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✧ 001. welcome to woodsboro

1. Bienvenida a Woodsboro.

🩸🩸

Junio 1996.

Hazel suspiró mientras abría la puerta del que sería su nuevo hogar por los siguientes meses. Entró jalando su maleta, encendió la luz y pudo ver como el camión de mudanzas ya había dejado todas sus cajas en la sala de estar e incluso acomodado algunos muebles, justo como su padre había dicho que pasaría.

Arthur Callahan no había estado muy de acuerdo con la idea de que su hija viajara a aquel pueblo en donde su ex esposa había sido asesinada de una manera brutal, sin embargo Hazel tenía poco respeto por aquel hombre, por lo que terminaría realizando el viaje, con o sin su apoyo. 

La castaña dejó la maleta junto a la puerta de la entrada y se acercó hasta un espejo en donde puso verse. Había ojeras bajo sus ojos, sus labios estaban algo resecos, su cabello era completamente lacio y no parecía tener vida. Esa era Hazel Callahan después de la muerte de su madre. Alguien que había perdido toda esperanza y ganas de vivir.

Sabía que para dar comienzo a su plan debía cambiar por completo toda la imagen que había frente a ese espejo. No podía seguir viéndose como aquella chica atormentada y deprimida que alejaba a quien intentara acercarse, necesitaba ser alguien nueva...

Necesitaba ser Morgana Gore.

Hazel nunca había utilizado su segundo nombre, incluso muy pocas personas estaban enteradas de que ese también era su nombre, lo cual era perfecto puesto que necesitaba borrar todo lo que pudiera decir que ella era hija de Lisa Callahan.

Woodsboro era un pueblo pequeño y Hazel lo sabía. Lisa había decidido mudarse ahí para cuidar de su madre enferma en cuanto se separó de Arthur. Hazel nunca la visitó porque la escuela y su padre no se lo permitían, por lo que sus pocos encuentros solían ser en Nueva York.

Aún así para nadie en el pueblo era un secreto que aquella bella mujer que vivía en compañía de una anciana enferma tenía una hija llamada Hazel Callahan y que habitaba en Nueva York en compañía de su padre.

"Debí venir a visitarte... no te debí dejar sola" pensó Hazel todas las noches que lloraba por la ausencia de la mujer que le había dado la vida.

"No debí aceptar quedarme en Nueva York por la estúpida escuela, debí venir contigo" lloraba Hazel todas las tardes que visitaba la tumba de su madre

Pero ya era tarde para toda esa clase de lamentos. Lisa Callahan había muerto, igual que Hazel Callahan.

Era el momento ideal para que Morgana Gore entrara en acción.

●●●

Ser la nueva en una escuela tan pequeña como lo era la preparatoria de Woodsboro no era algo que Morgana disfrutara, de hecho sabía que lo odiaría. Ese día sería la nueva atracción y la mayoría haría la misma clase de preguntas estúpidas: "¿Por qué te mudaste a Woodsboro?" "¿De dónde eres?" "¿De verdad vives sola? Eso es increíble" "Deberías organizar una fiesta en tu casa"

Sin embargo sabía que tenía que responder todo eso con la mejor de sus sonrisas y con toda la amabilidad que pudiera. No podía darse el lujo de ser una persona grosera o que marcara distancias, tenía un plan y no debía apegarse a él.

La mañana del lunes, Morgana ya se encontraba desayunando una sopa instantánea mientras esperaba a que su cabello se secara. No tenía muchas ganas de ir a la escuela, pero no podía negar que sentía un poco emocionada por todo lo que venía en su vida ahora que Hazel había quedado atrás.

"Mi nombre es Morgana Gore" se repetía la castaña mientras desayunaba.

Algunos minutos pasaron para que la castaña terminara de desayunar. Miró el reloj para ver la hora, dándose cuenta que debía apresurarse para no llegar tarde. Quitó los tubos que se encargaban de formar los rizos que ahora usaría en su cabello, maquilló su rostro ligeramente, pero pintando sus labios de color rojo para llamar lo suficiente la atención.

Guardó todas sus cosas faltantes en una simple mochila color negro. Su cajetilla de cigarros, un encendedor, su teléfono, el gas pimienta que siempre acostumbraba a cargar, su labial, una botella de agua y unos cuantos dulces por si llegaba a tener hambre.

Cuando el reloj marcó las 7:45 am, un claxon se escuchó a la distancia. Era el autobús escolar que la llevaría a su destino, por lo que se apresuró a tomar su mochila, sus llaves y cerrar bien la puerta. Se paró en la esquina en donde algunos adolescentes esperaban también el gran autobús amarillo estaba a tan solo unos metros de distancia.

Sintió las miradas y escuchó algunos susurros, rodó los ojos fingiendo no escuchar nada.

En cuanto el autobús llegó y quienes estaban en la parada acompañándola subieron, ella hizo lo mismo. Caminó hasta el fondo del autobús en donde decidió tomar asiento a solas. Sabía que debía ser sociable, pero en ese momento aún se encontraba adormilada y no tenía ganas de hablar con nadie.

El autobús arrancó y Morgana fijó su mirada en el camino a través de la ventana. Woodsboro era un pueblo bastante pequeño y todas las casas parecían parecerse entre si (con excepción de algunas que a simple vista parecían ser de los habitantes con más dinero en el pueblo).

Morgana comenzaba a aburrirse por lo que decidió sacar de su mochila un libro para entretenerse durante el camino, acción que fue interrumpida cuando el autobús se detuvo y alguien a quien Morgana reconoció subió.

Sidney Prescott.

Había estado al pendiente de los eventos ocurridos en Woodsboro después de la muerte de su madre, por lo que no le fue difícil enterarse que tan solo un día después de la muerte de Lisa Callahan, Maureen Prescott había sido brutalmente violada y asesinada.

El rostro de aquella castaña que entraba al autobús y sonreía ligeramente a algunos de sus compañeros aún mostraba demasiado dolor. Había tristeza en su mirada e incomodidad cada que alguien parecía mirarla con lástima.

Y vaya que Morgana comprendía como Sidney se estaba sintiendo.

— ¿Quieres sentarte aquí?— ofreció Morgana moviendo su mochila en cuanto notó que Sidney llegó hasta la parte de atrás del autobús y miraba los pocos lugares que quedaban disponibles— Aunque si no hablo mucho no me juzgues porque estoy tratando de acabar mi libro

— Si... gracias— asintió Sidney sonriendo ligeramente y tomando asiento junto a la castaña— Nunca te había visto por aquí...

— Acabo de mudarme hace un par se días— respondió Morgana acomodando su mochila en el suelo para que la castaña se sentara a su lado— Morgana Gore, un placer

— En ese caso, bienvenida a Woodsboro. Sidney Prescott, el placer es mío— contestó la otra chica— Y si llegas a tener dudas para ubicarte en la escuela, con mucho gusto resolveré tus dudas

— Muchas gracias, Sidney— agradeció Morgana antes de volver a centrar su atención en el libro que había en sus manos

Morgana decidió que aunque tuviera algunas dudas sobre la chica sentada junto a ella, esperaría a hacerlas en otro momento. Prefería fingir que no tenía idea de la historia de Sidney y solo así tal vez tratar de recolectar pistas o conexiones entre Maureen y Lisa que pudieran llevarla al responsable de sus muertes.

Porque aunque Morgana estuviera enterada del juicio que se estaba llevando en contra de Cotton Weary por el asesinato de Maureen, algo no la terminaba de convencer.

Había escuchado como el hombre admitía conocer a la madre de Sidney, sin embargo él no parecía tener ni la mas mínima idea de quien era Lisa Callahan. Además, llegados a ese punto, nadie había logrado encontrar conexión alguna entre Weary y Lisa.

Parecía imposible que ese hombre fuera el responsable y si Morgana era sincera, no creía que él fuera el culpable.

•••

Eso de ser la nueva en la escuela estaba resultando bastante fastidioso para Morgana, quien ya había tenido que presentarse en tres clases diferentes, respondiendo las evidentes dudas de todos los profesores y algunos estudiantes.

¿Por qué decidiste mudarte a Woodsboro? Porque mi padre quería un hogar tranquilo para mi en lo que tramita su divorcio con mi madre.

¿De dónde vienes? De San Francisco

Morgana había dicho tantas mentiras en un corto lapso de tiempo que todas parecían una realidad. Estaba un poco harta de hablar, pero sabía que era algo que debía de hacer para intentar encajar con el resto de sus compañeros.

La última clase del día estaba por llegar y Morgana aún no parecía lograr establecer un vínculo con ninguno de los estudiantes que se acercaban para ofrecer ayuda para ubicarse o para intentar una amistad. Nada personal contra ellos, solo no se sentía del todo bien con ninguno. Aún así trataba de ser amable.

El salón ya estaba casi lleno, no quedaban muchos lugares disponibles y Morgana se maldijo internamente por atrasarse tanto en llegar, ahora tenía que elegir sentarse en compañía de alguien a quien no conocía.

Se terminó decidiendo por un lugar pegado a la ventana y en compañía de un chico que parecía tener la vista perdida en algún punto perdido del salón, cosa que agradeció ya que era el único de los hombres del salón que no la veía descaradamente.

— ¿Me das permiso?— preguntó Morgana sacando de sus pensamientos al chico— ¿O el lugar está ocupado?

— No, adelante— negó el castaño haciéndose a un lado para dejarla sentarse— Solo no vayas a cerrar la ventana porque hace mucho calor y el aire evita que me quede dormido

Morgana asintió, tomó asiento y esperó a que la clase diera inicio.

Estaba aburrida, pero no decepcionada de como había sido su primer día. Sabía que Woodsboro no sería en lo absoluto como Nueva York y que el ambiente sería muchísimo mas aburrido de lo que estaba acostumbrada. Aún así esto no le molestaba, después de todo no había llegado al pueblo con intenciones de divertirse o algo que se le asimilara.

Estaba ahí por venganza.

La clase dio inicio y la castaña tuvo que volver a presentarse frente a todo un grupo de personas que estaba segura ya la habían reconocido desde la primera de las clases. Estúpidos maestros, pensaba.

— Muchas gracias señorita Gore. Bienvenida a Woodsboro— decía el profesor amablemente

— Si, como sea— susurró Morgana volviendo a tomar asiento y rodando los ojos en el proceso

El chico junto a ella soltó una risa ligera al notar las expresiones de fastidio por parte de Morgana. Ella lo notó, pero no dijo nada y solo se limitó a seguir prestando atención a las tonterías que el profesor explicaba.

Durante la clase Morgana pudo sentir ciertas miradas sobre ella, sin embargo decidió ignorarlas, sabía que eso sucedería, era la chica nueva en el pueblo, era evidente que sería el centro de atención durante los siguientes días. Debía acostumbrarse a que los demás la miraran.

Sin embargo aquella mirada no era de cualquier estudiante, era de alguien que había quedado bastante intrigado por la belleza de Morgana Gore.

•••

El infierno del primer día de escuela por fin había terminado y Morgana no podía sentirse mas agradecida por ello. La castaña terminó de guardar algunos de sus libros en el casillero que le habían asignado y se encaminó a la salida del colegio. Encendió uno de sus cigarrillos y fue a tomar asiento bajo a la sombra de un gran árbol, faltaban algunos minutos para que el autobús escolar partiera por lo que aún tenía tiempo para acabar de fumar.

No había hecho amigos pero trató de comportarse lo mas amable que pudo con cualquiera que se intentó acercar para hablar. Realmente esperaba que eso pudiera ser suficiente por algunos días.

El sonido de su teléfono la hizo salir momentáneamente de sus pensamientos. Era su padre.

— Arthur— dijo Morgana con seriedad al contestar— ¿Ocurre algo?

— Hija... se que hoy fue tu primer día y esperaba que pudiéramos hablar para que me contaras como te fue, si ayer llegaste bien... si necesitas algo— hablaba Arthur del otro lado de la línea

— Estoy bien. Por el momento no creo necesitar nada, aunque si sigues depositando dinero en mi cuenta no me voy a quejar— respondió Morgana dándole una calada al cigarrillo que había entre sus dedos

— ¿Estás fumando? Hazel no me gusta que...

— Arthur, ya lo hablamos muchas veces. No tienes derecho a opinar sobre lo que haga de mi vida, además ya te dije que no me vuelvas a llamar por ese nombre— interrumpió la castaña rodando los ojos— Si no tienes algo mas que decir, lo mejor será que cuelgue

Morgana y su padre dejaron de tener una buena relación años atrás. Ella no le tenía ninguna clase de respeto o cariño, en realidad detestaba a su padre por engañar a su madre y obligarla a vivir junto a su nueva esposa.

Ella no quería estar con su padre y su nueva familia. Ella solo quería estar con su madre, pero Arthur no lo permitió y terminó ganando la custodia, lo que la terminó alejando de la mujer que tanto adoraba.

Ahora que Lisa Callahan había muerto, ese rencor que sentía por Arthur solo incrementó. Ya no podría recuperar el tiempo perdido, ya no la volvería a ver.

Y Morgana odiaba eso.

La castaña colgó la llamada, le dio unas últimas caladas a su cigarrillo y se levantó para ir en dirección al bote de basura mas cercano.

— ¿Me prestarías tu encendedor?— le preguntó una voz a Morgana, cosa que la hizo voltear

— Ehh, si, por supuesto. Toma— asintió ella extendiendo el artefacto color azúl que guardaba en su bolsillo

Aquel sujeto le agradeció mientras encendía su propio cigarrillo. Morgana tiró el sobrante del suyo y esperó a que el hombre le regresara su encendedor.

— Gracias. Mi nombre es Billy Loomis, bienvenida a Woodsboro. ¿Morgana, cierto?— preguntó nuevamente el pelinegro devolviendo el encendedor— Te vi en mi última clase, estabas sentada con Kyle O'Neill

— Si, esa soy yo— asintió ella— No sé con quién demonios estaba sentada, solo necesitaba un lugar porque llegué demasiado tarde para elegir una banca sola

Había algo en los ojos de aquel chico frente a ella, algo que no podía explicar, pero que se sentía como si ambos fueran imanes. Morgana no quería despegar su mirada de él, de la misma manera que él parecía no querer dejar de verla, pero al menos para ella esto no tenía nada de romántico. Algo había en Billy Loomis que le generaba demasiada curiosidad.

— Siento que te conozco... como si te hubiera visto antes— habló Billy mirando fijamente los ojos de Morgana— ¿Acaso ya habías estado aquí antes?

— No, apenas llegué anoche en realidad— negó Morgana guardando su encendedor— Es mi primera vez en el pueblo

— Curioso... juraría que te conozco de algún lado— mencionó Billy— Aunque tal vez te esté confundiendo, lo lamento. ¿Qué te trae por Woodsboro? Según escuché vienes de San Francisco, es un cambio bastante drástico

— Vaya, no era mentira eso de que en un pueblo pequeño las noticias vuelan— rio Morgana— Estoy aquí porque mis padres se están divorciando. Es un proceso bastante cansado e irritante, no quería estar viviéndolo así que a causa de sus constantes peleas y gritos, preferí mantenerme alejada en lo que ellos dejan de querer arrancarse la cabeza cada que se ven

— Si, comprendo lo que es vivir la separación de tus padres— dijo Billy dándole la calada a su cigarro— ¿Entonces te mudaste aquí sola?

— No era la intención original, pero si. Es una larga historia que tal vez en otro momento te pueda compartir— mintió Morgana— En fin, un gusto conocerte Billy, pero debo irme o el autobús se irá sin mi. Supongo que te veré luego

Morgana comenzó a alejarse y Billy, aún curioso por aquella chica castaña no despegó la mirada de ella. Había algo en su mirada que le resultaba conocido, sin embargo por mas que lo intentaba, no lograba encontrar respuesta alguna.

— Si, te veré luego, Morgana— susurró Billy antes de que la castaña subiera al autobus

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