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Pov. Hoseok

Sus dedos viajando arriba y abajo en mi columna se detienen.

- La tía Hyuna solo trata de protegerte. - me dice, su voz suena un poco ahogada.

- No necesito que me protejan. - Empiezo a levantarme de nuevo, pero su mano apresa mi muslo desnudo, deteniendome. Debería mover su mano, pero mi cuerpo se siente como gelatina cuando me toca.

- Si, si lo necesitas.- Sus dedos acarician mi piel intentando consolarme.

Siento un escalofrío.

- No lo necesito. No voy a cortar mis muñecas con un rastrillo. ¿Sabes lo humillante que es que no te dejen depilar tu propio cuerpo cuando ya tienes casi 18 años?

Sus cejas se fruncen.

- Yo lo haré por ti.

Parpadeo sorprendido.

- ¿Vas a rasurar mis piernas?

- Y tus axilas si quieres.

Mi mente se invade de imágenes de él en la ducha conmigo, rasurando mis piernas mientras yo sostengo la cabeza de la ducha entre mis piernas. Siento como mi cara se pone caliente.

- Te estas ruborizando. - Me molesta, su palma nunca dejando mi pierna.

Porque estoy enfermo.

Porque te quiero en maneras que no debería.

- No me estoy ruborizando.

Bajo las luces neón, sus ojos parecen salvajes e indomables. Incluso peligrosos. Me gusta verlo así. Atrevido y libre.

- Ahí estan!

La voz de Jungkook me tiene saltando de su regazo y acomodando mis shorts. Taehyung también se levanta de un salto y me lanza una mirada intensa antes de aceptar el abrazo de Jungkook.

Jungkook me mira directamente, celos irradiando en su mirada. Los celos son más notorios y obvios en un lugar como este.

Quiero recordarle que es mi hermano.

Que no puede sentir celos de nuestra relación porque somos familia.

- Vamos, chicos. La banda que quería escuchar esta a punto de empezar a tocar. - Exclama Jungkook. Jala de la mano de Taehyung hasta que lo aleja de mi.

Todo lo que puedo hacer es seguirlos.

Solo.

Salimos de la tienda mientras Jungkook saluda gente que conoce por toda la calle. Nos reunimos con un grupo de gente con los que fueron a la escuela. Reconozco algunas caras, hermanos menores de los amigos de Taehyung y Jungkook. Nadie a quien yo le hable. El grupo se mueve hasta quedar frente a un escenario montado en medio de la calle.

Se me hace agua la boca cuando me llega el olor de piernas de pavo siendo cocinadas por un vendedor estacionado cerca de nosotros.

Le quiero preguntar a Taehyung si quiere compartir una como cuando éramos niños, pero esta enfrascado en una discusión sobre baseball. Camino hasta que encuentro una banca donde sentarme.

Si mamá estuviera aquí se estuviera quejando de los zapatos que eligió. Siempre a la moda, nunca practica. Papá se ofrecería a cargarla en su espalda, y ella se negaría, por supuesto. Papá tenía problemas en su espalda. Taehyung se quitaría sus tenis y se los ofrecería a mamá, diciendo que no le importa caminar descalzo, todos nos reíriamos-

- ¿Esta ocupado este lugar? - Una voz gruesa pregunta.

Levanto la mirada y encuentro al chico que me estaba mirando en la tienda de Jungkook. Él va a la escuela conmigo. Min Yoongi.

- No, no lo está.

Se sienta, su muslo pegado al mío.

- Esta banda apesta.

Me río mirando al escenario.

- Son terribles, pero a él le gustan.- Señalo a Jungkook mientras baila sin parar. Taehyung sigue conversando sobre baseball.

- Deberías venir conmigo y unos amigos al Club Exodus. Las bandas que tocan ahí son mil veces mejor que esto.

- Creí que el Club Exodus era para mayores de 21 años.

Su sonrisa es traviesa y gatuna.

- Antes de que mi hermano fuera a prisión, entró al Departamento de Tránsito y Transporte y robó mucha mierda. Hago credenciales falsas para mis amigos todo el tiempo. - Choca su hombro con el mío. - Yo podría conseguirte una, amiguito. Cualquier documento, puedo hacerlo. Tengo mis maneras, gracias a mi hermano.

- Él suena como una buena influencia.- Digo secamente.

Yoongi se ríe, sus pequeños y rasgados ojos brillando.

- Mi hermano me enseñó todo lo que sé. Solo que yo soy más inteligente que él. Si alguna vez necesitas algo, puedo conseguirtelo, también cobro muy barato.

- Lo mantendré en mente. - Le digo, y después me quejo. - Esta banda en verdad apesta.

- Definitivamente. Por cierto, ya no te he visto en la primera clase, esta todo bien? Además de...

Giro mi cabeza bruscamente hacia él.

- Además de haber perdido a mis padres en una noche? Todo perfecto.

- No me refería a eso.- Murmura. - Solo quería saber cómo estaban las cosas en tu hogar.

Lagrimas queman mis ojos y me ahogo con mis palabras, irracionalmente enojado con él.

- ¿Hogar? Yoongi, yo no tengo un hogar. El único hogar que conocí esta siendo rentado a otra familia en este momento.

- Hey. - Intenta amablemente, su mano palmeando mi muslo. - Solo decía que-

- Hoseok! - Taehyung me grita.

Cuando levanto la vista, Taehyung está parado frente a mí, sus manos hechas puño a sus costados. Siento olas de furia salir de él. Puedo decir que esta a segundos de estrellar su puño contra la nariz de Yoongi.

- Estoy bien.- Mi voz sale entrecortada.

Yoongi arranca su mano de mi muslo y se levanta.

- Te veré por ahí, Hoseok.

Taehyung, con la mandíbula tensa ve a Yoongi hasta que desaparece entre la gente. Después, voltea hacia mí su mirada intensa.

- ¿No son geniales? - Pregunta Jungkook, bailando hacia nosotros. No deja de moverse sensualmente y lo odio. Lo odio porque ha estado con mi hermano. Taehyung ha estado dentro de él. Lo odio por eso.

- Sip. - Contestamos Taehyung y yo al mismo tiempo.

Me da una sonrisa de lado y compartimos un momento en silencio. Esa banda es terrible.

- Baila conmigo.- Jungkook toma su mano e intenta hacerlo moverse al ritmo de la música.

- De hecho.. - Dice Taehyung frunciendo el ceño. - la tía Hyuna llamó. Quiere a Hoseok en casa. Se esta haciendo tarde.

- Oh.- Dice Jungkook, sus labios formando un puchero. - ¿Te veré mañana?

- Si, claro.

Jungkook se para de puntitas y pasa sus manos por el cabello de Taehyung, acercando sus labios. Se besan y yo siento que voy a vomitar. Me levanto rápidamente y camino hacia la camioneta para darles privacidad. Pero antes de que avance mucho, Taehyung ya esta a mi lado.

- No tenían porque dejar de besuquearse por mi. - Le digo amargamente.

Taehyung no dice nada hasta que estamos en el estacionamiento, caminando entre los carros. Encontramos su camioneta, pero él no entra. En lugar de eso, camina hacia mi lado de la camioneta y me detiene antes de que me pueda subir.

- ¿Quién era ese tipo? - Demanda saber.

Lo miro con la boca abierta.

- ¿Yoongi? Es un chico de la escuela.

- Aléjate de él. Es problemático. - Se cruza de brazos sobre su pecho, acentúando cuán grandes son sus bíceps.

Poniendo mis ojos en blanco, lo empujo lejos de mi.

- ¿Por qué te preocupas?

Me jala hacia su fuerte pecho.

- Porque simplemente lo hago.

Me derrito contra él y abrazo su cintura. Me abraza tan fuerte que me pregunto si me va a romper las costillas. Me gusta. Me gusta que me sofoque. Su agarre se relaja y empieza a acariciar mi espalda.

- Vamos. - Murmura. - La tía Hyuna en verdad no marcó. Esa música en verdad era una mierda y ya estaba harto.

Me río, cuando se aleja entrelazamos nuestros dedos. Me guía entre los carros hasta que llegamos a un parque. Esta oscuro, pero la luna brilla en lo alto, dándole un aspecto embrujado.

- ¿Recuerdas cuando huiste de casa? - Le pregunto con una risita.

Me lanza una sonrisa varonil que hace que se me apachurre el estómago.

- Estaba furioso.

- Te volviste loco.

- En ese momento se sentía como el final del mundo.

- Mamá estaba tan preocupada. Pero yo sabía dónde ibas a estar. - Le digo con una sonrisa.

Me lleva a los columpios y nos sentamos.

- Cuando te ví, creí que me ibas a delatar. - Admite. - Pero...

- Yo también estaba huyendo. - Mi voz suena alegre. Recuerdo que tomé mi mochila de Pokémon y la llené de los dulces favoritos de Taehyung. Cuando mamá estaba ocupada buscando a Taehyung, yo me escapé a buscar a mi hermano.

- Al principio estaba molesto, pero luego estaba feliz de que hubieras llegado porque tenía hambre y estaba aburrido.

Me impulso en el columpio. El viento eleva la tela de la camisa. Un escalofrío me recorre. Taehyung no se mueve, solo se sienta en su columpio. Me impulso más y más, quiero ver que tan alto puedo llegar. Es algo a lo que siempre jugaba conmigo mismo cuando era niño, intentaba dar la vuelta completa. Nunca pude.

Taehyung se levanta y camina el perímetro del parque, sus ojos nunca me dejan. Veo como escala la torre y desaparece dentro de ella. Cuando llego lo mas alto que puedo, salto y aterrizo con un sonido sordo.

Después, corro a la torre y la escalo, encuentro a Taehyung sentado contra el barandal de madera. El espacio es reducido pero es suficiente para poder sentarme junto a él.

- ¿Hoseok?

- ¿Si?

- Me duele la cabeza

Frunzo el ceño y lo miro.

- Estas enfermo?

Sus intensos ojos negros se clavan en los míos.

- Mucho.

- Necesitas medicina?

Él sacude su cabeza.

- No lo creo.

- Lo siento.

Su mano encuentra la mía y entrelaza nuestros dedos.

- Yo no.

Mi corazón se acelera por sus palabras.

- Yoongi es solo un chico de la escuela, no tienes porque estar... - Celoso. - Preocupado.

- Necesito ayuda.- Murmura. - Un consejo.

Giro mi cuerpo, sentado frente a él con las piernas cruzadas.

- Puedo intentar ayudarte.

Sus ojos viajan de los míos, a mis labios y después a mi garganta. Después, repasa el resto de mi cuerpo hasta llegar a nuestras manos entrelazadas. La mía está sobre la suya, descansando en mi muslo.

- Estoy preocupado por mi relación con Jungkook. Creo que necesitamos un descanso.

Dejo salir un suspiro rasgado.

- ¿Por qué?

- Estoy muy distraído.

- ¿Qué te esta distrayendo?

- Tu.

Un calor me pica la piel y me muerdo el labio inferior. Vergüenza se mezcla con alegría en mi interior.

- Estas sonriendo. - Dice, y él sonríe también. - Estas feliz.

- No lo estoy. - Miento.

Sonríe de lado.

- Entonces, ¿qué debería hacer al respecto?

- No lo sé. - Estoy temblando. No hace frío, pero mis nervios están comiendome vivo.

- Ven aquí. - Gruñe Taehyung.

Me levanto y me siento en su regazo, montandolo. Espero a que me diga que me estoy sentando en él de una manera inapropiada, pero descansa sus manos en mi espalda baja y me sonríe.

Nuestras miradas no se separan, pero ninguno habla. Él se puso duro. La verga de mi hermano esta dura por mi. Me hace querer tallarme contra él, pero soy muy tímido. No tengo el valor de hacerlo, aunque estoy desesperado porque suceda.

- ¿Tienes frío? - Murmura.

- Más o menos.- Miento.

Me inclino hacia su pecho e inhalo el olor de su piel. Sus manos se deslizan a mi trasero y me acerca con un empujoncito.

Se me atora la respiración cuando tallo su erección a través de sus jeans. Él no quita las manos de mi trasero.

- Taehyung. - Susurro. Quiero preguntarle qué esta pasando. Preguntarle porque me gusta tanto. Si no temiera de su rechazo, le preguntaría si a él le gusta tanto como a mi.

Me vuelve a jalar hacia a él, sus dedos encajandose en mi trasero. Se me escapa un gemido. Rozo mis labios contra su cuello. La urgencia de lamerlo es demasiado, pero me freno, pero solo apenas.

- Maldición, Seok. - Su voz suena adolorida. Sus dedos se encajan más en mi mientras usa mi cuerpo para frotarse. - Maldición.

Levanto mi vista a su rostro. Sus ojos negros estan encendidos de emoción. Necesidad y deseo. Por mi. Me emborracho de su mirada. Deslizo mis dedos entre su cabello.

Quiero besarlo.

Enfermo. Enfermo. Enfermo.

Se empuja contra mi otra vez. Esta vez un gemido fuerte sale de mi garganta. Sus ojos salvajes buscan los míos. Pidiendo y rogando. Qué me pide? No lo sé.

Mis ropa interior esta mojada de liquido preseminal, y me pregunto si puede oler mi exitación. Esta arriba y pesado en el aire. Debería de darme vergüenza porque es mi hermano, pero él también esta enfermo.

Perdido y enfermo.

Enfermo y perdido.

Sus palmas abandonan mi trasero y suben por mis muslos. Fuego enciende su mirada. Me froto contra él, instandolo a qué siga. El gime y mete una mano a mis shorts. A los dos se nos detiene el aliento.

- Hoseok.. - Gime mi nombre.

Me inclino hacia delante y beso sus labios. Como anoche en la tienda. Suave. Inseguro. Y él me muerde como ya lo ha hecho en el pasado. Pero esta vez no en mi mandíbula. Si no en mi regordete labio inferior. Lo suelta y volvemos a pegar nuestros labios.

Estoy encendido.

Esta enfermedad me está volviendo loco.

Abro los labios y respiro su aliento. Tomo de su esencia. Robo su aire. Devoro sus gemidos. Su lengua toca la mía. Es foránea en mi boca, pero me gusta el sabor. Una adicción instantánea. Quiero más.

Dos pulgares rozan las costuras de mis boxers. Estoy en un estado de locura, porque quiero que meta sus manos bajo sus boxers y me toque. Me muevo más fuerte contra él, desesperado por sentirlo en todas partes.

- Taehyung. - Murmuro contra su boca. - Más.

El gime y desliza sus manos a mis caderas. Con sus manos me mueve hasta que me esta embistiendo a través de nuestra ropa. Ambos estamos enfermos, enfermos, enfermos. Me estoy mareando por la necesidad de venirme. Es más poderoso e intenso que cualquier momento en la ducha. Esto es real. Mi fantasía hecha una realidad.
Estoy cerca.

Tan cerca.

Su teléfono empieza a sonar y ambos nos congelamos. Me alejo para encontrar sus ojos llenos de pánico sobre mí.

- Carajo.- Sisea duramente, sacando su teléfono de su bolsillo. - ¿Si? - Su voz suena ronca y llena de culpa. Una de sus manos aún esta dentro de mis shorts. - ¿Qué? Uh, no. Estamos en un parque. - Pausa. - La tía Hyuna confía en mi para que cuide a mi hermano.- Otra pausa. - Okay, te veo en un minuto.

Cuelga y sus ojos se agrandan.

- ¿Qué carajo acabamos de hacer?

Culpable, me bajo de sus piernas y acomodo mi ropa. Mi ropa interior esta mojada, y mi cuerpo duele y pulsa de necesidad por él.

- No lo sé.

- Lo siento.- Dice pasando sus manos por su cabello, las mismas manos que segundos atrás estuvieron en mi piel. - Lo siento mucho.

Yo no.

Empiezo a sacudir mi cabeza.

- Tae...

- Por favor perdoname. - Me ruega, sus facciones torcidas en dolor.

No hay nada que perdonar.

- Taehyung! - Jungkook grita de algún lugar cerca.

Su pulgar acaricia mi barbilla antes de bajarse de la torre y corre lejos de mi como si yo fuera el portador de esta enfermedad.

Pero él ya esta contagiado.

Él ya esta malditamente contagiado.

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