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❪ ⛓️‍💥 ❫ 017: Rhaenyra.

FUEGO Y SANGRE
ACTO I: LA PRINCESA DRAGÓN

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CAPÍTULO XVII:
Escrito en piedra










ROCADRAGÓN SE VEÍA aún más majestuoso desde lo alto en vuelo que desde la cubierta del barco. El imponente castillo, esculpido en piedra negra, se alzaba amenazador sobre las puntiagudas rocas que lo rodeaban. Los dragones y gárgolas de piedra, con su estética oscura, cautivaban a cualquier observador con su belleza intimidante, invitándolo a detenerse y contemplar sus fauces abiertas y sus ojos penetrantes. Una densa niebla envolvía la tierra como un manto, creando la ilusión de que el propio castillo flotaba en el aire.

Rhaenyra rememoraba su última visita a Rocadragón, cuando Daemon, desafiante, había robado un huevo de Pozo Dragón y volado aquí en compañía de su querida Mysaria a lomos de Caraxes. En aquel día, ella misma había propuesto a su tío que la matase y ocupase su lugar como heredero del rey, tal y como él deseaba. Y ahora, ella regresaba junto a su futuro esposo, Laenor, para asegurarse de que su matrimonio fuera fructífero y brindara al reino los herederos tan necesarios.

Los dragones aterrizan casi al mismo tiempo, con sus cuerpos colosales encontrando el suelo con elegancia. Rhaenyra desciende de Syrax y le ordena que busque una cueva adecuada para descansar. El dragón resopla obediente y vuelve a elevarse en el aire tras los pasos de Bruma. Laenor, fiel a sus costumbres, se acerca a Rhaenyra y le ofrece su mano. Pronto fueron recibidos por el castellano del imponente castillo, quien los acompaña en dirección a las estancias meticulosamente preparadas para su llegada.

━━Por favor, disculpé, Su Alteza, si hubiéramos sabido que usted y Ser Laenor nos visitarían, nos habríamos preparado mejor ━━dice el hombre con aire culpable, mirando alternativamente a la princesa y a Laenor.

━━No hay problema, Ser John. Será solo por un breve tiempo, no hay necesidad de preocuparse. Sólo quiero tratar un asunto con el Maestre Gerardys. Espero que no se encuentre ocupado ━━inquiere Rhaenyra.

━━Enseguida enviaré a buscarlo, princesa. ¿Desean que les sirvan la comida ahora o más tarde? ━━inquiere Ser John, inclinando ligeramente su cabeza en señal de respeto.

━━Más tarde, Ser John. Además, traiga mi cena a los aposentos de la princesa Rhaenyra. Deseo compartir la cena en compañía de mi prometida ━━dictamina Laenor con autoridad y una pizca de afecto en su voz.

━━Así se hará, Ser Laenor ━━responde el hombre, asintiendo con deferencia. A continuación, dirige su atención hacia Rhaenyra, entregándole su mensaje con gentileza━━. Una pequeña estancia está conectada a sus cámaras, Alteza. He dado las órdenes para que se prepare un baño, de manera que pueda refrescarse tras el arduo vuelo en su dragón.

━━Gracias, Ser John ━━Rhaenyra asiente de forma grácil.

━━El Maestre Gerardys los visitará en media hora ━━informa Ser John, volviendo la mirada hacia Laenor━━. Ser Laenor, en sus aposentos también encontrará agua fresca y ropa de cambio.

━━Muy atento de su parte, Ser John ━━Laenor sonríe.

El castellano se despide y los deja solos. Laenor se dispone acompañar a Rhaenyra hacía sus aposentos. ━━¿Quieres que esté contigo cuando llegue el Maestre? ━━pregunta él.

Rhaenyra se sumerge en profundos pensamientos. Con anhelo, deseaba entablar una conversación con el Maestre Gerardys sobre su fertilidad, anhelando asegurarse de que podría perpetuar sin contratiempos la estirpe de los Targaryen y los Velaryon. No obstante, tras las palabras pronunciadas por Laenor, una sombra de temor se apodera de su ser, pues reconoce la posible magnitud de las ramificaciones que podrían acompañar sus cuestionamientos. Así pues, en un gesto taciturno, confirma la pregunta de Laenor con su silente asentimiento de cabeza.

━━Entonces estaré aquí en un cuarto de hora ━━promete Laenor.

━━Gracias ━━susurra.

Con paso decidido, avanza directamente hacia la imponente puerta que conduce a la estancia donde yace una espaciosa bañera en su centro. El vapor se eleva con delicadeza de las aguas calientes, al igual que de las majestuosas vasijas de barro dispuestas estratégicamente en sus cercanías. La joven, liberándose de las prendas impregnadas con el distintivo olor a dragón, exhala un gemido de profunda satisfacción mientras se sumerge en el reconfortante abrazo del agua tibia.

En otro momento, habría disfrutado durante horas, frotándose con aceites perfumados y deleitándose con el aroma de las hierbas fragantes disueltas en el agua. Pero hoy no había venido a relajarse. Por lo tanto, rápidamente se lava la suciedad y el sudor y se seca con una toalla suave y esponjosa que reposa sobre una silla. Rhaenyra exprime su cabello, dejándolo húmedo y suelto. Se alegra de que los aposentos estén bien climatizados, de lo contrario, habría pasado frío. Estaba terminando de ponerse un camisón blanco cuando suena un golpe en las puertas.

━━Adelante ━━responde Rhaenyra.

Laenor se adentra en sus aposentos, con su cabello plateado recogido en una coleta que reposa sobre su nuca. El agua, aún goteando de sus mechones, deja impregnadas manchas húmedas en su camisa blanca de tela semitransparente. Sus pantalones se ajustan perfectamente a sus fuertes piernas, captando la atención de Rhaenyra por un instante más prolongado de lo deseado.

En un tono cargado de curiosidad, Laenor cuestiona: ━━¿No tienes frío? ━━Su mirada evita los ojos de la joven y se enfoca en algún punto más abajo, por alguna razón desconocida.

Siguiendo la mirada de Laenor, Rhaenyra descubre con sorpresa que él está observando su pecho. Un tenue rubor de vergüenza inunda tardíamente sus mejillas al percatarse de que el camisón apenas oculta su figura, delineando sugestivamente su pecho y caderas. Un calor incipiente comienza a crecer en su vientre, extendiéndose sin restricciones por todo su ser. Rhaenyra, sin pudor alguno, se permite examinar de manera descarada el cuerpo de Laenor; sus amplios hombros, los músculos de su pecho perfectamente definidos por la camisa, su esbelta cintura.

━━Los dragones no sienten frío ━━objeta Rhaenyra, mirando los ojos oscurecidos de Laenor━━ ¿Pero tú tienes frío? ¿Acaso la sangre de los Velaryon ha diluido el fuego de los Targaryen que corre en tí?

El fuego que arde en la mirada de Laenor desmiente sus palabras al instante. El interior de Rhaenyra se contrae, esperando algo desconocido. Laenor da un paso hacia ella. Luego otro. Lentamente, sin prisa, otorgándole la potestad de permitirle acercarse o retroceder. Pero por alguna razón, ella se siente como un ciervo acorralado. Un escalofrío recorre su espalda. Laenor se acerca demasiado, tan cerca que ella puede sentir su aliento en su rostro. Ella tiene que inclinar la cabeza hacia atrás para poder mirarlo a los ojos.

Laenor alza lentamente la mano y le acomoda un mechón detrás de la oreja, luego desliza la punta de sus dedos hacia abajo por su cuello, deteniéndose en el hueco entre sus clavículas. El calor en su vientre se intensifica aún más, haciendo que el corazón de Rhaenyra palpite en su garganta.

━━¡Haz algo ya! ━━ordena insatisfecha.

━━¿Qué es lo que deseas, mi princesa? ━━Laenor sonríe, acariciando suavemente su delicada piel en la base de su cuello con el pulgar.

Rhaenyra sostiene una mirada intensa hacía Laenor, sin intención de detener esta tortura que los consume. La sonrisa se desvanece rápidamente del rostro de Laenor y se inclina hacia ella en busca de un beso. Rhaenyra deja escapar un suspiro profundo mientras él aprovecha el momento para explorar su boca con su lengua. Las piernas de Rhaenyra flaquean, por lo que se aferra a los hombros de Laenor, sin darse cuenta de cómo se presiona aún más a su cuerpo. Laenor lleva una mano detrás de su cabeza, incrementando la presión de sus labios, mientras la otra agarra con firmeza sus caderas. Rhaenyra jadea contra sus labios, sintiendo cómo sus dedos van bajando hasta apretar su nalga. Esta sensación la excita aún más, rozando sus pezones contra el pecho de Laenor, provocando que él emita gemidos ahogados entre sus labios.

Laenor se separa de sus labios y ella tiene ganas de gimotear como una niña berrinchuda, implorándole que continúe besándola. Pero Laenor no presta atención a su insatisfacción, acercando sus labios a uno de sus pezones, succionándolo a través de la tela. Rhaenyra exhala audiblemente, instintivamente presionando su cabeza más cerca de su pecho. Laenor deja su seno y traza un camino de besos desde su clavícula hasta el lóbulo de su oreja. Rhaenyra siente que arde en llamas, sin saber qué hacer para apagar el fuego que Laenor ha encendido dentro de ella. Ella agarra el rostro de Laenor para besarlo de nuevo, pero es detenida por un golpeteo en las puertas.

━━Princesa, soy el Maestre Gerardys ━━se escucha desde detrás de aquella barrera hecha de madera.

━━¡Un minuto, Maestre! ━━grita Rhaenyra mientras empuja a Laenor y entra apresuradamente a la estancia contigua.

El beso la llenó de excitación, haciendo que se mojara en lugares donde no debería estar mojada. Ella se deshace de cualquier evidencia visible de excitación en su cuerpo y regresa a sus aposentos con el rostro ardiendo de vergüenza. Mientras tanto, Laenor se encuentra en medio de la habitación, radiante con la sonrisa más amplia que había visto en su rostro. Su mirada involuntariamente se detiene en el bulto en sus pantalones.

━━El Maestre Gerardys llegó justo a tiempo ━━Laenor se burla, siguiendo su mirada━━. De lo contrario, no tendríamos nada que demostrar a los nobles y damas de la corte después de nuestra primera noche de bodas.

━━Desvergonzado ━━susurra Rhaenyra para luego aclarar su garganta━━. ¡Puede pasar, Maestre! ━━exclama Rhaenyra.

El Maestre Gerardys entra en los aposentos y hace una breve reverencia a la princesa y a Laenor. Era un hombre de unos cuarenta años, alto y corpulento, con brazos largos y fuertes que sostenían una pequeña bolsa de lona y un rostro severo. El manto gris del maestre no ocultaba sus anchos hombros y su robusta constitución. Rhaenyra piensa que con tales atributos, el Maestre Gerardys podría haber sido un valiente caballero.

«Pero si hubiera elegido ese camino, quizás no estarías aquí en este mundo», le recuerda la voz de la razón.

Rhaenyra siente la necesidad de encogerse ante la mirada penetrante del Maestre, pero se contiene. Endereza la espalda y se encuentra audazmente con la mirada del sujeto.

━━Los ojos de Su Alteza siguen siendo los mismos desde el día en que vino al mundo ━━comenta Gerardys, con una expresión naturalmente severa que se suaviza al rememorar el pasado━━. Su madre temía que no sobreviviera aquella noche, pero aun así, yo sabía que nunca se rendiría y que lucharía por vivir, pese a todo.

Rhaenyra responde con gratitud: ━━Si no fuera por usted y su cuidado hacía mi madre, tal vez yo no estaría aquí ━━Y añade, reconociendo su deuda━━: Le debo mi vida, Maestre.

━━No es necesario, mi princesa ━━rechaza humildemente Gerardys el agradecimiento, dirigiendo luego su mirada hacia Laenor━━. Aún no les he felicitado por su próxima boda. Princesa Rhaenyra, Ser Laenor, reciban mis más sinceras felicitaciones. Espero que este matrimonio les traiga felicidad y prosperidad a ambos, a la vez que fortalezca nuestro reino.

━━Es precisamente por eso que estoy aquí, Maestre Gerardys ━━dice Rhaenyra, luego nota la confusión en el rostro del hombre y explica━━: Como heredera legítima de mi padre y futura reina, recae sobre mis hombros la sagrada responsabilidad de asegurar la sucesión del Trono de Hierro, engendrando príncipes y princesas que perpetúen nuestra estirpe y brinden estabilidad a nuestro amado reino. No olvide cuán arduo fue para mi madre llevar en su seno el fruto de la vida y dar a luz. Además, las mujeres Targaryen no somos reconocidas por nuestra fertilidad. Solo mi bisabuela Alysanne destacó al traer trece vástagos a este mundo, de los cuales nueve llegaron a la edad adulta. Fue usted quien ayudó a mi madre a sobrevivir aquel embarazo tan peligroso. Usted salvó tanto mi propia vida como la de ella durante el parto, y ahora anhelo que me diga si podré concebir y gestar futuros embarazos saludables.

━━¿Quiere que la examine, princesa? ━━Gerardys pasa directamente al meollo del tema.

━━Sí, Maestre.

━━Hay agua tibia y jabón aquí o debería enviar a una doncella por ellos?

━━Hay ambos en la estancia contigua.

━━Volveré pronto.

Gerardys se retira a la estancia con la bañera y regresa después de unos minutos, secándose las manos con una toalla limpia.

━━¿Ser Laenor estará presente durante la examinación? ━━pregunta Gerardys, arremangando las mangas de su túnica.

━━Sí. Él es mi futuro esposo y el padre de nuestros futuros hijos. Debe saber todo lo relacionado con nuestra familia ━━responde firmemente Rhaenyra, y la mirada de Laenor se llena de jubiló.

━━Palabras sabias, Su Alteza ━━Gerardys asiente en aprobación━━. Por favor, siéntese en la silla.

Con diligencia y cuidado, el hombre desplaza una silla hacia la cercanía de la ventana, acercándola así a la abundante luz solar. Rhaenyra, obediente, se acomoda en la silla dispuesta. Gerardys da inicio al examen. Su mirada escruta el blanco níveo de los ojos de la joven, mientras sujeta una vela encendida frente a su rostro, solicitándole que siga la danza sutil de la llama.

Acto seguido, le indica que eleve sus manos y palpa con destreza sus omóplatos y costillas, evaluando la simetría de su estructura ósea. Le instruye a tomar una respiración profunda, a retenerla por un instante y a exhalar de forma pausada; verifica si sus hombros se mantienen en perfecta alineación y si existen indicios de sibilancias al inspirar tanto por la boca como por la nariz.

En un acto de sumisión, Rhaenyra abre su boca, permitiendo así que el sabio Maestre escudriñe su lengua, paladar y las recónditas áreas internas de sus mejillas. Con solicitud, el maestre le dice a Rhaenyra que se ponga en pie, primero sobre su pierna derecha y luego sobre la izquierda, con el fin de evaluar su equilibrio y fortaleza corporal.

Su mano firme, curtida por el tiempo y la dedicación, traza suavemente el recorrido de su columna vertebral en busca de cualquier imperfección o desviación que pudiera encontrarse.

━━Bien, ahora acuéstese en la cama. Le pediré que se despoje de su ropa para examinar su pecho y vientre, princesa.

Rhaenyra siente la tentación de reír ante la expresión de horror en el rostro de Laenor. Sin ninguna reserva hacia el Maestre, ella se quita el camisón y se acuesta en la cama. Gerardys la mira no como a una mujer desnuda, sino como Helaena lo haría con sus escarabajos y mariposas, como algo extraño e intrigante.

El hombre levanta cada uno de sus senos, palpándolos cuidadosamente en busca de cualquier anomalía. Luego presiona en la parte baja de su abdomen, pidiéndole que lo tense y luego se relaje.

━━Ser Laenor, en mi bolsa hay un pequeño espejuelo, por favor, podría alcanzarlo para mí ━━pide el hombre a Laenor.

Él obedece y entrega el espejuelo al Maestre antes de retroceder. Gerardys coloca el espejuelo frente a la entrada de su intimidad y le pide a Rhaenyra que abra más las piernas. Observa detenidamente en el espejuelo durante varios minutos y luego lo retira, entregándole el camisón a Rhaenyra. Ella se viste rápidamente, clavando su mirada expectante en el Maestre.

━━¿Qué puede decirme, Maestre? ━━La impaciencia se oye claramente en la voz de Rhaenyra.

━━Bueno, solo puedo decirle que con casi seguridad ha heredado la fertilidad de su bisabuela Alysanne, princesa ━━responde tranquilamente el Maestre.

━━¿Qué? ━━pregunta sorprendida.

━━Tiene una excelente salud, princesa. Un vientre fuerte y elástico, buenos músculos abdominales, caderas anchas. Tiene unos dientes excelentes; un hermoso color de lengua y mejillas; y escleróticas impecables en los ojos. Todo esto permite esperar que en el futuro pueda convertirse en madre de muchos príncipes y princesas, Su Alteza ━━concluye Gerardys, guardando los instrumentos en su bolsa.

Rhaenyra, presa de angustia y temor, somete al Maestre a un implacable interrogatorio, temiendo en lo profundo de su ser que sus anhelos sean vanos. ━━¿Puede afirmar con certeza tales palabras, Maestre? Me atrevo a preguntarle ahora, ¿que hay de mi madre, entonces? ¿Y antes de ella, que ocurrió con mi abuela Daella en tiempos pasados? Lamentablemente, mi abuela Daella perdió la vida durante el traumático parto que trajo al mundo a mi madre. Desde entonces, mi progenitora ha soportado las dolorosas perdidas de una docena de abortos espontáneos y nacimientos dónde el bebé muere poco después. Mi corazón se llena de profunda preocupación, pues no puedo evitar preguntarme si compartiré el mismo destino tan trágicamente sufrido por ellas.

Envuelta en estas inquietudes, su voz se convierte en un eco atormentado, encarnando los pesares propios de una época donde la incertidumbre y la desesperanza se arraigan con firmeza. Ella suplica al maestre revelar la más certera de las respuestas, consciente de que su esperanza reposa en un delicado equilibrio.

━━La princesa Daella fue una niña enfermiza, a la que su bisabuela Alysanne intentó proteger de cualquier peligro, ya sea de una abeja en los jardines del castillo o un gato inofensivo. Era más que evidente que el arduo trabajo de parto no auguraba un mejoramiento en su delicada salud, por lo que cuando la fiebre puerperal se llevó su vida, no fue una sorpresa, sino un golpe más en la triste sinfonía que envolvía a aquella frágil rama de sangre real... Y su madre, en su juventud, fue presa de las garras embrionarias a una prematura edad de trece días del nombre. A los quince, tuvo su primer parto, habiendo padecido ya dos fatídicos abortos anteriormente. En vano supliqué al rey que aplazara la consumación del matrimonio y permitiera que el noble cuerpo de la princesa Aemma se fortaleciera antes de enfrentar los rigores del parto. Pero los deberes de la sucesión y la persistencia de terceros por un heredero al trono de Viserys no toleraban demoras, y así su madre atravesó largos y dolorosos períodos de aflicción y penosos partos durante gran parte de su corta vida.

El Maestre, con la ternura propia de quien guía y cura, cubre las delicadas manos entrelazadas de Rhaenyra mientras le otorga palabras de consuelo.

━━No tema, mi princesa. Su cuerpo se ha desarrollado plenamente y no cambiará en gran medida con el paso del tiempo. Incluso cuando era apenas una criatura, rara vez caía enferma. Y aún más después de que obtuvo ese vínculo con Syrax, las enfermedades se volvieron algo lejano para usted, ¿no es cierto? ━━susurra el Maestre, buscando transmitir tranquilidad y esperanza en medio de las sombras que amenazan la fragilidad de la princesa.

Rhaenyra simplemente asiente en respuesta.

━━Ademas, su posición difiere de la de su madre y abuela, y contrasta notablemente con otras mujeres de este tiempo. Usted no es simplemente una mujer común, sino una princesa heredera. Sin embargo, a diferencia de lo que se podría pensar, su destino no está completamente escrito en piedra. Aunque, como esposo y padre, confío en que Ser Laenor sea un hombre más sabio y considerado que nuestro rey, es importante destacar que nadie puede coaccionarla para engendrar herederos si usted misma no lo desea. Su autonomía y libertad son de un valor inestimable, y su palabra tiene un peso significativo. En este asunto, su voz es la que debería prevalecer y ser respetada por encima de cualquier otra consideración.

El hombre de apariencia severa pero que muestra una cálida sonrisa en su rostro, parece entender perfectamente esta premisa fundamental, y en su sabiduría intuye lo siguiente: ━━Por otra parte, aún así creo que el reino no querrá privarse de la oportunidad de honrar y celebrar la llegada de nuevos príncipes y princesas dragón, ¿no es cierto? ━━se echa a reír.

«La unión entre el elemento del agua y el fuego bendecirá tu vientre, engendrando príncipes y princesas dragón».

Rhaenyra recuerda la profecía de la anciana. Temía creer en ella, pero las palabras del maestre confirmaron las promesas de la bruja. La princesa permite que la esperanza florezca en su pecho.

━━Creo que tiene razón, maestre Gerardys. Estoy en una deuda aún mayor con usted que antes ━━Rhaenyra aprieta las manos de Gerardys en las suyas, conteniendo las lágrimas.

━━No hay deudas entre nosotros, Su Alteza. Solo le pido que visite nuestra sombría isla con más frecuencia. Después de todo, usted es la Princesa de Rocadragón. Su mera presencia da vida a este oscuro castillo ━━bromea el Maestre, con sus ojos grises brillando de alegría.

━━¡Lo prometo! ━━declara solemnemente Rhaenyra.

Gerardys se retira con discreción, dándoles privacidad a Laenor y Rhaenyra. De manera suave y reconfortante, Laenor se acomoda en la cama junto a ella, extendiendo sus cálidos brazos. Rhaenyra no puede contenerse y se entrega por completo, liberando todos los temores que ha acumulado desde la triste partida de su madre. Las lágrimas fluyen sin cesar, empapando la camisa de Laenor, pero ese detalle no importa en lo más mínimo.

Él la abraza con ternura, ofreciéndole un refugio donde pueda soltar todo su dolor y desahogarse plenamente. En medio de ese abrazo, algo maravilloso ocurre: las lágrimas que antes apretujaban el corazón de Rhaenyra se agotan lentamente, dejando espacio para una tímida esperanza. Ahora, envueltos en esa atmósfera esclarecedora, ella comienza a vislumbrar la posibilidad de un futuro luminoso, guiado por el amor y la comprensión de Laenor.

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