! Capitulo 9
Después de aquella tarde bajo la lluvia, _____ regresó a casa sintiéndose más confusa que nunca.
Los momentos que había compartido con Izana se aferraban a su corazón como una hermosa melodía, pero la presión de su familia la mantenía atada a la realidad.
Pero sabía que ambos pertenecían a dos mundos totalmente diferentes.
Al llegar, se encontró con un ambiente tenso en casa. Su madre, con la voz dura y fría, le preguntó dónde había estado.
— Simplemente estaba dando un paseo — respondió _____, tratando de sonar despreocupada, pero la inquietud en su voz la traicionó.
Pero sus padres no se dejaron engañar. Habían notado su ausencia y la preocupación en sus rostros pronto se tornó en enojo.
_____ se sintió atrapada en una red de mentiras mientras sus padres la rodeaban, acusándola de desobediencia y de tener encuentros secretos con "ese chico" de la colina.
Sus hermanos mayores, Astaroth, Azkeel, Abaddon, Adirael y Alabám, entraron en la habitación como una tormenta, mirándola con desdén.
Eran cinco figuras imponentes, con expresiones de rabia y preocupación.
— ¿Por qué no nos dijiste que estabas viendo a Izana Kurokawa? — exclamó Astaroth, su voz retumbando en la pequeña habitación. Era el más protector de todos, siempre listo para defender a su hermana.
— Es solo un amigo — replicó _____, aunque sabía que las palabras no sonaban convincentes. La tensión en el aire se volvió aún más densa.
—¿Un amigo? — preguntó Abaddon, cruzando los brazos—.No lo parece. Siempre está buscando una oportunidad para acercarse a ti.
— Tú no lo entiendes — _____ se defendió, sintiendo que las lágrimas amenazaban con brotar— No es lo que piensan. Él es diferente.
—Eso no es excusa —interrumpió Azkeel, su tono autoritario resonando—. La familia viene primero. No podemos permitir que te influencie.
Mientras sus padres continuaban regañándola, ______ sintió cómo su corazón se encogía. Pero sus hermanos tenían sus propios planes.
En un rincón, Alabám y Adirael se intercambiaron miradas significativas. Habían notado el brillo en los ojos de su hermana al hablar de Izana, y sabían que no podían permitir que eso siguiera.
Después de todo, Izana era un forastero, alguien que no encajaba en su mundo.
— Debemos hacer algo —susurró Alabám—. Si _____ no puede ver la verdad, entonces nosotros debemos asegurarnos de que Izana no se acerque más a ella.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Astaroth, su voz ahora más suave, pero con un destello de interés.
—Secuestrarlo —dijo Adirael con una sonrisa traviesa—. Así le enseñaremos a mantenerse alejado.
—Es arriesgado, pero podría funcionar —dijo Azkeel, contemplando la idea. —_____ tiene que entender que esto es por su propio bien.
_____ se dio cuenta de que sus hermanos estaban planeando algo y el horror la invadió. No podía permitir que la situación se intensificara de esa manera.
—¡No! —gritó, interrumpiendo la conversación. —No pueden hacer eso. Izana no es una amenaza. Solo quiero ser feliz.
Pero su voz fue apagada por el griterío de sus hermanos.
Cada uno de ellos creía que estaban protegiéndola, pero _____ sabía que lo que estaban a punto de hacer solo empeoraría las cosas.
Esa misma noche, mientras _____ intentaba calmarse en su habitación, sus hermanos ya habían puesto en marcha su plan.
La oscuridad cubría la cuidad, y el silencio solo era interrumpido por el sonido del viento. Astaroth, el más fuerte y decidido, fue él líder de la operación.
Con la ayuda de sus otros hermanos, se dirigieron a la casa de Izana, con la intención de confrontarlo y asustarlo.
—Él no se atreverá a acercarse a _____ de nuevo —dijo Abaddon, mientras se movían sigilosamente por las calles.
Llegaron a la casa de Izana y, tras un breve intercambio de miradas, decidieron que lo mejor era llevarlo a un lugar apartado, donde no pudieran ser escuchados.
Con la determinación grabada en sus rostros, se acercaron a la entrada de la casa.
Al llegar, se dieron cuenta de que Izana estaba fuera, observando el cielo estrellado. Sus hermanos lo rodearon rápidamente, y Astaroth dio un paso adelante.
—Tú eres Izana Kurokawa, ¿verdad? —dijo, con un tono amenazador.
Izana se volvió, sorprendido y con una expresión de incredulidad.
—¿Qué quieren? Ya les pagué los intereses qué debía—preguntó, intentando mantener la calma.
—Queremos que dejes a _____ en paz —respondió Astaroth—. No eres bienvenido aquí, y no queremos que la busques más.
El corazón de _____ se detuvo al darse cuenta de lo que sus hermanos estaban haciendo. Sin pensarlo, salió corriendo hacia ellos.
—¡No! —gritó _____, desesperada—. ¡Déjenlo en paz!
Pero la situación ya se había intensificado. Izana, al ver a _____ acercarse, se sintió más tranquilo, pero aún sabía que no podía dejar que la situación se tornara peligrosa.
—_____, esto no es lo que parece —dijo Izana, mientras se mantenía firme frente a sus hermanos.
—¡Vete! —gritó Astaroth, mientras sus otros hermanos lo mantenían rodeado.
La tensión era palpable, y Aika se sintió atrapada entre su amor por Izana y la lealtad hacia su familia.
—No quiero problemas —dijo Izana, levantando las manos—. Solo quiero que ella esté bien.
_____ se sintió desgarrada. Los ojos de Izana buscaban los suyos, llenos de preocupación, mientras que sus hermanos estaban decididos a protegerla a cualquier costo.
Sabía que lo que estaban haciendo era extremo, pero también entendía la inquietud de su familia.
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