⁀➷ U N O
"La crítica de Kondo"
La cocina del restaurante L'Olivo era un hervidero de actividad, con las luces brillando sobre las superficies de acero inoxidable y los cuchillos cortando ingredientes frescos con precisión.
Gojo Satoru, un chef renombrado y conocido por su imparable destreza en la cocina, supervisaba meticulosamente cada movimiento de su equipo.
Sus ojos, siempre detrás de sus gafas oscuras, brillaban con una intensidad que reflejaba su pasión por la gastronomía.
Hoy, el equipo estaba trabajando en algo especial.
Había llegado al restaurante una de las críticas culinarias más importantes de Japón, _____ Kondo, conocida por sus opiniones incisivas y su paladar extremadamente exigente.
Satoru lo sabía, y aunque su confianza era inquebrantable, la tensión flotaba en el aire.
- ¡Vamos, equipo, esto tiene que ser perfecto! - exclamó Gojo, su tono entre animado y autoritario. -Hoy más que nunca, debemos impresionar.
El equipo, compuesto por Yuuji, Megumi, Nobara, Geto e Inumaki, trabajaba en sincronía.
Yuuji estaba en la parrilla, salteando verduras con destreza, mientras Megumi, con su carácter más serio, organizaba los ingredientes con una precisión quirúrgica.
Nobara se encargaba de los postres, asegurándose de que todo estuviera en su punto, mientras que Geto, el Sous chef, coordinaba los tiempos, y el silencioso Inumaki simplemente indicaba con gestos los pasos a seguir, confiando en la unidad del equipo.
El plato que estaban preparando era algo nuevo y audaz: un Tártaro de atún con espuma de miso y cebollas caramelizadas, con una base de arroz negro ahumado que le daba un toque único y una salsa de wasabi fermentado que estallaba en el paladar.
Era una combinación arriesgada, pero Gojo confiaba plenamente en la habilidad de su equipo para ejecutarlo.
A medida que el plato se completaba, la puerta de la cocina se abrió, y el mesero que tenía la misión de llevar el primer plato a la crítica, entró con una expresión nerviosa.
Satoru levantó una mano en señal de tranquilidad y le indicó que saliera.
El equipo observó expectante mientras el mesero se dirigía a la mesa de Kondo, la crítica legendaria que estaba a punto de hacer su veredicto.
Ella estaba sentada en la esquina, con su mirada penetrante, y las luces tenues del restaurante solo hacían resaltar aún más la sofisticación de su presencia.
Su reputación la precedía; había hecho o deshecho a muchos chefs antes de Satoru, y ahora estaba frente a él.
Kondo tomó el primer bocado con la delicadeza que la caracterizaba, pero en cuanto el sabor tocó su lengua, sus ojos se abrieron ligeramente, revelando una mezcla de sorpresa y curiosidad.
De inmediato, levantó la mano y llamó al mesero.
-Tráiganme al chef - dijo, su tono firme pero sin perder la elegancia que la distinguía.
El mesero, sin dudar, regresó a la cocina y anunció con una mezcla de respeto y tensión:
-La señora Kondo desea hablar con el chef Gojo.
Satoru, aún sin comprender, dejó la cuchara de madera que tenía en las manos y se secó las manos con un trapo.
Sin prisas, caminó hacia el comedor. A medida que avanzaba, sentía la presión, pero su confianza seguía intacta.
Era un chef con años de experiencia y sabría manejar cualquier situación.
Al llegar a la mesa, la crítica lo observó, evaluándolo con esa mirada penetrante que tanto miedo causaba en el mundo culinario.
Con un gesto elegante, Kondo sacó una tarjeta de presentación de su bolso y la colocó sobre la mesa.
-Chef Gojo,- comenzó, - este plato... este Tártaro de atún, es algo que no he probado en mucho tiempo. La combinación de ingredientes y el equilibrio de sabores es impecable. He de admitir que me ha impresionado profundamente.
Satoru, sorprendido por la sinceridad en sus palabras, sonrió levemente.
-Gracias, pero siempre estamos buscando superar nuestras expectativas. ¿Le ha gustado?
-Mucho más que eso -respondió Kondo con una leve sonrisa que rara vez mostraba. - Lo que quiero es algo más... personal. Dentro de una semana, quiero que usted, Chef Gojo, me prepare una cena privada, aquí mismo en L'Olivo. Yo me encargaré de los detalles, pero necesito que usted esté a cargo de cada plato. ¿Puedo contar con su aceptación?
Satoru, sin perder su habitual calma, tomó la tarjeta y la miró brevemente. Luego levantó la vista para encontrar los ojos desafiantes de Kondo. Sin dudarlo, asintió.
- Claro. Será un honor. Estoy deseando ver qué más le puedo sorprender. - dijo el Chef haciendo una breve reverencia
Kondo asintió con satisfacción, sabiendo que había encontrado algo especial en L'Olivo. La cena privada estaba pactada, y la verdadera batalla culinaria apenas comenzaba.
Cuando Gojo regresó a la cocina, su equipo lo observó en silencio, esperando el veredicto. Sonrió con confianza.
- ¡Bien, chicos! Una cena privada para la señora Kondo, dentro de una semana. ¡Vamos a demostrarle lo que somos capaces de hacer! - exclamó con entusiasmos
El equipo, con un respiro de alivio, comenzó a prepararse para lo que sería la mayor prueba de sus carreras. Y en el fondo, Satoru sabía que esta noche sería solo el comienzo de algo mucho más grande.
La Cena Privada
La noche de la cena privada llegó finalmente. La atmósfera en L'Olivo era completamente diferente a la de una noche regular.
Todo el restaurante estaba reservado para Kondo y sus amigos más cercanos, una mezcla de figuras influyentes y conocidas.
Gojo Satoru, aunque estaba acostumbrado a la presión, no podía evitar sentir que esta noche sería especial.
El chef, junto a su equipo, había trabajado hasta el último detalle para impresionar, y no podía fallar.
El salón privado estaba iluminado suavemente, con una luz cálida que envolvía la mesa redonda donde Kondo y sus invitados esperaban.
La mesa estaba decorada con elegancia, con flores frescas y cristalería fina, y el menú había sido cuidadosamente seleccionado para ofrecer una experiencia única.
Los primeros en llegar fueron Maki y Mai, hermanas de fuertes personalidades, conocidas tanto por sus bellas obras de arte en el mundo de la alta costura, como por su aprecio por la alta cocina.
Maki, con su postura desafiante, sonrió al ver los platos que ya adornaban la mesa. Mai, siempre más reservada, no pudo evitar curiosear el ambiente.
Luego, llegaron Kamo, un joven heredero de una prominente familia, Nanami, el pragmático y elegante hombre de negocios, y Todou, quien, con su risa ruidosa y su entusiasmo por la comida, siempre lograba dar un toque desenfadado a cualquier cena.
Yuta, el tranquilo pero enigmático joven, se sentó al lado de Kondo, su mirada observadora analizando cada detalle del lugar.
Finalmente, entró Toji, un empresario de gran poder, cuya presencia intimidaba a cualquiera que estuviera cerca.
Había intentado patrocinar L'Olivo, pero Gojo, fiel a su independencia, lo había rechazado rotundamente.
Esa era una historia que todos en la cocina conocían bien, y la tensión estaba en el aire.
Kondo, siempre serena y observadora, se levantó al ver que todos estaban acomodados.
- Vamos a comenzar. Estoy ansiosa por probar lo que Gojo ha preparado para nosotros.
El primer platillo que Gojo presentó fue un "Ceviche de erizo de mar con vinagreta de yuzu y láminas de chile rojo".
El erizo estaba perfectamente fresco, la vinagreta de yuzu resaltaba la acidez sin sobrepasar el sabor delicado del marisco, y el toque de chile rojo añadía un ligero picante que equilibraba el plato a la perfección.
Maki probó el ceviche y su rostro se iluminó.
-Esto... esto está perfecto. El equilibrio entre la frescura y el toque ácido es increíble. Siento que me transporta al mar mismo.- musitó la peli verde
Mai, sin embargo, permaneció en silencio, su rostro serio mientras saboreaba cada bocado. Finalmente, asintió y dijo: -Es refrescante, pero no sé si es tan... especial como dicen. Aunque reconozco la calidad.
La siguiente entrada fue un "Carpaccio de wagyu con trufa negra, cebollas caramelizadas y aceite de oliva virgen extra"
El wagyu, finamente cortado, se deshacía en la boca con cada bocado. La trufa, sutil pero presente, daba una complejidad única al plato.
Kamo, siempre directo, tomó un trozo y se lo metió rápidamente a la boca. - Esto... es otra cosa. El wagyu tiene una suavidad incomparable. La trufa le da un toque profundo que no esperaba. Es delicioso.
Todou, por su parte, se inclinó hacia adelante con entusiasmo. -¡Este es el tipo de comida que me hace feliz! ¡La grasa del wagyu se mezcla con la trufa de manera perfecta!
Mientras tanto, Nanami se mantenía estoico pero parecía más que satisfecho. - Sutil, pero perfecto. El equilibrio en la carne es lo que más me impresiona.
El plato principal llegó: un "Pechuga de pato lacada en miel y especias con puré de batata morada y reducción de vino tinto".
El pato, cocinado a la perfección, estaba bañado en una miel especiada que le daba un contraste dulce-salado intrigante.
El puré de batata morada, suave y cremoso, acompañaba de forma ideal el plato, mientras que la reducción de vino tinto añadía una capa de profundidad al sabor.
Toji tomó su primer bocado y, sin siquiera mirarlo, dijo con una sonrisa arrogante:
-Es lo que esperaba. Un buen plato, pero no es el tipo de comida que me haría cambiar mi opinión sobre L'Olivo. Aún me pregunto cómo pueden rechazar mi oferta de patrocinio.
Su mirada se dirigió hacia Gojo, quien se mantenía tranquilo y confiado, aunque sabía que la tensión seguía flotando en el aire.
Yuta, en un tono más calmado, comentó mientras cortaba el pato: -El sabor del pato es tan profundo... No hay duda de que hay algo especial en cada ingrediente aquí.
Cuando la cena llegó al postre, un "Helado de sésamo negro con crumble de cacao y aceite de oliva extra virgen"
Todos parecieron relajar un poco sus posturas. El helado, con un sabor intenso y ligeramente amargo, se equilibraba perfectamente con el crumble de cacao que añadía un toque de textura crujiente, mientras que el aceite de oliva le daba un acabado suave y afrutado.
Kondo, mientras probaba el postre, miró a Satoru y sonrió levemente.
-Increíble. El helado de sésamo negro... No es algo que uno espere, pero tiene una complejidad que te atrapa. El aceite de oliva es el toque final perfecto.
Con la cena terminada, Kondo se levantó, y su mirada se encontró con la de Gojo. -Chef Gojo, - dijo, su tono más serio ahora, - hay un par de detalles que necesitamos revisar en cuanto a los pagos y la organización de la cena privada que acordamos.
Satoru, sin mostrar signos de incomodidad, asintió y los dos se dirigieron a una pequeña sala privada del restaurante, mientras los demás continuaban disfrutando de su tiempo.
La conversación sobre los pagos comenzó de manera cordial, pero a medida que la noche avanzaba, la atmósfera entre Kondo y Satoru comenzó a cambiar.
Los ojos de Kondo brillaban con una intensidad diferente, y Satoru, notando su cambio de actitud, la observó con más atención.
En un momento dado, Kondo se levantó de su asiento y caminó hacia Satoru con una postura mucho más relajada. La conversación sobre dinero y contratos se desvaneció cuando sus palabras se volvieron más personales, más íntimas.
- El contrato es solo un detalle, ¿no?" dijo Kondo en un tono bajo, acercándose a Satoru, su mirada fija en él.
Satoru, que había mantenido su habitual fachada de calma, ahora se sentía ligeramente desconcertado.
- ¿A qué te refieres?
- Quiero saber si realmente tienes lo que se necesita para sorprenderme, Chef Gojo, - respondió Kondo, su voz suave pero cargada de intención.
El silencio que siguió fue más denso de lo que ambos esperaban, y la noche, que había comenzado como una simple negociación, se transformó en algo mucho más complejo.
El brillo en los ojos de Kondo no era solo admiración por la comida. Y Satoru, por primera vez, no estaba seguro de lo que ella realmente deseaba.
La noche había tomado un giro inesperado, y lo que parecía una simple cena privada se estaba convirtiendo en un juego mucho más peligroso.
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