𝟬𝟬𝟳
Pov. Taehyung
Sabía que esta era una mala idea.
Hoseok es demasiado frágil. La tía Hyuna me da actualizaciones cuando no estoy hablando con el mismo Hoseok. Si no fuera por Jungkook llenando mi teléfono de mensajes y llamadas, hubiera venido directamente a casa.
Desearía que me hubiera enfrentado a Jungkook y le hubiera dicho que lo vería otro día.
Jungkook me pasa una mirada preocupada, pero simplemente niego con la cabeza. Ya es demasiado tarde ahora. Solo quiero que esta noche termine. Luego se lo voy a recompensar.
A Hoseok.
Se lo debo.
— Hay que ver una película de comedia.— Dice Jungkook fingiendo entusiasmo.
— Okay.— Responde Hoseok. Se acurruca al final del sillón. Se le ve retraído. Lo veo en sus ojos.
Me hace querer tomarlo y sacarlo de su mente.
— Genial.— Excalama Jungkook. Inicia la película y se planta en el centro del sofá. Me siento irritado. Estoy siendo injusto al enojarme con Jungkook. Pero no puedo evitarlo. Es como si quisiera hacer las cosas más difíciles.
Me siento en el extremo del sillón, opuesto a Hoseok. Jungkook prácticamente se sube a mi regazo.
La película ya ha comenzado y Jungkook se riendo en cada escena.
Hoseok mira fijamente la pantalla, perdido en sus pensamientos.
Presiono juntos mis dientes, desesperado por alejar a Jungkook y acercar a Hoseok a mi. Para preguntarle que es lo que lo tiene tan mal y como puedo arreglarlo.
Hoseok debió de haber sentido mí mirada porque mira hacia mí dirección. Su mirada pasa por Jungkook y luego me mira con ojos llenos de lágrimas.
— ¿Estás bien? — Pregunto moviendo silenciosamente mis labios.
Él asiente y regresa su mirada a la televisión. Desde mi posición en el sillón, puedo ver la lagrima que corre por su mejilla y la menera brusca en la que la limpia. En cuanto termina la película estoy prácticamente saltando para llevar a Jungkook a su casa.
— Vamonos, es tarde y estoy cansado.— Le digo un poco brusco.
Jungkook me frunce el ceño pero asiente.
— Sí, claro.
— Volveré pronto.— Le digo a Hoseok. Él intenta sonreir pero no lo logra.
Cuando pasó cerca de él, revuelvo su cabello.
— Volveré pronto. Lo prometo.
–
🪐
–
Él camino a la casa de los padres de Jungkook lo pasamos en silencio. No es hasta que estamos estacionados frente a su casa que él habla.
— ¿Todo bien, Taehyung? ¿Contigo? ¿Con nosotros?
— Claro que lo está. Solo tengo mucho en mi mente.— suspiro — Demasiado en mi mente.
— Te siento distante últimamente. Como si yo fuera una molestia para ti.— Su labio tiembla.
— Perdí a mis padres y mi hermano esta severamente deprimido.— Tomo su mano pero mi tono es duro — Perdón si mi enfoque esta en otro lado.
— Lo sé. Lo siento. Cuando lo dices así, me haces sentir egoísta. — Se estremece como si lo hubiera golpeado.
— Solo necesito tiempo para asegurarme de que mi hermano esta bien.— Digo tallandome el rostro. — ¿Puedes darmelo?
Él asiente y se inclina hacia adelante para besarme. Le pongo la mejilla y le acaricio la mano.
— Te llamaré mañana. — Le digo mientras se aleja.
— Te amo.— Dice llorosamente.
— Yo también te amo.
Me espero hasta que veo que entra seguro a su casa. Mis pensamientos son un desastre.
"Te amo."
"Yo también."
¿Pero lo hago?
Lo engañé, maldita sea.
Mi relación con Jungkook necesita un descanso. Así puedo pensar en nosotros mientras Hoseok mejora. En estos momentos, Hoseok es mi enfoque. Hobi es lo único que me queda.
–
🪐
–
Hoseok no está en el sótano, así que subo las escaleras para buscarlo. La luz del baño se escapa por debajo de la puerta, indicando que Hoseok está dentro. Estoy a punto de tocar para preguntar si está bien, cuando la puerta se abre.
Hoseok me mira con ojos grandes y tristes. Su cara está libre de algún tipo de maquillaje, sus casi transparentes pecas visibles.
— ¿Estás bien? — Mi voz está ronca con emoción. Luce tan quebrado.
Agua cae de su cabello hacia sus anchos hombros desnudos. Es cuando me doy cuenta que solo está usando una toalla. Sus clavículas resaltan y esta pálido.
— ¿No has estado comiendo? — Demando saber, señalando su delgado cuerpo.
Él dirige su mirada al final del pasillo. Claro. La tía Hyuna. Lo último que necesito es que se nos una a discutir el peso de mi hermano. Hoseok ya está lo suficientemente vulnerable. Le tomo la muñeca y lo llevo al baño, cerrando la puerta tras de mi.
— Hoseok — le gruño. — hablame, carajo.
Sus delgadas cejas oscuras se fruncen.
— Nunca me da hambre.
Aprieto mi mandíbula.
— Tienes que comer de cualquier manera.
Sus fosas nasales aletean y me da un empujón.
— Baja la voz. La tía Hyuna puede llegar a meterme comida en la garganta junto con más medicinas.
— Ven aquí. — Susurro, abriendo mis brazos.
Entra a mi abrazo y su cuerpo se relaja. En su toalla es más fácil distinguir lo delgado que está. Me tiene muerto de preocupación.
— Voy a sacar mi cabello y después iré a dormir.— Dice bajito.
Me invade la decepción. ¿Donde esta el chico de la noche anterior? ¿Él que platicaba de bandas y música?
— Sí me necesitas, ya sabes donde estaré. — Me alejo y tomo sus helados bíceps.
No me responde pero se aleja de mi. Dejo salir un suspiro y no le peleo.
Después de una ducha rápida en el baño del sótano, me pongo unos shorts de basketball y apago las luces.
Me acuesto en el sillón y miro el techo en la oscuridad. El sótano no tiene ventanas, lo cual es agradable cuando quieres dormir, pero en estos momentos me siento atrapado.
Encerrado. Sin esperanza.
— No puedo dormir.— Susurra una voz suave.
— Yo tampoco.
No tengo que decirle que se acerque a mi, porque ya lo está haciendo, subiendose a mi cuerpo buscando abrigo. Jalo la sabana para que nos cubra a ambos y empiezo a acariciar
su cabello que ya ha sido secado.
Estoy super consciente de que sólo estoy vistiendo unos shorts. Sea lo sea que Hoseok esta usando es demasiado delgado. Tal vez unos shorts y una camisa sin mangas.
Sus costillas huesudas se encajan en mi mientras se acomoda. Me duele el corazón.
— ¿Esto es normal? — Me pregunta, su voz apenas se escucha.
— ¿Qué?
La palma de su mano se desliza por mi pecho desnudo y sus dedos bailan a lo largo de mi mandíbula. Después, su pulgar acaricia mi labio inferior.
— No lo sé. — Le miento. No es nada normal. Estoy seguro de que si Jungkook o la tía Hyuna vieran como nos hemos estado abrazando en las noches, tendrían mucho que decir al
respecto.
Pero, ¿por qué?
No estamos haciendo nada malo. ¿Verdad?
— Lo normal está sobrevalorado. — Murmura Hoseok, su aliento cálido sobre mi pecho.
Recorro las puntas de mis dedos por su espina dorsal y descanso mi mano en su espalda baja. Su respiración se nivela y pronto está babeando mi pecho mientras duerme.
Sigo paseando mis dedos de arriba a abajo por su columna. No sé si lo tranquiliza a él o a mí. De cualquier manera, me gusta. Me siento tranquilo por primera vez desde que llegue
por las vacaciones.
Él es mi hermano.
Perdimos a nuestros padres.
Esto tal vez no sea normal para la mayoría, pero lo es para nosotros.
–
🪐
–
Me despierto sudando. Enredado con otra persona. Estoy aplastandolo con mi cuerpo contra el sillón. Tanteo en la oscuridad, buscando su cadera para sacarlo de donde está
atrapado. En lugar de encontrar su cadera, encuentro la piel desnuda de su cintura. Me impacta sentir sus costillas definidas.
Paso mis dedos a lo largo de cada una. Metiendo mi
dedo en las hendiduras, hasta que mi pulgar toca algo suave. Me toma un segundo darme cuenta de que toque el trasero de mi hermano. Por accidente y solo la parte superior, pero
de todos modos lo toque.
Carajo.
— Solo no me da hambre.— Murmura en el momento en que vuelvo a pasar de arriba a abajo mi pulgar por sus costillas.
Me congelo. Pensando en si me va a llamar enfermo por tocarlo. Debería disculparme, pero la vergüenza mantiene mis labios sellados. Me giro hacia su rostro y mi nariz choca con su mejilla.
— Desearía que intentaras comer.— Digo finalmente.
— Lo intentaré.
Últimamente, mi vida se siente jodida, pero en la oscuridad, se siente bien. Con Hoseok protegido y a salvo, me siento relajado y sin estrés.
— ¿Cuando te gradues, puedo vivir contigo? — Me pregunta, su aliento caliente me hace cosquillas en el rostro.
— Sí.— Le respondo sin dudar. Jungkook tendrá que superarlo. Si es lo que hoseok necesita para estar bien, se lo daré.
— Pero de todas maneras no te haré de comer. — me molesta juguetonamente.
Mi corazón se estruja en mi pecho. Es la primera señal de felicidad que he visto en mi hermano en toda noche.
— Entonces voy a tener que buscar algo para comer — Digo tirando mordidas al aire en su dirección, como si me lo fuera a comer a él.
— Taehyung! — Sisea entre risas.
Lo muerdo jugando. En la mandíbula al parecer. Ambos nos congelamos.
— Estoy enfermo.— Lloriquea. Recordándome.
— Tal vez yo también estoy enfermo.— Presiono un beso en el lugar donde lo mordí.
Hoseok deja salir quejido y sus dedos se pasean por mis brazos. Beso su mandíbula de nuevo. O tal vez es su cuello?
— Me gusta cuando ríes — Murmuro, mis labios rozando su piel. — Me gusta cuando comes — Lo tomo por la cintura. —Me gusta cuando eres feliz
Nada tiene sentido en este momento.
En mi esfuerzo por consolar a Hoseok, perdí la noción de mi mismo
La oscuridad nos esconde.
Por un momento somos libres.
Su muslo se engancha en mi cadera. Pensamientos sucios invaden mi mente. Tal vez debí de follarme a Jungkook para aclarar mis pensamientos, porque en estos momentos mis pensamientos no están donde deberían de estar.
— Hoseok.— Me quejo, mis labios sobre su cuello. — No creo que esto sea normal.
— Me gusta como esto me hace sentir.
Buscando un poco de control, alejo mis labios y manos lejos de su piel. Mi mano había estado bajando, a punto de tocar no tan accidentalmente su trasero está vez.
Es lo último que necesito hacer.
Joder más a mi hermano.
— Tal vez deberías dormir en tu cama — Le digo odiando las palabras en cuanto dejan mi boca.
Joder más a mi hermano.
— Por favor no me hagas irme.— Me pide con voz quebrada.
Acercandolo a mi, lo abrazo fuerte.
— Nunca. Sólo duérmete. Porque si no…— Mis palabras
cuelgan pesadas en el aire. — Sólo duérmete.
— Lo intentaré.
— Yo también.
— ¿Taehyung?
— ¿Sí?
— Por favor no actúes extraño mañana por ésto.
Sonrío suavemente y beso su cabello.
— Lo intentaré.
— Yo también.
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