Lo que esperamos
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NOVA

Habían pasado las vacaciones de invierno y cada vez el culto de Sam aumentaba.

Después de su inesperada aparición en mi casa, Carina me había contado que su hermano se había puesto raro, más que de costumbre, que ni si quiera podían soportar su sola presencia en la casa. Y de la nada <<se volvió en el perro faldero de Sam>>.

De ahí, según la chismosa de Lila, siguieron Jared Cameron, Embry Call y el más reciente, Jacob Black.

Había intentado sacarle algo de información al esposo de mi mamá, ya que era algo así parte del consejo por ser un gran benefactor, además que siempre que quería algo que mamá no me dejaba, él casi siempre me ayudaba a escondidas. Pero para mi desgracia, este no fue el caso.

Tengo la sospecha que algo así le está pasando a Theo. La señorita Bae, me había dicho que se fue a Port Angeles por los asuetos, pero no lo había vuelto a ver en la escuela. Por una parte, me aliviaba si es el culto de Sam la razón de su desaparición. Era un secreto a voces que la familia del chico había tenido problemas por cosas ilegales.

Y luego estaba Seth, que creí que sería más abierto desde esa conversación con su mamá en la tienda (que me imaginaba que le había platicado). Pero fue todo lo contrario, al parecer le había pedido a la maestra que si lo podía cambiar con Carina para sus asesorías.

¿Que si me ofendí? Obvio que sí. Si le gustaba tanto como me habían contado, esta era la pésima estrategia para ligar.

Y no quiero ser hipócrita, ya que había decidido hacerle caso a mamá con eso de esperar hasta cuando se grande. Pero en mi mente soñé que íbamos a ser de esos amigos que se gustan en secreto y ya son algo años después.

Aunque por lo que me cuenta Carina, no se la puso fácil y ahora parece que le tiene miedo. Pero era Carina, con o sin resentimiento iba a hacer temer al chico. Pero ahora con lo que ha pasado, cualquier resentimiento que le tuviera al chico se transformó en remordimiento que me amargó la noche.

No tenía blusas o algún vestido negro, por lo que Alex me prestó su saco debido a la falta de tiempo como para ir a comprar algo.

Cuando llegamos, su asistente bajó del auto un gran arreglo floral que muy apenas pudo conseguir.

Mamá se sujetó de mi brazo y el de Alex, caminando en silencio hacia la multitud.

Primero nos encontramos a Billy Black y al oficial Swan, quienes mis padres lo abrazaron brevemente y conversaron un poco, pero yo estaba buscando a alguien más.

Me separé de ellos e intenté buscar más al frente de la multitud, pero por más que lo intenté, no pude encontrar ni a Leah o a Seth.

En un momento encontré a la señora Sue a la distancia y quise ir a darle el pésame. Pero al verla llorando con más gente abrazándola no pude acercarme, eran muchas emociones para mí.

Y justo cuando di la vuelta para regresar con mis padres, quedé frente a frente con quien menos esperaba ver.

Era Theo, con el aspecto más desaliñado que de costumbre, pero al menos portaba una camisa negra y sostenía una rosa en la mano.

Tampoco esperaba verme, debido a la expresión de su rostro. Pero pronto ambos intercambiamos una sonrisa triste debido a las circunstancias.

—¿Seth?...

Solo negó, como resignado.

Lo dudé un poco, pero al final pasé mis brazos por su torso en forma de abrazo. Y en seguida el me correspondió abrazándome por los hombros. Tal vez ambos no éramos muy cercanos al señor Clearwater como para extrañarlo, pero al fin y al cabo el sentimiento de perder alguien importante no era algo que desearía a nadie.

A la distancia, oímos que pedían reunirnos para iniciar el entierro. Por lo que lentamente nos separamos y nos despedimos con una sonrisa cerrada.

Volví con mis padres y vi como Alex le daba su pañuelo a mamá que comenzaba a llorar en silencio. Nunca lo admitiría, pero ella realmente se había encariñado con el consejo.

Cuando fue momento, los tres pasamos al frente y dejamos caer nuestras rosas sobre el ataúd.

Dimos el pésame a su mujer y nos paramos a lo lejos para ver como lo enterraban.

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A la semana siguiente, Carina había salido a Port Angeles, por lo que me pidió cubrirla con Seth, y si llegaba a venir Theo, en su siguiente clase.

Yo acepté feliz. Por fin podría verlo y darle el pésame por su padre. Tal vez por fin se abriera y seríamos el tipo de amigos que imaginé desde las vacaciones.

Llegué animada diez minutos antes y preparé mi discurso mental sobre cómo podría tocar el tema de su papá sin ser imprudente y con las palabras adecuadas.

Cinco minutos después me puse mis audífonos y escuchar lo nuevo de Arctic Monkeys para intentar calmarme.

Pasaron otros cinco y mi pierna derecha comenzó a temblar ante mi nerviosismo.

Y bueno, pasaron otros veinte y llegué a pensar si era la hora correcta. Pero tal vez solo estaba atrasado.

Diez minutos y un chico de cabello por los hombros pasó por el salón, creí que era Seth, pero él nunca lo traía atado. 

Un hora y media después, mi chófer insistió que ya no iban a llegar y yo, con mis discursos y mis ánimos por los suelos, me levanté y me fui con él.