⁀➷ T R E S
"Celos en el aire"
La noche había caído y las luces de la ciudad brillaban con intensidad mientras la chica y sus amigos salían del restaurante L'Olivo.
Las risas y las conversaciones continuaban, pero en su mente, Kondo no podía dejar de pensar en la cena que había disfrutado.
Los sabores aún danzaban en su paladar, y la mirada de Gojo, siempre tan enigmática, permanecía grabada en su memoria. No podía negar que algo en el aire entre ellos había sido diferente esa noche.
Mientras sus amigos se dispersaban para tomar taxis o caminar hasta sus casas, la chica vio que Toji se acercaba a ella con su expresión habitual, difícil de leer.
- ¿Te gustaría que te acompañe hasta tu casa? -ofreció Toji, su tono elegante pero con una suavidad que contrastaba con su habitual frialdad.
La chica dudó un momento, no es que no confiara en él, pero había algo inquietante en la manera en que le ofrecía su compañía.
Sin embargo, aceptó. Después de todo, era Toji, un hombre de negocios reconocido, y no sería un gran problema.
Mientras caminaban hacia el coche de Toji, que esperaba estacionado cerca, el aire entre ellos parecía cargado, y el ruido de la ciudad se desvaneció en un extraño silencio.
Cuando se acomodaron en los asientos, el sonido del motor arrancó, y el coche comenzó a deslizarse por las calles iluminadas.
Toji, con su mirada fija en el camino, empezó a hablar con tono casual, pero sus palabras no escapaban de una tensión sutil, como si todo tuviera un doble significado.
- Esa cena estuvo excelente, ¿no? -comentó, sus ojos no dejaban de observarla de reojo-. Gojo tiene un talento innegable... aunque no cualquiera logra ganarse la confianza de un chef tan exclusivo.
La chica asintió, tomando aire, consciente de que la conversación tomaba un giro incómodo.
- Sí, la cena fue increíble. Gojo es un genio en lo que hace. Pero... ¿de qué estás hablando, Toji?
Él sonrió, pero había algo en su sonrisa que la hizo dudar.
- Ah, nada en particular. Solo que, siempre he notado que Gojo tiene... ciertos "intereses" especiales cuando se trata de gente que lo rodea. Me imagino que esa conversación privada que tuvieron los dos fue sobre algo importante, ¿no? -su tono era suavemente inquisitivo, pero había una pizca de celos disfrazados de curiosidad.
La chica no pudo evitar notar el cambio en la atmósfera. Toji, el hombre frío y calculador, estaba siendo inusualmente directo.
Sabía que su pregunta tenía más que ver con sus propios sentimientos que con el interés genuino por la conversación entre Gojo y Kondo.
- ¿Por qué lo dices? -respondió ella, manteniendo la calma mientras observaba cómo Toji trataba de disimular sus emociones.
Toji soltó un suspiro casi inaudible y, por un momento, dejó de mirar el camino. Su rostro, normalmente tan serio, mostraba una tensión que no pasaba desapercibida.
- Solo... parece que hay algo entre Gojo y tú. -Su voz bajó un poco, como si estuviera tratando de ocultar un secreto-. ¿Fue algo importante lo que te dijo? ¿Algo que me debería preocupar?
La chica lo miró fijamente, sin poder evitar sonreír con una mezcla de sorpresa y diversión. Aquel hombre, tan seguro y siempre controlado, estaba visiblemente incómodo. Podía ver la lucha interna en sus ojos.
Celos. Era claro como el agua.
- No tienes por qué preocuparte, Toji. La conversación con Gojo fue... nada fuera de lo común -respondió ella, eligiendo sus palabras con cuidado.
No quería alimentar la chispa de celos que comenzaba a arder en su pecho, pero tampoco podía ignorarlo.
Toji frunció el ceño, claramente no convencido, pero no insistió más. Por unos momentos, el coche avanzó en silencio, mientras ambos procesaban lo que acababa de pasar.
Finalmente, el coche llegó a la puerta de su casa, y Toji detuvo el vehículo con suavidad. Sin embargo, no hizo movimiento para abrir la puerta de inmediato.
"Codicia"
Cuándo la jóven Kondo estaba por bajar del auto, Toji musitó una palabra peculiar y secreta entré ellos.
- Hey _____ - exclamó el nombre de ella - Leopardo
La rara relación entré Kondo y Toji era simple amistad, pero también había algo más que éso.
También era sexual, Leopardo, era la palabra secreta entré ellos dos, cuando alguno necesitaba tener sexo en ese momento decía la palabra secreta.
- ¿Ahora? Éstoy cansada sabés - se excusó
Fue algo que en definitiva no le gustó a Toji, sexo bajo del carro y agarras del cuello a la jóven azabache.
Acerco su rostro a la de el para atraparla en un fogoso y caliente beso lleno de placer y deseo.
- Sí te digo que te sientes, te sientas. Si te digo que camines a cuatro patas, lo haces. Sí te digo que vamos a coger abres las putas piernas - ordenó Toji
De inmediato se acercaron al elevador, Toji cargo s la chica cuál costal de papás, su vestido cortó no llegaba a tapar su trasero a lo cuál ella exclamó - ¡Toji bájame, se me ve el culo!
Y la respuesta del mayor fue una nalgada.
Cómo estaban en el estacionamiento no había quien los viera, y cuando entraron al elevador y ver qué estaban completamente solos Toji no perdió la oportunidad.
Aun la chica en el hombro de Toji con el culo expuesto, su mano la sujetaba fuertemente, no era necesario de ambas manos, yá que una de el bastaba para cargarla.
Hizo a un lado las bragas de la chica, e introdujo un dedo, aún ella en su hombro se empieza a retorcer del placer.
- Eres una puta, te digo que soy tú dueño y estás completamente empapada. - se burló el más grande.
Siguió sacando y metiendo su dedo, sintiendo como las paredes vaginales de ella apretaban sus gordos y largos dedos.
Al llegar al piso dónde estaba el departamento de la chica empezaron a caminar por el pasillo.
Hasta llegar a la puerta de su departamento.
Toji mejor que nadie se sabía la clave de ése departamento, no pregunto y simplemente entró.
No la llevó ni a la cama y la aventó sobre la mesa del comedor, obviamente cuidando de no hacerle dañó.
Alzó su vestido sin pedir permiso y arrancó aquellas bragas, ahora para abrir sus piernas e introducir dos dedos.
- Dime _____, quién coge mejor ¿El chef Gojo o yo? - preguntó Toji mientras intensificaba el movimiento de sus dedos
- Hmmm, de que hablas - preguntó entré gemidos.
- ¡Responde la puta pregunta _____! - grito ys enojado Toji.
Está actitud en lo absoluto le gustó a la chica. Así que decidió molestarlo más - Gojo me cogió como los putos dioses Toji, ¿felíz? Él me cogió riquísimo
Esas palabras molestaron a Toji, y sin pudor alguno cargó a la chica hasta la cama, la puso en cuatro sin dejar qué cuestionará.
Se quitó el cinturón y lo rodeó por el cuello debla chica, bajó el cierre de su pantalón y sin previo aviso metió todo su miembro de golpe en la intimidad de ella.
_____ estaba más que mojada y estaba acostumbrada al tamaño de Toji, así que lo recibió con gusto. Gemía el nombre Toji mientras él azotaba su trasero con la palma de su mano y de vez en cuando jalaba del cinturón para ahorcarla ligeramente.
El trasero de oa jóven Kondo estaba rojo de tantas nalgadas recibidas de Toji que descragaba todo su coraje en ella.
- ¿Creés que te puedes resistir a mí? - cuestionó en el acto
Cada estocada era cada vez mas fuerte, podías sentir que te rompería en dos sí seguía así, no dejabas de poner los ojos en blanco de tanto placer.
Necesitabas besarlo, querías que te hundiera en un profundo besó, pero en cambio el sacaba todo su miembro de tú intimidad para luego meterlo nuevamente de golpe.
Sentías que podía llegar hasta lo mas profundo de ti, llegando a aquel lugar que sólo el podía llegar, haciéndote sentir sólo aquel placer que el provocaba en ti.
- ¿Quieres que me corra dentro de ti? - pregunto con malicia - A las putas les encanta mi semen dentro de ellas
- Si.. Toji, sí quiero - susurraste muy bajó
Recibiste una nalgada de Toji - ¡Habla bien!
- ¡Si quiero! ¡Lléname de tú semen! - exclamó a punto de llegar al climax.
Y así como lo pidió Toji llenó de semen las paredes vaginales de la chica, ahora mezclado con el de Gojo.
Cuando se alejaron ls jóven Kondo se arrodilló frente a Toji para seguir con el segundo round, pero esté la detuvo.
- Me tengo que ir, mi mujer me espera en la casa - dijo Toji guardando su miembro.
- ¿Cómo? - preguntó confundida - Me dijiste que se fué de viaje, pensé que te tendría esté fin de semana para coger
- Lo siento nena, pero mi hijo también quiere verme
Y sin decir nada más se fué de aquel departamento dejando a la chica sóla.
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