Akane es impredecible, demasiado.

Le gustan los conceptos figurados, el origami y dormir con los rayos de Sol en la piel; nunca ha gustado de la lluvia, la historia antigua o sonidos fuertes. Pero ahí estaba, citándolo en las cercanías del museo histórico japonés, bajo el cielo gris y pronóstico de tormenta.

Ella es rara. Pero Akane es Akane, y eso está bien. Koko ama a Akane, y con ello, ama todo lo que conlleva hacerlo.

Ella es un alma libre, extraña y risueña. Pero a él le gusta que sea así, que le sonroje las mejillas con sus comentarios imprevistos y le revuelva el cabello cuando lo saluda. Le gusta cuando le comienza a contar sobre su última lectura, la historia de amor entre una chica americana y un asiático extrovertido en los 80, o cuando se ríe de la nada en medio de la calmada biblioteca, y es cuestión de espera para que las quejas de los vejestorios la callen de golpe. Es rara, sin duda lo es, y tal vez por eso le gusta tanto.

La adora, la adora y no para de hacerlo. Pero es que no hay razones como para negarlo, porque gustar de Akane es algo tan simple como respirar.

O sólo es algo personal, lo es para él.

▬Buenos días, Akane-san▬ saluda en una pequeña reverencia, sintiendo como sus mejillas se calientan de sólo verla.

Ella ríe, como siempre hace, con esa sonrisa tan bonita y sus pestañas revoloteando. Por ella le gusta tanto el amarillo ▬No seas tan educado Hajime-kun, nos vimos hace unas horas.

Su voz, esa voz tan angelical, de sólo hablar lo sonrojaba, su propio tono empezaba a temblar ▬Eh... sí sí, claro...

Y la cordura se le perdía entre su mirada, esas dos esmeraldas verdes posadas en porcelana ▬¿Estabas ocupado?

Entonces, él rió, suave y bajo para que no pareciese una burla, pero Akane solía ser muy humilde ▬Estaba, pero para usted no lo estoy.

La rubia le dedicó una mirada apenada, aún así, volvió a reír.

▬No tienes que dejar de hacer tus cosas por mí, Hajime, que vergüenza.

▬Que no le apene, Akane-san, si es por usted, siempre estoy disponible.

Otra risilla, quería grabarséla permanentemente en la memoria, tal vez ya lo estaba.

▬Y, bueno, ¿para qué me llamó?

Akane le mira curiosa, sonríe y sus pupilas se delatan; tan bonita ▬Para nada en particular. Sólo... oí que habían inaugurado un piso en el museo histórico y, bueno, quería darle un vistazo.

Un poco de incredulidad se le cruzó por la mente, el pelinegro se señaló distraídamente mientras parpadeaba ▬Oh... ¿conmigo?

Ella asintió, cerrando los ojos y ladeando con levedad la cabeza ▬Sip, pensé que no te molestaría, es divertido salir contigo.

Sus mejillas se tornan rojizas, y ella vuelve a reír ▬¡Para nada, no me molesta! Es que...▬ levanta la vista, un esmeralda entrecerrado se clava en sus pupilas, se vuelve a sonrojar ▬Sólo... creí que no le gustaba la historia.

▬Bueno, siempre hay una primera vez para todo.

Y ella se gira, camina y con un gesto lo invita a acompañarla, a pasar la tarde con ella antes de que empiece a llover.

Akane siempre ha sido extraña, preciosamente rara, y eso le encanta. A Koko le gusta lo impredecible, porque le gusta Akane.

•Palabras aproximadas:: 553

__Termine esto después de mil años, gané

__Bueno, sólo puedo decir que el KokoAka lentamente me está empezando a gustar, son bien bonitos alv XD
Ojalá les guste, porque a mí no JAJSJJS