❪ ⛓️💥 ❫ 004: Viserys.
FUEGO Y SANGRE
ACTO I: LA PRINCESA DRAGÓN
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CAPÍTULO IV:
Una noche de dolor y esperanza
VISERYS OBSERVA CÓMO LA PUERTA SE CIERRA detrás de Otto. Su Mano le trajo noticias que literalmente lo derrumban, haciendo que se hunda en el sillón con un suspiro pesado. Por un momento, tiene ganas de llamar a uno de los guardias, ordenarle que mate al Hightower y olvidar esta noche como lo haría con un mal sueño.
Pero él no era el rey Maegor, que ejecutaba a cualquiera que le trajera malas noticias. Y Otto no era culpable de que su hermano y su hija despreciaran a su rey, hermano y padre, manchando el honor de la casa real.
━━¡Oh, Aemma, si estuvieras aquí, ni Daemon ni Rhaenyra se atreverían a cometer tal necedad! ━━susurra Viserys, frotándose cansinamente la nariz.
Estaba seguro de que la presencia de Aemma no solo habría apaciguado a la desobediente Rhaenyra, sino también a Daemon. A pesar de su difícil carácter, Daemon trataba a su prima con ternura y se esforzaba por no entristecerla. Con Aemma viva, Daemon nunca se habría atrevido a llevar a Rhaenyra a un burdel y deshonrarla de esa manera tan baja. Pero Aemma no estaba y Daemon no temía contrariar a su hermano mayor. Más bien, parece que eso le proporcionaba cierto placer.
¿Cuántas travesuras había cometido, rompiendo el corazón de su hermano mayor en el transcurso?
La insatisfacción de su matrimonio con Rhea Royce y su misteriosa muerte; la crueldad y el caos que reinaban en Desembarco del Rey mientras él dirigía a los Capas Doradas; la burla hacia la muerte del pequeño Baelon; la reciente travesura en la sala del trono, donde entró con la corona de los Peldaños en la cabeza, y ahora esta noche...
No quedaba ningún rincón del corazón de Viserys que no estuviera atormentado por el dolor. Él solo buscaba paz. Quería que Rhaenyra le dijera que todo esto era una repugnante mentira y que nunca podría arrojar tal mancha sobre su reputación de esa manera.
«¿Por qué aceptas como verdad las palabras de tu Mano antes de conocer la verdad de tu hija -Suena en su cabeza la pregunta con la voz de Aemma-, tu propia sangre y carne?».
Viserys se encontraba en un dilema desgarrador. La lealtad hacia su Mano, Otto, era fuerte y le había servido fielmente durante años. Pero ahora, frente a las acusaciones contra su hija, Rhaenyra, el peso de las palabras resonaba en su corazón con una intensidad insoportable.
Las lágrimas asomaron en los ojos de Viserys mientras luchaba por hallar una respuesta. ¿Debería creer en las palabras de su Mano, un hombre en quien había confiado ciegamente, o debería confiar en su hija, a pesar de las sombras de duda que se habían sembrado en su mente?
La imagen de Rhaenyra se materializó ante él: una joven valiente con unos ojos dignos de su sangre valyria. Era su propia sangre, su orgullo y su legado. ¿Podría él, como rey, ignorar esa conexión innegable y actuar como se esperaba en contraste de su papel como padre? El rey Jaehaerys definitivamente ya la habría desheredado.
La pregunta persistía, volviendo a resonar en su cabeza como un mantra insistente. La verdad de su hija. La verdad de Rhaenyra. La verdad de lo que pasó. Finalmente, Viserys se arma de valor y toma una decisión. Se levanta de su sillón y se dirige hacia donde se encontraba Rhaenyra, decidido a escuchar su versión sin prejuicios ni influencias externas. Abrazaría la verdad, sin importar cuán dolorosa o desafiante pudiera ser.
El destino de su reino estaba en juego, pero más importante aún, el vínculo con su hija colgaba en una balanza frágil. Debía tomar acción, romper las cadenas de las suposiciones y descubrir la verdad por sí mismo. Quiere ver el rostro de su hija. Quiere entrar en sus aposentos y encontrarla durmiendo pacíficamente para convencerse de que Otto ha difamado sin motivo a su heredera.
Sus pies lo llevan hacia la Bóveda de las Doncellas. Un guardia se endereza junto a las grandes puertas del complejo de cámaras de la princesa. Viserys tiene ganas de arrancarle la cabeza a ese ciego que dejó a la princesa escapar de sus aposentos, que se suponía debía custodiar.
Pero no tenía tiempo para eso. Viserys abre las puertas y luego espera a que el guardia las cierre detrás de él. Sus esperanzas se desvanecen. Rhaenyra está parada en medio de la habitación y parece un ciervo acorralado. Ahora, más que nunca, se parecía a su madre; la suave forma de su rostro no ha perdido todavía sus rasgos infantiles; la misma línea de sus ojos; la misma nariz pequeña y respingona; y el cabello plateado que brillaba con el esplendor de una diosa a la luz de la luna.
El corazón de Viserys se aprieta con una nostalgia inextinguible por su difunta esposa. Siente un vacío en su pecho cada vez que recordaba la cálida sonrisa de Aemma y la dulzura de su voz. No había día que pasara sin que Viserys añorara sus abrazos y sus caricias. La ira que lo había consumido segundos antes, al escuchar las palabras de Otto, se desvanece rápidamente al posar sus ojos en Rhaenyra.
Su hija, el vivo retrato de su madre, está allí delante de él, y algo en su mirada refleja no solo molestia, sino también una profunda determinación. Rhaenyra, con su cabello perlado a la tenue luz de las velas y cayendo en cascadas sobre sus hombros, parecía imponente en aquel momento. Era una imagen de fortaleza y belleza, combinada con una astucia aguda y un espíritu indomable.
Viserys sabe que su hija tiene razón al sentirse molesta y ofendida. Las palabras de Otto habían sido realmente graves. Pero más que eso, Viserys comprende que Rhaenyra está decidida a tomar cartas en el asunto. ━━¿Los espías de Otto ya te informaron de todo? ━━cuestiona ella, inclinando la cabeza y con voz endurecida.
━━Entonces, todo es verdad ━━dice Viserys con pesar.
━━Depende de lo que tu Mano haya susurrado en tu oído ━━Su hija no le aparta la mirada.
━━Que te vieron en un burdel con Daemon. Que te deshonró en una casa de placer y luego te dejó sola en plenas calles de Desembarco del Rey ━━responde Viserys, intentando comprender si eso era cierto o no, según la reacción de su hija.
Rhaenyra sonríe amargamente. A Viserys le duele ver esa expresión tan adulta en el rostro aún infantil de su hija. Ella se acerca a él y toma su mano. Sus ojos se encuentran con los suyos.
━━Antes te habría mentido, papá, llamando a esto una repugnante mentira. Pero esta noche me ha enseñado mucho -dice Rhaenyra pasando a hablar en Alto Valyrio-. Estuve en una casa de placer con Daemon. Pero te juro por el alma de mí difunta madre que soy inocente. Puedes no creerme, porque tales acusaciones no surgen sin razón. Si lo deseas, puedes invitar al Maestre para confirmar que todavía sigo siendo doncella. No quiero ni siquiera una sombra de desconfianza entre nosotros.
Viserys mira a su hija y ve algo nuevo en ella. Una especie de humildad y tranquilidad que suavizan sus rasgos faciales. El miedo que lo había atenazado desde que Otto salió de sus aposentos lo libera. Un alivio lo abruma, haciéndolo tambalear.
━━Padre, ¿estás bien? ━━Se asusta Rhaenyra, permitiéndole apoyarse en ella━━. Perdóname por causarte tantas molestias.
━━No te preocupes, Rhaenyra ━━Viserys sonríe mientras aprieta su mano━━. Tu abuelo Baelon solía decir que los hijos que no entristecen a sus padres son hijos inadecuados. No tienes que pedir perdón por nada.
━━Sin embargo, me comporté como una niña tonta durante demasiado tiempo, lo cual no es apropiado para una heredera al trono... Ahora todo será diferente.
━━¿Y cómo será todo? ━━pregunta curioso Viserys.
━━Para empezar, me casaré con alguien que fortalezca mi reclamo y refuerce el rango de nuestra familia ━━responde Rhaenyra, invitando a su padre a sentarse en el sillón junto a la chimenea.
━━¿En serio? ¿Y quién es ese afortunado que se convertirá en mi yerno?
━━Laenor Velaryon.
Viserys levanta las cejas sorprendido. Él recordaba lo vehementemente que Rhaenyra descartó todas las opciones de propuestas, incluyendo al hijo de su prima Rhaenys. Sin embargo, ahora su hija no parecía descontenta. Parece que, realmente, todo sería diferente.
━━Recuerdo que cuando Lyonel Strong propuso a Laenor como tu esposo, sugeriste darle una de gus hijas en matrimonio a ese tragasables ━━se burla Viserys.
Rhaenyra se ruboriza avergonzada, recordando su rudeza hacia el Consejero de Edictos. La reacción de su hija enterneció a Viserys.
━━Me disculparé ante el Señor de Harrenhal ━━promete Rhaenyra━━. Y Laenor resulta ser muy diferente de lo que recordaba. Espero que tengamos un matrimonio feliz. Estoy segura de que él tiene todas las cualidades para convertirse en un digno príncipe consorte.
━━¿Qué hizo Daemon, mi niña?
Rhaenyra se queda en silencio, mirando a su padre. El corazón de Viserys se aprieta al ver las lágrimas brillar en sus ojos violetas.
━━Me permitió crecer, papá ━━Rhaenyra se limpia rápidamente las lágrimas━━. Mi madre tenía razón. A veces, dos llamas no deben estar juntas, para no consumirse completamente. Yo decido elegir el mar y las olas, en lugar del fuego y el cielo.
━━Entonces debo ir a encargarme de escribir una invitación para mi prima Rhaenys y la Serpiente Marina ━━exclamó Viserys, levantándose de su silla.
━━Y para Laena también ━━le recuerda Rhaenyra.
━━Por supuesto, mi pequeño dragón ━━Asiente Viserys. Abraza a su hija y le da un beso en la frente━━. Buenas noches, hija.
━━Buenas noches, papá.
Viserys sale de los aposentos de su hija con el corazón ligero. Ya no siente la necesidad de decapitar a Ser Cole por no vigilar debidamente a Rhaenyra. El rey regresa a sus propios aposentos y, sin demora, se dispone a escribir una carta para Lord Corlys y Rhaenys. La noche, que comenzó tan mal, termina con la esperanza de algo bueno.
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