipiente la sangre de Esther, dónde también está la de Ayla. Luego corta su propia mano, dejando caer su sangre en el recipiente.

Deja la navaja de lado y empieza a murmurar un hechizo, la sangre se empieza a vaporar lentamente y los gritos de los pueblerinos son cada vez más fuerte. Cuando ya no hay rastros de sangre en el recipiente, ente entra en llamas.

Dahlia mira el fuego con una sonrisa para luego levantarse, aunque cae al suelo de nuevo, pero ahora desmayada.

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— Mamá, Niklaus me está molestando — Se queja un pequeño pelinegro.

— Nik, cariño, deja a Kol tranquilo — Dice Esther con una pequeña sonrisa.

— Bien, mamá — Dice el pequeño rubio para luego sacarle la lengua a su hermano menor.

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Buenasss.

Nuevo capítulo de está bella historia.

Solo debo decir una cosa, me declaro hater número uno de Esther.

Mi pequeño Nik se quedó sin madre.

¿Que tal les pareció el cap?

Hasta la próxima. 👑