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❪ ⛓️‍💥 ❫ 019: Laena.

FUEGO Y SANGRE
ACTO I: LA PRINCESA DRAGÓN

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CAPÍTULO XIX:
Opción y decisión









LAENA NO DISFRUTABA de los torneos. Estos eventos eran demasiado ruidosos para ella; llenos de bullicio y caos, gente ebria y hombres sobreexcitados que a veces soltaban de más sus lenguas e incluso llegaban al uso de sus puños. La única alegría que encontraba era que aquel día era el último del torneo. Las competiciones de arqueros y lanzadores terminaron anteayer, mientras que ayer tuvieron lugar los octavos y cuartos de final de la justa a caballo.

En el último día de competencias estaban previstas las semifinales y la gran batalla final. Se esperaba que en las semifinales se enfrentaran Ser Criston Cole y Laenor. El segundo par que llegó a las semifinales fue Daemon y Ser Harwin Strong. El rey y su madre instaban a Daemon y Laenor a no participar en los combates, pero ambos eran inflexibles.

━━¿Qué tipo de hombre sería yo si no pudiera coronar a mi prometida como la reina del amor y la belleza? ━━Con estas palabras, Laenor rechazaba cualquier argumento de su madre y padre.

━━Te tocará tragarte el orgullo, sobrino, porque la victoria será mía y coronaré a tu hermosa hermana como la reina del amor y la belleza ━━le respondió Daemon.

Durante todos los días del torneo, Daemon buscaba obtener una señal del favor de ella. Pero Laena no tenía intenciones de ceder ante la presión de su tío. Sabía que hace muy poco tiempo, Daemon tuvo la intención de desposar a Rhaenyra y convertirse en su esposo.

Laena no creía que los sentimientos de Daemon hacia la princesa se hubieran enfriado lo suficiente, por lo que miraba con sospecha todos sus gestos de atención. Ella no tenía intención de ser un simple reemplazo para nadie.

Rhaenys también había notado el creciente interés de Daemon hacia su hija.

Laena sabía que su madre había hablado con su insistente primo y, desde entonces, Daemon se mostraba más reservado en sus atenciones hacía Laena. Ya no intentaba interceptarla en los pasillos vacíos de la Fortaleza Roja, ni la perseguía en el cielo a lomos de Caraxes, y por el momento eso era suficiente para Laena.

Aunque, una pequeña parte de ella ansiaba las promesas en las miradas que Daemon le dirigía. Y le prometían mucho... Laena apenas encontraba fuerzas para detenerlo cuando él planeaba besarla en medio del mar y las rocas. Y cada día se le hacía más difícil rechazar a aquel hombre.

Laena anhelaba ser amada con intensidad, y encontraba en los ojos de Daemon el reflejo de sus deseos más profundos. Esos ojos le prometían un torrente de besos apasionados, noches incendiadas por un amor desenfrenado y caricias que despertarían en ella un gozo inigualable.

Consciente de la reputación de Daemon como un amante apasionado, sabía que le llamaban Lord Lecho de Pulgas por algo. El Príncipe Canalla, como se le conocía, había dejado una huella imborrable en la cama de innumerables damas. Pero no eran esos aspectos los que detenían a Laena de entregarse a los avances de su tío.

Sería fácil para ella perderse en la pasión abrasadora que compartían, pero ¿a qué precio? ¿Se convertiría en una figura eclipsada por la princesa que siempre había destacado tanto? Laena anhelaba ser amada no solo en la intimidad, sino también en la plenitud de su ser.

Ella sabía que, al ceder a los encantos de su apuesto tío, corría el riesgo de quedar atrapada en un papel secundario, siempre a la sombra de Rhaenyra. No quería que su identidad se disolviera en la imagen de una amante clandestina, relegada al olvido mientras la prominencia de la princesa Rhaenyra brillaba.

Así, mientras luchaba con sus deseos más íntimos, Laena había tomado una decisión difícil pero necesaria. Optó por resistir la tentación que emanaba de los ojos de Daemon, porqué sabía que merecía un amor que la elevase y la enalteciese en todos los aspectos de su vida.
Buscaría un amor que la hiciera florecer y brillar con luz propia.

━━¿No temes que los sentimientos de Rhaenyra hacía Daemon siempre se interpongan entre ustedes en su matrimonio? ━━le cuestionó Laena una vez a su hermano.

━━Al principio tenía miedo de eso. Pero Rhaenyra me dio su palabra de que su pasado no interferiría en nuestro futuro juntos ━━respondió Laenor.

━━Daemon no me ha prometido nada...

━━¿Y cómo podría haberte prometido algo si apenas has cruzado un par de palabras con él en todos estos días? ━━
Laena reflexionó durante mucho tiempo sobre aquellas palabras de su hermano.

Observaba a Laenor y a Rhaenyra y veía con sus propios ojos que la alianza entre ellos ya estaba dando sus frutos. Eso significaba que Rhaenyra realmente cumplía sus promesas, y Laenor cumplía las suyas.

Él había despedido a su último amante, el escudero Joffrey Lonmouth, enviándolo de regreso a Bastión de Tormentas tras haberlo generosamente recompensado y nombrado caballero, para evitar resentimientos entre ellos. Eso la tranquilizaba, porque si al humilde Joffrey le hubiera ofendido la forma en que Laenor lo trató, habría habido problemas.

Pero Laena sabía que se había separado de todos sus amantes anteriores en buenos términos. Y también sabía que su padre tenía gente que se aseguraría de que Ser Joffrey no hablara de más. Por lo tanto, no se preocupaba demasiado por la futura vida matrimonial de Laenor y Rhaenyra. Pero Laena se preocupaba cada día más por su propio futuro.

Nunca le interesó un matrimonio de conveniencia. De hecho, tan pronto como montó a lomos de Vhagar, todas sus demás preocupaciones palidecieron en comparación con el momento en que volaba por los cielos sobre su dragón.

Ser una jinete de dragón, tan intrépida y poderosa como la Reina Visenya, era lo que Laena había soñado desde que podía recordar. Y cuando reclamó al dragón de guerra de la mismísima Visenya en antaño, estaba segura de que había logrado su objetivo principal en la vida.

Pero, con el paso de los años, su perspectiva ante la vida sufrió un cambio. Observaba a sus amigas en Marcaderiva encontrando el amor, casándose y convirtiéndose en madres, y cada vez más, anhelaba experimentar eso mismo: ser esposa y madre.

Ya no despreciaba las historias que su madre le contaba, sobre cómo ella y Laenor eran unos niños traviesos e inteligentes, admirando con asombro el amor abrumador que emanaba de los ojos de su madre Rhaenys. Laena también veía cómo el rostro de Laenor se iluminaba al cruzar la mirada con Rhaenyra; y en consecuencia sus propias mejillas se encendían de vergüenza cuando ella lo notaba; y cómo su corazón suspiraba con añoranza.

Por eso Laena finalmente decidió arriesgarse. Estaba dispuesta a darle a Daemon la oportunidad de demostrar que podía confiar en él. Así que cuando él se acercó al palco real sobre su corcel negro y le pidió su favor, ella ató su cinta a su hombro.

━━¿La Reina de Hielo se ha derretido? ━━susurra Daemon provocativamente a Laena mientras sonríe.

━━Sólo por un rato. Si la decepcionas, volverá a congelarse para tí y será irreversible ━━Laena le responde, volviendo a su lugar junto a su padre y su madre.

Ella no presta atención a la confusión en el rostro de Rhaenys, pero asiente a Rhaenyra, quien le sonríe felizmente. Laena se alegra de no sentir celos de por medio. No quería que su relación con Rhaenyra se arruinara de manera tan tonta.

Los jinetes se dispersan por los extremos de la arena. Laena no puede evitar reconocer que Daemon luce magnífico con su armadura de acero negro con el dragón rojo en el pecho y el casco alado. El miedo por él tortura el corazón de la joven.

Durante los seis días de competencias en esta arena, ha habido muchos huesos rotos, dientes perdidos y sangre derramada. No quería que Daemon sufriera. Ella nerviosamente entrelaza sus dedos hasta que Rhaenys cubre sus manos con las suyas.

━━Daemon no es un joven inexperto, sino un guerrero endurecido en batallas. No debes preocuparte por él ━━susurra reconfortantemente la mujer, apretando la mano de su hija.

━━Pero has visto lo fuerte que es Ser Harwin. Derribaba a sus oponentes como si fueran juguetes de madera ━━objeta Laena insegura.

━━Estoy segura de que Daemon tiene un plan. No pidió tu favor sin motivo. No tiene intención de avergonzarte ni a sí mismo ━━Rhaenys asiente hacia su primo━━. Sonríele, anímalo, está mirándote.

Laena estira sus temblorosos labios en una sonrisa, intentando ver el rostro de Daemon entre las sombras de su casco. Daemon le hace un gesto de afirmación. Suena la señal. Ambos jinetes espolean a sus caballos. Al principio, a un ritmo lento, pero a mitad del camino, los caballos galopan a toda velocidad, acortando la distancia entre ellos.

El sordo golpe de la lanza en el escudo hace que Laena se estremezca. Ninguno de los oponentes rompe las lanzas ni se apresura contra el otro. Los hombres vuelven a separarse en diferentes direcciones. Nuevo impulso, nuevo enfrentamiento. Esta vez, ambas lanzas se rompen con un estruendo, provocando expresiones de asombro en la multitud.

━━¡El Príncipe Canalla! ¡Victoria para el Príncipe Canalla!

━━¡Harwin el Quebrantahuesos! ¡Gloria a Harwin el Quebrantahuesos!

La multitud anima a sus favoritos. Los escuderos corren hacia los caballeros con nuevas lanzas. Los hombres giran sus caballos el uno hacía el otro. Inicia la carrera, se acercan cada vez más, un sordo golpe se escucha... La lanza de Ser Harwin resbala por el escudo de Daemon y le golpea en el hombro, haciéndolo tambalearse en la silla.

La multitud se levanta impaciente, pero Daemon se mantiene en su montura, haciendo que Laena exhale aliviada. Incluso desde su lugar, ella ve cómo los ojos del Príncipe Canalla brillan de furia. Por alguna razón, empezó a sentir lástima por Ser Strong.

Los caballos vuelven a llevar a los jinetes en diferentes direcciones alrededor de la arena. El sonido de los cascos que lanzan polvo a los lados, los gritos de la gente, los silbidos, todo se mezcla en la mente de Laena. Ella quiere gritarles a todos que se callen y no distraigan a Daemon.

Pero todo lo que puede hacer es mirar en silencio cómo los oponentes se acercan entre sí. En el momento del impacto, Laena cierra los ojos de miedo. Escucha el sonido del choque y luego un sordo golpe muy pesado y un leve gemido masculino. La arena estalla en gritos.

━━¡El Príncipe Canalla! ¡El Príncipe Canalla! ━━vocean.

Ella abre los ojos para ver a Daemon bajando de su caballo para ayudar a Ser Harwin a levantarse del suelo. El Strong toma la mano del príncipe y se pone de pie. Luego encuentra su rostro y le asiente.

━━Temo que no tuve oportunidad en esta competencia, ya que su favor estaba con el príncipe, Lady Laena ━━dice Harwin con una sonrisa torcida.

Laena no tiene fuerzas para hablar, así que solo sonríe y asiente en respuesta.

━━¡El Príncipe Daemon pasa a la final! ━━anuncia el heraldo, provocando una nueva ola de admiración.

Daemon se inclina ante la multitud. Laena ve cómo él frunce el ceño en un signó de dolor mientras se frota el hombro lastimado. Los oponentes abandonan la arena, dejando espacio para nuevos combatientes. Su hermano y Ser Criston están terminando los últimos preparativos.

Laena sabe que debe quedarse para apoyar a su hermano, pero también desea ir tras Daemon y asegurarse de que esté bien. Aprieta la mano de su madre y, recibiendo un gesto de aprobación, se levanta y baja del palco real. Laena se aleja de la arena y se dirige hacia las tiendas dispuestas detrás de ella.

Al encontrar la tienda negra con dragones rojos, se dirige decididamente hacia ella. Daemon está parado en el centro de la tienda en pantalones delgados, y su armadura yace en el suelo. El escudero de Daemon, al verla, rápidamente abandona la estancia, dejándolos solos.

━━¿Por qué has venido? ¿No deberías estar ahora sentada en la tribuna apoyando a tu hermano? ━━pregunta Daemon.

━━Mi hermano es apoyado por la misma princesa, pero creo que aquí seré más necesaria ━━responde Laena acercándose a él.

━━¿De verdad? ━━susurra Daemon, sin apartar la mirada de ella.

Laena levanta la mano y con las yemas de sus dedos acaricia el maratón que se extiende por el hombro de Daemon.

━━¿Estás seguro de que esto no te afectará en la final? ━━pregunta ella sin soltar su mano.

━━¿Quieres que me rinda y permita que tu hermano gane? ━━Daemon onríe colocando su palma sobre la de ella.

━━No quiero que sufras ━━susurra Laena, conteniendo el temblor ante el delicado roce del pulgar de Daemon acariciando su mano.

━━Hay una manera de aliviar mi dolor, Reina de Hielo ━━la voz de Daemon se vuelve más profunda mientras inclina su rostro hacia ella.

━━¿Cuál? ━━exhala la chica.

━━Permíteme besarte...

El susurro roncó de su voz le provoca escalofríos por la columna vertebral. Laena se rinde. Da un pequeño paso adelante, sin dejar mucha distancia entre ella y Daemon. Él lo interpreta como invitación y atrapa sus labios en un beso. No se parece en nada a los tímidos e inexpertos besos que había intercambiado con algunos chicos en Marcaderiva.

Daemon la envuelve como una ola gigante que inunda la costa, tomando sus labios con destreza en su cautivadora boca. Ella siente su lengua caliente y obedientemente abre los labios, arrancando un gemido de la garganta de Daemon. Esto le da confianza y ella rodea con sus brazos su cuello, enterrando sus dedos en su enredado cabello. Las manos de Daemon descienden más abajo; él la levanta por la cintura y la alza del suelo, presionándola contra él.

━━¡Maldita tienda de campaña! ━━gruñe Daemon, separándose de sus labios━━. Si hubiera una pared aquí, te acorralaría contra ella y te llevaría al clímax con mis dedos y mi lengua.

━━En serio, maldita tienda de campaña entonces ━━Laena suspira.

Vuelven a hundirse en el otro con fervor, sus labios se muerden y sus lenguas se entrelazan. Laena siente cómo su cuerpo arde en llamas. La sangre hierve en su interior, creando un nudo de impaciencia en lo más bajo de su vientre. Daemon deja de atacar sus labios y comienza a trazar besos sobre su piel. Un gemido escapa de su garganta cuando su lengua recorre el espacio entre sus clavículas.

En este momento, la multitud aglomerada afuera de la tienda y los gritos que provienen de la arena no le importan a ella en lo absoluto. Tampoco le preocupa que sus acciones no sean propias de una dama bien educada. Lo único que desea ahora es que esta dulce tortura llegue a su fin. Laena busca ansiosa los labios de Daemon una vez más, pero él la detiene.

━━Si no nos detenemos ahora mismo, no te dejaré ir. Y tu padre me arrancará la cabeza y algo más importante, si privo a su hija de su doncellez en esta tienda de campaña rodeada de zopencos ━━dice el hombre con pesar, colocando suavemente a Laena en el suelo.

Ella quiere discutir, pero comprende que Daemon tiene razón, por lo que simplemente asiente en acuerdo con el hombre. Con un suspiro de disgusto, ella lo suelta de su abrazo y comienza a arreglar su vestido. Laena alisa su cabello y arregla las arrugas de su atuendo.

━━¿Cómo me veo? ━━pregunta Laena a Daemon.

Él la observa lentamente de arriba abajo, deteniéndose en el hueco de su pecho y en sus labios. Ella reprime un dulce estremecimiento ante esa mirada. Daemon levanta su mano y toca su barbilla, acariciando su labio inferior con el pulgar. Luego deja un breve beso en sus labios que resulta casi ofensivamente corto.

━━Como la mujer más hermosa ━━responde él con una sonrisa━━. Regresa al palco real, ya te has demorado bastante aquí, mi Reina de Hielo. Casi temo enfrentar la ira de mi prima, Rhaenys.

Laena responde con una sonrisa a la broma de Daemon. Ella deja un casto beso en su mejilla.

━━Recuerda, prometiste coronarme.

Con esas palabras, Laena sale de la tienda de campaña y, sin prestar atención a las miradas interesadas que la rodean, se dirige con confianza hacía su anterior lugar. Tal vez no haya sido en vano haber tomado la decisión de confíar en Daemon.

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