No puedes escapar
ᴹˢ. ᴿᵒᵇᵉʳᵗˢ                                                 ♥︎
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AREUM

Había heredado los ojos de papá.

Mi suegro había querido que fuera niño, pero no importaba, por fin la tenía en mis brazos, sana y toda mía.

Entrelazando mi mano con el inmóvil cuerpo de Alex, débilmente intenté alcanzar el teléfono en mi bolso a un metro mío. No podía irme sin tan siquiera escuchar que ella estaba bien.

Habían volcado nuestro auto a mitad de la masacre que hicieron, por lo que solo tendría unos momentos antes de desangrarme o que uno de esos monstruos viniera por nosotros.

Ella sabía que su papá no iba a ir al baile y no tenía ningún problema con eso, yo siempre aplaudía y gritaba más que los demás padres que ni lo notaba.

Pero creo que nunca la vi tan sonriente cuando unos segundos antes de presentarse, nuestro vecino junto a sus cuatro hermanos llegaron con pompones, gritando y aplaudiéndole a Nova disfrazada de fresita.

Estaba empezando a amar a ese hombre.

Por fin logré alcanzar el teléfono y muy apenas marqué su número, viendo como a unos metros Riley Biers, que según estaba desaparecido, mordía a Étienne hasta que dejó de luchar y su cuerpo cayó inerte en el suelo.

Un timbre...

Con los ojos inflamados y temblores en todo el cuerpo, llegué a la puerta de Alex sabiendo que él sería el único que podría ayudarme.

—¡Se la llevaron! —le grité apenas me vio asustado por mi estado— ¡Él se las dio!

Dos timbres...

—Un amigo trabaja allá y puede hacernos el favor. Solo sería pagarle a este hombre en cuanto la encontremos...

Yo dejé de escuchar cuando la falta de sueño por fin me golpeó. Cerré los ojos con una última lágrima bajando por mi mejilla.

Tres timbres...

—¿Má? ¿Ya llegaron allá?

Escupiendo en la tumba de Jayden, le aventé las últimas cosas que me quedaban de él y empapé todo con la gasolina.

Mañana mismo iría a buscar la mejor prótesis para mi bebé, pero hoy tenía que acabar con esto.

Le prendí fuego y, mientras las llamas se esparcían a las demás tumbas de su condenada familia, aventé el anillo de promesa que Jayden jamás cambió ni terminó de pagar.

—Mi cielo...

—Te escuchas lejos.

—Creo que regresaremos más tarde —intenté alzar más la voz sin sonar débil—. Llama a Seth, invítalo a dormir a la casa.

—¡¿En serio?!

—Sí, amor. Que él te cuide en lo que volvemos —hice una pausa, evitando soltar el sollozo—. Pidan una pizza, sabes... ¿sabes dónde está el dinero?

—Yo tengo, má. Solo va a ser una pizza.

—Pero ¿sí sabes dónde está? Por cualquier cosa... que se te ofrezca después.

—Sí, mami. Gracias.

—En la libreta de mi escritorio están todos los números, busca ahí el de las pizzas que te gustan. Y también todas las llaves están en la repisa de mi armario, para que abras la puerta, pero que no se te olvide cerrar y poner la alarma...

—Sí, gracias, gracias. No se me olvida.

Riley empezó a buscar entre los demás autos, viendo si quedaba alguien más.

—Prométeme que te comerás al menos dos rebanadas.

—Lo haré, pero ¿Seth puede dormir conmigo? —dijo inocentemente— Hace mucho frío y con su temperatura...

—Está bien.

—¿De verdad?

—Dile que confío en él —con los ojos rojos y una locura desenfrenada, Riley dio vuelta en su dirección—. Te amamos, mi amor. ¿Lo sabes verdad?

—Sí, mami, yo también los quiero.

—Cuídate mucho... en lo que regresamos.

Colgué la llamada justo antes de que el carro a lado nuestro explotara, ahuyentando a Riley y a los demás vampiros, excepto uno.

Volteé hacia Alex con todo su rostro desfigurado y ensangrentado, mi labio volvió a temblar al no poder notar si seguía respirando o no.

Y con mis último esfuerzo chillé y pataleé con fuerza con una mano me arrastro afuera del auto, empujándome debajo del vampiro en la acera.

Sus ojos rojo sangre fueron lo último que vi antes de que se aproximara a mi cuello, robándome el último aliento de vida.

Uno de los monstruos nos había seguido hasta antes de entrar por primera vez a la reserva.

Veníamos con el hombre que nos vendió la casa. Nos habían ponchado las llantas, por lo que bajé con Nova dormida en mis brazos, esperando a que uno de los trabajadores de mi esposo llegara para ayudarnos. Y de la nada salió él.

Lo reconocí de inmediato por el tatuaje en su cuello. Venía solo, pero estaba armado.

Me pidió entregarle por la buenas a Nova, o nos dispararía a los tres para después llevársela.

Yo me congelé, no pude responder, ni pensar ni nada, otra vez. Ni oí lo que dijo Alex, solo pude reaccionar cuando el vendedor dio una salto inhumano sobre nosotros, transformándose en un enorme lobo que le arrancó la cabeza al hombre en cuestión de segundos.

Apenas volvió a ser humano, Nova se despertó.

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A la mañana siguiente, Nova despertó por un rayo de sol golpeándole en los ojos.

Frunciendo el ceño, se volteó hacia el otro lado, donde Seth dormía con la boca entreabierta.

Con luz verde por parte de su mamá, esta vez durmió abrazada a él toda la noche. Usando su brazo de almohada y con las piernas entrelazadas por el frío. Solo esperaba no haber roncado, ya que algunas veces sus padres se quejaban de ello.

Como el chico estaba acostado sobre su espalda, Nova se recostó sobre su pecho sonriendo bobamente por lo a gusto que se veía su novio. ¿En qué momento planeaba besarla? Antes parecía empedernido en ello, ahora estaba empezando a reconsiderar si ella tomaría la iniciativa, aunque temía no saber cómo hacerlo y arruinar el momento si él no le correspondía.

Cuando iba a volver a dormir, un ruido en la ventana los hizo alzarse alarmados, Paul, Sam y Jared habían entrado por la ventana de un salto, terminando de romper lo que quedaba del vidrio.

—¡¿Qué diablos...

—Tienes que acompañarnos —se dirigió Sam a la chica.

Seth, que rápidamente la había cubierto con el edredón ya que no tenía la prótesis, se levantó molesto empujando a Jared, que se había acercado demás a la cama.

—No pueden estar aquí, regresen abajo y yo hablaré con ustedes...

—Lo siento Seth, pero esto es urgente y tiene que ir —dijo Paul tomando a la fuerza a Nova del brazo.

Sin embargo, Seth lo empujó más fuerte de los hombros, tirándolo al suelo.

—Les dije que se fueran —murmuró alterándose.

Paul rápidamente se enderezo y también le devolvió el empujón, aunque sorprendentemente no se movió ni un poco.

—Oigan, si mis padres los escuchan...

—Es por lo que vinimos —dijo Sam alejando a Paul del hombro—. No los oíste llegar anoche, ¿verdad?

Tomó la expresión confundida y un poco asustada de la chica como un no.

Seth pareció calmarse de un momento a otro, por lo que tomó la mochila que trajo y asintió bajo la seria cara de Sam.

—Esperen abajo.

Los tres hicieron caso y Seth, apurado, sacó la prótesis y un pantalón del clóset.

La ayudó a ponérselos rápidamente y la subió a su espalda antes de lanzarse por la ventana. Cuando se convirtió en su forma lobuna, los pensamientos del resto de la manada casi lo hicieron trastabillar con Nova sobre su lomo. Esto no podía estar pasando.

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Nova y Rosalie llegaron a la casa Cullen con Seth aún convertido. Fue al único que la mujer aceptó solo por ser el novio de la chica, que necesitaría apoyo moral antes de mostrarle lo que había pasado.

Tuvieron que esperarlo a que se cambiara con la ropa que Nova le llevó en su mochila, mientras tanto Rosalie entró en la casa para pedirles que fueran suaves con ella.

Una vez listo, Seth pasó su brazo por los hombros de Nova mientras ella lo abrazaba de la cintura y entraron a paso rápido, siguiendo a Edward que los había saludado con una sonrisa a medias.

Llegaron a una habitación oscura con los demás Cullen presentes. En medio de esta, los señores Roberts estaban recostados en camillas separadas y con diferente ropa a como los vio anoche.

Con Rosalie y Seth tomándola de los hombros, Nova se acercó a un lado de su mamá con el corazón en un puño, pero rápidamente comprobó que ambos respiraban y no tenían algún signo de heridas. Parecía que solo estaban dormidos.

—¿Están bien? ¿Qué hacen aquí? —le preguntó tímidamente al doctor frente a ella— ¿No iban a Seattle?

—Fuimos, Nova. Pero ellos no llegaron a la cena —empezó con un tono tranquilo para no asustarla—. Un grupo de neófitos, vampiros recién mordidos, los retuvieron antes de poder llegar.

—Los atacaron, dilo como es.

—Edward —lo regañó la rubia, haciéndole una seña hacia la chica.

Carlisle suspiró ante la expresión asustada de la niña, por lo que lo hizo rápido antes de alterarla más.

—Los dos salieron heridos cuando revolcaron el auto donde estaban, pero tú papá fue un poco peor, apenas respiraba cuando los encontré.

Edward vio en la mente de la chica la llamada de su madre la noche anterior, tal vez ella no lo notó, pero Areum estaba pensando en serio que no sobreviviría.

—Mientras que tu mamá... A ella sí la alcanzaron a morder antes de que llegara...

—Pero está bien, estrellita. Van a despertar...

—Rosalie ¿podrías decirle las cosas como son...

—Okey, suficiente.

Sacando a Alice de la habitación, Rosalie le hizo una seña a los demás, exceptuando a Seth, para que salieran de la habitación.

Por su parte, Nova parecía que no procesaba del todo lo dicho anteriormente, ya que solo se había quedado con una expresión en blanco mientras Carlisle ponía una mano sobre la suya.

—Entiéndeme que yo también soy padre, Nova... los tuve que morder para que volvieran contigo.

Sin embargo, la chica no volvió a reaccionar, solo veía confundida al hombre, esperando a que continuara.

Seth acariciaba suavemente su espalda baja decaído. Edward, en el marco de la puerta, leyó su mente y le hizo una seña para que lo siguiera. Había visto algo de unos cuerpos y una pierna prostética.

Rosalie iba a acercarse para también abrazarla, pero mejor esperó a que la chica empezara a reaccionar.

—... No podrás verlos apenas despierten. Tomará un tiempo para que se adapten a su nueva forma, para que no sean un peligro para ti, pero claro que puedes llamarlos. Lo discutimos con Sam Uley y él cree que lo mejor es que vivas con Seth en lo que esta situación se aclara...

"Si no hubiera ido a esa cita, no hubieran visto el cartel y no habrían ido a investigar. O si no hubiera dicho el nombre de Jayden, o si hubiera escapado con mamá del abuelo, si no hubiera nacido... Ellos no van a poder regresar a la reserva, a nuestra casa. No puedo vivir sin ellos. Seth no va a tolerarlo, ni la manada, o Carina, Lucy me tiene miedo por lo que le contó su impronta. Pero van a despertar, ¿no? Tienen que, mamá se oía tan tranquila cuando hablamos anoche, ¿les dije que los amaba, o que los quería? ¿Si quiera dije algo? ¡¿Por qué mierda no me dijo nada?! ¡Ella dijo que volverían! No se despidió para siempre, lo hubiera notado..."

—Nova, lo entiendes ¿verdad? —el ligero apretón en su mano de Carlisle la sacó de su ensoñación.

Volteó a verlo inexpresiva, por fin asimilando lo que había dicho.

Miró hacia sus padres y el primer sollozo salió de su pecho.

Por su lado, Edward abrazó de los hombros al Clearwater, que se agarraba del cabello frustrado y llorando, después de todo lo que vio en su mente. Desde la muerte de su padre, hasta la cita en las jardineras.

Se guardaría el secreto de la chica. Le juró que también ayudarían a proteger a Nova y a sus padres, como él lo hacía con Bella, de cualquiera que vinera por ellos.

Ya había sido mucho para ellos dos.