𝗢𝘂𝘁 𝗼𝗳 𝗺𝘆 𝗹𝗲𝗮𝗴𝘂𝗲 | 𝗣𝗿𝗼́𝗹𝗼𝗴𝗼
𝗢𝘂𝘁 𝗼𝗳 𝗺𝘆 𝗹𝗲𝗮𝗴𝘂𝗲 — 𝗙𝗶𝘁𝘇 𝘁𝗵𝗲 𝘁𝗮𝗻𝘁𝗿𝘂𝗺𝘀
“ ᶠᵒʳᵗʸ ᵈᵃʸˢ ᵃⁿᵈ ᶠᵒʳᵗʸ ⁿⁱᵍʰᵗˢ
ⁱ ʷᵃⁱᵗᵉᵈ ᶠᵒʳ ᵃ ᵍⁱʳˡ ˡⁱᵏᵉ ʸᵒᵘ
ᵗᵒ ᶜᵒᵐᵉ ᵃ ˢᵃᵛᵉ ᵐʸ ˡⁱᶠᵉ ”
— Sin saberlo y sin ser
consciente, Dae-su estuvo
esperando a Alexis
durante mucho tiempo.
Nadie le dijo cuándo sería su
llegada, ni sabía cómo sería o
el cómo se sentiría. No tenía
nada de información, y aún así,
en el exacto momento que tuvo
el placer de intercambiar
palabras con Alexis, entendió
que ella era la persona que
estaba esperando.
ꨄ︎
𝕰l inicio de un nuevo día se abría paso en el aula donde un somnoliento Dae-su oía a sus amigos bromear.
Ya los rayos del sol se colaban por las ventanas, iluminando completamente todo el salón y causando una pequeña molestia en aquel chico que se había despertado tarde.
Realmente él no prestaba tanta atención a lo que decían sus amistades, sólo sonreía vagamente cada que oía el tono alto de Gyeoung-su decir alguna tontería. Su atención en realidad estaba enfocada en la nada, pareciendo un poco perdido e incluso medio dormido. En su pequeño limbo de sueño, sólo esperaba que llegase la señorita Park y que así las clases avanzaran lo más rápido que se pudiese. Se había despertado muy tarde y hecho todo a las carreras, olvidando por completo desayunar o siquiera comer algo. Lo que más quería era que llegase la hora de la comida.
Su mente ya divagaba en lo que comería ese día, distrayendose y pensando meramente en platillos. Así, hasta que él y los demás escucharon la puerta del aula abrirse.
Se levantó de la posición cómoda en la que estaba, pasando de estar técnicamente acostado sobre su pupitre a enderesarse y estirarse. Había comenzado a sacar su lápiz para copiar, al mismo tiempo que abría su libreta; cuando notó que no era la señorita Park quien había llegado. Sus ojos se movieron por todo el salón hasta llegar a la puerta, ubicando a una joven físicamente peculiar y con una expresión de desorientación en su rostro.
Lo notó inmediatamente. No era una chica Coreana, de hecho, ni siquiera parecía asiática. Sin embargo, ahí estaba, en su salón y con el uniforme de la escuela puesto; pulcro y por lo que se apreciaba, nuevo. Fue imposible para él no sorprenderse, a su vez que fue imposible no quedarsele mirando con lo que luego denominó; cara de idiota. Pero no era el único, todos los demás en el lugar también la miraban con extrema curiosidad y detenimiento, probablemente teniendo pensamientos parecidos a los Dae-su.
La chica se vio un poco abrumada bajo tanta atención, sonriendo notablemente nerviosa. Hizo un ademán con su mano en forma de saludo, procediendo a hablar.
—Hola.
La curiosidad de Dae-su aumentó mucho más cuando escucho aquella palabra en un idioma que no era suyo, mezclándose con una pequeña intriga que se reflejaba en su cara. Vio como la chica negó nerviosa, pareciendo regañarse a sí misma.
—Hola. —Se corrigió, hablando en el idioma que todos comprendían.
Nadie le respondió. Quizás por curiosos, quizás por la sorpresa de su llegada. Las razones podían variar dependiendo de cada estudiante, siendo lo único cierto el que nadie le ofreció un saludo ni una bienvenida, dejándole incluso más perdida que antes.
Dae-su sintió la necesidad de decir algo, moviendo sus labios para formar alguna oración, pero quedándose a medias gracias a la esperada llegada de la señorita Park. Aún con su expresión pensativa, Dae-su observó como su maestra de inglés entraba saludando, pasando por un segundo la presencia de esa nueva persona.
Al verla, la maestra Park sonrió. Una sonrisa cálida, de oreja a oreja.
—Tú debes ser la nueva estudiante, ¿cierto? —Preguntó la mayor, mostrando interés.
La chica le respondió con una sonrisa igual de amable.
—Eso creo. Hoy es mi primer día aquí y me dijeron que éste sería mi salón. —Fue su respuesta, hablando con un poco de pena.
La señorita Park la tomó del hombro, llevándola a caminar con ella hacia su escritorio y poniéndole delante de toda la clase. La gran atención que Dae-su le daba le permitió notar como tragó nerviosa.
—Una vez más, buenos días chicos —Saludo la mujer a sus estudiantes, recibiendo saludos extrañados como respuesta —. Hoy se nos une a la escuela y a su clase una nueva estudiante. Como podrán notar, ella no es de Corea y apenas está llegando al país, así que por favor sean amables y ayudenle en lo que puedan —sonrió, pasando a mirar a la chica —. Puedes presentarte. —le animó.
Los ojos de la nueva recorrieron todo el salón, viendo a los que serían sus nuevos compañeros y buscando tal vez alguna cara amigable que calmase sus nervios. En esa búsqueda, se topó con Dae-su. Asombrado y atento, su cara le generó una pequeña ternura que sólo creció cuando lo observó regalarle una sonrisa.
Fue instantáneo para Dae-su el sonreírle. No lo pensó, no lo meditó. Simplemente ocurrió. Esa chica generó algo en él, algo en el centro de su pecho que lo impulso a sonreírle.
La chica le sonrió de vuelta, mirándole con cierta emoción en sus ojos que causó un revoloteo de mariposas en el estómago de Dae-su. Él no lo supo en su momento, pero esa sonrisa que él le dio la ayudó a poder presentarse con los demás.
—Me llamo Alexis —Dijo, con un acento particular en su coreano —. Vengo de Ecuador —vio la duda en muchos de sus nuevos compañeros —, eso está bastante lejos de aquí —Se rió, enviando más mariposas al estómago de Dae-su —. Yo... Espero que nos llevemos bien y no causarles ninguna molestia.
Al terminar su pequeña presentación, Dae-su fue el único que, con aspecto emocionado, le hizo un saludo con la mano.
—Muy bien —Dijo la señorita Park —, ahora sólo hay que buscarte un puesto —miró todas las mesas, enfocándose en una —. Oh, ya sé dónde iras. Woo-jin —llamó al chico sentado al en la misma mesa que aquel muchacho que le había sonreído —Dale tu lugar a Alexis, ya era hora de que los separa, nunca dejan de hablar.
La clase se rió, incluso el mismo Dae-su. Woo-jin siguió las órdenes de la maestra, cambiando del lugar y yendo con Su-hyeok, quien estaba sólo.
Al ver el puesto ya despejado, Alexis fue a sentarse.
—Hola. —Se le escuchó decir en voz baja mientras la profesora comenzaba con su clase, extendiendo su mano a un animado Dae-su.
Éste le respondió el apretón de manos. Pudo sentir la corriente atravesando sus dedos y llegando hacia su corazón, ayudando a bombear más rápido.
—Hola. —Habló tímido, sonriendo con nervios.
Ambos tardaron en soltar la mano del otro.
—¿Cómo te llamas? —Preguntó Alexis una vez sentada y con la vista hacia el pizarrón.
Él, por otra parte, no podía prestar atención. Parecía tener ojos sólo para ella.
—Me llamo Dae-su. Yang Dae-su. —Pronunció lentamente, dudoso de si a ella le costaría memorizar nombres.
—Yang Dae-su —Repitió Alexis, como en afirmación para sí misma —. Es un placer conocerte.
Y ahí Dae-su lo supo, lo entendió. Ella, Alexis, la nueva; iba a convertirse en alguien importante en su vida. No sabía porqué, pero su corazón se lo dijo y sin necesitar explicaciones de nada, él lo comprendió.
—Igualmente. —Respondió, con una extraña felicidad asentadose en su cuerpo.
Alexis se volvió hacia él para sonreírle una vez más, viéndolo a él también con su sonrisa tonta.
— 𝙸𝚜𝚛𝚘𝚓𝚒.
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