❁Sobreviviendo a la tempestad❁

-Tierra llamando a Inuyasha- repitió nuevamente el kitsune a su lado, estuvo hablándole hace poco sobre su hazaña de recuperar el amor de la sobrina del mencionado, pero no tenía caso, su amigo andaba en las nubes y ya podía sospechar la razón.

-¿Y ahora qué quieres, enano?- cuestiona el hanyou saliendo de sus pensamientos y mirándole con fastidio, a lo que su acompañante esboza una sonrisa pervertida, similar a la de Miroku cuando pensaba en cosas no muy sanas.

-El hecho de que estés en la luna, no será quizás por... ¿Kagome?- alza la ceja y al ver que éste se sonroja levemente, quedándose en silencio, supo que estaba en lo correcto ¿Cómo lo sabía? Fácil, intuición y bueno, más que nada, porque el aroma de la miko estaba muy presente y mezclado sutilmente con el del peliplateado.- te felicito amigo mío.

-¡Argh, ya cállate Shippo!- lo fulmina con la mirada, continuando con su caminar en medio de aquel gigantesco bosque y frunció el ceño al percibir el olor disimulado de la pólvora, por lo que no bajó la guardia ni un solo segundo. Nunca se sabe las trampas que Ryūkamanari les pudo poner.

Se dividieron en tres grupos antes de adentrarse en lo profundo del Monte Takao, el clan Fénix iría por el camino de la izquierda, los del clan Kitsune por la derecha, con excepción de Shippo, puesto que él decidió vigilar en diversas direcciones por la cima de los árboles, colándose así por accidente con otro grupo y el clan Inu-Youkai en medio.

Avanzaban sigilosamente, hasta el momento no había sido atacados por algún enemigo o algo similar, aquello los extrañó y mucho, ya que comprendían que entonces algo grande los esperaba en la cima. Llevaban éste trayecto desde el medio día y para el atardecer, llegaron al punto clave.

Ahí los esperaba un templo antiguo de considerable tamaño, aunque, los únicos que llegaron para ese entonces fueron casualmente los Inu-Youkai junto que el kitsune y de los demás no había rastro alguno, lo cual era un motivo para alarmarse. Los hermanos Taisho desenvainaron sus espadas correspondientes y se aproximaron más, estando ambos al frente del grupo.

Pero lo único "inusual" que pasó, fue que una antorcha se encendió por si sola, por lo visto al notar la presencia de los invasores y todo se quedó en silencio nuevamente. Claro que eso solo fue el comienzo, segundos después el palacio que supuestamente pertenecía a Ryūkamanari se convirtió en cenizas lentamente, hasta desaparecer.

<<¡Maldición! ¿¡Qué significa ésto?! No puede ser, nos tendieron una trampa>> llega a la conclusión Inuyasha y frunce el ceño al captar otra vez ese olor a pólvora, siendo seguido por una fuerte sacudida proveniente de lo profundo de la tierra.

-¡Salgan de aquí...!- intentó advertir Sesshomaru, pero no pudo decir nada más al momento que varios soldados de su mayor enemigo salieron desde el fondo del suelo y supo que ya era tarde.

-¡Todos ustedes morirán! Nos sorprende que no hayan pensado en la posibilidad de que nuestro señor Ryūkamanari haya planeado algo inesperado, así es, construimos túneles bajo tierra y nos ocultamos ahí- los sirvientes ríen a carcajadas.

-¡Cierren la boca, los voy a hacer pedazos!- exclama Inuyasha, sin embargo, antes de que pudiera hacer otro movimiento, una gran explosión a lo lejos se hizo presente y otras más la secundaron, acercándose más a donde todos estaban.- ¿Pero qué...?

-El dispositivo de los explosivos de activó, lo recomendable es que huyan si no quieren morir- sin más que decir los soldados desaparecen en cuestión de segundos y lo que pasó después, ya todos lo saben.

Aunque varios intentaron salir de ahí, fue imposible. El lugar terminó en llamas y el suelo que pisaban hace poco, reventó en una poderosa explosión, gritos y el olor a sangre se hizo presente también, hasta que después... Solo hubo silencio para cierto hanyou, todo se torno borroso y luego negro totalmente.

Mansión de Susaku

Afueras de Tokyo

A la mañana siguiente

Frunció un poco el ceño, tras sentir una fría corriente de energía rozar su nariz y sus orejas perrunas dieron un tirón al escuchar varias voces conocidas a su alrededor, se oían alarmados y preocupados ¿Por qué? Se puso a divagar en sus recuerdos aún medio dormido y entonces lo recordó, todo había salido terriblemente mal. Se incorporó de un solo movimiento y gruñó levemente al sentir una punzada en su abdomen, pero eso no fue todo, se llenó de pánico al caer en cuenta de otro detalle.

-Inuyasha, ya despertaste- inicia la daiyoukai Susaku y le miró angustiada al notar la expresión perpleja de su rostro, aunque en el fondo sospechó lo que podía estar ocurriendo con el mencionado.

-N-No... ¡No puedo ver nada, maldita sea!- exclamó frotándose los ojos nuevamente, sin poder creer lo que pasaba ¡Parece una maldita pesadilla! Solo veía blanco y ni idea de lo que ocasionó ésto, lo último que recordaba fue que algo explotó cerca suyo y después ¿Después qué?- Susaku ¿¡Dime qué demonios pasó allá?!

-Cálmate Inuyasha, no eres el único que perdió la visión después de esas explosiones y si te hace sentir mejor, ese efecto no dura mucho- explica, notando como el hijo de Inu No Taisho se calmó un poco, aunque no demasiado.- verás, esos explosivos estaban cargados con un veneno especial que destruye uno por uno los cinco sentidos, como eres un hanyou te afectó más rápido que los demás.

-¿Dónde estamos?- interroga con enojo y frustración a la vez, se suponía que nada ésto debería haber pasado, pero éstas son las consecuencias de haberse confiado demasiado.- ¿Cuánto tiempo pasé aquí dormido?

-Nos encontramos refugiados en mi hogar, a las afueras de Tokyo y estuviste inconscientemente toda la noche, tus heridas no son graves, ya te curamos pero no debes hacer mucho esfuerzo hasta que el veneno sea eliminado por completo de tu cuerpo. Y hay algo más que tienes que saber...- hace una corta pausa, dándole a entender que no eran buenas noticias.- el Monte Takao se derrumbó por completo, casi similar a lo que le pasó al Monte de las Ánimas hace quinientos años.

-¿¡Qué?!- abre los ojos como platos.

-Unos no se salvaron lamentablemente y casi fuiste tragado por la tierra, pero en el último segundo el señor Sesshomaru te sujetó, llevándote con los demás- le hace saber con una sonrisa.

En eso el hijo mayor de Inu No Taisho pasó caminado cerca y fulminó con la mirada a la daiyoukai fénix, susurrando seguido de eso, algo como "hanyou inútil" o algo parecido.

Inuyasha, por su lado, se sorprendió.

-¿Él fue?- definitivamente jamás lo hubiera imaginado.

<<Alto, si todo fue una trampa y Ryūkamanari no estaba ahí, significa que su objetivo era... ¡Maldición, creo que Kagome corre peligro!>> concluye, poniéndose de pie con dificultad.

Tuvo la intención de apoyarse con ayuda de su espada pero... Resulta que no la tenía consigo, solo la funda correspondiente de la misma.

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Inuyasha se quedó prácticamente ciego a consecuencia de un veneno que estaba oculto en los explosivos, aunque la buena noticia es que sólo es temporal, por otro lado el Monte Takao se derrumbó por completo y nuestro querido hanyou teme por la vida de Kagome ¿Logrará ir con ella a pesar de que no puede ver?

¿En cuánto tiempo le pasará el efecto del veneno?

¿Kagome estará bien?

¿Rin estará bien?

¿Sesshomaru irá también?

¿Qué hará ahora Ryūkamanari?

¿Qué ocurrió con Tessaiga?

Esto y más en "Inuyasha y Kagome: Sentimientos a través del tiempo" 😨😨😨😨😎😎😎