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───── 𝗂𝗆 𝗃𝗎𝗌𝗍 𝗉𝗅𝖺𝗒𝗂𝗇𝗀. ( i )



Las luces de los dormitorios de la Clase 1-A brillaban tenuemente bajo la noche estrellada, un contraste calmado a las caóticas semanas que habían dejado atrás. Demasiado caóticas.

Pero había mucho silencio, sobre todo ahí, en su privacidad personal.

Izuku Midoriya se encontraba en su habitación, sentado en el escritorio con los codos apoyados y las manos enterradas en el cabello. Había estado buscando una solución sencilla a un problema que llevaba rondándole en la cabeza durante días. Había enfrentado villanos, entrenado hasta el agotamiento y casi sacrificado su cuerpo incontables veces —demasiadas veces— pero nada lo había preparado para esto.

Le gustaba Katsuki Bakugo, sí, su amigo de la infancia.

El pensamiento seguía siendo tan aterrador como emocionante, y cada vez que cerraba los ojos, el recuerdo de aquella disculpa de Bakugo volvía a él. A pesar de que había sido un acto en compañía del resto de sus amigos, las palabras de el chico explosivo resonaban en su mente: «No quería admitirlo y sé que esto no arregla nada, pero es lo que pienso, Izuku. Lo siento mucho».

Bakugo, su Bakugo, había bajado la guardia de una forma que nunca creyó posible, y desde entonces, algo había cambiado en su interior. También fue la primera vez desde que eran niños, que dejaba de llamarle con ese mote infantil y con desdén. Para Izuku no fue difícil darse cuenta de sus sentimientos poco después; todavía no sabía cómo había tardado tanto en darse cuenta, teniendo en cuenta lo rápido que iba su mente en muchas ocasiones diferentes.

De verdad, era un nulo en cuánto a cosas como estas.

«¿Qué puedo hacer ahora? ¿Cómo le voy a decir que me gusta sin esperar que se ría, o peor aún, no lo entienda?», murmuró Midoriya, mirando fijamente su libreta—esa vieja libreta que alguna vez su mejor amigo había tratado de destruir— y que ya tenía una lista interminable de posibles confesiones. Había descartado todas, porque eran rídiculas.

Ninguna sonaba especialmente demasiado perfecta para su mejor amigo.

Cuando una suave llamada a la puerta interrumpió sus pensamientos, Midoriya casi cayó de la silla.

—¡I...Izuku! ¿Estás ahí? —La voz de Bakugo retumbó al otro lado, y sintió que el alma se le caía a los pies.

También Midoriya sintió que su corazón se aceleraba. Respira, Izuku, respira, se recordó para salir de su pequeño escondite. Caminó hacia la puerta y, al abrirla, se encontró con Bakugo, quien tenía su habitual ceño fruncido y una toalla colgando de su cuello. Parecía haber acabado de salir de una ducha; y por su rostro esquivo, sabía que todavía se le complicaba llamarlo "Izuku" después de tanto tiempo.

Mostró una sonrisa amable, porque lo entendía mejor que nadie.

—No hace falta que te fuerces, Kacchan. Puedes seguir diciéndome "Deku" —porque sabía que eso le ayudaría a verse más incómodo.

Pero Midoriya se da cuenta de que pasa de él y cruzándose de brazos, sabe que ha venido por una razón distinta. Entonces, deja de darle detallazos a los rastros rubios de su cabello y lo mira, aclarándose la garganta. Lo último que necesitaba, era dejar de entrever más sus nervios al tenerlo delante.

—¿Pasa algo, Kacchan? —preguntó, intentando sonar normal.

—Los demás están haciendo ruido en la sala común y no me dejan concentrarme. Voy a entrenar afuera. Ven conmigo —ordenó Bakugo, más que preguntar, antes de girarse para marcharse.

Midoriya dudó un momento, pero tomó su chaqueta y lo siguió.

Después de todo, esto no tenía porqué ser diferente a lo usual. Ya que, tras sus disculpa, y regreso a la escuela, habían hecho esto varias veces tras hace nada realmente, al verlo un día muy de cerca con Kirishima, otro compañero de clase, se dio cuenta de que el retortijón de sus tripas no se debía realmente a un dolor cualquiera.







El frío aire nocturno envolvía el campo de entrenamiento mientras ambos amigos calentaban. Midoriya intentaba concentrarse en los ejercicios, pero su mirada seguía desviándose hacia Bakugo, quien se veía completamente absorbido en sus movimientos.

Ahora que lo veía detalladamente, Midoriya se dio cuenta de que llevaba una camisa de mangas cortas, con mangas que le llegaban hasta los codos. Ligeramente apretada en su cintura estrecha y pantalones oscuros y holgados, como acostumbraba.

El sudor brillaba en su frente bajo la luz de los reflectores, y la intensidad de sus ojos hacía que el corazón de Midoriya latiera con fuerza. La toalla de este había acabado en un banco cercano.

—¿Qué demonios miras desde hace rato, I..Izuku? —Bakugo lo interrumpió, deteniéndose abruptamente y fulminándolo con la mirada.

No era menos despistado que él, por lo que fácilmente se había dado cuenta de su furtiva mirada.

—¡N-nada! —Midoriya agitó las manos rápidamente, sintiendo cómo el rubor subía por su rostro—. Solo pensaba en... eh... ¡lo genial que te ves al entrenar!

El comentario salió antes de que pudiera detenerse, y Midoriya deseó poder hundirse en el suelo. Bakugo alzó una ceja, confundido, pero el chico esperaba que estuviese ya acostumbrado a sus comentarios sueltos que lo alababan con constancia.

Para su suerte, pareció tomarlo como siempre.

—No digas tonterías, me veo como siempre —respondió con su típico tono aburrido y pasota.

Midoriya suspiró aliviado. Al parecer, Bakugo no había notado la indirecta; ya que estaba seguro de que su tono de voz había sonado incluso más aguda de lo normal. Se planteó decir algo más, quizás alguna indirecta de sus sentimientos, pero sentía que era demasiado pronto.

Después de todo, apenas y se había hecho a la idea de esta nueva jauría de sentimientos.

—Deja de distraerte y prepárate. Vamos a hacer un combate rápido —dijo Bakugo, encendiendo una chispa en su palma.

El chico suspiró, doblando sus piernas para tener más flexibilidad.

—¡S-sí! —Midoriya asintió nerviosamente, pero su mente seguía atrapada en un torbellino.

¿Cómo podría confesarle a Bakugo sus sentimientos si ni siquiera podía darle una indirecta clara?

Mientras tragaba grueso al ver acercarse a esa fuente de luz que había admirado desde que podía recordar, Midoriya se prometió que encontraría el momento adecuado. Solo necesitaba un poco de valor... y suerte.

Quizás, incluso menos que eso. Sólo encontrar algún momento en el que decirlo no sea arriesgarse a recibir explosiones en el rostro.

🍁. ELSYY AL HABLA (!)
muchas gracias por leer.

omgggg finalmente tenemos primer cappp; omggg muchos me lo han pedido últimamente y quería subirlo ya. como dije, serán pequeños momentos hasta que finalmente, lo haga. una ff corta pero llena de todo mi amor, porque amo a estos bebés.

nos vemos pronto con más actus; no olviden dejar su amor.

🍁.

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