❪ ⛓️💥 ❫ 015: Alicent.
FUEGO Y SANGRE
ACTO I: LA PRINCESA DRAGÓN
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CAPÍTULO XV:
Dudas
━━Y LUEGO LAENOR me permitió tomar el timón. ¡Fue difícil, pero lo logré, mamá! ━━exclama Aegon emocionado, casi sin poder contenerse━━. Y durante nuestro tiempo a bordo, Laenor se tomó el tiempo de instruirme en los secretos de la navegación: cómo manejar los aparejos, ajustar las velas y remar en sincronía para impulsar el barco a gran velocidad ━━Aegon comenta con un brillo de orgullo en su rostro━━. ¡Incluso me elogió diciendo que lo estaba haciendo excepcionalmente bien!
━━Además, pudimos presenciar la danza célica de los peces voladores mientras las gaviotas hábilmente los cazaban en el aire cuando saltaban del agua ━━Helaena, con voz suave pero llena de entusiasmo, comparte esta experiencia, mientras juega con una pluma de gaviota entre sus dedos.
Cada momento compartido a bordo de la embarcación los unió más, fortaleciendo su vínculo y su pasión por la aventura. La dulce brisa marina acariciando sus rostros y el sonido del océano como fondo, crearon un escenario mágico donde aprendieron y crecieron, formando una conexión inseparable con sus familiares.
━━Estoy muy orgullosa, Aegon. Eres muy talentoso ━━responde distraídamente Alicent, meciendo a Daeron, quien dormía pacíficamente en sus brazos.
━━¡Eres simplemente un tonto, Aegon! ━━exclama indignado Aemond, quien se negó a ir de paseo con su hermana mayor y Laenor━━. El abuelo nos dijo que debemos mantenernos alejados de Rhaenyra.
━━Sigue escuchando al abuelo entonces, ¡yo haré lo que me venga en gana! ━━grita Aegon en respuesta a su hermano.
Los niños empiezan a discutir, pero su madre apenas los escucha. Alicent no sabe cómo lidiar con el repentino cambio en la actitud de Rhaenyra hacía sus hijos. Antes no los soportaba, frunciendo el ceño cada vez que los veía, pero ahora los colmaba de regalos y los llevaba a pasear por la capital y a navegar en la Bahía del Aguasnegras. La emoción y alegría de los niños llenaban su corazón de madre, pero un gusano de duda la corroía desde adentro, sin darle paz.
Desde que se anunció el segundo matrimonio del rey Viserys, ella se convirtió en la peor enemiga de Rhaenyra en la Fortaleza Roja, al igual que su propio padre. Alicent entendía que Rhaenyra tenía motivos para sentirse traicionada, pero la princesa ni siquiera intentaba comprender que ella también era víctima de las ambiciones de su padre. ¿Deseaba Alicent ser reina? ¿Quería casarse con un hombre que solo la veía como un cuerpo para engendrar príncipes y princesas y satisfacer sus deseos carnales? ¿Deseaba casarse con alguien que no dedicaba ni una fracción de la atención que le brindaba a la única hija de su primer matrimonio, a sus propios hijos del segundo matrimonio? Definitivamente no.
Al comienzo, la joven reina aún tenía esperanzas de que su matrimonio con Viserys pudiera ser beneficioso para ambos. Ella deseaba ayudar a Viserys a recuperarse de la pérdida de la reina Aemma. Y de él, solo anhelaba apoyo y comprensión, cosas que nunca recibió de su propio padre. Sin embargo, Viserys no deseaba sanarse, permitiendo que el sentimiento de culpa lo consumiera desde dentro.
Era precisamente este sentimiento de culpa lo que lo llevaba a complacer todos los caprichos de la princesa Rhaenyra, incluso si eso pudiera dañar a la corona. Por su parte, Alicent no recibía nada más que fría cortesía y condescendencia por parte de su esposo, como si todavía fuera la dama de compañía de Rhaenyra en lugar de su esposa, quien le había dado cuatro hijos sanos.
En algún momento, Alicent se dio cuenta de que estaba sola. Su esposo era indiferente hacia ella, su padre estaba completamente inmerso en los asuntos del reino, y su antigua amiga la miraba como si deseara quemarla con el fuego de sus ojos violetas. La reina buscaba consuelo en sus hijos, pero se sorprendió al darse cuenta de que sus hijos pasaban más tiempo con nodrizas, septones y maestres que con su propia madre, quien los había traído al mundo. Alicent había deseado amamantar a Aegon, acostarlo en la cama y contarle historias sobre Antigua, donde ella misma había pasado años felices durante su infancia. Pero Otto Hightower no se lo permitió.
━━No eres una sucia campesina para amamantar a tu hijo como una vaca lechera. ¡El príncipe tiene una docena de nodrizas para eso! Y la educación de Aegon será confiada a los mejores maestres de la Ciudadela, no a ti. Cumple con tu deber; satisface al rey y dale nuevos príncipes y princesas. ¡Eso es todo lo que se espera de ti! ━━gritó Otto cuando ella intentó insistir en pasar más tiempo con su primogénito.
El nacimiento de Helaena inicialmente le trajo alegría. Esperaba que al menos le confiaran a su hija, ya que a las princesas no se les exigía tanto como a los herederos. Sin embargo, Otto solo torció los labios al enterarse de que había nacido una niña.
━━Hubiera sido mejor si hubiera sido otro hijo varón. El rey necesita un heredero de respaldo. Y Aegon necesita un hermano que esté cerca para cubrirle las espaldas y protegerlo de los enemigos ━━había dicho Otto a Alicent, tan pronto como ella se recuperó del parto.
Helaena era una bebe inquieta. Dormía mal, comía mal y lloraba constantemente. El corazón de Alicent se rompía al ver el sufrimiento de su única hija. Quería mecerla, susurrarle palabras dulces, consolarla. Pero no se lo permitieron. En cambio, Otto asignó más nodrizas y niñeras a Helaena para criarla como una muñeca dócil que podría ser vendida en el mercado matrimonial en el futuro.
Cuando nació Aemond, Alicent ya sabía que no le permitirían criar por sí misma a este niño tampoco. Así que intentó no apegarse demasiado a él, ya que eventualmente también le sería arrebatado. Y así sucedió. Su padre la elogió brevemente por darle otro hijo al rey, y tan pronto como Aemond aprendió a hablar, comenzó su educación seriamente. Aunque era tres años más joven que Aegon, leía y escribía mejor y sabía más de lo que se esperaba de un niño de cuatro años.
El nacimiento de Daeron no presagiaba nada desconocido para ella. Pero su hijo menor logró sorprenderla al decidir venir al mundo justo en el momento en que su madre intentaba salvar lo poco bueno que quedaba entre ella y su media hermana mayor. Alicent recordaba cómo sostenía fuertemente la mano de Rhaenyra, cómo cambiaba las frescas y húmedas compresas en su frente y cómo le susurraba tonterías para tranquilizarla. En ese momento, no eran la reina y la princesa, madrastra o hijastra. Parecían ser simplemente Alicent y Rhaenyra nuevamente, como hace muchos años. Y eso cambió muchas cosas.
La conversación en el bosque no salió de la mente de Alicent. Sabía que Rhaenyra le había dicho la verdad. Sobre su relación con Daemon, sobre su decisión de casarse con Laenor. Y también sobre cómo su padre desestimaba las leyes divinas y humanas cuando se trataba de sus propias ambiciones.
━━A los seguidores de los Targaryen no les gustará si diluimos aún más la sangre del dragón al casar a Aegon con una joven de las Grandes Casas del reino. Tan pronto como Helaena crezca, los casaremos a ella y a Aegon para mostrar que son verdaderos descendientes de Valyria, unidos en matrimonio según las tradiciones de nuestros antepasados ━━le dijo su padre durante una de las reuniones en las que Lyonel Strong volvió a proponer al rey que casara a Rhaenyra con Laenor Velaryon, también descendiente de la Antigua Valyria.
En ese momento, Otto se alegró de que Rhaenyra retrasara su matrimonio, privándose así de oportunidades de encontrar un partido ventajoso. Pero ahora, con el anuncio de la boda de Laenor y Rhaenyra y los preparativos en pleno apogeo, su padre necesitaba todas sus fuerzas para mantener una máscara amable en su rostro. Alicent sabía que después de esa noticia, su padre destrozó sus aposentos en la Torre de la Mano. Y a la mañana siguiente, un Daemon visiblemente satisfecho provocó a la Mano durante la reunión.
━━¿No le paga mi hermano una asignación suficiente, Lord Mano? Si no le gustaba cómo estaban amuebladas sus habitaciones, podría haber ordenado simplemente reemplazar los muebles en lugar de destrozarlos ━━le dijo Daemon con malicia.
Las burlas de Daemon a la Mano del Rey ese día eran comentadas en toda la Fortaleza Roja. Ese día, Alicent volvió a sorprenderse de lo selectivamente que Otto cumplía los mandamientos que le inculcó desde la infancia. Ella debía ser tranquila, obediente, serena, callada, una hija y esposa complaciente. Mientras que él podía hacer todo lo que su ambiciosa alma deseaba. Fue en ese momento exacto que surgió un pensamiento en su mente, uno que, si resultara ser verdad, destruiría todo en lo que la reina había creído durante toda su vida.
«¿Quizás Daemon y Rhaenyra tenían razón acerca de mi padre? ¿Acaso el amor de una hija por su padre nublaba mis ojos impidiéndome ver cómo es en realidad?».
Alicent se asustó con este pensamiento subversivo. Lo ocultó en el rincón más lejano de su mente, esperando que nunca volviera a emerger. Si creyera en ese pensamiento, no habría vuelta atrás. Todo lo que le habían inculcado desde temprana edad, todo en lo que se basaba para tomar decisiones o hacer elecciones, se derrumbaría como una vieja choza azotada por el viento, como una telaraña marchita por un toque descuidado. Alicent temía eso más que cualquier otra cosa en el mundo. Pero ese pensamiento obstinado se negaba a quedarse encerrado, volviendo una y otra vez.
━━¿Mamá? ¡Mamá!
El grito de Aegon la hace estremecer.
━━¿Qué pasa? ━━pregunta a su hijo.
━━Los Guardianes de los Dragones dijeron que Fuegosol ya es lo suficientemente grande como para soportarme. Rhaenyra me propuso volar con ella y nuestro primo Laenor mañana. ¿Puedo, por favor? ━━pide su hijo, mirándola con ojos suplicantes.
━━¡Qué tonto eres, Aegon! Ella simplemente te arrojará desde Fuegosol o, peor aún, ordenará a Syrax que los devore a ambos para deshacerse de tí y del dragón ━━Alicent ve cómo se mueven los labios del niño de cuatro años, pero extrañamente se siente como escuchar las palabras de su padre saliendo de su boca.
━━¡Dices eso porque tienes envidia! ━━vociferó un indignado Aegon a su hermano menor━━. Tu huevo no ha eclosionado, por eso no te gusta que muy pronto pueda volar en Fuegosol. Incluso Helaena pudo establecer un vínculo con Sueñafuego y ella es una niña. Tal vez no tienes un dragón porque no eres un verdadero Targaryen.
━━¡Discúlpate inmediatamente ante tu hermano, mi príncipe!
La voz amenazante de Otto hace que Alicent y los tres niños se estremezcan. Daeron siente el miedo de su madre y se despierta, mirándola somnoliento con sus ojos oscuros. Alicent espera que Aegon, como siempre, se acobarde frente a su abuelo y se disculpe con Aemond, pero para su sorpresa, el niño enfrenta a un Otto molesto, levantando su pequeño pecho.
━━Esta es la última vez que perdono tal comportamiento hacia mí ━━El tono de Aegon suena demasiado serio y adulto para un niño de siete años━━. Puedes ser mi abuelo y ser la Mano del Rey, pero aún eres solo un vasallo, mientras que yo soy el príncipe Aegon Targaryen, hijo de tu rey y señor feudal. Nadie se atreve a darme órdenes.
Alicent siente un orgullo por las palabras de su hijo. Ella misma nunca se atrevió a desafiar a su padre, temiendo su autoridad. Incluso siendo reina, seguía siendo una niña obediente. Pero su hijo no era solo un niño. Él era realmente un príncipe, hijo del rey que gobernaba el continente.
Observa las cejas fruncidas y los labios pálidos apretados de su hijo y se da cuenta de que él se parece mucho a Rhaenyra en esos momentos en que la ira la domina. Curiosamente, esa comprensión la asusta más que la desaprobación de su padre y le hace pensar que podría haber estado equivocada toda su vida.
Otto guarda silencio durante varios momentos, sin apartar los ojos de su nieto. Aegon mantiene la mirada del hombre, sin apartar sus ojos de los fríos ojos de su abuelo.
━━Me disculpo, mi príncipe ━━dice Otto en un tono reconciliador━━. Ya no soy tan joven y a veces me olvido de mí mismo. Después de todo, para mí tu madre sigue siendo una niña pequeña, por no mencionar a tí y a tus hermanos y hermana. Sin embargo, ante Aemond, aún deberías disculparte.
━━Espero que esto no vuelva a suceder ━━dice seriamente Aegon━━. No me disculparé con Aemond. Siempre me han hablado sobre el respeto hacía los mayores, y Aemond me ha llamado idiota dos veces. Así que seré yo quien espere las disculpas.
Aegon se voltea hacia su hermano menor, quien mira con desconcierto de su madre a su abuelo. Alicent conocía lo suficiente a su hijo menor como para saber que no se disculparía con su hermano, incluso si intentaban que lo hiciera. Aegon sonrió.
━━Bueno, parece que no recibiré disculpas ━━Él toma la mano de Helaena, quien ha estado en silencio durante toda la discusión━━. Laenor se comprometió a pedirle a la princesa Rhaenys que invitará a la Fortaleza Roja al Maestre de lenguaje Valyrio que enseñó a Laenor y a mí. Rhaenyra dijo que necesitamos mejorar nuestra pronunciación y practicar constantemente si queremos ser capaces de controlar a nuestros dragones en el futuro. Aemond, ¿te unirás a nosotros?
━━Nuestro Maestre está haciendo un buen trabajo y no necesito a otro ━━escupe Aemond.
━━Como desees ━━Él encoge los hombros y lleva a su hermana fuera de los aposentos de su madre, dejándolos solos.
Alicent dirige su mirada hacia su padre. Observa con horror cómo la ira arde en sus ojos oscuros. Él aprieta sus manos en puños con rabia, y Alicent se alegra de tener a Daeron en sus brazos. Si estuvieran solos, su padre no se habría contenido y seguramente la habría golpeado.
━━Mira lo que has hecho ━━sisea Otto con furia━━. ¡Tu debilidad hacía Rhaenyra convertirá a tus hijos en tus enemigos! ¿Oíste cómo habló? ¿Cuánta arrogancia había en su voz? Sonaba igual que esa abominación de dragón que se hace llamar princesa.
Con cada palabra, Otto grita más fuerte. Daeron no puede tolerar los sonidos estridentes y comienza a llorar. Alicent se distrae de la ira de su padre mientras consuela a su hijo.
━━¿Cómo pudiste permitir esto? ¿Cómo?! ━━grita el Hightower, sin prestar atención a los berridos de su nieto━━ ¿Cuántas veces te he dicho que tus hijos deben entender desde pequeños qué amenaza representa Rhaenyra? ¡Debiste haberlos educado de tal manera que nunca se atrevieran a creer por un segundo que ella merece amor y confianza! En cambio, los dejaste salir tranquilamente de paseo con esa basura y su patético prometido.
━━¡¿Cómo crees que puedo criar a mis hijos como tú exiges si no me permitiste verlos?!
Alicent se sorprende por lo fuerte que suena su voz. Le gustó esa sensación. Y sin querer reflexionar, continúa.
━━No me permitiste alimentar a mis hijos, ni educarlos, ni comunicarme con ellos. Desde que aprendieron a caminar y hablar, pasaron todo su tiempo en compañía de septones, maestres y nodrizas. Y yo los veía solo dos veces al día: por la mañana durante el desayuno y por la noche durante la cena. Incluso si hubiera hecho lo que me ordenaste, ¿cómo podrían haber crecido semillas de odio hacia Rhaenyra en esas pocas horas que pasamos juntos?
Otto la mira atónito. Alicent se contiene y no se acobarda bajo la mirada intensa de su padre.
━━Rhaenyra se apartó de tí cuando supo que te casarías con su padre. No detuvo a Daemon cuando te llamaba «la ramera Hightower», ni a mí cuando me llamaba vendedor de hijas vírgenes. Durante muchos años, no mostró respeto hacia ti como reina y esposa de su padre. Pero, ¿basta con que acaricie a tus hijos como cachorros abandonados para que olvides todos estos insultos y estés dispuesta a ir en contra de tu padre? ¿Contra la única persona en este castillo que se preocupa por tu bienestar y el futuro de tus hijos?
Alicent quería responder algo a su padre. Las dudas bullen en ella, desgarrándola por dentro. Una parte de ella está de acuerdo con las palabras de Otto, recordando todas las palabras desagradables y momentos de desconfianza que tuvo que soportar debido al comportamiento despreciable de Rhaenyra.
Otra parte de ella se rebela contra las palabras de su padre, recordando los rostros felices de Aegon y Helaena, contando lo interesante y divertido que era salir a pasear con Rhaenyra y Laenor. Alicent vio el rostro de Rhaenyra cuando regresaron de pasear en el Princesa Dragón. La heredera sonreía a su hermano y hermana menor, despidiéndose de ellos y prometiéndoles llevarlos consigo la próxima vez. A lo largo de los años que ha pasado en la Fortaleza Roja, Alicent aprendió a distinguir las sonrisas falsas de las genuinas.
Las falsas no afectaban a los ojos, quedaban congeladas en los labios y convertían los rostros en máscaras de cera. Las sonrisas genuinas se reflejaban en la mirada, haciendo que los rayos de las arrugas se dispersaran desde los ojos y las comisuras de los labios, dando vida al rostro. La sonrisa de Rhaenyra era genuina. Eso era lo poco en lo que Alicent tenía certeza.
De repente, Alicent siente como si hubiera envejecido de golpe una década. Su padre espera en silencio una respuesta de su hija.
━━Hoy ha sido un día difícil, padre. Necesito entregar a Daeron a la niñera y asegurarme de que Aegon, Helaena y Aemond se vayan a la cama a tiempo. Te pido que te vayas de mis aposentos ━━dice ella con voz firme, luchando contra el temblor.
Los labios de Otto se curvan en una sonrisa irónica. Hace una reverencia y sale silenciosamente de su habitación. Alicent exhala solo cuando deja de escuchar el sonido de sus pasos. Dirige su mirada hacía Aemond, parado en la habitación en silencio mientras ella discutía con su padre.
━━¿Me acompañas hasta la habitación de los niños, mi príncipe? ━━pide ella con voz temblorosa.
La respuesta de él es un silencioso asentimiento y, sin vacilar, extiende su mano hacia su madre con una determinación que no pasa desapercibida. Alicent, en medio del abismo de desesperación que amenaza con absorberla por completo, se aferra al cálido contacto de esa pequeña palma. En ese único gesto, encuentra un destello de esperanza, una chispa de tranquilidad que le impide caer en la oscuridad irremediable.
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