FUEGO Y SANGRE
ACTO I: LA PRINCESA DRAGÓN

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CAPÍTULO XLVIII:
Buena y desafortunada noticia

AL AVISTAR DESEMBARCO DEL REY, Rhaenyra estuvo a punto de prorrumpir en llanto. Estaba tan exhausta de la travesía en el barco que apenas si prestaba atención al hedor de la capital, que percibía con particular agudeza tras pasar una luna y media en el mar. El viaje de regreso desde Dorne había tomado mucho más tiempo de lo esperado, a pesar de que solo hicieron escala en Tarth para reabastecerse y descansar brevemente. Las tormentas los acosaron sin cesar, y en varias ocasiones Rhaenyra pensó que el Princesa Dragón sería tragado por una ola gigantesca. Sin embargo, lograron llegar a la capital, aunque el viaje les llevó mucho más de lo planeado.

Con un suspiro de alivio, Rhaenyra se acomodó en el carruaje, intentando posicionarse de manera que su abultada pancita no le causara demasiadas molestias. Según sus cálculos, faltaban menos de tres lunas para que el retoño de su vientre viera la luz de este mundo. La pesada carga de la gestación se volvía más gravosa con cada jornada que pasaba, como si los dioses antiguos y nuevos probaran su resistencia con cada paso. Si antes las náuseas la atormentaban, ahora casi no conciliaba el sueño debido a que los niños en su vientre no dejaban de moverse, especialmente durante las noches. Tanto ella como Laenor estaban seguros de que esperaban gemelos, pues en una de esas noches, Laenor distinguió claramente cuatro manos diminutas empujando desde dentro a través de la delgada piel de Rhaenyra. Esto llenó de alegría a la Targaryen, pero también revivió sus antiguos temores. Las mujeres morían al dar a luz a un solo hijo. ¿Cuánto más difícil sería dar a luz a dos?

━━No te preocupes, mi amor. El maestre Gerardys estará contigo. Lo harás bien ━━la reconfortaba Laenor.

Y fue precisamente al maestre Gerardys a quien Rhaenyra deseó ver primero al regresar a la Fortaleza Roja. Su padre estaba en una sesión del Consejo Privado, mientras que Daemon y Laenor se dirigieron a la ciudad en busca de un lugar apropiado para esconder al mudo atacante de Dorne. Laena se había quedado en Marcaderiva con su madre, quien le prometió a Rhaenyra volar a la capital tan pronto como fuera posible.

Rhaenyra se permitió un baño rápido, aceptando la ayuda de las doncellas, ya que su vientre ya limitaba su libertad de movimiento. Reservó un baño largo y caliente para la noche, deseando compartir ese momento con Laenor y ayudarlo también a relajarse. Laenor regresó al castillo justo cuando Rhaenyra se había cambiado a un sencillo vestido de lino y trenzado su cabello húmedo en una tira larga que caía por su espalda.

━━¿Encontraste el lugar adecuado? ━━pregunta Rhaenyra, sin mencionar la finalidad de dicho lugar.

La estancia en Dorne le había enseñado a Rhaenyra a no confiar ni siquiera en las paredes de sus propios aposentos. Por ello, ella y Laenor decidieron hablar de los huéspedes dornienses sin demasiados detalles y en alto valyrio. Por supuesto, era poco probable que los espías de Otto dominaran la lengua de la Antigua Valyria, pero no podían arriesgarse.

━━Sí. Hemos instalado a nuestros huéspedes del sur con comodidad ━━responde Laenor.

━━Bien ━━asintió Rhaenyra━━ El maestre Gerardys vendrá pronto. Necesitará revisar tu herida.

━━Mi amor, la herida ya ha sanado hace tiempo y casi no me causa ninguna molestia. Te preocupas demasiado ━━Laenor se acercó y la abrazó con cuidado.

━━No entiendes el horror que sentí al verte cubierto de sangre y pálido como un cadáver ━━susurró la princesa, acurrucándose junto a su esposo.

━━Tienes razón. No lo entiendo ━━coincide Laenor.

Era esta cualidad de Laenor la que más amaba. Nunca alimentaba el fuego de su irritación y furia. Incluso si no estaba de acuerdo con ella, le permitía desahogarse para luego encontrar palabras de consuelo para su inquieto corazón. Y después de que ella se calmaba, Laenor presentaba argumentos con los que Rhaenyra no podía, ni quería, discutir. Comprendió la necesidad del apoyo de Laenor más agudamente cuando le sostuvo la mano mientras el maestre Ormund cosía la herida abierta en el costado del torso de su marido. El miedo la invadió con tal fuerza que sabía claramente que, si no se contenía, caería en la histeria. Pero Rhaenyra se mantuvo firme. Encontró la fortaleza para no prorrumpir en lloros al ver a Laenor, gimiendo entre dientes cada vez que la aguja atravesaba su carne. Fue en esa noche de pesadilla cuando Rhaenyra comprendió cuán profundamente Laenor se había entrelazado en su vida, convirtiéndose en una parte indispensable de ella.

«En el ardor del fuego, en el rugido de las llamas, el agua del vasto mar hallará su calma...»

Las presagios de la anciana aquella noche no dejaban de rondar en su mente cada vez que pensaba en Laenor. Él realmente se había convertido en el bálsamo para su alma atormentada y su corazón roto. Su calma y fuerza silenciosa estaban forjando en ella una hoja afilada que no podría ser quebrada. Su simiente había engendrado en su vientre a futuros príncipes y princesas dragón. Y Rhaenyra rezaba cada noche a los dioses para sobrevivir a este parto y poder darle muchos más vástagos de la sangre del dragón.

El maestre Gerardys los encontró abrazados. Su severo rostro se iluminó con una sonrisa que lo rejuveneció notablemente. Rhaenyra pensó, con una sonrisa para sí misma, que el maestre debió haber sido muy popular entre las doncellas en su juventud.

━━Por fin han regresado, Alteza. Sin usted y Ser Laenor, la Fortaleza Roja parecía haber perdido sus colores. Y la ausencia de Lady Laena y el Príncipe Daemon también se sintió profundamente. Por fortuna, los tiempos oscuros han terminado ━━dice Gerardys con sinceridad mientras disponía sus instrumentos en el tocador de Rhaenyra.

━━Temo, maestre, que los tiempos oscuros apenas comienzan ━━replica Rhaenyra con un tono sombrío.

El maestre inmediatamente se puso serio, arremangándose con destreza su túnica gris.

━━¿Se ha sentido mal? ¿Ha sucedido algo con usted o el niño? Cuéntamelo todo ━━ordena Gerardys con tono autoritario, mirando a su protegida.

━━Estoy bien, y los niños también lo están, maestre, no se preocupe ━━lo tranquilizó Rhaenyra con una leve sonrisa.

━━¿Niños?

Gerardys se acercó a Rhaenyra y palpó su vientre a través de la tela del vestido, presionándolo aquí y allá. Rhaenyra observó cómo movía los labios, claramente calculando las lunas que había estado ausente. En su mirada apareció un destello de comprensión.

━━Ya transcurren siete lunas desde que quedó encinta, mas su vientre parece presto para dar a luz en cualquier momento ━━asintió Gerardys━━. ¿Cuándo se dió cuenta de que esperaba gemelos?

━━El primero en sugerirlo fue el maestre Rodrik cuando visitamos a los Penrose ━━respondió Laenor, recordando al maestre de Los Pergaminos━━. Él observó que, para apenas tres lunas y media de estar grávida, su vientre se mostraba ya demasiado grande. Y luego, cuando los niños comenzaron a moverse, vi cuatro manos presionando desde el interior de Rhaenyra.

El maestre murmuró algo ininteligible mientras guiaba a Rhaenyra hacia la ventana. Ella no se resistió, permitiéndole hacer su trabajo, aunque lo había llamado para que examinara a Laenor, no a ella. Giró su rostro de un lado a otro, revisando el estado de su piel y el blanco de sus ojos, y le pidió que abriera la boca para examinar su garganta y lengua. Tocó y palpó su vientre sin cesar. Los niños, como si sintieran el toque de un extraño, empezaron a moverse, haciendo que Rhaenyra riera por las cosquillas o se encogiera por un leve dolor. El maestre palpó sus huesos pélvicos, pidiéndole que se recostara en la cama, y luego trabajó con sus instrumentos entre sus piernas. Finalmente, una sonrisa de satisfacción apareció en el rostro de Gerardys.

━━Bueno, mi princesa, puedo decir con confianza que está en excelentes condiciones. Su cuerpo se prepara poco a poco para el parto, y los niños, a juzgar por su actividad, están ansiosos por nacer ━━bromea el maestre, lavándose las manos en una jofaina en la esquina de la cámara. Luego, una expresión de desconcierto apareció en sus ojos━━. ¿A qué tiempos oscuros se refería, Alteza? ━━pregunta el hombre.

Rhaenyra se levantó de la cama y se acercó al maestre tan cerca como su vientre se lo permitía.

━━Lo que voy a decirle no debe salir de esta habitación ━━susurra Rhaenyra, mirando fijamente al hombre.

Él asintió en silencio.

━━En Dorne ocurrió algo que empañó nuestra estancia en Lanza del Sol. Los detalles deben permanecer en secreto por ahora, pero necesitaré vuestra habilidad, maestre, para hacer justicia. Pero eso será más adelante. Ahora necesito que examine la herida de Laenor, que recibió en Dorne.

Gerardys no hizo preguntas innecesarias, simplemente le pidió a Laenor que se quitara la camisa. Laenor obedeció, desvistiendose hasta la cintura y sentándose en la cama. Rhaenyra hace una mueca al ver la larga cicatriz rosada en el costado derecho de su esposo. El maestre pasó con cuidado los dedos por los bordes de la cicatriz.

━━¿Le suturaron esta herida, Ser Laenor? ━━pregunta sin apartar los ojos de la cicatriz.

━━Sí. El maestre de Lanza del Sol me cosio ━━sonrió Laenor.

━━Por lo que veo, era un maestro en su área de experticia ━━asintió aprobatoriamente Gerardys━━. ¿Después de quitarle los puntos, la herida se abrió?

━━No.

━━¿Hubo supuración o sangrado después de que cayeron las postillas?

━━No, maestre.

El maestre murmuró algo para sí mientras presionaba ligeramente debajo de la herida, comprobando si los riñones u otros órganos habían sido afectados. La ausencia de una reacción de dolor por parte de Laenor permitió a Rhaenyra relajarse.

━━La herida ha sanado perfectamente, Ser Laenor. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que la recibió?

━━Más de dos lunas, maestre ━━responde Laenor, volviéndose a poner la camisa.

Gerardys sonrió, mirando a Rhaenyra.

━━Mi princesa, ese tiempo es más que suficiente para que incluso una herida como esta deje de molestar a Ser Laenor.

━━Eso les decía cuando Laena y tú no me dejaban salir de la cama durante dos semanas, llenándome de infusiones y aplicando todo tipo de cataplasmas ━━exclama Laenor con una sonrisa triunfante.

━━Quizá precisamente porque estuvo en reposo durante esas dos semanas, sin perturbar su herida y nutriéndola con las propiedades curativas de las cataplasmas, se ha curado tan pronto ━━sonrió Gerardys.

Laenor resopló indignado ante sus palabras, mientras que Rhaenyra le sacó la lengua, divertida. Pero la alegría desapareció rápidamente cuando recordaron a sus "huéspedes" dornienses.

━━Ha estado aquí ya varias lunas, maestre. ¿Ha sucedido algo inusual en mi ausencia? ━━pregunta Rhaenyra al maestre.

━━Justamente quería contarles una noticia importante. No sé si les parecerá buena o si los entristecerá, mi princesa...

━━¡Su Majestad, el rey Viserys y Su Majestad la reina Alicent!

Los tres se sobresaltaron cuando las puertas se abrieron de par en par, dejando entrar al rey y la reina. Rhaenyra hizo una reverencia ante su padre, mientras Laenor y el maestre se inclinaban ante los monarcas.

━━¡Rhaenyra! ¡Ziry iksī! ━━Viserys se acercó a su hija y la abrazó, cuidando de no presionar su vientre━━. ¡Por fin han vuelto! ¿Por qué no enviaron a alguien a adelantarse para avisarnos de vuestro regreso? Yo mismo los habría recibido en el puerto ━━se lamentó el rey, observando a su hija y yerno.

━━No queríamos distraerte de los asuntos del reino, Padre. Nos recibió Ser Harrold y nos escoltó al castillo ━━responde Rhaenyra con una sonrisa forzada.

Le sorprendió la presencia de Alicent. Vestía una vez más con un elaborado vestido verde adornado con jades y esmeraldas, y su cabello estaba recogido en un complicado peinado alto, coronado con una pequeña diadema dorada. Rhaenyra se sintió momentáneamente avergonzada por su sencillo vestido y trenza, pero rápidamente desechó esos pensamientos tontos. Competir con Alicent en belleza debía ser lo último que le importara. Más allá de la apariencia de la reina, lo que más sorprendió a Rhaenyra fue la sonrisa satisfecha que se escondía en las comisuras de los labios de Alicent. Un extraño presentimiento apretó su garganta con anticipación.

━━¿Cómo está mi nieto? ━━Viserys la distrajo de sus pensamientos sobre Alicent, acariciando suavemente su pancita.

━━Nietos, Su Majestad ━━sonrió orgullosamente Laenor, acercándose a Rhaenyra por la espalda.

━━¿Nietos? ━━repite Viserys con sorpresa.

━━Así es, Su Majestad. Estoy seguro de que la princesa lleva gemelos. Todos los indicios apuntan a ello ━━confirma Gerardys las palabras de Laenor.

Viserys abrazó nuevamente a Rhaenyra, permitiéndole relajarse en los brazos de su padre. Dejó un beso en su frente y se apartó. Rhaenyra notó el miedo que brilló fugazmente en los ojos de su padre.

«¿Tiene miedo de que no sobreviva al nacimiento de los gemelos?», pensó, viendo cómo su padre intentaba ocultar su preocupación.

Sintió compasión por su padre. A menudo olvidaba que no solo ella había perdido a su madre, sino que él también había perdido a su amada esposa. Sí, todavía a veces culpaba a su padre por la muerte de su madre, pero cada vez más su corazón se ablandaba hacia él. En ese momento, deseaba simplemente estar en los brazos de su progenitor, sintiéndose solamente como Rhaenyra, no como la heredera de un vasto reino.

La esposa de su padre, en cambio, no mostró ni el más mínimo atisbo de alegría. Rhaenyra veía la envidia que brillaba en los ojos de Alicent.

«Oh sí, querida amiga, le daré al reino dos herederos a la vez. Y no mestizos, sino verdaderos dragones de sangre valyria por ambas partes», pensó Rhaenyra, pero se mantuvo en silencio, sin querer iniciar una disputa.

De sus pensamientos la distrajo Daemon, irrumpiendo en sus aposentos junto a Laenor sin llamar. La sorpresa se reflejó un instante en sus ojos violáceos, pero enseguida los reemplazó con una practicada indiferencia.

El Targaryen hizo una reverencia burlona y asintió a su hermano.

━━¡Daemon! ━━Viserys lo abrazó, dándole una palmada en el hombro━━. Debo admitir que las reuniones del Consejo Privado han estado inusualmente silenciosas sin ti.

━━Oh, creo que Lord Mano me ha echado muchísimo de menos ━━Daemon se giró hacia Alicent con una sonrisa━━. ¿No es así, mi reina?

━━Todo el castillo esperaba vuestro regreso, Príncipe Daemon ━━responde únicamente Alicent, lanzándole una mirada fugaz.

━━¿Dónde está Lady Laena? ━━preguntó Viserys a su hermano.

━━Laena está en Marcaderiva. Necesitaba compartir una noticia muy importante con sus padres ━━responde Daemon.

━━¿Qué noticia? ━━se sorprende el rey.

━━Mi esposa está encinta. Pronto habrá otro Targaryen en este mundo ━━sonrió Daemon con genuino entusiasmo.

━━¡Qué noticia tan maravillosa! ━━exclama Viserys con alegría.

Mientras tanto, Rhaenyra observaba a Alicent. Por un momento, su boca se torció, pero enseguida se recompuso, asumiendo una máscara de cortés virtud. Rhaenyra no apartaba los ojos de la mano de la reina, que se deslizó hacia su vientre. Una terrible sospecha se le ocurrió, pero no permitió que ninguna emoción se reflejara en su rostro. Se encontró con los ojos castaños de Alicent, en los que brillaba el triunfo.

━━Mis más sinceras felicitaciones, Príncipe Daemon. Parece que los vientos del destino soplan a nuestro favor, trayendo consigo una abundancia de dichas para el futuro de nuestra gran familia ━━expresa Alicent con dulzura, mientras sus dedos acariciaban con ternura el contorno de su vientre.

━━¿A qué se refiere, mi reina? ━━pregunta Daemon, acercándose a Rhaenyra.

━━No solo tú traes buenas nuevas, hermano ━━declara Viserys mientras se acercaba a su esposa, rodeándola con un abrazo lleno de ternura y orgullo━━. Mi esposa, vuestra reina, también se encuentra nuevamente encinta. Los dioses nos han bendecido una vez más, y pronto nuestra familia crecerá, volviéndose aún más fuerte y numerosa.

Rhaenyra pensó que su madre y Rhaenys estarían orgullosas de ella en ese momento. Por dentro, la desgarraban el dolor y los gritos silenciosos, pero por fuera permanecía serena e imperturbable, como un mar en calma. Dio un paso hacia Alicent. El horror que por un momento se reflejó en los oscuros ojos de la reina hizo que Rhaenyra sonriera con fiereza. Alicent incluso dio un pequeño paso atrás, retrocediendo de su hijastra que se acercaba, pero la mano de Viserys, que aún la abrazaba, no le permitió huir. La sonrisa de Rhaenyra se amplió. Extendió sus manos y tomó las de Alicent. Se puso de puntillas y dejó besos etéreos en las mejillas de la reina.

━━Felicidades, Su Majestad. Que los dioses te concedan una gravidez tan llevadera como las que te precedieron ━━canturreó Rhaenyra y se giró hacia su padre━━. Padre, me alegro mucho por ti y la reina.

━━Gracias, ziry iksī ━━sonrió Viserys.

Fue interrumpido por Laenor y Daemon, felicitándolo por el próximo nacimiento. Rhaenyra se acercó a una Alicent atónita.

━━¿Te sientes mal, mi reina? ¿Necesitas la ayuda del maestre? ━━pregunta en voz baja, con una mirada penetrante que parecía indagar en lo más profundo de su ser.

Alicent negó lentamente con la cabeza. Rhaenyra se permitió el lujo de disfrutar del aspecto atemorizado de la reina antes de unirse a Laenor y Daemon. Daemon interceptó su mirada y, al captar su silenciosa solicitud, asintió.

━━Hermano, tú y la reina deben ver los regalos que trajimos de Dorne. Estoy seguro de que a Su Majestad le encantarán los maravillosos vestidos dornienses ━━anuncia Daemon con un sarcasmo que Viserys prefirió ignorar.

Viserys apoyó la idea de su hermano, y poco después, Rhaenyra se quedó a solas con Laenor. Su esposo abrió los brazos sin decir palabra. Rhaenyra se permitió relajarse. Literalmente se dejó caer en los brazos de Laenor y dejó salir las lágrimas. En ese momento, volvió a sentirse como una niña pequeña, traicionada por su padre.

La placidez de los aposentos solo se veía interrumpida por sus suaves sollozos.

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