❪ ⛓️💥 ❫ 035: Laena.
FUEGO Y SANGRE
ACTO I: LA PRINCESA DRAGÓN
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CAPÍTULO XXXV:
Jugando con fuego
LA HABITACIÓN SE ENCUENTRA ENVUELTA en un aura cargada de sentimientos mientras Laena luchaba por contener las lágrimas que amenazaban con escapar de sus ojos. Sentada frente al espejo, observa a Rhaenys, su madre, tarareando una suave canción de cuna mientras trenza el largo cabello de Laena para la ceremonia nupcial que se avecinaba. Los suaves dedos de su madre la arrullan, transportando a Laena a su infancia cuando Rhaenys le cantaba la misma canción mientras cepillaba los mechones rubios de su hijita.
Los dedos de Rhaenys tejían hábilmente unas trenzas valyrias, adornándolas con hileras de perlas y pequeñas incrustaciones de zafiros. Observando su reflejo en el espejo, Laena intenta asimilar la idea de que muy pronto se convertiría en la esposa de un hombre con quien apenas hace poco solo había soñado. A pesar de la devoción constante demostrada por Daemon en los últimos meses, todavía le costaba creer que en cuestión de horas, ése hombre la cubriría con su capa y le juraría lealtad y amor eterno.
Aquella mañana, Laenor y Rhaenyra hicieron una breve visita a sus aposentos para comprobar su estado. Laenor le entregó un precioso par de aretes y un collar de oro blanco y diamantes celestes, mientras el susodicho desviaba cuidadosamente la mirada de su hermana. Al notar las lágrimas brillando en los ojos violetas de su hermano menor, Laena, conmovida, no pudo contener su propia emoción y se abalanzó entre sollozos en los brazos protectores de Laenor, sintiendo una mezcla de gratitud, nostalgia y anticipación.
━━Dioses, actúan como si les separaran de por vida. Laena sólo se va a casar, no a mudarse al otro lado del mundo. Además, ella y Daemon vivirán cerca de nosotros y, con los dragones, sólo les llevará un par de horas para verse ━━gruñó Rhaenys, fulminando con la mirada a los dos llorones.
Sin embargo, Laena comprendía que su madre solo estaba tratando de mantener una fachada de calma y compostura. De hecho, Laena había presenciado a su madre derramar lágrimas más veces en este giro lunar que en toda su vida. Ante la interrogante de por qué Rhaenys no había llorado por el inminente matrimonio de Laenor, Laena recibió una respuesta que le hizo sentir un arrebato de conmovedora ternura en lo profundo de su corazón.
━━Laenor es un hombre. Y tú, mi niña, fuiste mi primogénita, mi princesa rubia con la que experimenté la dulzura de la maternidad. Tu nacimiento desató en mí un torrente de amor que desconocía poseer, a veces incluso me costaba creerlo. Aunque ya eres una mujer adulta, lista para ser esposa y madre, para mí sigues siendo mi pequeña Laena. Aquella niña que con una mirada de tristeza podía persuadir a su padre, enamorado del mar, para que se quedara más tiempo en casa. Aquella cuya risa animaba las frías noches de Marcaderiva. Hubo un tiempo en el que todo mi mundo giraba en torno a ti, mi dragóncita. Ahora debo obligarme a poner ese mundo en manos de otro hombre. No me juzgues severamente si encuentro dificultades en hacerlo ━━respondió Rhaenys con acritud cuando su hija le hizo la pregunta.
El padre de Laena, en cambio, sonreía cada vez que veía a su hija junto a su futuro yerno. La joven percibía la tormenta creciendo dentro del corazón de su padre, pero Lord Corlys era una Serpiente Marina capaz de hacer frente a cualquier tormenta. Marea Alta bullía de actividad bajo la atenta supervisión de su señor, con los preparativos para la boda de la única hija del Señor de las Mareas en pleno apogeo. Y Laena buscaba compartir todo el tiempo posible con su padre, prolongando esos momentos en los que era tratada como la hija favorita, cuyos deseos se cumplían al instante.
La presencia de Laenor y Rhaenyra representaba una isla de tranquilidad que ayudaba a Laena a mantenerse serena en medio del nerviosismo general. Habiendo pasado ya por todas las molestias por sí mismos, ahora estaban ahí para ayudarla a afrontar con elegancia las complejidades de un acontecimiento tan importante. Laenor siempre se tomaba la molestia de pasear por Marcaderiva junto a ella, recordando juntos sus lugares favoritos y las entradas secretas a las cuevas donde en su infancia habían buscado un huevo de dragón para Laena; durante aquellos días en los que el pequeño Laenor, temblando de miedo, se aventuraba en una cueva oscura en busca de su hermana, Laena lo consideraba su mayor apoyo y amor incondicional. Laenor consideraba que la falta de un dragón para su hermana mayor era la mayor injusticia y estaba dispuesto a arriesgar su vida para corregir ese agravio.
Rhaenyra, por su parte, no dejaba que Laena olvidara que ahora era la jinete del dragón más grande del mundo. Ella la acompañaba desde las aburridas pruebas del vestido de novia hasta las cuevas de dragones de Marcaderiva, donde les esperaban Vhagar y Syrax, que ya estaban enjaezadas con sus respectivas sillas de montar. Rhaenyra le recordaba la libertad que ofrecían los cielos. Y luego, ella se retiraba, permitiendo a Daemon unirse a su novia en esa mágica danza de dragones. Vhagar y Caraxes se elevaban y se precipitaban hacia el suelo, haciendo que los corazones de sus jinetes latieran al máximo y sus respiraciones se detuvieran por un instante. Pero precisamente en esos momentos, Laena se sentía realmente viva. Junto a Daemon en el cielo, Laena comenzaba a creer que no había límites ni obstáculos para ellos.
Rhaenys se negó a dejar que las doncellas la ayudarán en el cuidadoso proceso de vestir a su hija. Fue ella misma quien tomó la responsabilidad de ponerle el impresionante vestido a Laena, ajustando con esmero los cordones y suavizando cualquier arruga con las palmas de las manos.
El vestido de Laena se destacaba por su singularidad, diferenciándose de los convencionales vestidos de novia usados por las damas nobles. El diseño era tan abierto y fluido como el vasto mar que gobernaba su padre. El vestido resaltaba la suavidad de su piel y el brillo plateado dorado de su cabello con su profundo tono azul verdoso.
Un cinturón plateado con la forma de un largo torso de dragón rodeaba su estrecha cintura, contrastando con la amplitud de sus caderas que se insinuaban incluso bajo las capas de seda de la amplia falda. La cola del vestido, adornada con elaborados caballitos de mar bordados en plata y oro, se extendía hasta casi tres metros detrás de ella, destinada a ser sostenida por sus sobrinas gemelas. Laena había dado órdenes precisas a las costureras: sin mangas y con un escote pronunciado. Si sus pechos hubieran sido un poco más voluptuosos, tal diseño habría rozado lo vulgar, pero con su esbelta y delicada figura, no corría peligro y conseguía transmitir elegancia.
El corpiño se componía de dos tiras de tela entrelazadas, revelando sutilmente una línea de piel desde el escote hasta el ombligo. La joven ya visualizaba el deseo que brillaría en los ojos de Daemon al verla enfundada en aquel atuendo. Los brazos descubiertos de Laena lucían brazaletes de oro blanco engastados con diamantes, mientras que los mismos brazaletes adornaban sus tobillos, ocultos bajo la larga falda. Fueron un obsequio de Daemon, traídos especialmente desde Volantis.
━━Dicen que estos brazaletes pertenecieron a una muchacha valyria que cautivó los corazones de miles de hombres. Dragones y jinetes combatían en los cielos y perecían por tan solo contemplar a esta belleza que los enloquecía con un simple pestañeo. Y ahora te pertenecen a ti. A la mujer que conquistó mi negro corazón y aceptó ser mi esposa ━━dijo Daemon, entregándole los hermosos brazaletes de aspecto tan antiguo que, ciertamente, podrían haberle pertenecido a una misteriosa belleza valyria del pasado.
━━Permanecerán conmigo en nuestra noche de bodas. Espero que disfrutes viéndome únicamente vestida con tus regalos ━━prometió entonces Laena, deleitándose en el deseo que emanaba de los ojos violetas de su amado.
Laena anhelaba con impaciencia el momento de estar a solas con Daemon, donde él despojaría su cuerpo de todo excepto los preciados brazaletes, convirtiéndola finalmente en su legítima esposa.
Con una delicadeza casi temerosa, Rhaenys le acomoda suavemente el cabello alrededor de la tiara que le regaló Rhaenyra, mientras Laena siente un remolino de emociones en su interior manifestarse en un sutil temblor que recorría sus dedos. Sensible a la tensión que embarga a su hija, Rhaenys toma sus manos entre las suyas, calmando el temblor.
━━¿Estás lista? ━━inquirió Rhaenys con suavidad, buscando la seguridad en los ojos de su amada hija.
━━Si ━━Con una leve inclinación de cabeza, Laena asintió en respuesta a la pregunta de su madre, dejando entrever una mezcla de determinación y nerviosismo en su mirada violácea.
Rhaenys abrió entonces la puerta con cuidado, cediendo paso a la presencia imponente de su padre. El orgullo en los ojos de Corlys provocó en Laena una reacción inmediata, insuflándole una renovada postura de aplomo y elevando su mentón con firmeza. Corlys se acerca a su hija con gesto sereno y paternal, rodeando con sus grandes manos el rostro de Laena con infinita ternura. A medida que sus cálidas palmas acariciaban suavemente las mejillas de Laena, los ojos de la joven volvieron a humedecerse levemente con lágrimas traicioneras.
━━Parece como si fuese ayer que eras solo una niña correteando tras de mí, aferrando con tus manitas el dobladillo de mi capa. Y hoy en un abrir y cerrar de ojos, te veo preparada para dar el gran paso hacia el altar, tan radiante y hermosa... Una verdadera descendiente de Valyria y de los antiguos señores dragón ━━expresa Corlys, depositando un suave beso en la frente de su hija━━. Quizás has crecido, pero recuerda siempre que aquí encontrarás un refugio donde regresar y ser esa pequeña niña que necesita el abrazo de sus padres. Marcaderiva seguirá siendo tu hogar, incluso cuando estés lejos de él. Tu madre y yo estaremos aquí siempre para darte nuestro apoyo y fuerza cuando lo necesites.
━━Gracias, padre ━━responde Laena con voz entrecortada, sea de emoción o nerviosismo.
━━Es momento de partir. Todos aguardan ya ━━anuncia Corlys felizmente, indicando que era hora de dar inicio a la ceremonia que marcaría el comienzo de una nueva etapa en la vida de Laena.
Ella inclina la cabeza hacia su madre mientras Corlys se sitúa a su derecha y le ofrece su mano. Juntos atraviesan los pasillos de Marea Alta y descienden por la imponente escalera hasta el Gran Salón, repleto de invitados. Rhaenys fue la primera en salir para adelantarse y ocupar su asiento junto a Rhaenyra y Laenor en la primera fila. Alyssa y Larissa, con coronas de rosas blancas a juego sobre sus rubias cabezas, corren hacia a Laena con sonrisas traviesas y levantan ligeramente la cola de su vestido. La novia les corresponde con una sonrisa, pero su mirada se encuentra fija en un punto al frente, donde solo vislumbra a Daemon.
Un suspiro contenido escapa de sus labios al contemplar su magnificencia; su cabello plateado cae con gracia sobre sus amplios hombros, enmarcando su figura envuelta en un jubón negro ricamente bordado con hilos de oro y rubíes carmesí. Un dragón rojo, símbolo de su linaje, adorna el pecho de Daemon, delineando su poderoso torso desde el hombro hasta la cintura. Hermana Oscura cuelga de su funda en la cadera como de costumbre, recordando a todos su destreza como guerrero. En ese instante, Daemon no solo parece un hombre, sino más bien una deidad; un dios valyrio de la guerra y la pasión.
Los ojos de Laena se desvían hacia el rostro de Daemon, donde detecta un deseo no confesado en su ojos oscurecidos que la deja sin aliento. A pesar de sentirse expuesta por la intensidad de su mirada, Laena no puede evitar sucumbir al fuego que arde en su interior al observar a su futuro esposo, ajena a las cientos de miradas que los rodean con curiosidad.
Corlys acerca a Laena a Daemon y entrelaza sus manos en un gesto solemne. La novia no puede ocultar su sonrisa triunfal al notar cómo Daemon, momentáneamente distraído, inspecciona con sorpresa los brazaletes en sus brazos.
━━Te prometí que los llevaría en nuestra noche de bodas ━━susurra ella en Alto Valyrio.
━━Estás jugando con fuego, nena ━━le devuelve también Daemon, apretándole la mano un poco más de lo que debería.
Sin atisbo de preocupación, Laena responde: ━━Correré el riesgo. Después de todo, alguien suele llamarme la «reina de hielo».
━━Disfruta de las últimas horas de tu frío reinado. Esta noche derretiré todo tu hielo, amor mío.
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